Jess entr en el Templo y, mientras enseaba, se le acercaron los
sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo, para decirle: Con qu autoridad haces estas cosas? Y quin te ha dado esa autoridad?. Jess les respondi: Yo tambin quiero hacerles una sola pregunta. Si me responden, les dir con qu autoridad hago estas cosas. De dnde vena el bautismo de Juan? Del cielo o de los hombres?. Ellos se hacan este razonamiento: Si respondemos: Del cielo, l nos dir: Entonces, por qu no creyeron en l?. Y si decimos: De los hombres, debemos temer a la multitud, porque todos consideran a Juan un profeta. Por eso respondieron a Jess: No sabemos. El, por su parte, les respondi: Entonces yo tampoco les dir con qu autoridad hago esto (Mc 11,2733).
A Jess se le pide cuenta de los hechos
sucedidos el da anterior: La expulsin de los vendedores del Templo (Mc 11,15-18). Si contestara la pregunta, las respuestas se le volveran en contra: Si es su PROPIA AUTORIDAD, se tratara de un acto de desconocimiento de las autoridades religiosas establecidas, aprobadas por la autoridad imperial. Es decir, de rebelda. Si es AUTORIDAD DIVINA, lo acusaran de blasfemo. Jess evita la pregunta devolvindola a sus interlocutores. A ellos tambin las respuestas los perjudicaran, como bien lo saben: Se exponen a ser considerados como REBELDES a Dios: por no haber credo
en un mensaje que admiten que
procede del Cielo. Se exponen a ser vistos como IRRELIGIOSOS: por no reconocer la inspiracin del Espritu Santo en una persona que todo el pueblo considera como profeta. La negativa a responder no nace de la sinceridad: no es cierto que no saben. Ms bien han decidido no hacer pblica su opinin, porque han examinado los riesgos.
La negativa de respuesta de Jess contiene una
respuesta tcita: l ha recibido una autoridad que tiene la misma fuente que la de Juan el Bautista. Llegar el momento en que la afirme claramente, y compartir, entonces, el mismo destino martirial que Juan.