Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
FranciscoAsís Admoniciones
FranciscoAsís Admoniciones
http://www.franciscanos.net/teologos/escritos/sanfrancisco.htm
Pues, aunque fueses tan agudo y sabio que tuvieses toda la ciencia (cf. lCor 13,2) y supieses interpretar toda clase de lenguas (cf. lCor 12,28) y escudriar agudamente las cosas celestiales, no puedes gloriarte de ninguna de estas cosas; pues un solo demonio saba de las cosas celestiales, y sabe ahora de las terrenas ms que todos los hombres, aunque hubiera alguno que recibiera del Seor un conocimiento especial de la suma sabidura. Asimismo, aunque fueses el ms hermoso y rico de todos y aunque hicieses tales maravillas que pusieses en fuga a los demonios, todas estas cosas te son perjudiciales, y nada de ello te pertenece y de ninguna de ellas te puedes gloriar. Por el contrario, es en esto en lo que podemos gloriarnos: en nuestras flaquezas (cf. 2Cor 12,5) y en llevar a cuestas diariamente la santa cruz de nuestro Seor Jesucristo (cf. Lc 14,27).
Adm 9. EL AMOR
Dice el Seor: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian y orad por los que os persiguen y calumnian (Mt 5,44). As, pues, ama de veras a su enemigo el que no se duele de la injuria que se le hace, sino que por el
amor de Dios se requema por el pecado que hay en su alma. Y mustrele su amor con obras.
Pues cul es la verdadera alegra? Vuelvo de Perusa y, ya de noche avanzada, llego aqu; es tiempo de invierno, todo est embarrado y el fro es tan grande, que en los bordes de la tnica se forman carmbanos de agua fra congelada, que hacen heridas en las piernas hasta brotar sangre de las mismas. Y todo embarrado, helado y aterido, me llego a la puerta y, despus de estar un buen rato tocando y llamando, acude el hermano y pregunta: -Quin es? Yo respondo: -El hermano Francisco. Y l dice: -Largo de aqu. No es hora decente para andar de camino. Aqu no entras. Y, al insistir yo de nuevo, contesta: -Largo de aqu. T eres un simple y un paleto. Ya no vas a venir con nosotros. Nosotros somos tantos y tales, que no te necesitamos. Y yo vuelvo a la puerta y digo: -Por amor de Dios, acogedme por esta noche. Y l responde: -No me da la gana. Vete al lugar de los crucferos y pide all. Te digo: si he tenido paciencia y no he perdido la calma en esto est la verdadera alegra, y tambin la verdadera virtud y el bien del alma.