Rechazando el mal "Deja la ira, y desecha el enojo; No te excites en manera alguna a hacer lo malo" (Salmos 37:8).

Una vieja seora, religiosa, pero, muy malhumorada, se qued muy aburrida porque sus vecinos se olvidaron de convidarla para una jira que haran el domingo siguiente. En la maana en la que el evento acontecera, ellos percibieron el olvido y enviaron un nio para convidarla a venir con ellos. "Ahora es tarde", ella dijo speramente. "He orado para llover." Hasta qu punto nosotros, cristianos, hemos mostrado actitud semejante al de la seora de nuestra historia? Hasta qu punto hemos nos airado por cosas que las personas hacen, muchas veces, sin la intencin de hacerlo? Hemos dejado nuestro malhumor ofuscar el brillo que deba ser nuestra principal caracterstica? Hemos dado lugar al demonio, en vez de demostrar el amor qu el Seor nos ense? "Yo no voy ms a la iglesia! El pastor no me atendi en el da en qu lo busqu"; "Yo no voy a participar ms de la alabanza! Salud el baterista y l no retribuy a mi saludo". "No cuenten conmigo en el evangelismo! Nadie valora lo que hago"... y se siguen otras lamentaciones, murmuraciones, quejas. Y, allende no participar, an se queda ansiando que todo d equivocado y que los eventos sean un fiasco. El verdadero hijo de Dios no acta de esa manera. l tiene amor en el corazn y ese amor mueve todas sus actitudes. l entiende cundo el pastor no puede le hablar, y ora para que pueda cumplir todos sus compromisos. Ama a los hermanos y sabe que, cuando no lo saludaron, fue porque estaban distrados y ni notaron cuando les habl. Ve el lado bueno de todos y los defectos son ignorados completamente. El cristiano autntico jams anhela el mal de su prjimo, y mucho menos de los hermanos. Y mismo cuando es agraviado, no busca venganza y an ora para que Dios bendiga el ofendedor. De qu adelantara actuar de la misma forma? Qu diferencia mostrara a los qu no tienen a Dios en el corazn? l siempre coloca el Seor en primer lugar y, sus actitudes, siempre buscan glorificar el nombre de Jess. Qu usted desea a su prjimo, el bien o el mal?

Paulo Barbosa