Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
- Catalina conversa con Vicente. Se siente segura para terminar con todo de
una buena vez.
- La relación entre Pablo y Catalina, llega a su fin, y no de muy buena forma
.
- Catalina va a visitar a Joaquín. En ese momento, él recibe una incómoda l
lamada. A los minutos golpean la puerta, después de titubear, Joaquín abre
encontrándose con Pablo. Catalina observa la situación sin poder creerlo.
Catalina, con el pelo liso y con un rostro mucho más calmado se arregla fre
nte al espejo del baño. De fondo se siente el zumbido de la música en cada
pared.
Pablo, mientras tanto, espera tranquilo cerca de los baños, pero muy cerca
de la pista. En ese momento una muchacha, desde la pista, comienza a mirarl
o, regalándole un sin fin de movimientos sensuales. El muchacho, sin perder
oportunidad, le sonríe coquetamente llevando sus manos a los bolsillos de
su pantalón. Se nota en la mirada el deseo que tiene para con esa muchacha,
la cual poco a poco comienza a dirigir sus pasos hacia él. Pablo, sin evit
arla, le hace un gesto coqueto. Él se siente el hombre más hermoso del mund
o, aparte de seguro y confiado de sí mismo. Se notaba a mil, que era un muc
hacho egocéntrico.
_ Hola – le dice la muchacha rubia, sin dejar de ser sensual con sus palabras.
_ Hola – contesta Pablo, el cual dirige la mirada al gran escote que tenía ella
.
_ ¿Quieres bailar?
_ Me encantaría pero...
_ Si quieres... después podemos hacer otra cosa. ¿Te parece? – dice ella, dir
igiendo sus manos, lentamente, a la camisa de él.
Poco a poco los autos comienzan a verse veloces, dejando simplemente destell
os en las calles. La gente sólo deja una especie de estela al caminar por la
s veredas... Todo parece avanzar, de la noche rápidamente al día, de la fres
cura rápidamente a la humedad, del calor al frío, de un buen día a un día nu
blado y con lluvia... El tiempo avanza... situándonos, nuevamente en Villa E
l Bosque, específicamente en la casa de los tíos de Joaquín.
Cap. 01 x 08
“Volver Atrás”
Catalina los mira, con una especie de asco y se va de la casa. Joaquín da uno
s pasos para seguir tras ella, pero Pablo lo toma, fuertemente, del brazo.
_ ¡Tú no vas a ningún lado weón! ¡Tenemos que conversar! – dice Pablo, en
trelazando miradas duras con Joaquín.
En el aire, se sentían los acordes de Broken (Seether ft. Amy Lee), la poca b
risa parecía danzar con aquella canción, llegando a traspasarse a la arena, p
ara así cubrir con unos cuantos granos los pies de Catalina. El mar estaba tr
anquilo, pero ocasionalmente llevaba olas un tanto bruscas hacia la orilla. E
l cielo estaba estrellado y la luna llena se lograba reflejar en el mar.
Aún en la barra. Pablo ya había perdido la cuenta de los tragos que se hab
ía tomado. Joaquín estaba mucho más repuesto a su lado. Seguían conversand
o acerca de esos años, en los cuales no se habían visto. Ellos se habían c
onocido en Santiago, habían asistido al mismo colegio, y habían sido los m
ejores amigos durante toda la enseñanza básica y parte de la media, luego
cuando Pablo tuvo que irse a vivir a Punta Arenas, a la edad de 17 años, e
l contacto lo fueron perdiendo poco a poco... Cada vez se llamaban menos,
y después ambos armaron su nuevo grupo de amigos... Joaquín en Santiago y
Pablo en Punta Arenas.
_ Esta es mi polola – dice Pablo, logrando sacar una foto carnet de su billet
era, para mostrársela a su amigo.
_ ¡Wow! Es bonita – dice Joaquín, recordando, como una especie de chispazo
, a la muchacha con la que chocó - ¿Ella está aquí?
_ No weón. ¡¡La cagué!! Se enojó conmigo...
_ ¿Por qué? – pregunta, aún sosteniendo la foto.
_ Porque una mina se me acercó y quería conmigo... Yo como no soy de fierro
, no le dije que no – cuenta Pablo, con lo que Joaquín se ríe.
_ Me cago weón. Ni con polola dejai de ser gozador... ¡¡Te gusta el weveo!!
_ Obvio pos compadre... Si soy hombre pos... Me tiene que gustar el weveo..
. ¿O acaso me vai a negar que a ti no te gusta el weveo?
_ Sí... pero si estoy con polola, se corta no ma’... Así tiene que ser pa’ que
funcione ¿o no?
_ No hables weas... La vida está hecha pa’ pasarla bien... Na’ de compromiso
s...
_ Se nota que no estay agarrao de esta niña – deduce Joaquín.
_ Pero si empezamos recién en agosto... Es muy pronto pa’ engancharse...
Además no creo que duremos mucho... Es demasiado avispa’ la mina... – cue
nta Pablo.
_ Está bien poh.
_ No poh... Na’ que ver... Hay que buscarse una mina sumisa no ma’... Las r
ebelditas no sirven mucho...
_ Eso lo dices porque, yo creo, más de una vez te habrá parao el carro – dice
Joaquín.
_ Na’ que ver... Na’ que ver – Pablo comienza a cerrar los ojos, sus párpad
os parecen no responderle... El trago lo comienza a vencer poco a poco. Joa
quín lo mueve un poco – ¡No me muevas weón! – Al segundo, se tapa la boca y
comienza a hacer arcadas. Joaquín se aleja un poco. Pablo se mete los dedo
s a la boca y vomita ahí mismo, frente a la barra; se tira al suelo y sigue
vomitando.
_ Weón te llevo al baño – le dice Joaquín.
_ No. Déjame aquí no ma’ – dice Pablo, para luego seguir vomitando.
_ ¡Cata!
_ ¡Ah! – reacciona la muchacha.
_ ¿Qué me dices?
_ No Pablo. No puedo. Ni tampoco quiero.
_ ¿No quieres? ¿No quieres estar conmigo?
_ ¡Ay Pablo! No seas pendejo... No es eso... Simplemente quiero quedarme a
cá en Punta Arenas... No sé por qué me tinca que este año va a ser muy dif
erente...
_ Obvio que va a ser diferente, si yo no voy a estar – dice Pablo, amurrado.
Catalina lo ve y opta por guardar silencio – ¿Te quieres librar de mi?
_ ¡Pablo corta el leseo! – dice aburrida, sabiendo en el fondo, que era lo que
más quería.
_ Voy a tener que contratar a alguien que te vigile los pasos mientras yo no
esté acá – dice Pablo, la muchacha lo observa y levanta una ceja.
_ Eso es lo único que te falta.
Por un centro, bastante habitado, caminaban con paso lento Pablo y Joaquín
, el cual había llegado hacía unas semanas a Punta Arenas.
Las calles quedan oscuras, haciendo desaparecer a toda la gente que camina
ban por ahí... De fondo se siente una canción... “How Does It Feel” (Avril
Lavigne)… Mezclada con el viento que se hacía presente... Luces de autos
aparecen, comenzando a avanzar a grandes velocidades… Las avenidas se inun
dan de puras luces, las cuales formaban líneas por la rapidez... De esa ma
nera avanzan, llegando a las cortinas blancas, que flameaban de la ventana
abierta de Catalina.
“_ ¿Ah sí? – Catalina levanta una ceja con una sonrisa. Toma la paleta que e
staba preparando y, al ver que Joaquín sale corriendo, lo sale persiguiendo
- ¡Ven cobarde!
_ ¡Pero era con pinceles! – grita mientras corre alrededor de la sala. Los m
uchachos del taller, observan la situación preocupados, ya que no querían qu
e ocurra un accidente con sus cuadros.
_ ¡Ya pues! ¡No eras tan hombrecito! – grita Catalina sin soltar la paleta.”
“La muchacha iba con el paso rápido y pensando en todo, cuando bruscamen
te choca con un muchacho. Ella le da una mirada fugaz.
_ ¡Disculpa! – dice Catalina.
_ No hay problema – dice Joaquín, mientras la observa - ¿Qué te pasó?
_ No nada. No te preocupes... Bueno me voy – sonríe la muchacha.
_ Se nota que no estás muy bien – dice Joaquín mirándola fijamente.
_ Disculpa, pero no tendría por qué contarte...
_ A veces hace bien hablar con desconocidos...
_ Pensé que eras un desconocido... Para lo único que apareciste es para caga
rme más la vida – grita Catalina”