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El hombre y la muerte Este choque se transform a en el m otor de una aspiracin a la individualidad tanto ms universal y democrtica cuanto que parte

de ms abajo, de ser constantem ente negada. Dialcticamente tambin, se extendern la angustia de la m uerte y el derecho a la inm ortalidad a los oprimidos, a las m ujeres y a los esclavos, a m edida que conquisten stos la propiedad de su persona y vayan emergiendo econmica y jurdicam ente a la superficie social. El capitalismo antiguo, con su religin de la salvacin, la ms adaptada a sus estruc turas, el cristianismo de los prim eros siglos, consagra la igualdad ante la m uerte. As cuando la sociedad asume las funciones de la especie (en caso de asedio, amenaza blica) la m uerte del hom bre se desvanece; cuando, por su parte, la dialctica brb ara de la lucha de clases despoja a los oprimidos de toda individua lidad jurdica, se debilita en stos la idea de la m uerte, ya sea porque efectivamente la agresin los aplasta, o por el contrario, porque sus vnculos materiales activos, concretos, con la vida, desechan toda obsesin por la m uerte (18). Pero esta misma dialctica, cuando se desenvuelve a favor de los oprim idos posibilita el acceso de stos a la igualdad ante la m uerte. As pues la m uerte se extender y afirm ar segn el movi m iento fundam ental de progreso de la individualidad, que empezando por los seores-no-especializados, term ina demo cratizndose gracias a la accin dialctica de la lucha de clases, de la expansin y circulacin tanto econmica como ideolgica. El movimiento de evolucin hum ana en su conjunto, y en la medida en que tiende a la democratizacin general y a la inversin de las relaciones de subordinacin individuo-socie dad tiende, no slo a la igualdad individual ante la muerte, sino tam bin ai exponer en su desnudez, en su claridad total, el problem a del individuo ante aqulla. N uestro punto de llegada nos rem ite al punto de partida, es decir nos descubre que la constante prehistrica y etnol(18) All donde la c u ltu ra comienza de nuevo, donde la hu m anid ad tom a un nuevo ru m bo , donde no hay m s que cadenas que p e rd e r y un m un d o que ganar, el espectro de la m u e rte se m antiene alejado. Pero esta m uerte que se aleja volver con la libertad.

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