Está en la página 1de 1

La desnudez de ella era luminosa. Y un brillo en su mirada delat el gozo que recorra su cuerpo.

Aquel hombre saba cmo acariciarla y conoca la manera de encaminarla al xtasis.ella gimi cuando la mano sabia hurg en su sexo. Aquella sensacin no era nueva, pero s distinta. Los labios de ella buscaron los de l. Y el fuego aviv el deseo, esa humedad que es trpico entre las piernas. Hazme el amor, tmame, musit la chica casi con urgencia. Tontita, ya eres ma hace mucho, aclar l con tono pausado, y esto no es amor, slo es lujuria. Ella reaccion de una manera inesperada: le enterr las uas en la espalda de saberse tan deseada. S, soy tuya, slo tuya, su voluntad estaba de rodillas. Shhhh, el pos su dedo en la boca de ella y ella lo tom entre los dientes. Cuando la penetr, la chica no pudo contener un grito obsceno. Fue entonces que una sacudida la hizo volver a la realidad. , ests gritando, dijo el. Confundida, ella lo observ como si fuera un extrao. Por qu me despiertas?, reclam. Pues es que tenas una pesadilla, justific el marido. Mmm, s, supongo que s, ahora vamos a dormir,ella le dio la espalda y sinti ganas de entregarse otra vez a los brazos de sus fantasas. La rutina es una cama que huele a distancia, que sabe a silencios habituales y que suena a buenas noches, hasta maana.

También podría gustarte