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LA DAMA TAPADA EN PUERTO QUITO

Se dice que en Puerto Quito, la Dama Tapada, se apareca en horas cercanas a la media noche a personas que frecuentaban callejones no muy concurridos. Segn las historias relatadas por don Henry Erazo, Cesar Defz, Napolen Guerrero y Benjamn Apolo, amigos que frecuentan siempre los lugares de vicio y perdicin en altas horas de la noche, en los bares o cantinas del cantn, cuentan acerca de estos acontecimientos: - Una joven se les apareca, vistiendo un elegante vestido de la poca, pero algo muy particular en ella era que llevaba su rostro tapado con un velo, el cual no permita que las vctimas la reconocieran Despeda a su entorno una fragancia agradable, y casi todos los que la vean quedaban impactados al verla. Haca seales para que la siguiesen y, en trance, las vctimas accedan a la causa pero ella no permita que se les acercara lo suficiente. Los alejaba del centro de Puerto Quito y en lugares remotos como La Palestina, Barrio 13 de Julio o las cercanas del Rio Caoni, empezaba a detenerse. Cuando las vctimas se le acercaban a descubrirle el rostro un olor nauseabundo contaminaba el ambiente, y al ver su rostro apreciaban un cadver an en proceso de putrefaccin. Sus ojos parecan destellantes bolas de fuego. La mayora de las vctimas moran, algunos por el susto y otros por la pestilente fragancia que emanaba el espectro.

LA DIOSA UMIA EN PUERTO QUITO


La Diosa Umia era dolo era una piedra de fina esmeralda, cuyo valor poda exceder a todos los tesoros juntos de muchos templos. Cuenta la Seora Maritza Pascal, moradora del Cantn Puerto Quito: - Desde mi infancia siempre he credo en la Diosa, puesto que cuando yo era pequea sufr una grave enfermedad y por la creencia y devocin de mis padres, la Diosa umia me cur Su adoracin se la realizaba en el cantn Puerto Quito, hasta donde llegaban enfermos de todas partes. Luego que el sacerdote Padre Martin Kelly, reciba la ofrenda haca sus deprecaciones postrado en tierra, y despus de tomar con un pao blanco y limpio a la Umia, frotaba con el mismo pao la cabeza del enfermo. Muchos enfermos sanaron. Tanta fama alcanz que venan moradores de Pedro Vicente Maldonado, Los Bancos, La concordia, Santo Domingo, etc. - Ha pasar el tiempo alcanz tanta fama, que algunas personas intentaron apoderarse de la umia, y se vieron obligados a esconderla en un lugar donde nunca nadie la encontraa.

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