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Colegio Santa María Curso 2009-2010

Queridos chicos y chicas del colegio Santa María:


¡Bienvenidos a este nuevo curso! Seguro que los profes os han
recibido con mucho cariño. A lo mejor ellos no se atreven a
decirlo, pero os esperaban con mucha ilusión. Antes de nada
dejad que me presente. Me llamo Conchi y durante todo este
curso he pensado acompañaros y conoceros mejor. Claro, eso si me dejáis.
Algunos me miran y solo ven una concha de vieira. Pero que sepáis que soy
mucho más que eso. Durante muchos años he acompañado a montones de
peregrinos que hacían este maravilloso “Camino de Santiago”. Con el tiempo
decidí que me aburría un poco de hacer el mismo trayecto siempre y que
tenía ganas de hacer otros viajes y de acompañar a otros caminantes por el
mundo. A lo largo de todos mis viajes he recorrido muchos caminos y he
acompañado a un montón de personas. Soy así. Me gusta la compañía,
disfruto mucho hablando con seres de todas las culturas y colores. Se
puede aprender tanto en compañía de los demás. Yo también he aportado
algo de mí. Disfruto mucho contando historias. Y si queréis os puedo contar
una que me contó una mujer sobre un precioso jardín que hay en un lugar que
no está muy lejos de aquí. Esta es la historia del jardín del arco-iris.
Érase una vez un jardín de flores multicolores llamado " El jardín del Arco
Iris”. En el todo era alegría, color y abundancia. Los rayos de sol hacían
carrera para llegar allí los primeros, el agua fluía sin cesar entre los tallos,
los pájaros trinaban y las mariposas jugaban aleteando entre la hierba. En
un jardín así era imposible encontrar una flor mustia.
Al otro lado de la valla que rodeaba este jardín, se encontraba el llamado
"Jardín del Color Gris". En él apenas había rastro de los rayos de sol,
escaseaba el agua y ningún animal lo visitaba, de modo que sus flores crecían
grises y sin apenas fuerzas. Las flores grises siempre miraban al maravilloso
"Jardín del Arco Iris" y se preguntaban si quizás alguna vez podrían ellas
disfrutar de esa luz, de esa agua, de tanta alegría. Un día una florecita gris
quiso alcanzar el jardín vecino y, para ello, arrancó su raíz de la tierra. Con
gran esfuerzo, se arrastró hasta lograr llegar al otro jardín. Entró y buscó
un lugar para plantar su raíz. En eso estaba cuando las flores multicolores
se dieron cuenta de la presencia de la flor gris. Todas se miraron
extrañadas y enseguida se dijeron unas a las otras:
- ¿Que descarada?
- ¿Que se ha creído?
- ¡No pensará venirse aquí a vivir!
- ¡Su color es horroroso! No podemos permitir que se quede aquí. Si lo
hacemos, las otras flores seguirán su ejemplo y estropearán nuestro jardín.
La pobre flor gris les pedía entre sollozos:
-" Dejadme estar aquí, por favor. Yo necesito solamente un poquito de agua
Colegio Santa María Curso 2009-2010

y además os prometo que no os quitaré ningún rayo de sol que os


pertenezca".
- ¡No, no, no, de ningún modo!, dijeron las flores de colores. ¿Es que acaso no
ves lo hermosas que somos? Si te quedas, solo conseguirás estropear
nuestro jardín.
La florecita gris estaba a punto de volver a su jardín cuando una pequeña
violeta alzó su minúscula voz y dijo: " Dejadla en paz. ¿Porque os molesta
tanto? Ella solo quiere hacer lo mismo que hacemos nosotras cada día, vivir
feliz y disfrutar de lo que nos ha dado nuestra madre naturaliza. Si tanto os
incomoda, yo le haré un hueco junto a mí. Ven amiga mía, y quédate a mi
lado".
Muy agradecida, la flor gris se acercó a la violeta y echó raíces. Las dos
crecieron juntas y se convirtieron en las mejores amigas del jardín. Durante
el día, jugueteaban con los rayos del sol, con el agua y con las mariposas.
Inventaban canciones con los pájaros y se reían si algún insecto les hacía
cosquillas en sus pétalos. Cuando el sol se iba, se contaban historias una a la
otra. Y de vez en cuando comentaban lo mucho que habían aprendido a
quererse.
Las otras flores las miraban y escuchaban y tenían un extraño sentimiento
de envidia y poco a poco estas flores envidiosas se iban poniendo cada vez
mas mustias.
Las dos amigas estaban preocupadas por las demás flores, hasta que un día
se les ocurrió una idea: que estas flores necesitaban tener una amiga.
Llamaron a la puerta del Jardín del Color Gris e invitaron a las flores grises
al Jardín del Arco Iris. Pronto se fueron conociendo y cada una de las flores
de colores le hicieron un hueco a una de las grises y las flores de colores
aprendieron a jugar y divertirse. Todas las flores recuperaron su belleza y
el Jardín del Arco Iris tuvo en sus flores un nuevo color: el color gris. Y
colorín colorado este cuento se ha acabado.
A veces las personas también somos así. Nos cuesta ver todo lo que
podemos aprender de las otras personas que comparten nuestro camino. Por
hoy, os voy a dejar. Pasad un día estupendo y recordad:

SI CAMINAS CONMIGO… ¡BUEN CAMINO!

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