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| { | | | i | | | | | Contenido Dedicatoria Introduccion... 1, Bosquejo HistOric0.......ccceeceesceseeeneessseeeaeeeeeeeee 19 2, Conoce la HErencia.......eseeeeeeeeeeeeeeeeetteeeeseseeneee 39 + EU Pacto SeUAdO....eeeeecsceeessceeeseeeeteesneeeenseees 49 it NaceiLatESpOsas cuss pevateroueaviecimocitecntsecen tet 93 3 4 5. Surguimiento del Judaismo. 6. 7. EL Mesias SUI... eeseeteeeeeteesseeseseessesessesseeenes 157 |. Traigan Discipulos a la leshiva...........cccceeeeee seers 181 8. Los Gentiles Quieren Ser Grandes...........::::000065 207 9. Juda y Efraim......cccessseeseeseesesseecesenseeeeeeeeenee 237 10. Ahora Puedo Ver. .........eeeeeeeeeeseeeesseeeeeenteeaeen 263 EpilOgo........seeeessceseeesesreeeeeeeesssnaaeeeeeseneeeeeeen 289 Introduccion as paginas que estdn delante de usted, querido lector, fueron escritas por un hombre que ha encontrado sus orfgenes y, al mismo tiempo, los fundamentos hebreos de su fe. No es facil a veces entender su pensamiento sin conocer al autor y sus circunstancias, y los procesos teoldgicos, espiri- tuales y sociales que ha vivido. Consecuentemente, en esta introduccién, contaré algunos aspectos de mi vida con la | esperanza de facilitar a mejor comprensién de esta obra. Quisiera primero que todo aclarar que no fui criado como judio, sino como gentil. Mi formacién respondié a una pers- pectiva teoldgica totalmente separada de la cultura hebrea tal como la encontramos en la Escritura y en la Historia. En tér- minos prdcticos esto significa que la mentalidad, las cos- tumbres y las tradiciones de mi familia no correspondfan con la mentalidad, las fiestas y las celebraciones biblicas, sino con las que imperaban en la cultura propia de la nacién | donde nacf en adicién a aquellas que fueron de alguna | manera establecidas por la denominacién religiosa en la cual | me formaron mis padres. Debido a estos hechos, una gran cantidad de postulados teoldgicos fueron absorbidos en mi mente totalmente | desconectados de los valores teoldgicos del Judafsmo. Los llamados «padres de la Iglesia», en cuya doctrina fui for- madbo, eran todos gentiles, ninguno judio. Por lo tanto, la conexién que tenfa en mi mente establecfa que la Iglesia no tenfa nada que ver con Israel, con los judfos o con el Judafsmo. Para mf se trataba de dos hechos totalmente separados y sin relacién. Consecuentemente, no tena siquiera un punto de referencia para verificar los origenes de esa formacién; fueron aceptados pasivamente como parte de la realidad cultural de la que cose como producto de esa educacién teoldgica. Esto no, ques ensefianzas recibidas fueran wo mente inadecuadas 0 ee eek En ninguna manera, pues estaba consciente ~y sigo consciente- de que fueron las mejores de mi tiempo estudiantil y alabo a Dios por la opor- tunidad de haber sido entrenado para pensar teolégicamente, Lo que sf significa es que la institucién y la denominacién que me formaron, simplemente trasmitieron lo que a su vez Raices Hebreas del Cristianismo les fue trasmitido a ellos por la generacién anterior. En esa transferen- cia de informacién, tanto Israel como los judios y el Judaismo eran vis- tos, en el mejor de los casos, como algo totalmente separado, supera- do y sustituido por el Cristianismo; en el peor, como la antitesis del Cristianismo. Sobre la base de estos hechos, tanto yo como mis com- pafieros fuimos entrenados teoldgica y culturalmente desconectados tanto de Israel como de la cultura de Di-os revelada en las Escrituras para Su pueblo. No es mi intencién ni propésito culpar a nadie en particular de estos hechos, porque ahora entiendo las razones histéricas, teoldgicas, espi-rituales y proféticas por las que han ocurrido, y alabo a Di-os por su habilidad para dirigir los destinos de la historia a pesar de nosotros. Simplemente estoy Ilamando la atencién a un hecho que no solo podrfa servir de identificacién para cientos de miles de hermanos y hermanas que pudieran encontrarse en la misma situacién en la que yo me encontré, sino también de entendimiento de los cambios que han ocurtido en mi vida y mi teologfa como resultado del descubri- miento de las rafces hebreas, no solamente relacionados a mi ascen- dencia, sino a mis valores espirituales. No dudarfa en afirmar que los dos hechos més grandes que me han ocurrido fueron, por un lado, mi experiencia de salvacién y, por el otro, el descubrimiento de mis rafces hebreas. Tan impac- tantes han sido para mi estas dos iiltimas realidades, que puedo decir confiadamente que he experimentado dos «conversiones»: Primero a Cristo y al Cristianismo y, segundo, al Mesfas y al Mesianismo. 2Son estas dos cosas diferentes? ;No es Cristo y el Mesfas la misma persona, esto es, el Hijo del Dios Viviente? Ciertamente que si. ;Cémo entonces «dos conversiones», una a Cristo y otra al Mesfas, una al Cristianismo y otra al Mesianismo? La respuesta a esta pregunta es la raz6n por la cual fue escrito el libro que tiene en sus manos. Permftame decir aqui, que mi experiencia de salvacién inicial, dentro del Cristianismo, la considero totalmente valida e insustituible. Nunea podré olvidar aquel momento de mi vida, cuando bajo la conviccién de pecado y separacién de Di-os, le confié a Jestis de Nazaret la salvacién de mi alma, Aquella maravillosa tarde cuando El entr6 a mi corazén y me perdoné todos mis pecados y me reconcilid con Dios por medio, exclusiva y suficientemente, de su sangre derrama- da sobre el madero del Calvario y que marcé mi experiencia del nuevo nacimiento en agua y Espiritu, fue y serd la mds grande bendicién que jamds podria haber recibido de parte de Dios. Introduceién Fui salvo completa y eternamente por Su gracia y no necesito afiadir absolutamente nada mds porque, en cuanto a la salvacién, «estoy com- pleto» en Aquél en quien mora la plenitud de la divinidad. Pero desearia puntualizar que segtin la educacién teoldgica recibida, la experiencia de la salvacién que habfa vivido no tenfa nada que ver ni con Israel, ni con los pactos de la promesa, ni con Avraham. Pero venido el cumplimiento del tiempo, a Di-os le plugo mostrarme mis raices hebreas y los fundamentos hebreos de mi fe «cristianay que me llevé a indagar y, diligentemente, revisar toda la tradicién que habia aceptado pasivamente en mis afios de formacién teoldgica y ministerial. Esto no sucedié de un dia para otro, sino que fue el resultado de un largo proceso por el cual fui dirigido, como ahora lo comprendo, por la propia mano del Sefior. Cuando miro retrospectivamente, puedo identificar tres hechos espectficos de mi vida que fueron clave en mi peregtinar teoldgico desde el momento de la salvacién por la fe, hasta mi conversi6n al Mesianismo, Primero: El descubrimiento de la vigencia de los dones El mismo dfa en que fui salvo en Junio de 1967, se apoderé de mi una pasién por compartir con otros lo que habfa recibido. A la sazén era un joven que acababa de cumplir quince afios. A los diecisiete prediqué mi primer mensaje oficial en la Iglesia Bautista del Cotorro, en la provincia de La Habana, Cuba, que estaba entonces bajo la administracién del presbitero Antonio Hernandez Loyola, pastor y evangelista de la Convencién Bautista de Cuba Occidental. Entre el presbftero Hernandez Loyola y mi padre, el reverendo Herndndez Viera, se habfa formado con los afios una hermosa amis- tad ministerial. Ambos eran bautistas, aunque de diferentes concilios, y venfan de un trasfondo social y teoldgico muy parecidos. Recuerdo que mi padre trafa cada afio a Hernandez Loyola a nues- tra «iglesia para predicar en «campafias evangelisticas». Estos dos hombres, mi padre y Loyola, dejaron una impresién muy profunda en mi adolescencia. No es de extrafiar que, siendo muy joven, cuando salf hacia la capital de Ja nacién donde nacf para continuar mis estudios, mi padre pidiera a Loyola que me «vigilara» de cerca, lo cual hizo muy bien, por cierto, durante mis afios de formacién estudiantil. Cuando Loyola percibié que tenfa un «lla- mamiento» para predicar la Palabra, me cedié su puilpito un domingo por la mafiana para que expusiera las Escrituras. Nunca olvidaré ese lugar, la hora, la gente, el texto biblico que usé y el mensaje que prediqué. 9 Raices Hebreas del Cristianismo La formacién evangélica, teolégicamente conservadora, que yo recibf en mi hogar, en mis afios de estudiante y en el Seminario Bautista después, al mismo tiempo que me entregé la riqueza de una Cristologia de lo mejor de fa época, me formé también en la teologia dispensacionalista por la cual yo estaba seguro de que los milagtos y los dones espirituales fueron dados para ciertos periodos de tiempo pero que, una vez cerrado el canon del Nuevo Testamento, ya no esta- ban vigentes ni eran necesarios para la fe. En virtud de esta formacién, yo era de los que crefan que no habia mayor relacién entre la fe y la naturaleza, sino que ambos eran esferas separadas, y que la ciencia y la experiencia religiosa no tenfan nada en comin. As{ pues, estaba convencido que la inteligencia dada por Dios al hombre era suficiente para resolver la mayorfa de nuestras necesi- dades materiales, tanto en el Ambito de la salud del cuerpo como en el de la ecologia y otros aspectos relacionados. Cuando nos enfermabamos nuestro deber principal cra acudir al médico y confiar en la medicina y los medicamentos para propiciar nuestro bienestar fisico. Si una persona experimentaba ansiedad, depresién o ideas suicidas, debia ir al siquiatra para que atendiera el asunto. Para mf, Di-os no tenfa nada que ver con esos hechos, excep- to los que tuvieran relacién con la salvacién del alma. Asi, dependia de mi inteligencia y sentido comtin para la mayoria de los asuntos de mi vida y buscaba siempre una explicacidn racional a los hechos que tenfan lugar en mis circunstancias especificas y en la de los demas. Consecuentemente, como es facil detectar, una division entre lo espiritual y lo material formaba parte de mi estruc- tura mental, siendo lo primero el mundo de Di-os y lo segundo nuestro propio mundo. Cultivar el aspecto espiritual y desarrollar una relacién «mental» con Di-os era la manera como entendfa mi fe. Una ver egresado dei Seminario Teolégico Bautista de Cuba Otiental, me enviaron y ordenaron como pastor de vatias iglesias rurales en la parte més oriental de Cuba, una regién conocida como Gran Tierra-Maisf. Alli tenfa varias congregaciones que atender: Pueblo Viejo, Puriales Arriba, Puriales Abajo, Sabana, Casimba y, ocasionalmente, el extremo més oriental de la isla, conocido como Punta de Maisi. En total era un circuito de quizd entre veinte y treinta kildmetros. Al principio hacia mi trabajo pastoral a pie; luego adquitimos un caballo y después un enorme mulo para realizar los recortidos pas- toraes, vistando a los hermanos y compartiendo con ellos su peregti- naje espiricual mientras les ensefiaba la Palabra de Dios segxin habia sido entrenado previamente. 10 Introduccién Debido a la distancia de estas regiones de la zona urbana, no teniamos alli para entonces ni electricidad, ni hospitales, ni acueductos, sino que dependfamos para nuestro sustento completamente de la Hlu- via, la siembra y Ia crfa de animales. Di-os me colocé en un ambiente donde no tenfa recursos tecnolégicos de ninguna clase, ni siquiera rudi- mentarios, para enfrentar algunas de las crisis que vendrian. La casa pastoral donde residfa era de las pocas en el area que contaba con una cisterna 0 aljibe para guardar la lluvia en su depésito de tal mane- ra que pudiéramos tener agua para vivir nosotros, los vecinos y los ani- males. Al preciado liquido lo cuiddbamos tanto como nos era posible. Para mi sorpresa, muchas veces en la mafiana cuando iba a la cister- na por agua, algunos insectos y otros animales nocturnos, tratando de conseguirla, cafan dentro y se ahogaban; en ocasiones hasta ratones amanecian ahogados y, si estaba fuera de casa por algunos dias, los encontraba en estado de descomposicién dentro de la cisterna. Qué hacer en estas circunstancias? Mi mente racional me decfa que habfa que desechar toda el agua porque estaba contaminada... Pero si desechaba el agua, :c6mo sobrevivir los largos periodos de sequfa, y no solamente nosotros, sino los animales que dependfan de nosotros? Por supuesto, la mejor solucién era «hervir» el agua, lo cual hacfamos muchas veces, cuando tenfamos los recursos para hacerlo. Pero esto nos creaba un problema de conciencia. Como éramos los tinicos que tenfan agua en el vecindario, mucha gente del drea y los campesinos que pasaban nos pedian un poco del vital lfquido para beber. ;Cudl agua ofrecerles? La que sab{amos que estaba contaminada o la hervi- da? Por supuesto, le dabamos de la hervida, hasta que mi joven esposa no hacfa otra cosa que hervir agua para la gente... Fue en esas circunstancias que un texto de las Escrituras pasé por mi mente como un rayo: «Aunque bebieren cosa mortifera no les hard dafio..». De pronto me dije a mf mismo: «Sefior, esta promesa tuya deberfa ser cierta... tiene que ser cierta... debes hacerla cierta...». Y me vino una fe sobrenacural para decirle a mi esposa: «No mds “hervidera” de agua; la beberemos tal como est4 y que Di-os nos guarde». ;Para nuestra sorpresa, nunca nos enfermamos por beber agua contaminada con cuerpos de animales muertos y, en ocasiones, putrefactos! Eso ocurrié constantemente en nuestras vidas y no me daba cuenta al prin- cipio de los cambios que comenzaban a producirse en mi teologfa. Sin embargo, vino una terrible sequia... y ya no tenfamos agua. Habfa que pagarla a ciertos campesinos que la trafan de muy lejos en recipientes especiales. Entonces los hermanos se reunieron conmigo y me pidieron un «culto por agua», para que Di-os enviara lluvia. Me contaron de un 4 Raices Hebreas del Cristianismo antiguo predicador de la zona llamado Pablo Salvat que alguna ocasién oté por agua y agua llovid. Yo nunca habfa orado por cosa igual. Ahora comenzaba a entender la relacién entre mi fe y la naturaleza. Me vi «forzado» pastoralmente a cele- brar una reunién de oracién por agua. Para mi sorpresa, al dfa siguiente llovié y dos dias después llovié de nuevo y una semana mds tarde volvié a llover, jdos semanas seguidas de lluvia y parecfa que no pararia de llover! Aprend{ entonces que mi fe no estaba separada de la naturaleza sino que podia incluso influenciar en ella para cambiar su curso y glorificar a Dios en nuestras vidas. Esto comenz6 a complicar mi teologfa aprendida y se inicié en mf un proceso de cambios radicales. Mi Di-os se habia propuesto mostrarme muchas cosas que yo no sabia. Sorprendido al principio, mila- grosamente comencé a ceder y a dejarme ensefiar a pesar de los traumas y complicaciones teoldgicas que comenvaban a formarse en mi mente. Divinamente ordenadas, esas «complicaciones» continuaron porque se iba corriendo la voz en las otras comunidades que lovfa «cuando el pastor oraba» y la gente me buscaba para hacer mds «oraciones». Un dfa, mientras hacia uno de mis habituales recorridos pastorales junto a mi fiel compafiero el mulo «zabache», denominado ast por el color de su piel, descubri que en cada casa que visitaba, se encontraba alguien enfermo. No tenfamos hospitales ni médicos ni medicinas y la gente me pedia que hiciera como dice la Palabra: ungirlos con aceite y orar por ellos... Esto era més de lo que yo podia soportar... pero no tenfa alternati- vas, no tenfa medicinas, no tenfamos médicos, ni hospitales. Asi que accedi a orar. No esperaba que ocurriera absolutamente nada, pero oraba para «cumplim con mi funcidn pastoral. Para mi sorpresa, la gente comenzé a sanar y nuevamente corrfan las noticias de que el pas- tor tenfa «el don de sanidad». «Don de sanidad... yo? Pero si yo no creo que los dones estén vigentes... fueron dados solamente en ciertos petiodos de la historia de la Biblia...» De pronto, el joven dispensacionalista, atrapado en cir- cunstancias muy especiales, comenz6 a orar por sanidad y los enfer- mos confesaron recibirla... Sin darme cuenta cabal de la trascendencia de estos hechos, Di-os habia iniciado en mi vida un viraje teolégico que jams habfa sofiado y que ahora se manifestaba poderosamente haciéndome revisar cada una de las ensefianzas que habia recibido pasivamente en mis afios de formacién teolégica, para estar seguro que se correspondian con el tes- timonio absoluto y normativo de las Escrituras. No imaginaba que este vuelco teolégico serfa aun mas fuerte poste- riormente y que me esperaban sorpresas aun més extraordinarias. Esto 2

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