Está en la página 1de 1

Qu son nuestro nios y nias sino poetas? Tenemos ante nuestros ojos los dioses del lenguaje.

Los creadores y creadoras del mundo en el que vivimos. No es cierto que ellos vienen para que sean formados por la escuela, por la institucin, por la muerte de los adultos. Han venido para darnos la vida en el arte de la creacin, en el aprendizaje siempre eterno del lenguaje. Enseando nos deshacemos para aprender con ellos lo ms bello del humano, la comunicacin a voluntad. La lengua nativa, natal, natural -ese juego que slo se aprende jugando y cuya prctica consiste en recitar de memoria el poema fundacional- conserva esta dimensin <<performativa en todo momento y, por eso, entre otras cosas, tenemos a veces la impresin de que los nios son << poetas (en las inmediaciones de la infancia comienzan a cobrar aparentemente sentido esas expresiones insensatas como <<el da en que aprend a hablar ) , porque, ms que verdaderas o falsas, sus palabras son eficaces o ineficaces, oportunas o inoportunas, consiguen que aparezca la patata a fuerza de gritar << patata! , o logran beber diciendo <<agua ; y tenemos tambin la impresin complementaria de que los poetas son (como) nios, de que la poesa es algo as como la niez del lenguaje. El encanto de las palabras de los poetas es como el encanto de los nios: nos maravilla de un nio su no ser adulto -como del poeta nos extraa su haber ya muerto-, pero slo porque creemos que ser adulto y contamos con que lo sea; nos maravilla de un nio que puede ser muchos adultos diferentes, como de las palabras del poeta que pueden significar muchas cosas. Si supiramos, sin embargo, que todas esas posibilidades que encierra la encantadora sonrisa de un nio y su admirable indecisin o ambigedad- qu significan exactamente la sonrisa de un nio o su llanto?- iban a quedar abortadas, que el nio nunca llegar a realizarse como adulto, entonces es posible que la admiracin se transformase en miedo, el encanto en asco y la maravilla en pena, como el asombro ante la palabra de los poetas se transformara en terror si supiramos que bamos a tener que vivir gobernados por cazadores ciegos provistos de potentes arcos y flechas. Pg 93.

También podría gustarte