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EL HURACN LORD DUNSANY

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Me encontraba una noche solo en la gran colina contemplando una lgubre y ttrica ciudad. Durante todo el da haba perturbado el cielo sagrado con su humareda y ahora estaba bramando a distancia y me miraba colrica con sus hornos y con las ventanas iluminadas de sus fbricas. De pronto cobr conciencia de que no era el nico enemigo de la ciudad, porque percib la forma colosal del Huracn que venia hacia m jugando ocioso con las flores al pasar; cuando estuvo cerca, se detuvo y le dirigi la palabra al Terremoto que como un topo, aunque inmenso, se haba asomado por una grieta abierta en la tierra. -Viejo amigo -dijo el Huracn-, recuerdas cuando asolbamos las naciones y conducamos los rebaos del mar a otros pastizales? -S -repuso el Terremoto adormilado-. S, s. -Viejo amigo -dijo el Huracn-, hay ciudades por todas partes. Sobre tu cabeza, mientras dormas, no han dejado de construirlas por un instante. Mis cuatro hijos, los Vientos, se sofocan con sus humaredas, los valles estn vacos de flores y, desde que viajamos juntos por ltima vez, han talado los hermosos bosques. El Terremoto se qued all echado con el hocico apuntando hacia la ciudad, pestaeando a la luz, mientras el Huracn estaba en pie a su lado mostrndosela con clera. -Ven -dijo el Huracn-, volvamos a ponernos en camino y destruymoslas para que los hermosos bosques puedan volver y tambin sus furtivas criaturas. T abrumars a estas ciudades sin descanso y pondrs a la gente en fuga y yo las herir en el descampado y barrer su profanacin del mar. Vendrs conmigo y lo hars para gloria de la hazaa? Desolars el mundo nuevamente como lo hicimos, t y yo, antes de que llegara el Hombre? -S -dijo el Terremoto -. S.-Y nuevamente se meti en su grieta de cabeza contonendose como un pato hasta el fondo de los abismos. Cuando el Huracn se alej a las zancadas, me puse en pie tranquilamente y part, pero a esa hora a la noche siguiente volv cauteloso al mismo lugar. All encontr tan slo la enorme forma gris del Huracn, con la cabeza entre las manos, llorando; porque el Terremoto duerme larga y pesadamente en los abismos y no despierta.

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