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Antes de entregarme el ticket, podra jurar que la cajera me lanz una mirada penosa, como compadecindose de mi posible y lamentable

futuro de cuidadora de gatos. Puede que estuviera siendo paranoica. O no. Su sonrisa era de esas que hace que se les bajen las medias (entre otras cosas) a la mayora de las mujeres, pero a m solo me dieron ganas de arrancarle la piel a mordiscos. Termin optando por algo menos canibalstico, lo ignor. Y puse mi mejor cara de eso-no-ha-sido-lo-ms-increblemente-adorable-que-alguien-ha hechopor-m. No funcion mucho porque bueno, no poda negar que me pareca tierno. Y ligeramente acosador tambin, probablemente sin la parte ligera. Con la poca dignidad que me quedaba. Eso pasa muy a menudo. Nuestros gestos nos traicionan. Decimos que no tenemos miedo pero las manos nos tiemblan cual gelatina. Decimos que no estamos tristes, que eso que acabas de decir no quebr mi corazn, pero nuestros ojos se humedecen y nos tiembla la voz. Es la parte involuntaria de nuestro cerebro, que no sabe fingir. Se empezaron a escuchar varios "Shhhhhhhhh" a lo largo de la sala indicando que nuestra charla secreta no era tan secreta. De repente a mi lado, James empez a hacer el mismo sonido, como si no fuera a nosotros a quienes estaban mandando a callar. Le segu el juego.

Es que las personas aqu no respetan, no dejan escuchar. Por eso es que no avanzamos. Me encant ver la pelcula juntos Dijo. En teora, no la vimos juntos. Solamente viste la pelcula junto a m. No es lo mismo.

Matar las penas comiendo cotufas.

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