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Clasicos Marymar El principe Utovie EI Nogro det Narciso El dieslo de Ana Frank Ast hablaba Zaratustra El anticristo Hiporiéa, Bartleby ef escriblente En preparacién: Kyra Kiratina Saschka Yeguley Maquiavelo Tomas Moro Joseph Conrad ‘Ana Frank F. Nietzsche F, Nietescho: F. Hélderlin H. Maluilio Panait Istrat L. Andreiev Friedrich Holderlin HIPERION EL EREMITA EN GRECIA Nota_preliminar: PAUL ZECH i Epilogo HECTOR RAURICH ae Ediciones Marymar Titulo de ta obra cn eb original: Hy PERION Oder der remit in Griechentand Tradluccidn del alemin por ALICIA MOLINA ¥ VEDIy ¥ RODRIGO RUDNA 808.3 Halderlin, Friedrich, 1770-1843 Hiperién — El eremita en Grecia. Traduccién, Alicia Molina y Vedia y Rodrigo Rudna # °° Buenos Aites, Marymar, 1976. 243 p. 18,Sem. (Col. Clisicos Marymar) IL. Rudna, IL. Molina y Vedia, Alicia ML Titulo La reproduccién total v parcial de este libro en form iéntica 0 moditicada, cscrita a nxiquiva par cl sistema mudtigraph, -mimedgrato, impress. ete. fio. autorizada or tos cditores sola “dewehunreservaden Chslquier © by Marymar Ediciones, S.A, Chile 1432 - Buenos Aires Queda hecho el depésito que estadlece ts Ley 11.729 Empreso en Argentina Printed iw degentina [-— > NOTA PRELIMINAR {Qué son los dioses y su esplritu yo no los hago conocer? Empépocizs Cuando Hélderlin se encontré con Hegsl en la famosa universidad de Titbingen, que hatia dedo @ los alemanes durante dos siglos una ilusire suce- sign de hombres de grandeza espiritual, y se adhirié @ aque! “Club de los amigos de Kant” donde se lefa, analizaba y discutia las obras filossficas, cldsicas modernas, se encontraba, una vez mds, an un estado que él solia designar con la palabra “disonarcia”, En el circuio de sus amigos anteriores, a los cuales pertenectan especialmente Ludwig Neuffer y Franz Magenau, y que salieron de la universidad én 1789, se habla ocupado casi exclusivamente de la Eteratura alemana, poniendo en ef centro de sus refleviones o Klopstock, Goethe y los poctas dei “Goettunger Haine bund” (Liga det Bosque de Goettingen). Akora, en cambio, como consecusncia de la unién con Hegel, se enconiré en otra esfera: en la de la Antigiiedad. Hegel le animé @ estudiar a Platén y Esquile, a Ho- mero y Herdclito, y a ocuparse més intimamente de Kant. Ahora Hegel, encantado del enorme entusiasmo de Holderlin por el estudio, observa en él, a treuds de conversaciones de todas lax noches, que se prolongan Aasta el amanecer, un testimonio viviente de lo tras- 19 NOTA PRELIMINAR cendental. Para entenderlo bien: Hegel, el futuro fundador de la filosofia absoluta, se muestra en su poesta Bleusis a Hélderlin en ta drbita de su amigo serdjico. Los “risterios” filoséficos que se tejen en- tre estas dos almas fundamentalmente diferentes pron lo se refuerzan y extionden considerablemente, gra~ cias al joven pero asombrosamente sogae Priede Withelm Schelling, quien se agrega, come tercara de Jos amigos, en ef afio 1790. Sabemos, por cartat y notas de los tres jévenes, eémo, influidos por la obra de Kant La religién Aentre de fos-limites de ta razén, se alejaban de ta “Ateologia ortodoxa, para inclinarse’ més intensivamen- Moa la filosofia, con la eoluntad claramente formada de dedicarse con todas sus fuersa: a la formacisn » al mejoramiento del género humeno. Etvhecko de que el prusion mas oriental, Kant haya visto en ta Revolactin Francesa el cambio dei estado mecdnico al estado orgénico, acepidadolo como una nueva finalided, favorecié les inguietudes con gue los corazones y los cerebro de aston tres jeven aprendieron y recogieron los acontecimisutos incudi tos que fe desartolilaian més alld del Rin. Yn parece hoy casi natural que se formaran una idea propia de los sucesos que jeriurbatan o todo al mundo civilieade, que le convirtierrm en ideal abso- tuto y que trateran cle realizar este ideal tarsbléa en Aleniania, De Schelling, por cierto, hemos aprendide cudn raipidamente. abandoné este ideal; pero no pudo Nevar ¢ Holderlin consigo, ounque lo procurd rape tidas veces, Entonces 12 inclind, apoyéndolo on sus teon rlas, hacia ese movimiento, gue mds tarde se desen- mutearé como ia reaccién més negra, que domind esclauizé a Alemienia durante muchos dscenici 9 que Finalmente condujo a la ragedia de 1842. Tampoco Hegel, que finalmente se ale3é, a forma NOTA PRELIMINAR a verdaderamente turbulenta, de la idea pura de ta Revolucién Francesa, logré que Hélderlin renegara de “los ideales jurados hasta la muerte”. Ciertamente Hélderlin se apartd de ellos durante algunos meses, por acontecimientos particulares, y se ocups de nuevo de ta filosofia de Leibniz, que unia, en el concepto de la armonia, bajo el nombre de “amar”, ta jerarquia neoplaténica de las cosas, desde Io terrestre hasta ta divinidad, Inspirado en esto, aunque no conmovido hasta las profundidades de su conocimiento, Hélderlin ya en aquella época provectaba una novela, sin haber encontrado, sin em- bargo, la figura de Higerién como protagonista, En verso se elevaba primero hasta las lejanias etéreas de le Venus Urania, 9 todos los ideales concebidos en este estado de dnimo coneurren a formar la idea, iguaimente indeterminada, de un “genio de Grecia”. Este desencadenamiento de su espiritu tenia que tees sus consecuencias. Primeramente en su vida pri- vada, Sin ningiin motivo exterior rompid sus rela. iones con Luita Nest, aunque le dijo: “Hasta mas old de la tumba duraré mi amor indisoluble”. Volvia ef “tiempo de tas disonancias”, del cual se salvd leyendo por tres veces Les bandidos de Schi- ler; esto le recordé “los identes de la tbertad, sélo transitoriamente dejados de lado”. Finalmente, ef aliento revolucionario det Don Carlos alizé el fuego lento para convertirlo en una Uama ardiente. De ma- wera que fus solamente Hélderlin el que permanecié fiel al ideal de sw jucentud, hasta el ctimplimiento de ta misién impueste por el sentido trdgico de la aida, Cuando todavia luchaba con la comprensién de los scontecimientos que se sucedian en Francia y que nmovian Aasta las dltimas floras, ya babi 0 fa cabeza de Robespierre, El gran viaje de Termidor, seguramente no previsto, influys sim dude on Ia idea

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