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La institución de la propiedad intelectual se aplica sobre creaciones originales

literarias, artísticas o científicas, tales como textos escritos, composiciones


musicales, obras audiovisuales, esculturas, planos y, particularmente en lo que
afecta a la consulta de esta semana, los programas de ordenador o 'software'.

Una característica de la propiedad intelectual, a diferencia de las patentes, es que


los derechos que el ordenamiento reconoce a los autores nacen desde el mismo
momento de la creación, al margen de que se haya registrado o no. Así lo indica la
Ley de Propiedad Intelectual en su primer artículo al decir que "la propiedad
intelectual de una obra literaria, artística o científica corresponde al autor por el
solo hecho de su creación". Ello implica que la inscripción en el Registro de la
Propiedad Intelectual tenga una eficacia de las que se denominan meramente
declarativas; es decir, que puede quedar sin efecto, si una tercera persona prueba
que, con anterioridad al registro, ella era la autora de la obra.

El autor de la consulta de esta semana puede proteger la parte lógica de su


invención mediante esta vía, registrando el programa que ha creado en el Registro
de la Propiedad Intelectual, al margen de que intente otras protecciones para el
'hardware' o para el producto en su conjunto según veremos seguidamente.

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