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Los Umbrales Espaciales de La Modern Id Ad
Los Umbrales Espaciales de La Modern Id Ad
Fernando Arizpe
1
“ LOS UMBRALES ESPACIALES DE LA MODERNIDAD”
Contenido.
Introducción 3
1 Los umbrales urbano-arquitectónicos de la primera
mundialización. 4
2 6
América Latina y la primera modernidad mundializada.
3 7
Atenas, Teotihuacan, Chartres y San Pedro.
4 9
Los umbrales de los siglos XVI y XVII en América.
5 13
Los umbrales de Versalles.
6 14
Los umbrales europeos como escenario revolucionario.
7 17
Los umbrales revolucionarios en Argentina y México.
8 21
Haussmann, Garnier, Soria y Cerdá.
9 25
Los umbrales de Paris y Londres.
10 27
Los umbrales de la Ciudad Jardín y el Movimiento
11 Moderno. 35
12 Los discursos posmodernos. 37
Bibliografía.
2
HISTORIA DE LA ARQUITECTURA Y EL URBANISMO
Introducción
3
por el surgimiento de la actividad proyectual, consciente e
individualizada, de las interfaces espaciales, o mejor dicho, de los
umbrales urbano arquitectónicos.
.
1.- Los umbrales urbano- arquitectónicos de la primera
mundialización
4
cubos, esferas y cilindros; concebidos desde variadas perspectivas
pero, además, esta concepción espacial no renunció nunca a los
aportes medievales como la ojiva y el modelo basilical usados en
Florencia y en Roma por Brunelleschi y Miguel Ángel1 .
1
FLEMING, William, “Arte, Música e Ideas”, Ed. Interamericana, México, 1987, Pág.
158 y 188.
2
BARDET Gastón. “Del Arte Urbano al Urbanismo”, Ed. Universitaria de Buenos
Aires, 1959.
3
Idem.
5
conflicto que adquiere varias formas dependiendo de las diferentes
condiciones de los grupos sociales.
1
En el lenguaje de los propios escolásticos, estos razonaban a priori, en tanto
que los nominalistas lo hacían a posteriori: Estos sistemas esbozan la diferencia
entre el pensar deductivo y el inductivo, de los cuales, el último sentó las bases
del método experimental de la ciencia moderna. FLEMING, William.” Arte, música
e ideas”. Ed. Interamericana, México. 1987. p. 155.
2
FLEMING, William, “Arte, Música e Ideas”, Ed. Interamericana, México, 1987. Pág.
174.
6
América española, el proceso de urbanización territorial se da con
un sentido inverso al europeo1.
En este caso la ciudad ejerce una fuerza centrífuga sobre un
territorio cuyos límites quedan inicialmente definidos de manera
institucional y no como producto de una relación socioeconómica
espontánea entre un centro y su área de mercado a la manera
europea2.
Mientras toda calle europea del siglo XVI, era la misma calle
medieval con una sociedad renacentista, las calles de la misma
época en Latinoamérica, eran ya renacentistas con una sociedad
de carácter medieval.
1
ARROYO Julio en BERTUZZI María Laura. “Ciudad y urbanización”, Ediciones UNL
2005.
2
Idem.
3
TERAN José Antonio. “El desarrollo de la fisonomía urbana del centro histórico
de la ciudad de Puebla”, 1531-1994. Editado por Universidad Popular Autónoma
del Estado de Puebla, 1996, p. 23.
4
Idem.
7
3.- Atenas, Teotihuacan, Chartres y San Pedro
8
escena común que permite a cada ciudadano y también a los
dioses, elegir el papel protagónico de mayor gloria1.
La primacía del espacio exterior tanto en Teotihuacan como en
Atenas es característica fundamental de ambas culturas, aunque
sus motivaciones sean diferentes. En Atenas el eje se tensiona
entre el Ágora y la Acrópolis, mientras que en Teotihuacan el eje
direccional hacia la pirámide mayor no presenta ninguna tensión;
conduce inevitablemente la mirada hacia lo divino.
Pero por otro lado, también aparecen los discursos exagerados con
otras tendencias, por ejemplo, en donde se presenta la acción
española en América como una empresa pacífica y desinteresada
motivada únicamente por la evangelización, en donde la
arquitectura y el urbanismo son creaciones cien por ciento
autónomas y originales.
1
ARENDT, Hannah, Condition de l ´Homme Moderne. 1958. en MONGUIN,
Olivier. La condición urbana”. Ed. Paidos, Buenos Aires 2006, p. 101.
2
GASPARINI, Graziano. En SEGRE, Roberto. “América Latina en su arquitectura”.
Ed. Siglo XXI. UNESCO, México, 1996, p. 143.
3
Idem, p.147.
9
Ambos discursos polarizados, propios de la dialéctica de la
Modernidad quedan completamente al margen cuando admiramos
y vivimos las estructuras heredadas porque, como dijo Octavio Paz,
la arquitectura es el testigo insobornable de la historia 1, todo lo
que se pueda decir para descalificar o sobre-calificar un período
histórico, quedará grabado como una interpretación subjetiva más;
propia de la misma historiografía moderna.
Durante los siglos XVI y XVII, mientras en América los fieles eran
programadamente preparados para ingresar al interior de la
iglesia, en Europa es a la inversa; conforme se aceleraba la
1
PAZ, Octavio, Revista “Vuelta”, México, Número 91. octubre de 1992, p.12.
2
GUTIÉRREZ, Ramón. “Arquitectura y Urbanismo en Latinoamérica”. Ediciones
Cátedra, Madrid, 1992, p. 29.
3
Idem, p. 37.
4
Las Funciones del atrio están descritas en un grabado de Fray Diego de
Valadés. En LIRA Vásquez. “Para una historia de la arquitectura mexicana”. Ed.
Tilde Editores. Universidad Autónoma Metropolitana de Azcapotzalco, México.1990,
p. 59 y 60.
10
Modernidad, se intentaba jerarquizar cada vez más al espacio
exterior, siempre, a través de la mayor o menor tensión del eje
estructurante.
1
CHUECA GOITIA, Fernando, “Invariantes castizos de la arquitectura española”.
Ed. Dossat. Madrid, 1947.
2
CHUECA GOITIA, Fernando, “Invariantes castizos de la arquitectura española”.
Ed. Dossat. Madrid, 1947.
11
Bajo Felipe II, necesariamente, debía aparecer una reglamentación
que diera pautas precisas. Y así fue:1 en 1573 firmó las ordenanzas.
La novedad grande fue que ellas contenían tácitamente un modelo
de ciudad que no coincidía con el modelo empírico con el que se
trazaron una gran cantidad de ciudades2, no obstante,
independientemente de la repetición del modelo, su singularidad
para cada población ha quedado de manifiesto.
12
evolución del apoyo barroco, desde el purista de fines del siglo
XVI, pasando por el de estrías móviles, el tritóstilo, el tableteado,
el salomónico, el estípite, el losángico, hasta el neóstilo usado ya
en el siglo XVIII1, y las manifestaciones diferenciadas entre el
umbral del barroco urbano y el rural, el primero con el predominio
de elementos importados del repertorio europeo y el último con el
predominio del aporte local, donde es posible apreciar la
proliferación de elementos decorativos barrocos sobre estructuras
sobrias del siglo XVI, lo que posibilita cierta transformación en el
paisaje urbano de ciudades como Oaxaca y Puebla.
13
considerado como una inutilidad, pues la propia avenida
determinaba la forma del lote y la profundidad de la manzana1.
1
MUMFORD, Lewis. “La ciudad en la historia”. Ediciones Infinito. Buenos Aires.
1979, p.533.
2
MONGIN,Olivier. “La condición urbana”. Ed. Paidós, Buenos Aires, 2006, p. 175.
14
Durante la Edad Media por libertad se había entendido libertad de
las restricciones feudales, libertad para las actividades corporativas
del municipio, la corporación y la orden religiosa. Desde el siglo
XVIII, en las renovadas ciudades comerciales se entendía por
libertad de la exención de restricciones municipales: libertad para
las inversiones privadas para el lucro privado y la acumulación
privada, sin referencia alguna al bienestar de la comunidad en
conjunto. Los apologistas de este orden, desde Bernard Mandeville
hasta Adam Smith, suponían que la prosecución de actividades
individuales originadas en la codicia, la avaricia y la ambición
produciría un máximo de artículos de consumo para la comunidad
en conjunto. En el período en que este credo constituyó la
ortodoxia preponderante – en términos generales hasta el tercer
cuarto del s. XIX, cuando las normas industriales y municipales
comenzaron tímidamente a mitigar la suciedad y la enfermedad
resultantes - , los ricos se hicieron más ricos y los pobres más
pobres1, y los umbrales espaciales se degradaron cada vez más.
1
MUMFORD Lewis. “La Ciudad en la Historia”, Ed. Infinito, Buenos Aires, 1979, p.
561.
2
CASULLO, Nicolás. “Itinerarios de la Modernidad”. Oficina de Publicaciones del
CBC de la Universidad de Buenos Aires. Argentina, 1997. p. 242.
15
Mientras tanto, hasta 1850 en París, en Londres y en Viena, no
había solución al grave problema de la calle, inadecuada a las
múltiples funciones que exigía la ciudad. La casa de alquiler no es
solo ya la de los obreros, hay nueva demanda y la ciudad original
tiene que ensancharse y con ella, las avenidas tienen que
repensarse.
16
necesidad de equilibrar la composición entre flujos y lugares, no
se percataron de que la ciudad no solamente es un lugar, sino
composición entre flujos y lugares.
1
BENÉVOLO Leonardo. “Historia de la Arquitectura Moderna”, Ed. Gustavo Gili,
México, 7ª. Edición, 1996, p.182
2
Idem. p.183.
3
GASPARINI, Graziano, “América, Barroco y Arquitectura”. Ernesto Armitano
Editor. Caracas. 1972, p.48.
17
La nueva producción arquitectónica neoclásica se impone en el
paisaje, intentando desbarroquizarlo para someterlo al canon
académico de la expresividad estandarizada, en donde el umbral
no solo prescinde del ornato barroco, sino que se vuelca en su
contra y lo expulsa porque, el academicismo ilustrado veía en la
expresión barroca, no únicamente la presencia de la Fe religiosa,
sino la jerarquía de esta sobre la razón, amenaza intolerable para
los intelectuales de la época.
18
continente, así, la ocupación y aprovechamiento de grandes
extensiones territoriales era un objetivo secundario y subordinado
a la evangelización. Por el contrario, los reyes borbónicos
cambiaron esta visión, considerando más importante la extensión y
riqueza de los suelos productivos que en su mayor parte estaban
en el sur. La creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776,
aunque de corta duración, fue producto de esta visión estratégica.
1
LOUVIER CALDERÓN, Juan. “Historia política de México”. Ed. Trillas. México. 2004,
p.38.
2
LOUVIER CALDERÓN, Juan. “Cultura mexicana y globalización”. Ed. Edamex.
UPAEP. México.1995, p.90.
19
que permiten mayor estabilidad en un suelo errático como el del
Valle de México.
1
LIRA VASQUEZ, Carlos. “Para una historia de la arquitectura mexicana”. Ed
Tilde, UAM. 1990, p.141.
2
Idem.
3
DE LA MAZA, Francisco. “Sobre Arquitectura Art-Nouveau, en La arquitectura
de la época porfiriana”. Ed Tilde. UAM. P.80.
20
Por ejemplo, la población urbana de 1869 a 1914 pasó del 28% al
53%1.
1
LIERNUR, Jorge Francisco. “Arquitectura de la Argentina del siglo XX”. Ed. Fondo
Nacional de las Artes, p.25.
2
Idem, p.26.
3
Idem, p.32.
4
Idem, p.30.
5
Idem, p.34.
6
Idem, p.45.
21
8.- Haussmann, Garnier, Soria y Cerdá.
22
manera tan elocuente, la división entre el norte rico y el sur pobre
que caracterizará a Buenos Aires a lo largo del siglo XX1. En la
ciudad de México, aunque con menor claridad barroca, se traza el
Paseo de la Reforma para conectar el Castillo de Chapultepec con
el centro de la ciudad, así como en Rosario el Bv. Oroño, en
Puebla la apertura de la Av. Juárez y, en Santa Fe, el Bv. Gálvez.
La contribución en materia de umbrales, fue valiosísima, ya que
mostró la posibilidad de que los flujos urbanos pueden ser al
mismo tiempo lugares. Esta es la principal virtud del umbral
urbano arquitectónico.
En Lyon, Bruselas, Roma, Viena, etc. Aunque habrá que guardar
distancia, ya que, en la mayoría de estas ciudades, las
intervenciones de influencia haussmaniana se llevaron a cabo en
la periferia respetando los cascos antiguos, estos ensanches hacen
que las ciudades queden divididas en sectores diferenciados, los
trazados medievales tienen que cercarse pero a la vez integrarse
a la nueva trama. Por ejemplo El Ring de Viena, proyectado por
Ludwig Förster que elimina las viejas fortificaciones para dar lugar
al célebre Ring, franja direccional equipada que garantiza una
ósmosis entre el centro histórico y los barrios suburbiales2. Así
permite incluir a la ciudad antigua en el sistema viario de la
ciudad moderna decimonónica, decisión adoptada por muchas
ciudades europeas, lo cual contribuyó a la ruptura definitiva con la
experiencia totalizadora de cierta influencia barroca y a la vez
permitió el desarrollo de nuevos conceptos urbanísticos, previos a
las experiencias del movimiento moderno.
1
LIERNUR, Jorge Francisco. “Arquitectura de la Argentina del siglo XX”. Ed. Fondo
Nacional de las Artes, p.31.
2
ZEVI Bruno. “Historia de la arquitectura moderna”. Ed Poseidón. Barcelona 1980.
pp. 34 y 35.
23
En 1840 la ciudad de Barcelona tenía cien mil habitantes,
hacinados en un recinto amurallado de dos kilómetros de diámetro
que el gobierno no dejaba derribar. En 1856, Barcelona consigue
derribar las murallas y comienza una rápida expansión hacia las
poblaciones vecinas, canalizada por un plan urbanístico, el
Ensanche, proyectado por el ingeniero Idelfons Cerdá. En 1900, la
ciudad tiene ya medio millón de habitantes1.
1
SORT Jordi Juliá. “Redes Metropolitanas”, Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 2006, p.124.
2
BENÉVOLO Leonardo. “Historia de la Arquitectura Moderna”, Ed. Gustavo Gili,
México, 7ª. Edición, 1996, p.127.
3
BENÉVOLO Leonardo. “Historia de la Arquitectura Moderna”, Ed. Gustavo Gili,
México, 7ª. Edición, 1996, p.390.
24
Soria es consciente de que para llevar a cabo su proyecto
requiere de reformas jurídicas con respecto a la propiedad del
suelo. << En la ciudad que no es obra del instinto sino producto
del cálculo y de la reflexión, el precio más alto no estará en un
solo punto, sino en una línea de extensión indefinida y, por tanto,
niveladora de los precios y estos disminuirán rápidamente a
medida que se separen de los carriles a lo largo de las calles
transversales, o sea en vez de círculos concéntricos, por líneas
paralelas de la vía férrea. En la ciudad lineal, merced a esta
brusca transición de precios de los terrenos, ricos y pobres vivirán
juntos >>1.
En 1894 se llevó el proyecto de Soria a la realidad en Madrid,
entre los suburbios septentrionales de Chamartín y del Barrio de
la Concepción, sobre un espacio que cubría los cinco kilómetros2.
1
Idem, p.390.
2
ZEVI Bruno. “Historia de la Arquitectura Moderna”, Ed. Poseidón, Barcelona,
1980, p. 35.
3
SOLA MORALES Ignasi. “Presente y futuros. La arquitectura en las ciudades”.
Barcelona, 1996, p.12.
25
9.- Los umbrales de París y Londres
26
social a finales del siglo diecinueve y principios del veinte. En
consecuencia tanto la calle como el trazado de las ciudades
tendrá un carácter menos orgánico y marcadamente mecánico;
prácticamente sin jerarquía.
1
Según Peter Hall, las respuestas al urbanismo que se dan en el siglo XIX, de
mera expansión burguesa, se reducen a cuatro: la ciudad monumental y
academicista; la ciudad jardín y el contacto con el campo, donde se incluiría la
ciudad lineal de Soria; la derivación hacia la planificación racional; y la nueva
ciudad planteada por el Movimiento Moderno. Sin embargo, antes del siglo XX,
este último no había hecho eclosión y, por tanto, se pueden reducir a las tres
del presente texto. HALL, Peter, “Cities of Tomorrow. An Intelectual History of
Urban Planning and Design in the Twentieth Century”, Oxford, 1988.
27
distinguen claramente de unos y otros. Por una parte se apoyan
en la realidad social y por otra, la necesidad de un punto de
partida más racional. Ambas posturas de esta tercera vía,
requerían de modelos nuevos, como lo fue, de hecho la Ciudad
Jardín de Howard, único modelo que resistió a la crítica del
Movimiento Moderno, gracias a su preocupación social que
coincidió con objetivos básicos de los años primeros de ese siglo,
especialmente en las administraciones social demócratas1.
1
SICA, Paolo, “Historia del Urbanismo”. Siglo XX, Madrid, 1981, p 102.
2
FORSTER, Ricardo, en CASULLO, Nicolás. “Itinerarios de la Modernidad”. Ed.
Oficina de Publicaciones del CBC de la Universidad de Buenos Aires. Argentina,
1997. p. 144.
3
Ídem, p. 144.
28
definición física de esta función y su localización en zonas
especializadas1.
1
SOLA MORALES Ignasi. “Presente y futuros. La arquitectura en las ciudades”.
Barcelona, 1996, p.14.
2
BORJA Jordi. Revista del CLAD Reforma y Democracia, No.12, octubre 1998,
Caracas.
3
LOPEZ DE LUCIO Ramón. Texto presentado y comentado durante el Seminario
Internacional: “La Ciudad: acciones para su transformación”. Estrategias
proyectuales: Madrid-Buenos Aires”.20 al 24 de octubre de 2003. Organizado por
la FAU-UB y el Grupo de Estudios Urbanos.
4
FRAMPTON Kenneth.en texto basado en una conferencia de Yurgos
Simeoforidis, Paisaje y espacio público, pronunciada con motivo de la
convocatoria de EUROPAN 3 en Praga, fue publicado en el número especial “The
city of all senses” de la revista Arquitectura & Behaviour, Vol. 9, no. 3.
5
MONGUIN Olivier. “La Condición Urbana”, Ed. Paidós, Buenos Aires, 2006, p.175.
29
mitad del s. XIX, fundamentalmente en Argentina, en un modelo
de dependencia de las importaciones y, por consiguiente, un
cambio en el perfil de muchas ciudades, por ejemplo, Santa Fe,
cuya estructura sufrió mutaciones de gran importancia provocadas
principalmente por el crecimiento de la infraestructura para el
automotor que desplaza a la del ferrocarril, los corredores
industriales se convierten en los motores del desarrollo urbano con
la lógica migración del campo a la ciudad y el consecuente
desbordamiento de esta hacia el norte.
30
En el ámbito arquitectónico de Buenos Aires, el edificio Kavanagh,
de Sánchez, Lagos y De la Torre es una buena muestra de la
ambigua relación entre modernismo y tradición1. A veces el
jalonamiento viene de la fuerza del poder estatal que reclama lo
estable, lo permanente y no lo posiblemente transitorio, tal es el
caso de los proyectos institucionales de Alejandro Bustillo. Pero ha
quedado como muestra de la mayor asimilación del Moderno, los
proyectos promovidos por Le Corbusier y Wladimiro Acosta junto a
Jorge Ferrari Hardoy y Juan Kurchan, como el Plan de Buenos Aires,
o las obras realmente concretadas de la Av. 9 de Julio y la Av.
General Paz que completa la envolvente urbana junto con el Río
de la Plata. En ambos umbrales, independientemente de la belleza
paisajística, del descongestionamiento vehicular y la contención
logradas, se percibe una espacialidad en donde la escala humana
se subordina a la presencia del automóvil.
31
postulados del modernismo1. La rica exuberancia formal de
Niemeyer, citada por muchos críticos, estaría en contraposición con
los mismos discursos de la Carta de Atenas que, por otro lado,
nunca derivaron en caracteres académicamente detallados para
trazar un modelo. De hecho, esos discursos, en la década del 50,
ya se empezaban a reformular.
32
llamado Banco Ejidal, mismo que se convirtió en el nuevo amo de
los campesinos; un amo anónimo y sin más rostro que el fugaz
que presentaban los funcionarios en turno, los cuales buscaban
sacar todo el provecho personal posible durante el tiempo –
generalmente breve- del desempeño de sus funciones en la
región. Y como en los ejidos colectivos los campesinos ya no eran
asalariados, no podían acogerse a las leyes laborales; pero al no
ser tampoco propietarios de sus parcelas, quedaron totalmente a
merced del Banco Ejidal1 que, pronto quedó sin recursos humanos
ni materiales y sin estrategias para atender el campo. Esta
situación derivó en una fuerte movilización migratoria hacia las
ciudades, principalmente a la ciudad de México, donde las
actividades terciarias y la industria periférica representaron la
única oportunidad para subsistir. De tal manera, la ciudad de
México, y aunque en menor medida Puebla, Monterrey y
Guadalajara, tuvieron un sorpresivo crecimiento poblacional; de
1940 a 1950 el Distrito Federal pasa de 1.8 a 3.1 millones de
habitantes, situación que complica si le sumamos la falta de
experiencia en materia de planificación urbana. Si nos ubicamos
en 1967 y volvemos la mirada, la última intervención importante
fue la del Paseo de la Reforma y nos percataremos de que el
Distrito Federal, ha crecido al margen de toda planificación,
mediante la extensión de un damero que se deforma conforme se
avanza hacia la periferia conurbana con poblados que se
convirtieron en barrios dentro de una mancha que absorbe al 20%
de la población urbana del país.
33
Marsella. Hay que destacar que el proyecto de Pani, desarrollado
en cuatro manzanas fusionadas para contener un conjunto de
edificios en altura que se interrelacionan con espacios que
contienen espacios comunes, funcionó de acuerdo a la concepción
original mientras el Estado, a través del ISSSTE (Instituto de
Servicios y Seguridad Social para los Trabajadores del Estado), se
hizo cargo de administrar los servicios y umbrales comunes.
Cuando el ISSSTE en 1970 no soportó más las cargas
administrativas, mediante un acto de abandono disfrazado de
generosidad social, entregó a los vecinos la custodia de esos
espacios comunes. Este hecho, aunado a la falta de cultura
condominál por parte de los vecinos, devino en la degradación de
los umbrales urbanos arquitectónicos que se repite –con algunas
ligeras variantes- en la mayoría de los conjuntos de interés social
durante los últimos 38 años, de 1970 a 2008, en Latinoamérica.
Independientemente de ello, el inobjetable valor del proyecto de
Mario Pani, consistió en haber logrado el objetivo de un programa
arquitectónico, tal como lo había acordado con sus clientes;
programa que en ningún momento vislumbrara la posibilidad del
abandono gubernamental de estos umbrales.
1
DE ANDA ALANÍS, Enrique, en “Historia del Arte Mexicano”, Ed. Salvat. México,
1986, Tomo 14, p.2066.
34
2004, cuyo proceso estuvo empañado por graves hechos de
corrupción por parte del gobierno en turno, quien concibió el
proyecto pensando únicamente en descongestionar la vialidad
como flujo, sin tomar en cuenta las consecuencias tanto sociales
como paisajísticas dentro de un conglomerado urbano con alto
grado de segregación social y grandes superficies de suelo
privatizadas. Curiosamente, Andrés Manuel López Obrador, se
presentaba como un líder que luchaba en contra de la falta de
integración social.
1
LIERNUR, Jorge Francisco. “Arquitectura de la Argentina del siglo XX”. Ed. Fondo
Nacional de las Artes, Buenos Aires, p.232.
2
MOLINA Y VEDIA, Juan, en “Diez estudios argentinos”, editado por Clarín.
Buenos Aires 2007. Tomo 1 Mario Roberto Álvarez, p, 13.
3
Idem, Tomo II Clorindo Testa p, 143.
4
LIERNUR, Jorge Francisco. “Arquitectura de la Argentina del siglo XX”. Ed. Fondo
Nacional de las Artes, Buenos Aires, p.320.
35
Los discursos y las realizaciones que contestan las propuestas de
la Carta de Atenas, entre 1950 y 1980, intentaron la reivindicación
de los umbrales mediante una visión estructural de la ciudad,
como los estudios de Leslie Martin sobre un damero ideal de
zonas construidas y zonas libres demostrando que la disposición
construida formando grandes patios tiene ventajas evidentes – de
mayor cantidad de suelo aprovechable o de menor altura de
edificación – frente a la disposición construida con bloques o
manzanas densas dejando calles o espacios intermedios continuos1.
36
hegemonía a partir de esta crisis (que se va a emblematizar, a
mediados de los 70, con la famosa crisis del petróleo), del capital
especulativo financiero por sobre el clásico capital de inversión
industrial1.
1
CASULLO, Nicolás. “Itinerarios de la Modernidad”. Ed. Oficina de Publicaciones
del CBC de la Universidad de Buenos Aires. Argentina, 1997. p. 196.
2
LIERNUR, Jorge Francisco. “Arquitectura de la Argentina del siglo XX”. Ed. Fondo
Nacional de las Artes, Buenos Aires, p.353.
37
12.- Entre el umbral de exclusión y el espacio virtual de
la ciudad globalizada
1
MONGUIN Olivier. “La Condición Urbana”. Ed. Paidós, Buenos Aires, 2006, p.175.
2
Idem. p.176.
3
MONGUIN Olivier. “La Condición Urbana”. Ed. Paidós, Buenos Aires, 2006, p. 185.
4
LIERNUR, Jorge Francisco. “Arquitectura de la Argentina del siglo XX”. Ed. Fondo
Nacional de las Artes, Buenos Aires, p.359.
38
riqueza ha alcanzado en la Argentina un nivel desconocido hasta
entonces1.
39
significado alguno. Con el uso de los nuevos materiales y técnicas
constructivos, se trata ya no de dar respuesta a nada sino
simplemente de sembrar la emergencia arquitectónica a través de
la manifestación generalizada de la concepción de la ciudad por
partes, cuyo inicio en Argentina se produjo en 1986 con el
concurso “20 ideas para Buenos Aires”1 con las consignas de
recuperar la identidad urbana, mejorar la calidad de los espacios
públicos y evitar la dispersión. Aunque las intenciones eran
incuestionables, surgió el problema de la desvinculación de la
Arquitectura con la problemática urbana, ya que estas ideas
podían prescindir de la participación del arquitecto.
1
Idem, p.381.
2
MORIN, Edgar, Entrevista Diario Página 12, sábado 3 de abril de 1993, Buenos
Aires.
3
ROITMAN,Sonia. Mike Savage, Alan Warde y Kevin Ward (2003). Urban Sociology,
“Capitalism and Modernity”. Hampshire: Palgrave-Macmillan. EURE (Santiago), dic.
2003, vol 29, p. 178-180.
40
Ejemplos claros de guettificación son: todo el borde oeste de la
ciudad de Santa Fe en Argentina, afectado por los bañados del Río
Salado, los asentamientos irregulares al margen del Río Atoyac en
Puebla México o la villa 31 en Buenos Aires.
1
SVAMPA, Maristella. “La brecha urbana”. Ed. Capital Intelectual, 2004, p.48.
2
SARLO, Beatriz. “La ciudad vista”. Ed. Siglo XXI. Buenos Aires, 2009, p.19
41
decorados con plantas marinas1, constituyó un desafío para
arquitectos no dispuestos a abrazar la estrategia del collage
posmodernista. En Latinoamérica, el Shopping revela una
desigualdad mayor entre quienes lo usan como paseo y quienes,
además, compran de modo significativo. Sin embargo, el éxito de
unos y otros está en las posibilidades de ensoñación que ofrece:
siempre es mejor desear que no desear2.
42
planeados y controlados por sus antiguos propietarios, convertidos,
en casi todos los casos, en meros convidados de piedra o en
consumidores1.
Las villas
Surgidas a partir de la década de 1930, producto de la
industrialización y la migración campo-ciudad, de origen y
crecimiento irregulares y espontáneos que se sitúan cerca de los
principales centros de trabajo, generalmente en la periferia de las
ciudades y que ahora suelen coexistir con conjuntos habitacionales
promovidos por el Estado después de la década de 1970. Un
ejemplo de estos asentamientos se dio en la ciudad de Puebla
cuya periferia densamente poblada se constituye, por una parte,
1
Idem, p.375
2
GORELIK Adrián. “Miradas sobre Buenos Aires”, Siglo XXI Editores Argentina,
Buenos Aires, 2004.
43
de villas que crecieron cuando se asentaron a principios del siglo
XX las industrias textiles y, por otra parte, de conjuntos
construidos por el INFONAVIT.
El barrio popular
Surgido entre 1940 y 1970, producto de la subdivisión del suelo
rural a través de inversiones privadas fuera de toda planificación y
legislación y que, con el tiempo, su crecimiento deriva en un
reconocimiento forzado por parte del municipio. Debido a su falta
de inserción planificada dentro de una estructura urbana que
también tiene una incipiente planificación, estos barrios quedan
como islas, cuyos umbrales a manera de bordes, a veces
psicológicos más que físicos, se manifiestan por un abrupto
contraste de tejidos, tramas y tipologías.
44
una privatización del espacio urbanizado que, en este caso, se
desurbaniza, porque la experiencia urbana gira en torno a una
intrincación entre lo público y lo privado que se tejió a favor de lo
público, mucho antes de que un movimiento de privatización, el
que marca el paso de lo urbano a lo pos urbano, transformara en
profundidad las funciones tradicionales acordadas a lo público y a
lo privado1. Esta condición, que jerarquiza el valor de lo público
sobre lo privado en la ciudad y que contrasta con la subordinación
de lo público en el espacio rural, es la que imprime el sello que
ha caracterizado a la ciudad antes de esta pos modernidad. Pero,
al privatizarse, el espacio urbanizado no adquiere toda la
potencialidad para convertirse en una expresión cultural objetiva y
real de la colectividad cuyo fin último es enriquecer la cultura
subjetiva de cada uno de los ciudadanos2.
1
MONGIN, Olivier.2006. “La condición urbana”. Ed. PAIDOS. Buenos Aires. 2006. p.36
2
LOUVIER, Juan. 1995 “Cultura mexicana y globalización”. EDAMEX UPAEP, 1995, p.
12, 13, 14 y 15 (cultura subjetiva o personal y cultura objetiva o real).
3
DURKHEIM, Emile.. “Las reglas del método sociológico”. Buenos Aires.(1987) Ed.
La Pléyade. Cap.1.
45
marginadora es aquella que considera que estos valores son
superfluos y exclusivos de las clases acomodadas.
46
bienes raíces, entre muchas otras disciplinas que intervienen en
cualquier proyecto y construcción edilicia o urbana, este
profesional sería un “todólogo” y no tendría sentido ninguna otra
profesión relacionada con la industria de la construcción.
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que se trate de un arquitecto de mucho renombre y el cliente
tenga gran solvencia económica para destacar y valorar la
importancia de un proyecto arquitectónico por sí mismo. Es más
común buscarlo para que construya una obra, o para resolver
problemas técnicos que, como no tiene la preparación suficiente
para resolverlos como un técnico, o los resuelve mal, o se
convierte en un intermediario con responsabilidad indefinida.
48
obras; de cualquier forma el objetivo es construir; y el proyecto
(dibujito) es accesorio. En otros casos; desafortunadamente en
muchos, hay un descrédito en la actividad arquitectónica; la
sospecha de la charlatanería.
1
Idem, p.384.
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BIBLIOGRAFÍA
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Caracas.
50
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• SORT Jordi Juliá. “Redes Metropolitanas”, Ed. Gustavo Gili, Barcelona, 2006.
52