Lo bello siempre permanece, así damos la cualidad de belleza a la lengua latina y, al
mismo tiempo de permanencia, pues lo bello es eterno. ¿Y esta cualidad de dónde le viene a una lengua que no se habla ya? Precisamente de que muchos investigadores, artistas, escritores y lectores vivaces han acudido al latín para nombrar cosas nuevas. Entonces adquiere además, la cualidad de universalidad.