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traduceién de OSCAR DEL BARCO MUJERES, GRANEROS Y CAPITALES economia doméstica y capitalismo por CLAUDE MEILLASSOUX x siglo veintiuno editores, sa de cv EEFPODEL AGUA 8 SELENE VONEIN OONENENED OF siglo veintiuno de espajia editores, sa siglo veintiuno argentina editores Siglo veintiuno editores de colombia, Iida CARRERA 14 NUM B44, BOGOTA, DE, COLOMBIA ‘edicién al cvidado de marti soler portada de maria luisa martiner primera edicién en espaiiol, 197 ovena edicién en espafol, 1989 © siglo xxi editors, 5. a. de c. v. 169N 968-23.0356-7 (ediciones anteriores) san 968-23-1572-7 primera edicién en francés, 1975 @ fibrairie frangois maspero titulo original: femmes, greniers, copiteux derechos reservados conforme a la ley impreso y hecho en méxico/printed and made in mexico INDICE INTRODUCCION PRIMERA PARTE: LA COMUNIDAD DOMESTICA 1 SITUACION DE LA COMUNIDAD DOMESTICA 20 1. El incesto instil, 28: I, La horda y las relaciones de adhesién, 28; [1]. Acoplamiento y filiacién,36;[V. Mux Jeres euidadas, mujeres rotadas, 41 2 LA REPRODUCCION DOMESTICA 54 1. El nivel de las fuerzas productivas. 55; 11, La consti tueidn de ias relaciones de produccién, 62: III. La eons- titueién de lat relaciones de reproduccién, 67 3 LAS ESTRUCTURAS ALIMENTICIAS DEL PARENTESCO 78 1. Laroproduccidn de la energia humana oe] proceso de produecién: energie-subsistencia-energia. 79, 1 El plus-trabujo, 88: IIL La cireulacion de los nifos, 88 4 LA DIALECTICA DE LA IGUALDAD 99, 1. Lacireulacién de las esposas y de las dotes, 92; 1. La ote como obligaciin, 94; II]. El interesmbio idéntico, 97; 1V. El valor culto, 100 5 .QuIENES 1. Las mujeres, 110; IL. Los menores, 115 Los EXPLOTADOS? 110 6 CONTRADICCIONES Y CONTACTOS: LAS PREMISAS DE 1a DESIGUALDAD 120 SEGUNDA PARTE: LA EXPLOTACION DE LA CO- MUNIDAD DOMESTICA: EL. [MPERIALISMO COMO MODO DE REPRODUCCION DE MANO DE OBRA BA- RATA 1 LAS PANADOJAS DE LA EXPLOTACION COLONIAL = 131 2 SALARIOS DIRECTOS, SALARIOS INDIRECTOS ui 15) 8 LA ACUMULACION ORIGINARIA 4. SIN TECHO: EL EXODO RURAL. 5 EL ETERNO RETORNO AL PAIS NATAL: LAS MIGRACIO- NES TEMPORARIAS 6 BL MANTENIMIENTO DB LAS “RESERVAS DB MANO DE BRAT 7 BL DOBLE MERCADO DE TRABAJO Y LA SEGREGACION 18 LOS BENEFICIOS DF LA TNMIGRACION 9 LOS LINITES DE LA SUPERFXPLOTACION DEL TRABAJO concLusiones: REPERENCIAS isorce ug 132 156 166 170 75 179 195 204 INTRODUCCION * Si la nocién de parentesco he invadido la etnologia, es porque recubre un principio de organizacién social muy exiendido aun cuando no sea general, incluso entre las sociedades “primitivas"- que tiende a institucionalizar ¥ ‘2 regularizar una funcién comin a todas las sociedades “comprendida la nuestra-, la de reproduccién de los indi- Vieuos en tanto agentes produetores y reproductores, y. especialmente en la economia doméstica, la reproduce social en general. a etnologia clasica sdto capté de la reproduecidn sus manifestaciones institucionales, sin aplicarse a compren- der la funeion esencial. Es como consecuencia de esta falta de comprensién que, al no ser capaz de relacionar el parentesco con los otros datos de la organizseién econd- mica y social, lo considera como un dato primero y de extension universal, traténdolo principalmente bajo su taspecto formal y normative. “Segiin Ja concepeién materialista, el factor determi- nante en dtima instancia, en la histotia, es la produccién y la reproduccion de la vida inmediata. Pero esta produc- cion tiene una doble naturaleza. Por una parte la produc- cidn de los medios de existencia, de objetos que sirven como alimentos, como vestide, como vivienda, y de los litiles que necesitan; por otra parte Ia produccién de los hombres mismos, la propagacién de la especie.” (F. En- sols, 1884: 15 (1884-204). Gometié Engels un error al colocar en el mismo plano la\produecién de los medios de existencia y la produceién 9 Bata gba forma parte de econimises sfrlesnos emprendida. desde 1964 con Ia ayuds dels ‘Wenner Gren Foundation al cul te hap aeociado Eric Pollet, Grace Wintory dL. Amal. el trataeurao de los abes en gue trabsjamos Januas me benefice afnplamente del contibaci de wis comaredas et {tenbaeeoletivo qe ns Rabiamos lmpuesto y do las eiseuiones que ‘antusimes, m de los hombres? Asi lo considera la nota de la reduccién ‘en la edicidn publicads por las Ediciones Sociales. segiin la cual esta asimilacion seria una “inexactitud™ Ex una solucion facil de una produccién esencial entre todas, In de energia humana, 9, en el sistema cupitalista, ia de fuerza de trabajo. La reproduccion de lon hombres es, 0 <1 plano econdmico, la reproduccién de la fuerza de tr bajo on todas sus formas. Pero el materinlismo histérico, del cual se podria esperar que concedicra una mayor importancia a este tema, y aun cuando hava sido el Unico ‘en plantear el problema, sélo integra imperfectamente In reproduecidn de la fuerza de trabajo en su analisis, Las cireunstancias historieas y econimicas de la aparicion del capitalisimo, no plantearon como primordial el problema de Ia reproduecién de Ia fuerza de trabajo, En realidad esta reproduccién, mediante el proceso de acumulacion primitive del que nacié el cspitalismo. se encontrs vesuelta de entrada, Ni Marx ni los economistas se preveuparon por ella convo si “Uera un problema fundamental Posteriormente la reproduccién de la vida no dejé de pertenecer al dominio de la demografia, a una técnica estadistica cuyas eapacidades de extrapolacién son féciles de confundir con una teoria causal. Al rechazar con razin | determinismo demografico ¥ 1a explicacién.malthu- signa de la miseria por medio de ln proliferacién de individuos ineapaces de controlar sus instintos, el mate- ialismo histérieo rechazh también, pero equivocada- ‘mente, los problemas de In reproduccion, Marx ciertamente tenia razdn en pensar que cada ‘mado de produccién posee su ley de poblactén. Esta propo- sicién, que no establecio explicitamente, signiflea ante todo que los problemas de poblacién no pueden ser exa- ‘minados al margen de las relaciones de produccién domi- nantes. No existen, hablando con propiedad, “eausas de- mogrificas", El crecimiento de 1a poblacién esta gober- nado por otras determinaciones, por otras fuerzas, distin- tas a la capacidad de fecundacién de las mujeres. En todas las soviedades las eapacidades biolégieas de pro- creacién siempre fueron un nivel que jamais se aleanz6: la miserin, la enfermedad, el hamabre 0, por el eontrario, as constrieciones materiales ligadas ai “bienestar” de Sociedades industriales, siempre situaron la tasa de re- produccién por debajo de la tasa de fertilidad. ispronc veins 9 En el andlisis del capitalismo del siglo XIX, Ia ausen- cia de una teoria de la repreduccién de la’ fuersa de trabajo no false6 de manera critica el razonamiento de Marx. En el modelo de Marx todo sueede como si una parte no expecifieada de In fuerza de trabajo estuviese onsiderada implicitamente como reproduciéndose en el exterior del sistema capitalista, hipétesis que, por otra parte, es histéries y coyunturalmente justa para este period. La reintegracién a este modelo de los datos de la reproduccion de la fuerza de trabajo, sélo exige un adaptacién del razonamiento. sin cuestionaria fundamen- talmente: los mecanismos que descubre Marx en relacién con la nivelacién del valor de los medios de produccién capitalista, encuentran alli su aplicacién (ck segunda pattel. Esta reintegracién, sin embargo, otorga al mate Falismo historico una nueva dimensi¢n, ligada al. pro- blema de su expansién (ya planteado por R. Luxem- bburgo), y un campo de aplicacién histériea mucho mas vasto. No es posible ignorar la’ reproduccién si se quieren comprender los mecanismes y el funcionamiento de la sociedad domestica. La comunidad domestica es el tinico sistema econémico y social que dirige la reproduccién fisica de los individuos, la reproduecién de los productores y la reproduccién social en todas sus formas, mediante un conjunto de institueiones, y que la domina mediante la movilizacion ordenada de los medios de reproduccién humana, vale decir de las mujeres, Niel feudalismo, ni a esclavitud, mi el eapitalismo contienen los mecanismos institucionales reguladores correctores (fuera de la ley de los grandes numeros! de Ia reproduccién fisica de los seres humanos, En tiltima instancia todos los modos de produecién modernos, todas las eociedades de clase, para proveerse de hombres, vale decir de fuerza de trabajo, descansan sobre la comunidad doméstica, y, en el easo del capitalisino, « la vez sobre ella y sobre su transformacion moderna, la familia, la eual osté despajada de funciones productivas pero conserva siempre sus funciones repro- ductivas (ef. segunda parte). Desde este punto de vista las relaciones domésticas constituyen la base organica del feudalismo, del capitalismo y del socialismno burocratico Ninguna de estas formas de organizecién social puede pretender representar un modo de produccién inteyral, que reposaria sobre normas de produccién y de reprodue- on humogéneas. Por consiguiente no es riguresamente ‘exacto considerar “los modos de produecidn” que se desa- rrollaron ® partir de In eomunidad doméstiea, que la dominaron ¥ explotaron en sus capacidades productivas yo reproduetivas, come superiores en todo a éstas. Son ‘superiores en sus funciones prosluetivas, pero son inferio- res en sus funciones reproductivas. Bl razonamiento de Mary |1859:169 [1857-1858 1, 26-27)) segin el cual la clave de las formas inferiores se encuentra en las mas. evolucionades. no se aphiea de manera estricta al estudio de la evolucion de Las sociedades umanas, y la analogie naturalista, con contenido evolucionista, que nos propone con Ja anazumia, es, como todas las analogias, errénea y perniciasa El conocimiento de los procesos de Ia economia capita- lista, en tanto que permanece asociada con otras relacio- nes de produccion atin vivas, alin persistentes y esencia~ les para st funcionamento, no nos eselarece sobre 1a naturaleza de los procesos de la economia domestica. Por el contrario, el reconocimienta del problema de la repro- duceidn humana en estas ltimas, plantea el de la repro- duceiin en el capitalism. Si es cierto, para retomar Ia proposicién de Marx, que en kt sociedad capitalista la Jerarquia de las instituciones no refleia su orden de ‘aparicisn en el tiempo, ¥ que desde este punto de vista la familia s6lo ocupa en ella, de derecho, un lugar subordi nado, sin embargo su funeidn permanece esencial como produictora del trehajador itbre que no existiria sin ella, La persistencia de relaciones de produccién especificas, cen este caso domésticas, para asegurar la reproduceidn en las formas de organizacion social mais evelucionadas, plantea el problema de la caracterizacién de esas formas, de su culiflencién en tanto que modos de produecién: Ia historia no puede ser concebida como una sucesion de modos de produccion: distintos, exelusivos unos de otros Ya no se trats sélo de comprobar que en eada periodo de i historia persisten las seeuelas de "modos de praduc- ida” anteriores o aparecen las premisas de los futuros. ‘unos tres en contradiccién con el modo de praduceién dominante. Se trata de reconocer que hasta el presente las ralaciones domésticas y la familia han intervenido como reluciones necesarias al funcionamiento de todas los ssrmnLeeros u os de produceién histéricos posteriores a a economia ee SP El comuninmo, el verdadero, puesto que Ae ertniré la mereancia, ¥ por To tanto la foersa de trabajo samto que mereaneia, es el onigo que entrana. 1a “mest de un modo de produccidn verdaderamente Novo, radicalmente desembarazado del arcaismo fari- sie pero renovador al mismo tiempo de lax relaciones fectivas B PRIMERA PARTE LA COMUNIDAD DOMESTICA La comunidad doméstica agricola, por sus capacidades ordenadas de produccién y de reproduecién, representa bona forma de organizacién social integral que persiste desde el neolitico y sobre 1a que ain descansa una parte importante de Ia reproduccién de le fuerza de trabajo necesaria para el desarrollo capitalista. El estudio de esta formacién social Namé la atencién de los autores que se interesaron en la historia econdmica y en la teorfa de las sociedades precapitalistas. ‘Marx y Engels se dedicaron a descubrir sus caracteres desde muy temprano, En las Formen! ol pensamiento de Marx sobre este punto parece atin marcado por Ia ideologia burguesa. Con- sidera a la comunidad como constituida “esponténea- mente” (1857-1858/1964:68 (1857-1858: I, 434), a Ja fa- milia 0 le comunidad tribal como algo “natural”, a las relaciones deparenteseo como “consanguinidad”. M esta formulacién elude el examen de las hhistoricas y materiales que contribuyeron a de esta forma especifica de organizacién social: tiende a ‘onsiderar la familia como un dato de orden extrasocial Sin embergo en otros textos se eneuentran, as{ como en Engels, los elementos de una aproximacién Tmés perti- nente y que pueden resumirse de esta manera: la comu- nidad esté compuesta de individuos a] que practican una agricultura de autosubsistencia (self-sustaining); | pro- ducon y consumen en comiin sobre una tierra comiin cu acceso esta subordinado a la pertenencia a dicha comut dad; c} ligados por relaciones desiguales de dependenc As se ha convenido en llamar al psaje de les Elementorfundamenta- Jes para la sttica de lo economia pollica convagrade las sotledadce recapitalstay (1957-1888). 13) u La contninan nowesticy, personal. En la comunidad sdlo se desarrolla el valor de Engels conceden una gran importancia a la n comin” de la tierra, que oponen a la apro- sada de los medios de produccién que caracte- Fina al eupitalismo, En otro ligareritiqué esta concepeion retrospectiva de la historia (1972 a1 que contribuye. por cierto, « la demostracién de la evolucién radical de las estructuras sociales, pero que no ofrece los conceptos ipropiadus para opera en el conjunto de las sociedades. Sefalemos que, en esta descripeién, pocos rasgos se auribuyen al nivel de lis fuerzas productivas, sino que Jo hhacen: max bien, a normas ‘division del trabyj, posesicn comin del suelo. , .) 0 a implicaciones de rasgos no especi- Fieados tautosubsistencia y valor de uso, por eemmplo) que son implicades, en este nivel de las fuerzas productivas, por el proceso de produccién agricola. La proposicién segin la cual la comunidad se basta a si misma sélo es. cierta en To que coneierne la preduccion: mientras que Su reprodacciin, por el contrario, depende de su ingereién en un conjunto de comunidades semejantes. “En lak comunidades ms primitivas et trabajo se readin en comin ye pradute commun, salvo la pare rocareade para le reproducion 2 repae fn relncion con Ine necsidades del consumo” (Mars, en Engels 1884 16 tens min we retrocede cool curso de Ia historia mio individuo x tambien el ibvid produto aparece 0 un estado de depends, ‘iembre de un enjta mas grande | fila, Elo srypliads rb 4 las diferentes forman de comunidades saidas de ta oponeicn 5 de Ia fusin de Ine trib.” Mara, 150° 149-150), “En lan comumidader mas ariguas, odie haber problemas de igualded de derechos some eadximy ents fos membros dele comunidad: mujeres fesclaves v extratjeros estaban neturaimente exeluidos” ‘Bngele, 1877, ‘ere 136) ‘Las comunidad max areca "descansan sobre relacones de consan- suinidad entre aux miembros En ellos to s2 entra a menos de se” parsente natural wsdgptado, Sx estructura es Ia de un abel penealagice ‘ars, en Engels 1886" 295) "Bens antiguisimas 3° pequrts entidades comunitariax indi, por jemplo. que en parte todavia perduran, se fndun en la poesiin coma Get suelo en In ssciacin directa entre Ie spriclturn jel aresanad ¥ fen un division fi de trabajo que sirve de pan y de exquema predeter ‘minadoe cuando se establecen sueran entiades communitarian, Const. ‘yen conjuntor de produccon auosuficente (| La mea principal de los Breductis we prec con destin al aroconsume directo de a crgundad, bho eamo mereoncia ype tone la produecion mia o indopenciente de ‘ip dvindn del trabajo estaba =m el conjumto dela soredad ind, LA comeIoap pomesnica se El problema de la reproduceion en las comunidades es reconocide por Marx en EI capital como su “fin ultimo", reproduccién no s6lo fisica de los individuos, sino social ‘ep todas estas formas en las que la propiedad de la tierra’ y la agricultura constituyen la base del orden, econdmico [. ..| el objetivo econémien es la produesion de valores de uso, la reproduccidn del individuo en aquellas relaciones determinadas con su comunidad en las que él constituye las bases de ésta |..." Pormen, trad. Balibar, p. 8 (1857-1858 : T, p. 444) Asi, en eposicién con otras proposiciones tendientes 1 considerar Ia comunidad como “natural” y “esponuine", Marx sefulaba, al igual que Engels en El origen de la familia... el lugar que ocupan las relaciones de repro Bueeién en su constitueién, Sin embargo no fuo este camino el emprendido par los socidlogos alemanes y briténicos de la segunda mited del siglo X08 para definir le comunidad domestiea, sina ol to por la distineién entre sociedades que comercian y que no comercian. Rodbertus (1864) retoma 1a nocién de comunidad de autosubsistencia bajo el término de vikus, eéluli produc: 1iva auténoma cuya principal earaeteristica es la de izno- rar el intereambio mercantil en su seno. Vincula esta caracteristica con una forma particular de comercio donde no operan las eateyorias de la economia politiea: no existe venta ni compra, ni transferencia del “dividendo nacional”, ni de la propiedad. Las operaciones de ta produceién, del consumo, de lu inversidn, ete., se realizan sin ningtin recurso a la circulacién mercantil. Rodbertus, partiendo de las categorias de la economia liberul: pro- duceién, cireulacién, consumo, de lus que comprueha in embargo la inadecuacién, permanece eneerrado en una Aivitin que ete4 medida por ol intereamhio de mereancias.[...| El ‘eacille oganlsmo productivo de eetas comunidades comuni tai ts Fetente. que so reproduces siempre en Ts miss forma) que Guardar ‘eastonaimente dottraiden se recoustrayen en el mismo lugar, con ef {smo nombre |. ., Las teripestades en la egnon politica de las uber dejan inderine [a estructura de lo lemsentoc fndatmentales sconces de la sociedad" (Mars, 1967 1950. 2 AU iT. V4, pp 44-435), nie aqui, manestamente, ta abuse leievaie 16 LA COMUNIDAD HOMESTICA visiin negativa de la comunidad doméstiea a la que silo puede caracterizar por lo que ella no es. Esta concepeién, que parte de una percepcidn « contra- rio de los fendmenos econémicos. y, ademvis, de una negacidn de los conceptos de ia economia clisies, no s6lo Jes quita a estos dltimos su capacidad operatoria ~cuando tienen alguna- sino que se reduce a una demostracién de luna perspectiva limitada, a saber: que esas sociedades precapitalistas sélo seriam diferentes del capitalismo por- ‘que son su revés, Tal concepeidn no brinda los elementos de una clarificacin positiva de las relaciones de produc- ci6n 0 los medios para distinguir cualitativamente los sistemas sociales entre sf La escuela sociolégiea alemana y briténica del siglo XIX percibié fa distincién entre valor de uso y valor de ‘cambio en sus implicaciones juridieas, las que las sociedades en dos grandes categorias recon eesivamente bajo nombres diferentes. Henry Maine (1861) establecié una distineién entre las sociedades donde las relaciones sociales se establecen en funcién del estatus de las personas y aquellas donde prevalecen los contratos o acuerdos bilaterales. Lewis Morgan (1877) hhace una distincién parecida entre la soctetas, donde dominan las relaciones entre personas, y la civitas, fun- dada sobre la pertenencia territorial y la propiedad, dis- Uneién cuyos términos serviran a Marx s Engels en su exploracién de lus sociedades primitivas 'L. Krader, 1972), Tonnies (1887) denomina Gemeinschaft a las so. ciedades donde prevalecen las relaciones de parentesco ¥ de veeindad, y Gesellschaft a aquellas donde los indivi- duos se consideran. a través del intercambio, como extra- As unos a otros. Estas distinciones, que serdn vetomadas por Mux Weber. ofrecen elementos positives de analisis Su defecto radica en no ser sino juridieas, o en proponer la distineién juridiea como determinante, No expresan lo que procede del movimiento social sino sélo las normas que las sociedades se dan como medio para conservarse Para Polanyi (1957/1968) y su escuela tambin el in- tercambio es el que representa el acontecimiento mis importante, la “gran transformacién” que separa a la economia antigua de la economia de mereado. En la primera dominan dos formas de eireulacion, indisociables del estatus de las partes, la reciprocidad entre imalec + La coMUSIDAD DoMESTICA y Ja redistribucién entre el poder central y sus subordina- dos. en la economia de mercado las mercancias se inter- cambian entre ellas. Pese al interés que merecen estas Gistinciones que hacen surgir una diferencia cualitativa ‘entre la economia de mercado y las economias que la precedieron, ellas se sittian atin al nivel estructural y Uescriptivo, sin desembocar sobre los problemas de pro- duccién, Pero es a partir de éstos que se anudan las relaciones observadas al nivel de la circulocién. Lo que descubre Polanyi es que, en las sociedades antiguas, le economia esta sometida a un proyecto poli- tico unificado y no a las decisiones individuales y diver- sas de los empresarios. Descubre que, en una sociedad estatutaria, el movimiento de las riquezas esta subordi- nado a lns estructuras jerarquicas y a su renovacién, que ésias forman los canales a través de los cuales los bienes deben deslizarse para que su circulacién no perturbe las releciones sociales establecidss, sino que, por el contra- rio, las refuercen. La economia le parece, por este hecho, integrada en el tejido social, y no, como oeurre en la sociedad de mercado, surgir de éste para ocupar un domi nio que le seria propio y sometido a sus propias leyes En realidad la economia esté integrada, en la sociedad capitalista, de igual modo que en las otras. Aqui Polanyi confunde la economia como disciplina, producto de una division del trabajo intelectual, y su objeto. Marx demos. ‘86 que aquello que a los economistas liberales se les aparecia como puramente econdmico y material, por ejemplo la mercancia 0 ef capital, era, de hecho, la crista- lizaeién de relaciones sociales, én particular del asala- riado. ‘Al estudiar a los autores antiguos, Polanyi y sus eola- boradores esclarecieron aspectos hastante enigmatieas del funcionamiento de fas sociedades antiguas. Al mismo tiempo su investigacién se desplazé hacia las sociedades mercantiles, esclavistas, que producian para la venta, 0 hhacia la economin dominial. Polanyi estudia la economia ‘antigua en general y no, como yo me propongo hacer ‘equi, la economia doméstica solamente, Recientemente Marshall Sahlins (1972) se dedicé a culificar lo que llama el modo de produccién domestica, spoyindose no tanto sobre el intereambio como sobre las caracteristicas de la produccién 16 LA COMUNIDAD HOMESTICA visiin negativa de la comunidad doméstiea a la que silo puede caracterizar por lo que ella no es. Esta concepeién, que parte de una percepcidn « contra- rio de los fendmenos econémicos. y, ademvis, de una negacidn de los conceptos de ia economia clisies, no s6lo Jes quita a estos dltimos su capacidad operatoria ~cuando tienen alguna- sino que se reduce a una demostracién de luna perspectiva limitada, a saber: que esas sociedades precapitalistas sélo seriam diferentes del capitalismo por- ‘que son su revés, Tal concepeidn no brinda los elementos de una clarificacin positiva de las relaciones de produc- ci6n 0 los medios para distinguir cualitativamente los sistemas sociales entre sf La escuela sociolégiea alemana y briténica del siglo XIX percibié fa distincién entre valor de uso y valor de ‘cambio en sus implicaciones juridieas, las que las sociedades en dos grandes categorias recon eesivamente bajo nombres diferentes. Henry Maine (1861) establecié una distineién entre las sociedades donde las relaciones sociales se establecen en funcién del estatus de las personas y aquellas donde prevalecen los contratos o acuerdos bilaterales. Lewis Morgan (1877) hhace una distincién parecida entre la soctetas, donde dominan las relaciones entre personas, y la civitas, fun- dada sobre la pertenencia territorial y la propiedad, dis- Uneién cuyos términos serviran a Marx s Engels en su exploracién de lus sociedades primitivas 'L. Krader, 1972), Tonnies (1887) denomina Gemeinschaft a las so. ciedades donde prevalecen las relaciones de parentesco ¥ de veeindad, y Gesellschaft a aquellas donde los indivi- duos se consideran. a través del intercambio, como extra- As unos a otros. Estas distinciones, que serdn vetomadas por Mux Weber. ofrecen elementos positives de analisis Su defecto radica en no ser sino juridieas, o en proponer la distineién juridiea como determinante, No expresan lo que procede del movimiento social sino sélo las normas que las sociedades se dan como medio para conservarse Para Polanyi (1957/1968) y su escuela tambin el in- tercambio es el que representa el acontecimiento mis importante, la “gran transformacién” que separa a la economia antigua de la economia de mereado. En la primera dominan dos formas de eireulacion, indisociables del estatus de las partes, la reciprocidad entre imalec + La coMUSIDAD DoMESTICA y Ja redistribucién entre el poder central y sus subordina- dos. en la economia de mercado las mercancias se inter- cambian entre ellas. Pese al interés que merecen estas Gistinciones que hacen surgir una diferencia cualitativa ‘entre la economia de mercado y las economias que la precedieron, ellas se sittian atin al nivel estructural y Uescriptivo, sin desembocar sobre los problemas de pro- duccién, Pero es a partir de éstos que se anudan las relaciones observadas al nivel de la circulocién. Lo que descubre Polanyi es que, en las sociedades antiguas, le economia esta sometida a un proyecto poli- tico unificado y no a las decisiones individuales y diver- sas de los empresarios. Descubre que, en una sociedad estatutaria, el movimiento de las riquezas esta subordi- nado a lns estructuras jerarquicas y a su renovacién, que ésias forman los canales a través de los cuales los bienes deben deslizarse para que su circulacién no perturbe las releciones sociales establecidss, sino que, por el contra- rio, las refuercen. La economia le parece, por este hecho, integrada en el tejido social, y no, como oeurre en la sociedad de mercado, surgir de éste para ocupar un domi nio que le seria propio y sometido a sus propias leyes En realidad la economia esté integrada, en la sociedad capitalista, de igual modo que en las otras. Aqui Polanyi confunde la economia como disciplina, producto de una division del trabajo intelectual, y su objeto. Marx demos. ‘86 que aquello que a los economistas liberales se les aparecia como puramente econdmico y material, por ejemplo la mercancia 0 ef capital, era, de hecho, la crista- lizaeién de relaciones sociales, én particular del asala- riado. ‘Al estudiar a los autores antiguos, Polanyi y sus eola- boradores esclarecieron aspectos hastante enigmatieas del funcionamiento de fas sociedades antiguas. Al mismo tiempo su investigacién se desplazé hacia las sociedades mercantiles, esclavistas, que producian para la venta, 0 hhacia la economin dominial. Polanyi estudia la economia ‘antigua en general y no, como yo me propongo hacer ‘equi, la economia doméstica solamente, Recientemente Marshall Sahlins (1972) se dedicé a culificar lo que llama el modo de produccién domestica, spoyindose no tanto sobre el intereambio como sobre las caracteristicas de la produccién 18 LA COMUNIDAD BOMESTICA Para este autor los principales aspectos del modo de produccién doméstica verfan los siguientes: D divisién sexual del trabajo, fundada sobre la familia ‘minima: un hombre y una mujer; O una relacidn entre el hombre y el til procedente dela construccién individual del mismo; C una produceién destinada a la satisfaccién de las nece- sidades de base, de donde resulta una limitacién de las capacidades productivas en virtud de la ley de Chayanov 1925)" un derecho sobre las cosas que se ejerce a través del derecho sobre las personas; 1D una eirculacién “interna” de los productos domésticos ¥y por lo tanto un predominio del valor de uso Esta economia doméstica seria sin embargo tan poco confiable como aparentemente es funcional. La irregula- tidad de la produecién, los efectos de la “ley de Chaya- nov" (es decir, entre otros y segiin Sahlins, una produeti- vidad del trabajo variando a la inversa de ias efectivos de Ja familia eampesina), la subproduccién y la subpoblacién inherentes a este modo de produceién, ia eeologia, todos estos factores exigen la reciprocidad entre las comnnida- des al mismo tiempo que explican el cardcter a la vex anarquico y solidario de esta sociedad. Con relacién a Marx, Sahlins precisa el cardcter indi- tidual de los medios de produccién y reconoce una forma més sutil de apropiacién mediante el establecimiento de relaciones personales. Se plantea el problema critico del doble nivel de la organizacién social, el de la comunidad y ] constituido por su asneiacién, organizacién contradieto- ria que segin el autor se explicaria por el cardcter particular de la produccién, Por el contrario, y a la inversa de Marx y Engels, el defecto de Sahlins y de casi todos los autores contemspo- rraneos, consiste en no precisar el periodo historico al cual se vineula este "modo de produecién”". Aun cuando algu- nos de los rasgos que propone sean relatives a las fuerzas De acuerdo con att lay las familias campesinas adapta sus exfuerzor 1 sus pecesidades; existe un equilibria marginal entre el desagrade que produce un esfuerso enplementario y la satisfucion que se otiene del Droducto de se vero Chayanov, que Funda sue andlise en eeampeei- ‘ado. ruso de comterane del sgl ws, nace Teservas en cuanto 2 la apliahiliad de esta ley al modelo del ofkoe antiguo (1925 ' 2, LEA COMUNIDAD DontesTi¢g re} juctivas, no precisa el nivel de los conocimientos adquiridos, ni el de las téenicas productoras de energia, ni el modo de explotacién de la tierra, ete. Los rasgos que retiene se aplican tanto a la economia de los cazadores-recoloctores como a la de los pescadores, pastores 0 agricultores. El titulo de su obra deja pensar en efecto, que el conjunto de estas acti una misma economia de la “edad de piedra’.’ Estos estudios sobre la “economfa doméstica” parecen concer- nir, sin que esto sea bien especificado, tinicamente a las comunidades agricolas. sta confusion, yo mismo la he cometido (1960), y estas eriticas, pueden no eer aplicadas legitimamente, Ellas provienen del hecho de no haber sabido distinguir hasta el presente lo que caracteriza el nivel de las fuerzas productivas y lo que resulta de ello. Pese al esfuerzo por un mayor rigor, el trabajo de Sahlins en gran parte permanece prisionero del empirismo. El modelo de los intereambios y la generalizacién de la nocién de reciprocidad, que nos propone en la misma obra, muestran toda la debilidad de este andlisis. Dicho modelo incorpora datos provenientes de toda suerte de sociedades, sin consideracién por su especificidad histé- rica, a las que su método de anélisis no permite, por otra arte, conocer. La generalizaciin respecto de un’ conjunio ide sociedades de diferente naturaleza slo puede realizarse después del andlisis y el conocimiento de cada uno de los sistemas en discusién, No puede realizarse sino sobre os elementos que explican el movimiento histérico y no sobre los rasgos disperses pertenecientes a varios periods. Nuestra tarea previa consiste, por consiguiente, en descubrir cuales son, entre las sociedades que se ofrecen a Ja observacién, las que pertenecen a sistemas econémicos semejantes y en qué medida éstos pueden ser eventual: mente reducidos 2 modos de produccién distintos, cuyo modelo nos servird de sefiales y de jalones en la investi- acién, * Ninguna sociedad “prmsitiva’ contemperdnes posee una tice comparable a la que tiene le sociedad predistricn, Nada pert pensar que dichas industrias expresen la sna categoriae econmicas. 1 SITUACION DE LA COMUNIDAD DOMESTICA Mi primera intencién fue la de limitar esta investigacion al “modo de produecién doméstico”, al que mas adelante defino por el nivel hist6rico de las fuerzas productivas al cual corresponde 1, 2, 1, Se trataba, en una primera aproximacién, de examinar las sociedades agricolas lla madas segmentarias, constituidas por céiulas sociales de produceién generaimente ligadas a los linajes, aunque en realidad mas asimilables a "casas". En un trabajo ante- rior 1967) traté de establecer de qué manera esas socie- dades se fundan sobre una forma de expiotacién de la tierra que, por sus implicaciones sociales, politicas © ideoldgicas. las distingue radicalmente de aquellas que practican actividades de recoleccién ‘en particular la eaza fen sus diversas formas y la recoleceién). Sin embargo, en 1 curso de la elaboracién me parecié que una definicién pertinente de la comunidad doméstica me obligaba a roseguir ain mas all este andlisis, a fin de delimitar con mas precision el objeto de mi investigacién. Pera aclarar algunas de las distinciones que queria hacer con otras formas de onganizacion social de 1a produccién y/o de la reproduceién, me vi obligado a rechazar. para estas uiltimas, algunas nociones que les eran aplieadas de ma- nera indebida, y analizar, al menos sumariamente, para justificar la especificidad de mi objeto, formas de organi- zacién social que no se relacionan con ella. Este primer capitulo tiene por objeto establecer en qué medida. al menos tres tipos de sociedad, tienen caracteres positives distintos a los de la comunidad domésties, Pero esta demostracién, que se hace por comparacién algunas veces implicita con un abjeto que sélo ex definide poste riormente, silo se esclarece por referencia a este titimo, Las remisiones al capitulo 2 permiten encontrar el ca ino gue subyace a la elaboracién del presente capitulo, 120) /ACION DE LA COMUNIAD DOMESTICS 2 Se piensa que para sitar correctamente Ia economia doméstica en el conjunto de les sistemas econémices ¥ sociales, hubiera sido necesario definir la totalidad de lox ristnos, Mi ambicién es mucho més limitads. Consiste soln en demostrar, a partir de casos que me son bien conoeides, que la nocion de economia primitiva o tiadi- onal recubre distintas formas de organizacion social, obedeciendo a leyes que le son propias. Consiste en de: ‘mostrar, igualmente, que es posible extraer eriterios, que espero sean pertinentes y cientificos, capaces de caructe- vizar sistemus sociales a los que se aplican conceptos especificos. La asimilacin de estos sistemas a modos de produecién muestra la apreciacion gue cada uno puede hhaver de cada caso, apreciacién que tal ver permitirs precisar, eventualmente, esta nocidn y otorgarie valor ‘operatorio, Todos los autores, y en particular Marx y Engels, se han esforzado en establecer de qué manera la “comunidad primitiva™ difiere del capitalismo, y, de manera menos convincente, de la esclavitud y del feudalismo, vale decir, de las formas de organizacién social que le habrian suc dido. Pocos se preocuparon de aquelio que la distingue de otras formas de organizacién social que se suponen ante- riores 0 inferiores, Como vimos, la economia primitiva permanece como una eategorfa rélativamente vaga en el interior de la cual sélo uparecen como distintivas ciertas actividades dominantes. Se habla asi de sociedades de caza, de pesca, de ganaderia. Esta primera aproximacién xo se puede rechazar totalmente. Demuestra que para los investigadores la produccién desempefia un papel det minante. Sin embargo no ha sido establecida la relacién liogica entre estas diferentes actividades, que no se exclu- yen necesariamente, y las formas de organizacién social. GEs legitimo, en suma, aceptar a priori esta distincién como susceptible de definir los. "modos de produecién”? Marx nos ensena que Lo importante no es lo que producen los hombres sino la manera como to producen. EL _mismo Engels se engané al respecto en una carta famosa ‘Bngels a Marx, Londres, 8 de diciembre de 1882, en Engels, 2 La eoMESIDAD DOMESTIC Jjnza (entre lo germanos los piles rsa, ist os tanto man eorprandente por euanta cl modo de produc Son ee exencaimente dstings:aqut peseadores yexzadares sia Sensiors ni agrcature alla gonaderia noutde que paso Eultiwo de fos campos. Esto reba, precisamente de Qoe menera fn este estado el modo de produceion es menos deceive ie ftado de dencompesieign de lon viejo azo de coneanguiaidad § devin antigua comunidad reiproce da lee sexce an Ie tru ‘Come se nab, en partir de esta declaracin de Engels que Cau Let Strain pada denies como marssta"= Ea efesi, sia ests abservacion de Engels se In entonde fatamente en el Sentido de quo el materialemo tetris no tene vais en Sicledadesprimtivasentonces para sr “marasta” ex sufteente on dyer del ‘campo de la antropologe por un “méteda" as adecuado para el exadio de Toe vigos Fao le ontaniginidad por lo tant traiionarian al verdadero arn quite Se empta.en alr soncer oon oe aque Ie es extrafo. Ba realidad Engels sélo compracba que las Felaciones de production no son “dedsivas", Sestlone sin orm Inno explitamente. que mi als de las extretas felacones de proc ln “eosanguldad” expres relacones que. anen Tos hombres para la eeproducelén de a vida, Por cnsyguente no rechaea ul materials histdico como instrument de anit delay soeiedader primitiva, you obra El origen da fami, de {a proueded priveday del Buta Yo pracba shandantemente, Ls ruta realzidn por Ld Straune no logracuprimir el hecho de fue ess socledades estén oligadan a. produce -y oto en ‘ondiciones doterminadas por el nivel de las fuerzas product Yas~ pare exists y porpatuarse, v que, en conseevencay todas noon comprenaibles por ue mamas eategoioe Sontifias,todes To'son por metio del materialismo histeric Mis alls de esta delbereda confusion de Loi Stnuse, existen tras que son de naturaesn més profunda, La carta de Engels domiurstra la Sbildad del eancepta de "modo de produstan” reducido aqui a la simple nocién de actividad productiva, hasta ‘en sus propios creadores Por atts parte los analisis teéricas relatives a la etnologia ran tus slementales como para hacer una distincién entre las istintas formas de relaciones expresadas por lo que se dene. nnaba “consanguinidad”, De hecho esta di 3a e3t4 por hhacerse en lo que concierne al “parentesco”, y en las paginas que siguen trataré de demostrar de qué manera persiste la confusion cen lo referente a la naturaleza de las relaciones sociales agrupa ‘das en esta categoria. La peseg, la caza y la agriculture son cada una activi- dades imultiformes a las que no puede otorgarse un de- SeCUACION DE 1A COMEENIDAD HoMTICN 23 terminismo univoco. Para cada una de estas actividades existen numerosas practicas (Terray, 1969). Unas son olectivas y otras individuales. Exigen mas o menos in- Yersiones en trabajo. Las relaciones que se establecen tntve productores dependen de los-medios empleados, de fos procesos de trabajo, de la naturaleza y del uso del producto, Es a partir de la relacién que se establece entre 1 productor y sus medios de produccién (en particular la tierra), ¥ de las relaciones sociales necesarias y de la puesta en accién de estos medios, como debe realizarse el analisis. 1 BLINCESTO LUTE ‘Todo el problema de le reproduceidn esta contenido, en La cmnologia clasica, en la teoria del parentesco. La hipétesis, de una prohibicién universal del incesto esta explicita- mente admitida, tanto por la escuela funcionalista como por la estructuralista, como causa primera de la exoga: mia! y del “intoreambio de mujeres" vale decir como base de la teorfa del parentesco. Por consiguiente es indispensable, antes de teda discu- sion, levantar esa presuncién de una causa ideoldgica previa a la socializacién de las relaciones matrimoniales, observadas en las sociedades agrestes. Lévi-Strauss (1967 : 34) supone que esta prohibicién del incesto, “euvo origen esté en la naturaleza” -ade qué otra manera se podria explicar su supueste universali- dad?-, podria, a pesar de todo, tener una causa sociolé- ica: is necesidad del intercambio de mujeres. De tal suerte que no queda claro si, en el espiritu del autor, esta prohibicin se vincula al derecho y a 1a moral (producidos or las condiciones generales de Ia sociedad) ~en cuyo caso yo estaria de acuerdo con él- 0 si es un dato natural, » Exogamia: matrimunie fuera de a grupo de pertenencis. + "EI inereambio de fox mujer” solo es el casn de un fenémeno mas general el de la movilidad de los individuos paberes de smtoe saxon, La ‘ovlldad de las mujeres piberes, con prefereniaa le los hombres, no es ‘ecesaria ni universal. 4 LA COMUNIDAD DOMESTICA sobre el cual los hombres no tienen ningiin poder? Gode- ier (1973 6 : 8), aun remitiéndose de manera obstinada al marxismo, pero én realidad fiel a sus opciones estruc- turalistas, aparentemente la acepta sin reserva, como un postulado de cardcter ideoldgico. Robin Fox (1967 : 31) hhace de ella uno de los cuatro axiomas sobre los que se funda, segiin su criterio, el parentesco: “primary kin do not mate with each other” ("los parientes de primer grado no se acoplan”), Las miembros de un grupo “pariente” ne pueden, en razin de esta prohibicién, mantener relacio- nes sexuales entre ellos, y, para acoplarse, deben buscar pareja fuera del grupo. Asi se explicaria “el intercambio de mujeres” que se observa incluso cuando los grupos de pertenencia son los suficientemente amplios como para que los miembros puedan acoplarse entre ellos. La universalidad de la prohibicién del incesto est lejos de haber sido probada y es demasiado dudosa como para servir de base a toda la teoria del parentesco.' Por otra parte es iniitil para explicar la movilidad matrimonial. Si se entiende por “incesto” la c6pula entre descendien- tes de los mismos progenitores y entre progenitores y descendientes, incluso sin extender esta nocién 3 los parientes clasificatorios, se comprueba que se trata de una préctica conocida y a veves institucionalizada en cierto niimero de sociedades. Se ejerce legitimamente ‘entre hermanos y hermanas en Hawaii, en el seno de las dinastias faradnicas, entre padre e hija azande, entre madre e hijo mbuti, e incluso entre gente comin en el Egipto romano (Middleton, 1962), ete. Estos casos po- rian multipliearse, pero es probable que, como todas las practicas consideradas como “inmorales” por el cristia- nismo, fuera répidamente suprimida. Todos los etnélogos de campo saben cudn dificil es obtener informacion cuando han pasado los misioneros y los administradores coloniales, sobre todo lo que reprueba la moral del coloni- zador: sa¢rificios humanos, supresién de los ancianos, précticas sexuales, antropofagia e incluso esclavitud 2 F, Korn (1973-18) demueetrae eardtertautoligica det razonamientode ‘Levi Stans, cuando fate sit el incest en la base del prinepic da recipro- dad y de lo wstezas prenriptvos “Middleton (1962) sporta, en relacidn con este tea, seriog elementos ‘Racuerda que Firth habla sfirmade deade 1508 l reltivisme dal incerta SITVACION DE LA COMUNIDAD DomésTIcA 25 (Meillassoux, 1975), ete. Se sabe tambien que los etndlo- gos y Viajeros, cuando llegan a conocer tales hechos, fienden @ autocensurarse por temor a desacreditar pobla- ciones que han conquistado su simpatie. Puede pen- gorse que, en razén de la extrema repulsin de nuestras sociedades cristianas frente a las précticas incestuosas, la informacién sobre este punto es aun peor que sobre los otros. Es concebible, no obstante, que en las sociedades donde la regulacién matrimonial y las relaciones de filiacién estén poco desarrolladas, el incesto (en especial el na miento incestuoso), al no tener incidencia sobre la org nizaeién social, podia practicarse en la indiferencia. La débil frecuencia del incesto en Ia praetica es debida al hecho de que la edad de las eventuales parejas, on el interior del grupo restringido, es més dispar que la que existe entre parejas de grupos distintos. La probabilidad es mayor, para los miembros de la familia restringida, de encontrar pareja fuera de ésta antes de tener ocasién de relaciones sexuales entre ellos. Pese a este obstéculo sabemos que el incesto, por ejemplo en las sociedades dindsticas, puede ser preseripto por razones positivas. El ineesto, en efecto, al igual que otras précticas sexuales declaradas “anormales” 0 desviadas, no provoea repulsion “natural” en la mayorfa de los individuos; parece, por el contrario, haber ejercido una atraccién tan fuerte que hhan sido necesarios todos los recursos del terrorismo religioso para combatirlo a medida que las condiciones sociales (ampliacién de los grupos domésticos) facilitaban su prietiea* Como veremos més adelante (1, 2, 11), lejos de estar inserita en la naturaleza, la prohibicién del incesto es la transformacién cultural de las prohibiciones endogémicas (es decir, proscripciones de carécter social) en prohibicio- nes sexuales (vale decir “naturales” o morales y de pro- yyeecién absoluta) cuando el contro! matrimonial se con- vierte en uno de los elementos del poder politico. En otros » R. Needham (1974) considera que las prohbicionesrelativas al inasto sou demasiado diversas, en exercia, coro para ser consideradas a prior ‘como univervales y dependientes douns teoria genaral (pp. 62-63) Para ete ‘Eutor las presceiciones morales relatives a cereas mujeres son el negativo 4e las reglas que rigen el eceso alas mismas. 26 La comusinan nowsica ‘términos, el incesto es una nocién moral producida por una ideologia ligada a la constitucién del poder en las sociedades domésticas como uno de los medios de dominio de los mecanismos de la reproduccién, y no una proserip- cidn innata que seria, en la ocurrencia, la tiniea de su especie: lo que es presentado como pecado contra la natu- raleza es en realidad un pecado contra la autoridad El recurso a la nocién de incesto para explicar Ia movilidad matrimonial procede de una visién estrecha- mente demogréfica de} crecimiento social. Asi R. Fox eseribe: “mother-children group could {...| be totally self-sufficient for purposes of reproduction” (1967 : 54 “el grupo madre-hijos podria ser totalmente autosufi- ciente para la reproduecién”) De esta proposicién se pueden extraer por lo menos tres presupuestos: uno considera que los grupos sociales cons- titutives se identifican necesariamente con los grupos ‘genéticos; el segundo considera que su crecimiento sélo depende de la capacidad natural de reproduccién; el ter- ‘cero que no existen otras limites para su dimensién que su fecundidad. Tos estos presupuestos deben ser recha- 2ados. Volveremos sobre el problema del crecimiento y la rreproduccién de los grupos constitutivos, y ahora discuti- Femos sélo ol de su dimension. Es evidente que, en una sociedad organizada para la sobrevivencia, les grupos constitutivos son aquellos capaces de subvenir a sus ne- cesidades materiales y, més particularmente, nutritivas. Desde este punto de vista el grupo madre-hijo, librado al azar de la fecundidad, no es un grupo constitutive funcio- nal. No se compone necesariamente de individuos capaces de producir y de satisfacer las nocesidades materiales de todo el grupo. Su existencia fisiea est subordinada a su insereién en una eélula de produccién de distinta dimen- sién y distinta composicién, econémica y_socialmente determinada por las condiciones generales de la produc- eidn. Las condiciones y las capacidades de reproduccién, del grupo madre-hijos estardn subordinadas a la natura- leza de la célula de produccién en la que se incerta. Ahora bien, s6lo pueden ser consideradas como células constitutivas funcionales las que se eonstituyen alrededor de relaciones de produccién formadas como tales. En una ‘economia que tinicamente emplea medios individuales de produccién, el efectivo de sus células, en la medida en que BYUAUION DE LA COMUNIDAD nowESTICN a no esté dirigido por las exigencias de 1a produccién, es siempre inferior al que seria necesario para asegurar su reproduccién endégena. Siendo el mimero de las repro- Guctoras, en relacién al conjunto de la poblacién, siempre menor que el de los productores, son menores las posibili- dades de que una célula constituida alrededor de estrictas actividades de produccién disponga en todo momento de suficiente niimero de mujeres piiberes como para que su progenitura sea susceptible de remplazar en continuidad fos efectivos del grupo en sexo y edad. Ni la horda ni la comunidad agricola aleanzan semejantes efeetivos. La movilidad de los individuos entre un conjunto de células de produecién es por lo tanto necesaria para asegurar este distribueién ‘Segin Washburn y Lancaster (en Lee y Devore, 1968: 303), "es necesario alrededar de un eontenar de parejas para producir nifos en eantidad suficiente para que la relacion de los sexas $e proxime 4 5080 y'a fin de quan vida social funciona sia inconvenientes. Esto exige una poblacién de aproximadamente quinientas personas”. Estas son Isa cifras a las que habria llegado el profesor Sutter (segin F. Heritier en una comunica- con verbaD. Este célealo sin embargo, presupone la monogazni @ incluso remite al problema del acoplamiento. Pero lo que dirige {a reprodueci6n no es una igual distribucién de las mujeres entre Jos hombres sino la capacidad de fecundacién de las mujeres ppuberes pertenccientes al grupo en cuestidn. Para Leroi-Gourhan el céleulo de la dimensién de los grupos se apoya sobre la relacién “masa alimentaria, niimero de los individuos que constituyen el grupo y superficie del territorio frecuentado en un cierto estadio de la evolucién téenico-econémiea” (Leroi-Gourhan, 1964: 213-214). Este autor deduce que entre los cazadores: recolectores “el grupo primitivo esta constituide por un xnuimero restringido de individuos de ambos sexos” (ibid. : 216) cuya existencia esta "ligada a las eélulas vecinas por medio de una ted de intercambios coherente con sus necesidades de reproduccidn." Entre las dos etapas del agrupamiento, los actos de adquisicién alimenticia seha- ln por su superioridad al grupo primario (pareja o fami Jia doméstica), mientras que los actos de adquisicién Youubrayo-C.0. Py “LA coveinman nomenon matrimonial son dominantes en el grupo ampliado (pa. rentesco, etnial”” ‘La unin de los grupos constitutives y sus alianzas no estan dirigidas sdlo por las exigencies de la produccién 0 del intereambio, sino por los imperativos de la reproduc- cidn, De manera tal que siempre existen, como lo sefiala Leroi-Gourhan, al menos dos niveles Ge organizacién social; el de la célula productiva y el del grupo de repro- duecién. Si existe un "modo de produccién” se lo debe buscar al nivel de este conjunto de eélulas productivas orgonizadas paza la reproduceién, LA HORDA ¥ LAS RELACIONES DE ADEESION Si se retoma una sugestién de Marx (1867, 1: 181 ¢,[1867: 1, 1, p. 217)) es posible distinguir dos tipos primarios de economia agreste, segin que la tierra sea objeto de trabajo o medio de trabajo. Las implicaciones sociales de la utilizacin de la tierra como medio de trabajo, es decir de eu modo de explotacién en Ia agricultura, som estudia- das mas adelante, en las paginas consagradas a la comu- nidad doméstica, Aquf examinaré brovemente la ecoro- mia de recoleccién basada en la explotacién de la tierra como objeto de trabajo, as{ como algunos casos intermedia. ros cuando vorren el riesgode ser confundiios eon ia comu- niidad doméstica.* ‘La tierra’ es. objeto de trabajo cuando es explotada directamente, sin reeibir una inversion previa de energia * Lersi-Gourhansefiniab claramenteagu una lines de fvertansin que ‘emanece deeuideds par razon qu el exprosibaaftreando qe ens ‘ences hsnansanfranstceracanireconomies sents, 0 Imayoria de as veces, en ladda en que marea de manera edicts la ‘iperestructura de os pritiens matrstniaesy de fae os | De ma: ers al que ne cmosen meat os imerarbine de rests elow meream- Bs coudianes. ar prestaione tuales que le servi Banale, nies: Jaciba de fe monedas e lade que ls do as legumes. rah Ter beastie dels todades que au enero Ud 210 Li economia de reccleccién fue objeto de exude entries, on que gut silo aporto alguses complements (Meilassowx, 1067, 1273) "ta palabra "terra" debe entenderae en el senvido de medio Naural que occa al producto ‘en In ecicin ingiem de B! cop! el termino et fuelo"), Mary osmilo ella expreanmence, agua s{TUACION Die LA COMUNIDAD DoMESTICA 29 pumana. La actividad productive conaiste en separar de Ja tierra el producto formado o alimentado por ella, sin otra modifieacion del medio por parte del hombre.’ Las actividades de caza y de recoleccién son representativas de este modo de explotacién de la tierra. ‘A diferencie de la agricultura, que exige una inversion 4 trabajo en la tierra y cuyo rendimiento es diferido, la economia de recoleccién es de un rendimiento instanté- roo: el acto de produccion brinda, sin mis demora que el lempo de ejecucién, un producto: los frutos, las larvas, la miei o la carne estén disponibles @ la accién de cada partida de recoleccién o de caza. Si el rendimiento es instanténeo no es, necesariamente, inmediato, pues la produccién exige la utilizacién de instrumentos mediatos, Se herramientas, en los cuales est invertida una parte Ge energia. Segin el grado de inversién necesaria para esta tarea abricacién de herramientas, de armas, de trampas) y segin la naturaleza individual o colectiva de estas inversiones, la cooperacién entre los productores es ‘mis 0 menos numerosa o mas o menos durable. Algunas ‘areas pueden ser realizadas por un solo individuo (caza 0 entrampamiento de pequeiios animales), Estos contribu- ‘yen, sogtn parece, a una parte importante de la produe- ‘ign. Otras tareas exigen la cooperacién de efectivos més famplice para asegurar el funcionamiento simultdneo de los instramentos en uso (por ejemplo la caza con ted) 0 para construir y después manipular obras mas importan- tes (grandes trampas, despenamiento de animales, ete.).0 simplemente para proteger la seguridad mutua de los miemabros del equipo, incluso cuando cada uno de sus miembros se dedica a actividades separadas o individua- les trecoleccién). Si bien la empresa colectiva sélo exige inversiones individuales (si, por ejemplo, es realizada por productores que disponen de sus herramientas 0 no disponen de ellas) se cierra mediante el reparto del producto entre cada * Lo mismo cure, aparentemente, con lo pesca. Sin embargo éstn sage apa con fort de ngninain i mis pata 3 ms Fedentaria gus la economia cinegetis, de manera tel que nose podria Pastel nls lane Segoe ce 08 gan Yon esd, con argument muy cainesntes en ou upeye, und ferme preva TP Sgricalturs; Riviere, 1974, 30 {Ls COMUNIDAD DosESTICA productor. Este reparto desliga a eada uno de toda oblig: cin hacia los otros. Nada exige, desde el punto de vista de la produccién, que los mismos productores reconstitu- yan el mismo grupo posteriormente. Es eierto que otros lazos establecidos en la horda, al margen de las activida- des productivas, pueden impulsar a la reconstitucién de Jos mismos equipos, pero esta reconstitucion no es nece- saria para las condiciones materiales de in produecién y de la distribucién. Cada equipo se constituye sobre una base voluntaria. Si la empresa comin ha exigido la fabricacién de un medio de produceién colectivo suscepti- ble de ser utilizado repetidas veces, los miembros del ‘equipo son impulsados a permanecer juntos durante todo el tiempo que se lo utilice. Sin embargo los vinculos creados de esta manera no son obligatorios. Pueden s6lo durar el tiempo que dura la utilizacién del objeto col tivo. El productor, al abandonar el equipo antes de este término, no hace sino renunciar a una parte del trabajo invertido, pero no al producto de su trabajo inmediato. Esencialmente no rompe ningiin cielo de produccién. El ciclo de la reproduccién de la fuerza de trabajo, de la energia humana, es corto, Las subsistencias, que no se prestan a la conservacién, son consumidas a medida que se producen. No existe acumulacién del producto. El ciclo de transformacién de los alimentos en energia es coti- iano: cada dia, 0 casi cada dia, el produetor pone en accion la energia adguirida por medio de las subsisten- cias que absorbié durante las horas pasadas para produ cir las subsistencias necesarias durante las horas. si- guientes. El producto es invertido como medio de produc- cién de la energia humana sdlo por una corta duracion. De esta manera la duracién del trabajo cotidiano es, en término medio, muy breve, alrededor de cuatro horas segtin las observaciones realizadas en varias sociedades (cf. Lee y Devore, 1968). Pero la distribucién de las tareas, productivas es casi diaria, perfodos productivos e impro- ductivos se sueeden con algunas horas de intervalo, No existe ninguna estacién muerta durante la cual cesarian las actividades de produecién alimenticia. Las relaciones sociales engendradas por este modo de produecién a corto término son precarias. La debilidad de las inversiones y su duracién pasajera, la mala conserva cién del producto, la repeticién cotidiana de tareas diso- “SITUACION DE LA coMUSIDAD DosesTic a ciadas, no favorecen la constitucién de un grupo de pro- duccidn susceptible de una cohesién organica perma- nente, ni la emergencia de una autoridad gestionaria, Las eélulas de produccién, las hordas, son reconocidas, de hhecho, como inestables y de composicién cambiante. La movilidad de los individuos, que se desplazan entre las hordas, es actualmente un hecho reconocido, aunque pa rece haberse concedido a esta institucién, hasta estos ultimos anos, una importancia accidental." No existe una regla de virilocalidad o de ginecolocali- dad. Hombres y mujeres puberes se desplazan libre ¥ pocificamente desde una horda a la otra, ya sea a causa de un desentendimiento, por mayor atraccién de otro {grupo o por tener un o una compencra. La unién entre hombres y mujeres es precaria. Los hijos, después del destete, y'a veces antes, son adoptados por el conjunto de los miembros de la horda y no siguen necesariamente a ‘sus progenitores en sus desplazamientos. La reproduccidn social refleja este modo de produccién ligado al presente. La reconstitucion de los efectivos de cada horda, a diferencia de las sociedades agricolas, se efectiia mediante la movilidad de los adultos entre varias de ellas que representan el conjunto de repreduccién, conjunto cuya composicién no es necesariamente cons: tante, El productor es introducido en ellas por sus capaci- dades de produceién presentes y no futuras. Las institu. ciones vineuladas a a reproduceién social acoplamien- tos, recepcidn de extranjeros) apuntan a atraer y a rete- nner a los adultos dentro del grupo, mas que a prever el destino de los hijos de sus miembros, Esta movilidad libre ¥ voluntaria de los adultos de ambos sexos entre hordas es el mecanismo dominante de la reproduecién social. El crecimiento biolégico sélo es Ia materia. La distribucion social de los individuos no es decidida en el momento de! nacimiento, en funcién de vineulos de filiacién previs- mente establecidos por el matrimonio, sino en el curso de la vida activa del individuo. En estas condiciones la proereacién no da lugar a un control social estrecho, sino gue es el subprodueto de los acoplamientos. La distribu- * Turnbull introduce I nocin de “uj” para caraceriar esta nocin de ‘movildad de los individuneentve lar hordae en Lae Devore, 1988 132 a2. 1LA COMUNIDAD DOMESTICA cién de las edades y los sexos tiende a realizarse de manera aleatoria. La reproduccién social de la horda, el equilibrio necesario entre productores y no productores, dependera asi de sus capacidades para retener o atraer adultos de ambos sexos hacia ella. En el caso de los Mbuti (Turnbull, 1965) la finica institucién que parece ligada a la reproduccién de la horda es la breve ceremonia de recepcion en el curso de la ceual los recién venidos son aceptados, 0, después de la ceremonia de la miel, cuando los viejos hacen volos para ela horda no se disperse. No existen, por el contrario, ceremonias matrimuoniales, ni de funerales 0 de bau- tismo, salvo aquellas que fueron introducidas por imita- ion de sus vecinos y explotadores Banti,'? ‘Come lo sefialan J. H. Steward (1068: 339-954) y otras autores, la guerra no parece haber sido una actividad caracteristica de los ‘cazadores-recolectores en sus relaciones entre si Los Guayaki, presentados por Clastre (1974: 89) como cazsdores-recolectares ‘exclusivamente, constituirian la excepeién. Al practica® el infan- tieidio de las nidas, un déficit constante de mujeres los impulea ria a la guerra como medio para procurarse esposas. De acuerdo con ciertas caracteristieas que co evidencian a través de esta literatura (culto a los antepasados, sometimiento de las muje- es), pareciera, como piensa Clastre, que se trata de una pobla- ida de origen protasgricola. Pero, contrariamente a 10 que piensa el mismo autor, habrian conservado la practica de la ‘guerra en un medio ambiente sociohistrico (vecindad de pabla- cianes belicosas) que la favorecfa, con el objeto de preservar una situacién adquirida de dominaciin masculina, A causa de la inestabilidad de las células constitutivas xy del modo de reproduccién social, las relaciones sociales, fen la horda, se definen ante todo en virtud de la adhe- sién presente de los individuos a la misma, adhesin que se manifiesta por la participacién en las actividades co- runes de produccién y consumo. Los miembros de la horda no se ubiean de acuerdo a un ancestro de referen- Lee eeremonis clima y molimo dsoeritas por Turnbull (1965) son, ‘oma lo precisa muy claramenteeate autor como ru nombre Io indica, Détamoe hecho « los Banté. Turnbull demuestra de qué manece elas Evidencian un proceso de wentifieaién con Ins poblaciones que los dom nan. Mf. Godelier las analiza, in embargo, como si perteneceran la cltora original de lo eatadares Mist (1973 SITUACION DE LA COMUNIDAD DOMESTICA 33 cia, no se closifican segiin una genealogia formal. El hecho de que algunos o todos sus miembros estén vincu- lados biolégicamente es un hecho secundario: esos lazos, en si mismos, no crean obligaciones reefprocas permanen- tes, ni definen el estatus ni, incluso, el rango de los individuos. En estas condiciones ¢s improbable que los términos genéricos empleados por los miembros de un grupo de- terminado para designarse mutuamente, estén asociados a lazos eficaces de consanguinidad, que ocupan un lugar tan reducido frente a las relaciones de adhesin. Es improbable que se trate a priori de términos de paren- tesco, si se entiende por tales los que se establecen mediante la filiacién, Mas verosimilmente se sitian en Ja interseecién de categorias generales de edad y de sexo, y categorias funcionales, ligadas a la participacién en las actividades de produccién (nitios no produetores, adultos y vigjos) y a los acoplamientos. Asi pueden ser “herme- nas” todas las mujeres mibiles de la banda, sin referencia 1 la Mliacién; “hermanos” los hombres de la horda de la misma generacién activa; “padres” los ancianos que ya no participan en las cacerias colectivas. Pero el esquema de linajes es tan fuerte en el espiritu de los etnélogos que incluso los mas sagaces consideran las relaciones sociales ante todo a través de las categorfas del parentesco."” Asi ssucede, por ejemplo, con Lorna Marshall (1957). Incluso Turnbull (1965) menciona un matrimonio mediante el “intercambio de hermanas” entre los pigmeos mbuti, mientras que en la misma obra relata que los acople- mientos se realizan volteando los muchachos a las mu- chachas cuando las hordas se encuentran en oportunidad de ciertas fiestas. Obligado a explicarse, a causa de estas, os proposiciones contradictorias, Turnbull reconoci6 que “hermano” y “hermana” no significan otra cosa que hom- bres y mujeres de la misma generacién y pertenecientes a la misma horda. Es evidente que las nociones de “matri- monio pteferencial” o de “intercambio de hermanas’ no * Como resecién ata teorkaentonces predominate, Malinowski (1927 184) sasventa que "a toclabilidad se desarrola por extension de los Iza familares Cheredados de ls animales) y no del istinto gregaro’. Ver. en in sentido entrar, Reh (1992 21: "La familia es|. a fuente de ‘st giilizaion 34 La comusanan pomesmic® tienen, en este contexto, ninguna pertinencia en términos de parentesco."* La comprobacién realizada por Steward (1968 : 321 ss.) respecto de que los grupos minimos que componen las hordas de cazadores-recolectores estin compuestos de consanguineos y de afines, no implica de ninguna manera que las relaciones de parentesco daminen la relacién social. Del mismo modo, en la Sociedad eapitalista, aun cuando Ia familia constituya el lugar de la reproduccién social, aun cuando cada individuo esté inserto ‘en relaciones familiares, el principio dominante de la organiza ‘6n social no es el parentesco sino el sistema contractual que liga a los individuos unos con otros por intermedio de tae mercanetas y el dinero. Al sostener Wasburn y Lancaster (1968 301), siguiondo la mizma linea de pensamiento que Steward, que la organizacion familiar se origina en el modo de vida inegético y que so continéa en Ia agricultura por cuanto loc problemas son los mismos, cometen, agravindolo,idéntieo error. Es, también, el error de Moseovici (1972). Bs flagrante la confusién entre dos relaciones distintas: la de adhesion y la de parentesco. En la horda la condicién de un individuo depende de las relaciones vo- luntarias, precarias y reversibles, que contraiga en los, limites temporales de su participacién efectiva en las, actividades comunes, Las relaciones de parentesco, por el contrario, son impuestas por ol nacimiento, son de por vida, estatutarias e intangibles, y es a partir de ellas que se define la posicién del individuo en las relaciones de ‘produccién y de reproduecién en los diferentes momentos de su existencia. En el primer caso Ia sociedad se recons- truye incesantemente a partir del libre movimiento de los, individuos entre las eélulas constitutivas de Ia sociedad; en el segundo los, individuos stn sometidos a las nor mas establecidas de la reproduccién social, en el limite de ‘su grupo de origen, En uno la pertenencia social perma- nece individual, mientras que en el otro se comunica de generacién en generacién. ‘La confusién entre relaciones sociales tan distintas todavia domina la teoria del parentesco hasta un punto tal que, actuaimente, 1a confusién llega al limite. "Williams (en Lee y Devore, 1968 : 130) comprueba expliitamenteeate deslizamiento de lengua. SITUACION DE La COMUMIDAD DOMESTICA, 36 ‘M, Noodham lo comprueba con cierto desencanto: ninguna de lat eciones vehiculizadas por la teoria del parentesco ‘lene conte- sido. “The word ‘kinship’ [...] does not denote a discriminable class of phenomena or distinct type of theory, [,..] it has an Jinmense variety of uses. (...| In other words, the term ‘kinship’ is |...) an ‘oddjob’ word and we only get in trouble when we assume that it must have some specific function. |... The word has in fact no analytical value (...] There is no such thing as Kinship theory.” (1971 ; 5)."> Mas lejos Needham agrega: “Very similar considerations apply to the concept of marriage.”"" En. su conjunto Ia obra es una comprobacién del fracaso, para la ‘xeuela funcionalista, de la tecria funcionalista (y estructura. lista) del parentesco ‘Las conelusiones do F. Barth (en Goody, 1973 : 18) son det mismo orden: “The very extensive debate on descent and filia- tion [.. |] has not produced adequate generalizations or a compa. rative understanding of descent systems. ... Attempts to clarify and refine the anthropological concept of deseent as 2 central analytical concept will hardly meet success, since it straddles 60 many, analytical levels and eacloee so many feed nck of ecta Needham concluye comprobando que el eomparstivismo tal "Entendemos por estructuras elementales del parenteso los sistemas ae preseriben ol matrimonio on un cinta tipe de partentes, eh 20> srt stra a nti oe ee et Grape ea barienes les ditinge eo dos eatogoria.conyuges ponbles conus Prohibides” (LéviStuse, 1967 "1. paney "Une sociedad se divide en miter exando recone en su seno doe 38 LA coMUNIDAD poestica Las reglas del acoplamiento, a la inversa de las reglas de filiacién, est4n més dirigidas hacia el pasado y el presente que hacia el futuro: es en raz6n de las relaciones establecidas por las generaciones anteriores que serén definidas las relaciones presentes de ego. Ignoran, con- trariamente, las preocupaciones que muestran todas las sociedades de parentesco por su posteridad Limitar el estudio del parentesco al problema del scoplamiento implica una premise. La de entender que el matrimonio tiene como fin primordial, si no Gnico, permitir a individuos de sexcs diferentes que vivan juntos. Lévi-Strauss, curiosamente mate- Tialista aqui, piensa que existen eausas acondmieas suficientes séle para el acoplamiento tnieamente (1967 : 46), en particular a complementariedad del trabajo material masculino y feme- nino. Pero esta causa econémica no es tniea. La distribucion sexual de las tareas, jes necesario decirlo?, es un hecho de “cultura” y no de “naturaleza”. Si se puede observar que una de las divisiones de las tareas se establece, de manera variable por otra parte, entre hombres y mujeres, o'al menos entre aquellos ue responden a las definiciones sociales del “hombre” y de la “mujer”, y que hacen de la mujer (o del esclavo) la sirvienta del hhombre, esta division es conseeutiva a la gumisiGn previa de la mujer y no a imaginarias capacidades distintas. Sélo de la paaricion y del amamantamiento son capaces exclusivamente las ‘mujeres. Ahora bien, esta especializacién natural slo explicarfe el acoplamiento con miras a la reproduccién, mientras que las mujeres, una ver fecundadas, se bastarian econémica y social- mente a si mismas. Nada en la naturaleza explice la division sexual de las tareas, asf como tampoco explica instituciones ccomo 1a conyugalidad, el matrimonio o la filiacién paterna. Todas le son infligidas’a las mujeres por imposiciSn, todas son, por lo tanto, hechos de cultura que deben ser explicados y no servir de explieacién. Las estructuras elementales del parentesco de Lévi- Strauss solo son una generalizacién de las reglas de acoplamiento a todas las sociedades de parentesco. Aqui, sn el semi im 0s Sencar rs a cette te Soe ee eons see Se Secteenics mare ee Sather epee eee ee iene eae Shee sisirmcaice Sesieetmenyae a SITUACION DE-LA COMUNIDAD DOMESTICA 39 sin embargo, la generalizacién acttia a la inversa. Mien- tras que precedentemente hemos visto de qué manera los términos que expresan la pertenencia por adhesién estdn asimilados a los términos de parentesco por filiacién, y cémo la transposicién de estos tiltimos transforma horda en protolinaje, las reglas de parentesco de las sociedades de linaje son ahora, por el eontrario, reducidas. a las normas de acoplamiento que dominan en ias hordas, tendiendo a presentar las sociedades de linaje como com- puestas de protomitades exogamicas. Pareciera, entonces, que ni el fur tructuralismo ofrecen los medios teéricos para diferenciar dos modos de organizacién social distintos, uno donde domina le adhesién y otro la filiacién; uno donde In posicién social del indivicuo ests en funcién de su parti- cipacién presente en las actividades comunes, el otro en funcién de su crecimiento en el seno de una célula pro- duetiva y de su lugar en el ciclo de la reproduccién a través de un referente genealogico, Estos caracteres, aso- ciados a la diferencia radical que los opone en el nivel del trodo de oxplotacin do Ia terra, contribayen sin,em- bargo para distinguir dos sistemas econdmicos y sociales primarios cuyos principios de base no son reductibles a Jas mismas eategorias. ‘Aun cuando Serge Moscoviei propone una distincién entre rel ida de adhesién (que él denomina relacién de afiliacisn) y rolacién de parentesco, no estamos de acuerdo sobre muchos otros puntos. En primer lugar Serge Moscovici aplica esta dis- tineién a los hominidos en relacion con los eazndores, mientras gue para mi se sitia entre los cazadares-recolectoras y los Aagricultores.** Al hacer esto reintroduce, como la mayorfa de los autores, una confusién abusiva entre esos dos tipos de cultura, ftribuyendo sin precaueién los rasgos de una a la otra 5 Sin quo esto implique de mi parte ningtin tipo de asimilaciim de loe hombres los hominidos. La nocion dena contd socal o clfural ‘entre el hombre ye animal como es dominate de la etologie ennte pordnes, sgn ia cual es posible encontrar en lac animales el ongen de ‘nuestros eomportalentoe, ‘ustrado ‘con ejemplos muy diversas y racadas de cu context, Este antrope- ‘untrame de mpariencia igen, pero mis acusado aun que el etnoces- ‘rismo de ls etndlogoe, conducedirectamente aun determinismo naturs- Tistasin'salide y alas doctrinas totalitarias del poder. 49 La COMUNIDAD poxuRStIEA Serge Moscovici establece, por el canteario, una diferencia tritien entre la recoleceisn y la eaza, par el hecho de que las Telaciones de produccion serian radicalmente diferentes. Las relsciones de recoteccién serian individuales y no necesitarian ‘conocimientos especiales ni entrenamiento fico, Lan relusiones de caza serian, inversamente, colectivas y exigician entrena- ‘miopto y aprondizaje. En el primer eazn la seeiedad pertanece ria individualizada, mientras que en el segunda, aparecerian las eluciones organitadas y el parentesco paterno, Pero 19 que subemox de la realidad de las relaciones sociales de produceién ‘ef. en perticular las eontribuciones en Lee and Devore, 1968) no confinins esta reconstruccion imaginaria. La reeoleccion exige muchas veces el recorrido de largas distancias. Se realiza en grupo para protegerse contra los animeles salvajes, Requiene por Jo tanto ur entrenamiente Fisiew lo misma que tin conoe:mienta precio de las plantas, de los hugares, de los animales pelierosos, de los mediox patra protegerse de ellos. de Iss materia primas tailizables para cortar, iransportar, cuidar, ete. Por el eontrario, Ja caza y el entrampamiento de’ lox pequofies animales son corrientemente practicades en la proximidad inmediata de los campos por Ins eazadores, hombres @ mujeres, j6venes 0 viejes que conservan et producto pars ellos, sin compartizlo: este tipo de cara exige poco conocimiente, poco entrenamienta fisicu ¥ no roduce solidaridad. Bs a un cierto tipo de enza colectew ol cjeo que se tefiere Serge Moveuvicl, pero sin precisar v sin hacer el andlisis de las volaciones de estas actividades con las atras. Es 0 esta misma perspectiva que Serge Moscoviei lige la aparician det parenteseo con La actividad cinegéties. la cual estaria en el origen de “lazos durables", Sin embargo la verdad ex pr mente Jo contrario; las sociedades de caza sen inestables: Seguin Serge Moscovici el parontesco se estableceria a partir de la paternidad, ella misma suscitada por el deseo del padre cazador de “reproducir ul hombre para ia transmisién de 9u saber al hijo. Ex un punto de vista muy ingenuo ¥ “nataralista” pensar que Ia vor de Ia sangre se bara oir subitainente en esta oeaxién, La paternidad no es, en estas soviedades, individual, sino que interes al eonjunto del grupo. tas Al septar que n modo de pradosiindescansa necesarimente sre fl contr de os medioe de. producion materiales egin el modelo ‘capitalists se torge ala tierra une poicon eontral. Al compreba, con fan, qve ol repara ea errs es dngido por la erganzacion soil y nova ia invorea, si ir be lejos ne atribuye a aa estreetutessoclales 1a (alkded de "ilreestructra” {La REPRODUCCION DoMESTICA 7 cidn, que sélo se establecen mediante Ia produccién del productor, constrifie a las primeras en lazos individuales y las sitéa en un marco institucional destinado a manipu- Iarlas para adaptarlas a las exigeneias de la organizacién yy del control de esta produccién. El andlisis anterior demuestra que las sociedades “primitivas” no escapan al materialismo histérico. De- muestra que “el modo de produccin dado y las relaciones, de produccién correspondientes al mismo |... .] en suma ‘la estructura econémica de la sociedad es ia base real sobre la que se alza unn superestructura juridica y poli- para el cual ‘el modo de produccién de la vida material condiciona en general el proceso de Ia vida social, politica y espiritual””. (Marx, 1867, 1 : 98 {v1 : 100). A diferencia del capitalismo, y esto es importante, et ‘poder en ese modo de produccian reposa sabre el control de os medios de la reproduccién humana: subsistencias esposas,y'no sobre las medios de la produceion material, Esta ‘Ultima distineidn desearta las interpretaciones protomarxistas que sélo pueden ver en las sociedades no capitalistas una prefiguracion de las sociedades capitalis- tas, vale decir de los sistemas sociales en los que las relaciones de produccién se establecen mediante Ia pro- piedad juridica de los medios materiales de produce! Esta vision limitada e hipocrita del materialismo hists- rico sélo puede conducir a la interminable repeticién de algunos esquemas del materialismo vulgar. El control social a traves de los medios de 1a reproduc- aA +B +) (Se supone que la fraccién aA que ha sido invertida en la formacién del produetor de referencia, fue extraida del Producto social de la generacién precedente.) ‘Tasa Rd de reproduccién doméstica (nimero de depen- dientes menores que el productor puede alimentar hasta la edad productiva durante su vida productiva): Rd = pB—aB+ 0-8 oA aA IS = sobreproducto brute.) La formula anterior representa la tasa de reproduecién, bruta; se supone atin que Ia fraceién a A, que fue inver- tida en la formacisn del productor de ‘referencia, fue extraida del producto social de la generacién precedente, Ra tiene en cuenta asi, entre los dependientes del produc tor, a su sustituto, el niko que lo remplazara como productor. La reproduecién neta, la que sélo cuenta el ‘miimero de los nifios suplementarios, 0 que expresa el crecimiento doméstico, seria: Rn = 6B — oA + B40) a | -STRUCTURAS ALIMENTICAS DSL PAMENTESCO 8s La férmula yale para cada productor, hombre o mujer. {La reproduecién de un hogar es la suma de las tasas de reproduceién de cada uno de sus miembros actives, En lo que concierne a las esposas que legan a la comunidad ya formada, se considera que cada comunidad recibe a plazo fija tanto como cede, de tal manera que las transferencias de aA se anulan, Bsta hipstesis esta de acuerdo con la ldgica del sistema (ef. 1,4) La produccién vitalicia de un productar puede formu- larse, en términos de distribueion del producto, de la siguiente manera; ABi=aBiy+yaCi+naAw En el transeurso de su vida el produetor consume: aA roBisaCe 7 miimero de viejos que pueden cer alimentadas con el trabajo del productor considerado, y- miimero de jévenes improductivas que también pueden ser alimentados con el trabajo del productor. Los indices 0, 1, 2, segiin estén en primera o en se- wunda posicién, indican el origen o el destino del pro- dueto. (0 generacién posterior atin no produetiva (los jévenes); 1: generacion presente produetiva (les adultos activos 2: generacién anterior no productiva (los viejos). La constitueion do la comunidad gira alrededor de las transferencias de aA y aC, vale decir mediante la cireu- lacién de las subsistencias entre las tres generaciones productoras sucesivas. Si se considera que todas las cantidades a y aC son idénticas entre ellas, sustrayendo de la produccian vitali- cia de cada productor su consumo vitalicio, se abtiene su plusproducto vitalicio: 5-5 (@B = yaC + mad) ~ wA+aBrac) S = a0y-t) + em) Al nivel del conjunto de la comunidad el plusproducto std a cada momento representado por el volumen de las 8 LACCoMUNIDAD DoMESTICA ssubsistencias disponibles por sobre ta eantidad necesaria pera la reproduceign simple de los efectivos, Para que este plusproducto permita un crecimiento demografico de la comunidad doméstica, es necesario todavia que se eumplan varias condiciones. Sise tiene en cuenta que Ia produccién agricola nunca es regular sino Ge esta sometida al azar del clima, el que a veces puede freducir la produccién durante varios aos consecutivos, Ja primera condieién para el crecimiento demografice consiste, lo hemos visto, en dispaner de productos que tengan la capacidad de conservarse al menos mientras dure el mas largo de los periodos cataclismicos, Si esto se cumple, el volumen medio del plusproducto debe estable- cetse aun nivel constante durante un periodo al menos igual a le durseién A de formacién de una generacion de productores, Una buena corecha no es sufleiente para humentar la publacign. Ee necesario que durante quince 6 veinte aoe los nfios supernumerarios nacidas en este periody estén seguros de recibir la cantidad de alimento A necesaria para su maduraci, Si ce supone que la duracién del almacenamiento de los productos alimenticios permite cubrir los periods eata- Elismicgs, para que en el mismo se conserve el nivel emograficn, sera necesario que: AW) -P y para que haya crecimiento de 1a poblacién: AW + AV) oP Y: volumen anual de produccién de la comunidad, 4'V: crecimiento de V, plusproducto, P; efoctivo de la poblacién de le comunidud. Los stocks que eonstituyen las comunidades nanea re- presentan "excedentes” porque su abjeto es extender en el tiempo st capacidad de reproducirse y, eventualmente, de Asi, lo que una clase explotadora extrae eventualmente del producto social se realiza siempre en detrimento del crecimiento ¢ incluso de la reproduccién simple del grupo PSIRUCTUMAS ALIMSTICIAS Di PARETESCO 8 cuando esta extraccién produce I muerte prematura de tuna parte de la poblacidn ila muerte prematura debido a Ja miseria nunea es contabilizada como una pérdida eco- némica en los eilculas de la economia liberal). bs, EL PLUSTRARAJO Mis que de un plasproducto, 1a economia doméstica es capaz de produeir un plustrabajo. ta division de las actividades agriculas en estaciones productivas ¢ improductivas hace aparecer claramente la capacidad de la agricultura para brindar un volumen de subsistencia 36, cayo consumo produce una sum de energia XE superior @ la necesaria para la reproduccién 38. Esto puede ser evaluado ficilmente mediante el tiempo de trabajo necesario paxa la produccién del pro- lucto agricola que, en general, sélo es una fraccion del taho solar. A este periodo debe azregarse el tiempo de trabajo necesario para las operaciones anexas, en particu lar las relativas a la fabricaeion de los instrumentos agricolas. asi como el tiempo de trabajo necesario para la preparacién de las substancias alimenticias y para la fabrieacién de utensilios eulinarios, Durante las estacio- nes muertas son realizadas los trabajos indispensables para el mantenimiento del productor de energia: eons- truceién de la vivienda, fabricacién de vestidos, diversos rmuebles. ete, Estas operaciones, estriciamente necesarias para le produccién y a reproduccién, generalmente no absorben Ia totalidad de las fuerzas de los trabajadores durante le estacién muerta. Aun cuando este periodo vea muchas veces dificil, queda un resto de energia que puede emplearse en actividades productivas suplementarias ‘caza, recoleccidn, ete., en actividades sociales o politicas ‘debates, competiciones, guerras, ete.) 0 en la produccion de bienes artesanales no productives. ‘Asi, al ser E la cantidad de energia producida anual- mente por cada productor activo, hombre o mujer, Guna freccién Es de E es utilizada para la produccién de un volumen de subsistencias de origen agricola nece- sario para la reconstitucién de las fuerzas del productor y para la formacion de los Futuros produetores (ef. 1, 3,1: 86 1.4 coMtNtDAD DoMESTICA una fraccién Ei esti dedieada a lus inversiones nece- sarias para la fabricacion de los medios de produccién, iitiles, utensilies culinarios, etc., y al mantenimiento del productor thabitacién, vestidos) una fraccién Ez se aplica a otras actividades ccons- micas no estrictamente necesarias para la produccién de B, asi como a las actividades sociales y politicas. © Bl resto es Be Luego: B= (Es + By) ~ (Eu +B). La diferencia entre la cantidad de energia producida E y la cantidad de energia gestada Es+E para la produc cion de E, es: Ex +E>. Esta diferencia entre cantidades de cenergia producida y gastada se traduce por una difer cia entre el tiempo de trabajo estrictamente necesario para la produecién de la energla E y la duracién del empleo de esta energia, duracion que al menos siempre es igual a un ciclo agricola completo, vele decir a un aio.* En otros terminos, el plustrabajo es la cantidad de cenergfa disponible mas alla de las cantidades aplicadas a la produccién de las subsistencias necesarias para la reproduccién simple de la eomunidad.” Ex+Erse traduce para la comunidad en un tiempo libre que goza gracias a sus esfuerz0s y a la explotacién de sus, capacidades fisicas e intelectuales, tiempo del que dis- pone de acuerdo con sus conveniencias y sus necesidades, tiempo indispensable para todas sus expansiones y pro- sresos. Para participar en el ciclo productivo, vale decir para pertenecer a la comunidad -y veremos las implicaciones de esta observacién cuando estudiemos la esclavitud-, ast 5 Las respetivassantidadas BS, B, Be, dopenden del nivel de produ vided aleanzado por la comunidad, Un progreeo del jntramental aur ‘ments Eien provacho de na disminucion de B, ask como un progeese de Tes tenicas agrcolas "pare que Ea E> apareaa, es neceearo que se rerpete nuestra hipitesis ‘nical saber, una agricultara de productvidad muy elevada cm pars stisfaca ls qccesidadesalimeticios necesavie para la mantencgn y le Fepreduccion de sus miembros acl como para la repeticion del cio ‘rial (ef 1,2, 0. “Wpsteplustraba es por esenca, It renta en srabajo en wna economia eydal yn plusvalia en In economia eapitalista, En ambos e250 es mediante Ia despsesin de est iompo Nhre que el hombre est alienado, -STHUUCTURAS ALIMENTICIAS DEL PARENTESCO 87 como para, contribuir a su propia perpetuacién, cada productor debe: 1] restituir a la comunidad la parte «Az ‘que consumié durante su edad improductiva para que ella se vuelva a invertir en la formacion de un futuro productor: 2) adelantar la parte aCn que consumira cuando se vuelva incapaz; 3) producir la parte oBi necesaria para su mantencién presente como productor. E! saldo S, si existe, normalmente es devuelto 2 la reproduecién ampliada de los productores, vale decir al crecimiento de la comunidad, to que permite realizar los. objetivos sentalades. La cireulacién dei producto entre generaciones, cireuki- cin necesaria para la reconstitucién de la energia hue mana, convierte a cada individuo, productor o futuro productor, en dependiente de todos los otros miembros de Ia comunidad. La eapacidad de cada productor para pro: ducir un excedente energético esté subordinada a su pertenencia a la comunidad. La enengia de cada produc- tor es el producto social y temporal de la comunidad y de sus relaciones de produceién y de reproduceion, anudadas sobre una duracién de tres generaciones sucesieas. Desde un punto de vista estrictamente econdmico la parte consagrada a la alimentacién de los improduetivos, y en particular de los viejos, parece superflua. Es olvidar {que las condiciones de la produccion conducen a situar a los ancianos en el centro de las relaciones de produccion y contribuyen al acrecentamiento de su autoridad, a la concentracién de las funciones de gestién en sus manos y al desarrollo de la ideologia del mayor. Estas estructuras definen la finalidad de este modo de produccién: la perpe- tuacién y la multiplicacién de sus miembros. Desde este punto de vista la comunidad doméstica representa un progreso sobre la horda, la que es poco capaz de soportar Jas enfermedades y los ineapaces, o de asegurar la sobre- vivencia de los viejos més alla del momento en que dejan de tener fuerzas para producir. ‘Ahora bien, en la comunidad doméstica la sobreviven- cia de los posproductivos sélo es posible por la inversion de la energia producida durante su edad productiva en la formacién de futuros productores. Si no pudiera invertir cen una eélula de produceién o de reproduccién, un traba jador aislado no podria sobrevivir ~a partir del momento en que deja de trabajar- mas alld del periodo de conser 88 LA coMUNIDAD DoMeSTICA vvacién de las subsistencias que haya acumulado antes de su reliro, vale decir durante varios aos. Al earecer de un ‘modo de intercambio que le permita ahorrar durante un largo perfodo para la transformacién del producto agri- cola perecedero en un valor durable y recambiable a plazo Ajo -como por ejemplo Ia moneda- el futura no puede invertirse sino on la produecién y reproduccién de a fuerza de trabajo de los dependientes inmediatos. en la constitucién y reconstitucién de la eélula productiva do- mextica Il, LA CIRCULACION DE 108 NINOS Una de las condiciones para la reproduccién estructural de la comunidad ex que los futuros productores reciban la parte aA de subsistencia necesaria para su crecimiento. Al considerar que el volumen de la produccién B de cada produetor es, en término medio, equivalente, y que, por el contrario, la capacidad de procreacién de cada uno no se encuentra ligada a sus eapacidades productivas, se im- pone una redistribueién capaz de armonizar la produccién y Ja reproduecién. De hecho, contrariamente a lo que parece superficialmente logico, esta armonizacién se rea- liza mas por la redistribucion de la descendencia que por la redistribucién del producto Por lo comiin se efectiia mediante ta practies de la comensalidad: el producto comin es transformado y el alimento distribuido de igual manera entre todos. los miembros, Pero lo que se realiza por medio de este rodeo no es tanto una redistribucién del producto como un hhacer comtin a la descendencia, considerada también como si fuera Ia descendencia dei decano, Por esta razén la poligamia es mayor en las comunida- des econdmicamente muy centralizadas (donde a totali- dad del producto esta administrada por el decano) que en las comunidades deseentralizadas. En las primeras el decano puede disponer de mumerosas esposas y tener tna amplia descendencia, sin que esta situacién actie de manera determinante en la redistribucién de las subsis- tencias, al ser cea uno, con igual titulo, hijo del decano. Si la comunidad esta dividida en hogares que disponen de [ESTHUCTURAS ALIMENTICIAS DEL PARENTESCO cy todo 0 de parte de su producto, se impone uns redistribu- cin para corregir los imprevistos de la fecundided. En una comunidad descentralizada, en efecto, el roparto de las esposas puberes, de los productos y de los ninos, debe acordarse con la distribucién del producto, En los limites del producto disponible este reparto entre eélulas productivas tiende a ser equilibrado, pues el producto presente de cada hogar sélo adquiere valor si os consumido y transformado asi en un produeto futuro. El hogar que no tiene suficientes nifios como para absorber su producto no realiza el “valor” de éste. La acumulacidn de alimentos (mas allé de las reservas nece- sarias para enfrentar las eventuales variaciones de la produccién) sélo equivale a su esterilizacion. Por otra parte, el hogar que tiene exceso de bocas para alimentar no realiza las potencialidades productoras de su descen- dencia. En las condiciones histérieas del funcionamiento de la comunidad, admitiendo que ésta sélo tiene posibilidades lunitadas de reclutar fuera de su seno (en oposicién a lo que pase on la cociedad esclavista), la adecuacién del producto social con el consumo se realiza mediante el desplazamiento de los individuos entre las células pro- ductivas més que por el de las subsistencias. En los limites de los efectivos de la comunidad, el mimero de nifios en el seno de cada hogar es apto para variar mas y con mayor rapidez que la produccién. La redistribucién de los dependientes permite repartir mejor ia energia humana entre las eélulas productivas y proporeionar en su interior el mimero de los individuos productivos € improductivos. Esta politica de redistribucién de los efee tivos en funeién de las exigencias de la produccidn se ‘manifiesta en Ja practica y en diversas instituciones tales como la adopeién de sobrinos y sobrinas-, ¥ se observa en la movilidad de los individuos entre los hoga- res de una misma comunidad; instituciones que favore- cen, mediante una manipulacién de las relaciones de parentesco, la reconstitucién permanente de las relacto- nes de produccién (véase 1964, cap. 4; Pollet y Winter, 1971 : 386; J. Schmitz, 1975, ete. Si en lugar de una redistribucién de los nifios, de aeuerdo con lox ‘mecanismos deserts, hubiera reparto del producto, Ia. concen. 0 1 CoMENIDAD DoMASTICA traelin de un numero de niiios proporcionalmente mas grande fen tn hoger mAs fecundo permitirias este, en una primera fase, recoger tana perte del producto social superior a su propia prov duceién, extratda ée la produccidn de la comunidad eh au con- Junta, Va esto seria recunocerle un derecho privilegiado sobre Ls produecién futura de su deveendencia, cuyo crecimiento estaria, Iniciado por esta extracciOn ejecutada sobre los otras hoyares de Ja eomunided. Si se udrite que cl producto del trabajo de esta escendencia asi constituida permaneceré en ese hogar, habr’ luna ruptura del ciclo de adelantos y de restituciones ¥ un definitive acaparamnionto de esta fraccidn del producto social que fe utzado en la formacion de los productores del hogar. Sin ‘embargo el plusproducto inicial acaparado de esta manera no se ‘eprodce sino en circunstaneias soetales que permiten su inver- sion independientemente del estricto crecimiento genético. Ex ‘tras términos, el plusproducto proveniente de loe productores formados en el hogar gracias a sus recursos exteriores debe comesponder, en la genoracion siguiente, a una descendencis proporcionada para alimentar, a falta de la cual el plasproducto Ee pierda Pare qorar de dl, el hogar debe encontrar fuera do su ‘sono ~y fucra de la comunidad eon Ia cual se rompieron los eiclos de rodistribueién- a los individuos que hara entrar en su grupo, tefin de invert en ellos el plusprodueto del cual dicpone. Una facumulacion diferencial del producto supone esta prsibilidad de Teclutar dependientes extranjerat. Abora bien, las condiciones Histéricus del funcionamienta de le comunidad doméstiea limi tun esta eventualided a eircunstancias ceasionales, no suscepti- bles de reproducitse reyularmente, por To tanto ni instituciona les ni onginicas. Si ella oeurriera haria posible, mediante la ‘tiBeacion de una redistribucion inicial del producto, el co- Imienzo de une aeunulacién diferencisl, pero al precio de una ruptura de las Felneiones de produecién y de reproduecign do- imestica, ex decir de una transformacion radical de las estructu- ra sociale, Asi. a causa de las obligaciones de la produccién, Ia ligica de la redistribucién se ejeree sobre les individuos mas que sobre el producto, al ser eonsiderado cada hogar ‘en suis capacidades relativamente estables de produccién ‘mis que en sus inciertas potencialidades de reproduecion: el sistema social es administrado a partir de los datos mis pertinentes, Mediante la redistribucién de los de- pendientes ningin productor, salvo en easo de muerte precaz, es despojado del producto de su trabajo. Su plus- producto le e: reintegrado, cualquiera sea el nimero de hos que haya procreado. Aste le permitira alimentar un _ESTRUCTURAS ALIMENTICIAS DEL PawuMSTESCO a mismo numero de nifios S (ya sea que esos nifios sean aA adquiridos 0 pertenezcan a la comunidad). La concepeién de Ia familia amplinda al parentesco clasifieatorio, que prevé institucionalmente la. circula- én de los individuos, esta asi en conformidad con las mes de Ia produccién y de la cireulacién de Tas subsistencias que logieamente dan mayor importancia al {abalo prouctivo que a la simple capacidad generadora jel macho, 4 LA DIALSCTICA DE LA IGUALDAD La circulacién de la descendencia que se realize en el interior de la comunidad doméstica no se acompaiia de ninguna contrapartida material. La circulacién de las esposas que se realiza entre comunidades diferentes im- plica a veces una circulacién en sentido contrario do ‘objetos, circulacién cuyas modalidades, la evolucién y los ‘efectos, vamos a examinar ahora. J. AA CIRCULACION DR LAS ESPOSAS Y DE LAS DOTES! En el conjunto matrimonial eonstituido por la alianza de varias comunidades, la reproduccin de cada una ée ellas esta asegurada por fa redistribucién de las mujeres pabe- 105 disponibles. La intencién fundamental de esta redistribucidn es la reproduceién, euyo instrumento es la mujer. El reparto de las mujeres no es el objeto ultimo de su circulscién, sino fl reparto de su descendencia, Kn todo lo que sigue le expresidn “cireulacién de las mujeres” sobreentiende "de- volucidn de la descendencia”. Aceptando que las mujeres fo procrean en su propia comunidad (salvo en el caso de ‘matrimonios preferenciales),ellas son transferidas hacia tras comunidades, Esta transferencia sélo puede efec- tuarse sebre la base de una reciprocidad absoluta, pues una mujer priber s6io tiene otro eguivalente funcional en ‘otra mujer piiber. En estas condiciones y si se reepeta " Botte por dot e conjunte de bienes materiales yo de predacones ‘xigdas eonvensonlmenta pr a comunidatl prentatatia ela comunidad que adglere mujer, oa dte se ditingue del usr, objetes personales que IS havis lleva sana de sa espa y que siguen poreneetndole y do loe regaioe hechae «tuo personal por Cerion partentes 192] PIALECTICA DR LA “ana 93 esta regla, cada comunidad s6lo puede recibir de las otras un niimero de mujeres estrictamente igual al que ella ha ‘engendrado. Sobre el plano de los efectivos el intercambio de esposas no permite a una comunidad disponer de mas mujeres de las que tiene en su sono. Por el contrario, este ‘numero puode distribuirse en e! tiempo mediante el juego de las promesus que permiten recibir ahora una mujer abil contra La promesa diferida de una muchacha por naeer 6 atin demasiado joven. Mediante este rodeo las comunidades que en un determinado momento se encon- tuaran desprovistas de mujeres nubiles pueden, sin em- argo, contar con aquellos que le son adelantadas como contrapartida del crecimiento femenino esperado por esta operacién, o en retribucién por una muchache cedida anteriormente, De esta forma ninguna comunitiad esti condensda a la extincién por el simple hecho de una fecundidad diferencial que Ia privaria de mujeres para- dajicamente solo se extinguiria por falta de hombres pibe- res), La posibilidad de un reparto igual de mujeres esta, por el contrario, preservada. La movilidad ordenada de las mujeres offece la ventaja practica, respecto de In endoya- mia y el matrilinaje,derepartirlas mujeres puberes no lo cn el espacio sino también en el tiempo. La contraparte de este mecanismo es la potigamia, la que permite recibir en cada comunidad un mimero de mujeres independientemente del nimero de hombres pi beres con los que cuenta icon ln condicién de que ese numero sea al menos igual a wo), El intercambio de mujeres, como vimos, se realiza tanto bilateral como multilateralmente. El intercambio bilateral se praetica entre dos comunidades aliadas y por lo general en razon de sus débiles efectivos- a plazo Sijo. La entrega de una mujer implica la promesa de otra El intereambio bilateral limita las transucciones al tic mero de mujeres paberes de las que disponen las dos comunidades en presencia y les distribuye en un largo Perfodo, La multiplieacion de los intereambios bilaterales con un nimero mayor de comunidades, suprime en parte ‘este inconveniente y asegura una mayor Muide2 a las transacciones. Las comunidades asi comprometidas en un cireuito de intercambios multilaterales deben estar perfectamente advertidas, en todo momento, del estado de las transac- 94 1 COMUNIDAD DomesTICA ciones matrimoniales y de Ia cixculacién de las obligacio- nes en mujeres, a fin de que ninguna reciba mas esposas do las que entregé 0 promotié. Mientras estas transaceio- rnes se realizan en numero limitado su control puede ‘ealizarse por medio de la memoria. Su mul hhaee més dificil, por no decir imposible, esta memoriza- i6n de la circulacion de las obligaciones. Esta tiende fentonces a materializarse convencionalmente mediante luna circulacion inversa de objetos representativos. Se observa, en efecto, después del paso del intercambio bila- teral a? intereambio multilateral, la aparicién de una Greulacién concomitante de objetos materiales (M. Dou- elas, 1963) La naturaleza de tales objetos esta estrechamente aro: Giada a las funciones de la transaccién matrimonial y a sus particularidades. A partir de estas proposiciones ve- temos cémo ellos reflejan esta funeion y, al mismo tiempo, cémo son susceptibles de traicionarla, IL LA DOTE COMO OBLIGACION Al poderse controlar la circulacién de las mujeres me- iante Ia simple memorizacién, la naturaleza de los obje- tos destinados a eumplir la misma funcién que la memo- ria, puede ser tan abstracta eomo ésta. Su materialidad, ‘que silo representa a obligacién y no ef objeto de esta bligacién, sera ast independiente del contenido de ésta, Al igual que en cualquier sistema de obligaciones, la ‘bligueion matrimonial puede ser representada por un objeto cualquiera, sin valor intrinsero, que puede tener ‘60 un valor fiduciarie basado en el eonisenso undnime de las partes y en la confianza reciproca que se otorgan. Medianté el intereambio multilateral no importa qué mujer pliber, perleneciente al conjunto matrimonial, puede ser recibida como contrapartida de una mujer adelantada # no importa qué otra comunidad, si la pri mera es designada asi por el circuito de obligacianes. Las mujeres puberes, en los limites de su pertenencia paren- tal. se wrnan fingibles. vale decir que pierden en ese reuito una parte de su identidad. La. esposa no. es tlegida en viraud de sus propias cualidades sino en fun- cién de uma oportunidad ereada simultineamente por la DIALECTIC ELA IGLALDAD 95, red de alianzas en Ia que se sitiia su. comunidad, tas obligaciones anteriores contractadas por ésta y el mo- ‘mento del ciclo matrimonial al que corresponde su edad * La fungibilidad de las mujeres paberes se manifiesta todavia mediante el sororato, en el marvo mas estrecho de Ia comunidad prestataria, la cual puede proponer una “hermana” en remplazo de una esposu deficiente 0 muerta, Fungibilidad limitada, sin embargo, pues las ‘mujeres no circulan en un sistema de “intercambio gene- ralizado", como una fermulacién falsa del estructura. lismo tiende a acreditar, sino en un eonjunto de circuitos roultilaterales por medio de los eueles la pertenencia de luna mujer 4 su comunidad de origen no se niey munca, A diferencia de lo que sucede en el intercambio xenerali= zado la mujer, on la circulgcién matrimonial, nunea es juirida por la comunidad'del esposo: efla no puede ser fida por ésta a una tercera comunidad. Sa circulacién siempre se realiza entre su comunidad de origen y otra, ‘pero nunca con terceras comunidades. En estos limites la fungibilidad de las mujeres puede reflejarse en Ia fungibilidad de las cosas; ellas pueden ser representadas por objetos substituibles unos por otros. ‘Al ser representativas de las obligaciones que we refie- ren, cada una, a una inica mujer, y al ser todas conside- radas @ priori como idénticas en 3us funciones reproduc tivas, las dotes permanecen equivalentes entre ellas cualquiere sea su naturaleza, su contenido, su volumen 0 la cantidad, la calidad, la rareza de los bienes matrimo- nigles que las componen. Sin embargo intervienen un cierto mimero de conside- raciones para definir la naturaleza de los bienes matri- moniales que, para ser aceptados como tales, deben tener cuslidades precisas En primer lugar es indispensable que los bienes dotales Posean intrinsecamente un cardcter distintivo, no de las ‘mujeres porque elas no se distinguen unas’ de otras~ sino de los hombres que los manipilan y que, ellos si, eben poseer determinadas cualidades, Los bienes dotales eben testimoniar Ins prerrogativas sociales de quienes dlisponen de ellos y de su eapacidad para establecer las £ Se entende que, en cemeinate coyuntara,difiimente pueda real- save iby ele del eine 96 Ea Cone Sion pomestics tvansaeciones matrimoniales, Por su natursleza y su composicion, la dute debe estar asociada a le: cualidades sociales del decano. Situado en el polo de la circulecién de los bienes producidos por Iz comunidad, ei deeano es quien tiene la eapacidad social de acumular, capacidad que es ¢l nico que puede asumir lagitimamente. Los Gienes matrimoniales seran por to tanto generalmente productos que testumonian respecto @ una cuncentreciOn de eneryia humana, ya sea en cantided o en calidad, que slo un decano, por su posiciin, puede reunir (Meillas- soux, 1960). Pero si Ia dote, por su composicién, distingue al decane de los niros miembros de la comunidad, no lo distingue de lus otros decanes, cuyas prerroyativas, eu materia ma- trimonial. son a priori idénticas. Las dates, al ser por una parte lit representacitin abstracta de las mujeres pabere=, ¥ por otra la representacion conereta de los mayores iguales entre ellos, permaneeen sometidas a las leyes de Ta uniformidad ‘Destinador a ser. en esta doble funeida, representatives de una promesa de mujer y del ranyo dul mayor, las bbienes matrimoniales pueden ser sélo bienes improducti- vos, eardcter que ex acontuado por su dispasicion a eireu- lar tinicamence, Estos bienes, ociosns y representativos, pueden tener slo un valor wuntencional y fidueiario. Si es asi, no cireulariin sino como bienes msttrimoniales en el seno de una sociedad constituida en torno a tales convenciones vale decir en el conjunto de las comunidades aliadas en el interior de wna misma area matrimonial En estas condiciones es pusible fijar convencionalmente el volumen y In composicion de ta dote para dicho con: junto: [a tasa convencional y uniferme de las dotes ex presa la igualded de principio de las obligueiunes v de lax parejas, Si el volumen de fa dote ex autorizdy « variur esto ny modificara | nacuraleza ni el contenido de la obligacton. Quien elige entregur una dote mas yenerosa no adguiriri, coma contrapartids, derechos matrimoniales suplementarios. Enotros términos. la calidad, el volumen v al contenido de ja dote permamecen independientes de sus capacidades hberaunus. Los bienes dotules pueden tener un cardcter perecedero co durable, Segén el caso, los mocanismos de {1 cireulacion ‘evanoan Fa matrimonial serén diferentes, En nuestra hipdtesis, donde el sistema total permite la ampliaeién de las reli clones matrimoniales, la eireulacion ¥ el atesoramiento de los bienes dotales favorecen la eleceién de bienes durables.” I BL INTERCAMBIO LDENTICO El examen de {a cireulacién de los alimentos y de lis ‘mujeres piberes pone cn evidencia un hecho fandamer tal que lo diferencia de todus las formas de circulacién mereantil: fos que se iniercambian entre st son brenes idénticos; alimentos contra alimentos en el cielo de ade- lantos y de resciruciones del producto agricola; esposa contra esposa en el cielo matrimonial. La circulacién de lag subsistencias y de las mujeres descansa sobre su uso diferido en el tigmipo. Los bienes que se insinsian en esto> eireuitos, como los que integran 1a dote en el eireuito matrimonial, sdlo son intermediazivs entre dos momentos del intercambio idénties. El intercambio diferide de lus ‘arenes idénticos contribuye a explicar otra particularidad de la eireulacidn observada por los etndlogos despues de R. Firth: la constitucién de esferas reservadas y exclusi vas de circulacién en las cuales solo se sustiniven unos con otros productos especificos, relatives a un nivel de- terminade de la cireulacién v que no pueden compararse con otros. productos que circulan en otro nivel. Esta circulacian no obedece a ias levee mereantiles, pues di chos bienes de substitucién ~eamo los bienes matrimoni Los problemas relativor x] aso de yanado conae bien matzimnial ependen dl satio dela sociedad de ganaderos. sun cuando numercsae Doblaccnes vesenterar de agrieitares To haven adeptadn, Dbido tes Fondiianes de produce del ganado. mes lenta y menos controlae Que Jn produczia de beones malarial, el aeaparamierts se cect ne font ot ina el trabaje como pur medio Ge ineurtionte. Elio auatta activ thdee guerseras Fl wana, por el contrario, sla tens duraidad por ra reproduccen maturnl, Im que puede conderarse como "paralela a Toproducccn del grupo. por lo tao mens seta 2 destrucion. Le Eonvencionesrelativay ala zopresencaividad asl gantdn peden, jer ‘timo, extenderse mis fciimente a poblaciones surmarocts fi evar tlleaur del vestdo estalenea mucha seeetHites lee interest ‘natrimeniates ene ganaderoe veeino Ey LA comuntDan Dowéstioa Jes no tienen otro “valor” que el de bienes siempre idénticos, de manera tal que su variacién en volumen y ‘en contenido carece de un efecto aceptable y aceptado sobre el intercambio final.* Mediant este intercambio difrido tend a realizar un arto igual, en el tiempo, de Jos medios de repr Gam: alimentos entre los miembros de la comunidad, nifos entre las células constitutivas de 1a comunidad; mujeres puberes entre las comunidades. El conjunto de ‘este proceso es la condicién de Ia reconstitucién perma- nente de las relaciones de produccién. ‘Sin embargo los mecanismos que hemos estudiado muestran la perspectiva y los limites de esta igualacin Si bien el deseo de conservar las relaciones igualitarias domina la ideologia de las comunidades domésticas, sdlo se apoya sobre una tendencia a largo término, a veces desbaratada por la historia (ef. 1, 6). Estos mecanismos contribuyen a asegurar on el interior de cada comunidad ‘un equilibrio (a mas o menos largo término de acuerdo con Jos elementos en cuestién)entre alimentosy consumidores, entre productivos e improduetivos, entre mujeres puberes y efectivos globales. Pero si tienden a constituir asi comunidades homélogas o semejantes, né realizan en todo momento une distribueién semejante de la poblacién nntre todas las comunidades constituyentes del conjunto social que pueden encontrarse, en euanto a si importan- cia numérica, en posiciones diferentes y eambiantes unas fen relacién con las otras. El ideal igualitario que reina entre las comunidades refleja las exigencias de la reproduccién social y se ‘firma mas firmemente por cuanto las amenazas de desi- gualdad pesan con fuerza bajo el efecto de constrieciones ‘exteriores. El caso de los Lugbara relatado por J. Middle- ton (1974), donde cada comunidad se afirma idéntica a * Lo slementan qu integran a dote no puotn cr asi asad ume moneda, porjve to exita intareambio de valves diferentes. Para que Inj tnarerabla de valores seria nocestrio que los objets cambiadoe ‘aeran diferentes, pues ln fuscia de la moneda es la de Tedir eta ‘ierencia une equvalencia (Bran, 1967) La date no cumple oa functénporgue nebace sino transfers en eltiempo.un valor siempreidéntce 4 I minno, si ser nocesariamente Mdectica 0 constant, DIALECTICA ELA WGUALDAD 99 todas las otras, es una ilustracién destacada, Jo mismo {que el proceso de degradacién de esta mismo ideal en la sociedad contemporanea de les Soninke, descrita y discu- tida por Pollet y Winter (1971) La ideologia igualitaria fue explicada por el estructura- lismo mediante la nocién de “reciprocidad’, en la que Léw-Strauss erey6 ver el motor del sistema social. Pero, a falta de un tratamiento cientifin, esta nocién intuitiva fue deformada para ocultar todo movimiento o intencién que actuara en sentido inverso (o aparentemente en sen- tido inverso), Pese a la definicién mas precisa que Polan- yi (1975) traté de darle, ciertos autores la generalizaron incluyendo sociedades donde no interviene, e incluso la extendieron a las relaciones de explotacién, como ser el ago del tributo “a cambio” de la proteccién del sefior, 0 #1 del diezmo por las plegarias del sacerdote,” Limitada « la economia daméstica la nocién de recipro- cidad explica ideolégicamente el modo de circulacion \dentica e igualitaria que traté de exponer. Por otra parte esta ideologia, es proyectada, en este tipo de sociedad, ras alld de las relaciones sociales, sobre las relaciones entre el hombre y la tierra. Para un agrieultor nada puede venirle de la tierra sin una contraparte: ha inver- tide su trabajo y la semilla, retira la subsistencia. Las actividades predatorias o extractivas, en esta perspectiva, lo inguietan: por eso dehen ser compensedas por un "sacrificio" que restablece el equilibrio, pues toda pun- iin wjrcda sobre Ia naturaeza est en contravensin con el principio de adelantos y restituciones que preside In economia agricola . Tales ereencias y rituales no so desarrollan de la snisma forma en las economias de caza 0 de recoleccién, onde la tierra no ee sino objeto de trabajo. La necesidad de una restitucién es menos necesaria para un cazador ‘que no tiene experiencia de la inversion En las sociedades aristocraticas de clases, por el con- Wario, 1a ideologia de Ia reciprocidad es conservada y Utilizada para justifiar las relaciones de explotacién, Confeson marifesta, en particular, en une serie de eabaios cones fens "Ua crt nln 8: icity de 1074 00. ‘nisin qve pertite simular las ys bajo le eabertara & rm ai explorciones bao 200 1 contuspad ousbsttea ‘aun cuando no tenga. en este caso, ningiin soporte orga: nico (véase, en relacion con este punto, la inteligente critica de Vilakazi a) articulo de E. E, Ruyle, 1873) 1, BL VaLoR OcULTO Cuando la circulacién de las bienes dotales es acompa: Rada por la memorizaciin de las transacciones, cads responsable de las comunidades sabe que o2 daudor o acreedor de esposas. La funeién de obligatoriedad de le dote domina, Mientras las parejas mantienen relacienes estrechas que permiten # cada una vigilar el cumpli miento de_las obligaciones matrimoniales, 1a dote es conservada en las funciones que le estin asignadas, su circulacién permanece subardinada a las exigencias de la Teproduccidn de las relaciones de produceion. B) eirouito dotal e inzerta en las relaciones sociales que limitan sus efectos a lo ue el sistema acepia. De otra manera, el aracter compuesto de Ia dete, las prestaciones de trabajo de la eual se acompana, a veces no facilis una manipala- cin simple y univoca que acordavia a la date funetanes de intereambio sin embargo latentes, como vamos a ver [La posesisn de tna date no es suficente para abrir lay negocluciones matrimoniales. Todavia es neeesario que el principio de esta negociacion sea admitido y Ia calidad de Jos prometidos revonocida. Es porque una mujer es nego- ciada que ia dote ee transterida. Su eireulucion, en pe ‘pic. solo acompana la circulacién primaria, necesaria, de los agentes productores y repreductores, sin que sea legitimamente posible modificar. por su imermedio, el reparto que se produce. ‘Mas alla de los limites convencionales e institucionales que mantienen a la dote en sus estrictas funciones de ‘obligatoriedad, hay también ercunstancias de hecho que contribayen a ello Si, como vimus, el volumon de la dote no modifica los términos de la trunsaenion, gqué sucede can la multipli- eacién de los niimeros de\dotes, con su produccion en ‘asa? Se presentan dos casos: 0 bien no existe limite al volumen de lan dotes,y'n0 es posible determinar a part e qué cantidad una dote se multiplia; 0 bien el volume INALECTICA De LA NGL ALDAD 101 de las dotes esta fijado convencionalmente pero su multi- plicacién no produce una multiplicacién proporeional de Jas mujeres ndbiles. Pera una dote sélo ejerce su funcion cuando existe la posibilidad de comprometerla en una transaccign matrimonial. Una superproduccién de dotes no acuerda ninguna ventaja a su productor, ni en 10 immediato nia largo plazo Bn resumen, aceptando que la dote esta compuesta de objetos improduetivos incapaces de intervenir directa: ‘mente en a produecion o la reproduccién; que se situa como término medio de un intereambio idéntico; que no transferencia no hace sino levantar una prohibicion (la el libre acoplamiento), por lo tanto liberar finciones reproductives latentes sin contribuir a crearlas; que st. circulacién no acrecienta el nimero de las mujeres pube- res ni su fecundidad; que su Gnica funcién es memorizat al reparto de las mujeres piberes en el tiempo y el espacio, pero que esta funcidn es totalmente abstractay la dote no parece capaz de intervenir en un circuito de equivalencia que le otorgaria un valor de cambio, 'No obstante, la intervencién de objetos materiales y durables en las transacciones matrimoniales, objetos que, or sus condiciones de produccidn y de cireulaciin, difie- ren de las personas y de los bienes que concurren & representar, implica la aparicién de contradieciones por- tadoras de’transformaciones, Si cada dote es identificada con !a mujer por ta cual fue transferida, debord ser conservada on posesin del pres tatario de mujeres, hasta que éste, al recibir una esposa fn cambio, la restituya a su deudor. La dote sélo seria, luna garantia. No haria sino sancionar los aeuerdos bila terales sin permitir su extensién, Existirian en depésito tantas dotes como mujeres hubieran sido transferidas sin contrapartida inmediata, Vimos, por otra parte, que no existe un sistema dotal propiamente dicho @ menos que Permita el reparto de las mujeres en el tiempo por medio de una circulacién extendida a un niimero éptimo de comunidades pertenecientes a un mismo conjunto matri- onial que acepte las mismas convenciones. Mediante la ‘extension de su cireulacién, que le permite ser acepeada por todas esas comunidades, la dote ya no es solamente ‘una garantia sino también una obligacién, 102 La COME SIDAD pamesTiCn Para cumpliv esta funeion la dote no puede circular ‘como las mujeres Estas, en efecto, slo circulan entre sus comunidades de orien ¥ ta de sus esposos. No pueden ser iransferidas de estas a una tereera comunidad. Ba el caso Ge ura ruptura del matrimonio no pueden sino volver a su comunidad do origen, Cada mujer entra siempre solo en un citeuito reversible, mientras que las dotes circulan en un cireuito abierto ‘A esto se agzeya el destino opuesto de ambos abjetos, lag mujeres yas dates: las mujeres salvo divorao- a causa de su matrimonio son retiradas de li eirculacion, “eonsumidas", wtilzzadas hasta el agotamiento de su ca. pacidad procreativa, mientras que las dotes, formadas por ‘objetos durables pero initles, tenen tina existencia inde finida que les pormite ser incecantemente puestas en enreulaein, Si las transferencias matrimoniales se aucedieran en el tiemps, en el orden de lay necesidades sucosivar de lan comunidades, seria suficionte une sola unidad dota! para fasogurar la civeulacion de todas las mujeres. En la reali dad no ocurre asi, y diversas circunstancias favorecen la produccion y le puests en cireulacién de las nuevas doles: ‘arias transfereneias pueden haber tenide lugar simul- taneamente en el interior del conjunto matrimonial; una familia a quien le es entzegada una esposa no posce otras "mujeres para proponer ni dates disponshles: mientras que ‘otras familias conservan lis dotes que han recibido. Bl znumero de lax datus puestas en eireulacién ox max grande Si existen poces mujeres inmediatamente disponibles. La carga de produeir la date corresponde w le comunidad que. desprovista de muchachas ndlales, trans con una comunidad prestataria de mujeres, Ya por este hecho un ‘objeto ean prexeceién sacial se encuentra romitide «un dominio privado La dote aparece como un objeto de apropixeion privada cuya creacién ¥ existencia fisica ‘euediin a diserecién del poseedor La eomunidud produc. tora de Ia dote es 2 quien retorna, a phizo yo, la posesion de la misma. Cuando esta comunidad entreya a su vee una mujer en restitueién de la que le fe adelanteda, ‘vuelve a ella una dote. Al Hegar «Jas manos de un dendur de mujeres, la date salda una deuda. Por consi iuiente debe ser destruida de inmediato. Pere en raz6n ddo au materialidad y de su contenido en bienes durables ¥ IALRCTICA i La HOUND 108 prestigiosos, la dote perdura mas alla de la obligaci abstracta que representa. Si se acepta que la dote aun tiene valor fuera de Is elausura del exeuito matrimonial, tentonces el sistems esta falseado, En efecto, cuende el productor inicial de una dote recibe otra ip Is misma) al poner en cireulacién 1a mu- chacha que debe a la colectividad, no recibe esta dote de Ja misma manera que un prestatario de mujeres, Entre ‘sus manos la dote, en lugar de instaurar una obligacidn Ja caneela, Aun cuando recibe la dote en las mismas condiciones aparentes que un acreedor luego del matri- ‘monio de su hija, no ha entregado ninguna joven sino slo restituido la que debia. Al ser poseedor de un objeto que conserva las apariencias fisieas y convencionales de una obligaciSn, no obstante canceleda por el hecho de su restitucién, es colocado sin embargo en la situacién apa frente de un acreedor. De esta manera la puesta en circulacion de una dote que directa o indirectamente ha terminado su ciclo de adelanto y de restitucién de muje- res, invierte la naturaleza de esta dote: representacién de tung deuda extinguida, se euelve ina obligacién activa Con la multiplicacién y la extensién de las transacciones rmatrimoniales y el cardcierfungible de los bienes dotales, se hace cada ver mas difclconseryar una huella de las transac clones matrimoniales que subyacen ala cireulacén dotal, y hhacer la distiniin entre las dots que llegan alas mime de eador y las que abren uma nueva obligacion. La eitculacién continua de las dotes transforma, a cada cierre del cireuito de adelantos y de restituciones de mujeres, una comunidad praductora de dotes en una comunidad con obligaciones. A medida que entran nue- vas dates en circulacion y que terminan su ciclo primario de circulacién, las conmunidades més desprovistas de mu- chachas son lax mejor provistas de dotes y esposas. ES suficiente, para enriqueeerse y atruer el mayor numero de esposas a su comunidad, producir una dote que a cada rotacién brinde una nueva obligacion « su productor. Los linajes productores de dotes ~originariamente los menos favorecidos~ ejercerian asi una demanda reciente sobre las muchachas del conjunto matrimonial sin estar obli gados a entregar un niimero equivalent Si la dote. mediante su vuelta a las manos del produc tor, permite adquirir una esposa sin haber cedido 104 La comreninan ooMEsTICN ‘guna muchacha, deja de ser un bien mediato y adquiere tun valor por si misma para su confrontscién directa eon el tinico término subsistente del intercambio idéntico: tuna esposa. Se convierte asi en la expresién de un valor fijo, equivalente al de una mujer puber y convencional, porgue dirije la convencin dotal. La dote, en los limites de la eirculacién matrimonial, adquiere un valor de cam: bio. ‘Otros elementos actian para dar a este “valor” la posibilidad de variar, de adquirir la virtud de medir los equivalentes. ‘ ‘ ‘Cuando no es la esposa quien constituye et objeto dtimo de Ta transaccion matrimonial, sino su deseendencia, ala funeién de obligacién fija que cumple la dote se agreya la de sancidn del cumplimiento del matrimonio, vale decir el cumplimiento de las funciones procreativas que se ‘esperan. El matrimonio y el volumen dotal se extienden, debido a que el potencial creador de la mujer esta ligado al perfodo de fecundidad, durante el tiempo que normal- mente va desde la pubertad hasta 1a menopausia. Si la dote sanciona la realizacién del matrimonio, deberi ser, por lo tanto, proporcional a esta duracién y al niimero de hhijos. Es en la préctica donde se observa si hay desem- bbolso progresivo de los bienes matrimoniales. De ests manera la dote tiende a volverse Ia contrapartida de la descendencia de 1a espora, como lo confirman diversos indices: devolucién de una fraccién de la dote, en caso de divereio, si lox hijos se van con la madre: regalos suple- mentarioe del esposo a los suegros a cada nacimiento; dote inferior entregada por una mujer vuelta a casar, ete A) mismo tiempo que varia en proporeién a la descenden Gia, la dote también refleja la opulencia de la comunidad. Por su divisién el valor de la dote se propaga a sus constituyentes, Los bienes dotales estan asi en condicion de intervenir en diversos reglamentos, tales como las multas en caso de asesinato 0 de adulterio, Todas estos fenémenos estan latentes, La aparicién potencial del valor de cambio se limita a un sector, el de las transaeciones matrimoniales y paramatrimoniale: poniendo en juego s6lo los bienes dotales. Las equivale cius permanecen ocultas por la auseneia de confvontacién directa de los bienes primarios del intereambio: las muje- res y su descendencia. En este sector limitado el valor de InaLEOTHCA DP LA KaLALAD 105 ‘cambio puede ser incapaz de superar los abstaculos que oponen las fuerzas institucionsles a tal metamorfosis ‘Sin embargo esta abierto el camino para que se realice ln equivelencia de una fuerza de trabajo ‘aplicada a la produccién de los bienes matrimoniales) con el agente produetor, vale decir para darle al trabajo la posibilidad de actuar, no s6lo sobre el aumento de la descendencia 9 también sobre su distribucién y su acumulacién: los produetores de dotes adquieren lo cupacidad latente de ‘adquirir esposas a partir de su produccién material. Mas arin, la dote, valor de cambio, permite equiparar una ‘mujer con una fraccién de la energia humana inutilizable de otra manera para el mantenimiento de los agentes produetores. Pues la fabricacién de los bienes durables que componen la dote puede hacerse en estaciones no agricolas y después de ser producidos los objetos necesa- rios para el mantenimiento de ese ciclo, de tal suerte que una poreién de la energia que no puede emplearse en la produeeién directa o indirecta de las subsistencias ad- quiere la virtud de ser el equivalente de una mujer ypiber, de una progenitora, es decir de restablecer el ciclo, de Ia produccion de la energia Para que estas miltiples contradicciones latentes en el sistema dotal sean conjuradas, y para que el valor no se insinde en la ciroulacidn, es necesario que las dotes sean producidas por un poder eontral que controlara Ia circu lacién, 0 que sean destruidas cuando la obligacién se extingue, vale decir cuando vuelven a las manos del que las puso'en circulacién. En el marco de una sociedad doméstica, sin poder centralizado, la primera solucién se exeluye, La destruceién o la neutralizacién de los bienes que componen la dote, por parte de quienes se sitian sumultaeamente en el origen y en la terminacién de su cielo de obligacién, es el siico medio para restablecer la date en sus funciones. Destruccién que ocurre durante diversas ocasiones en esas sociedades ~aunque sélo sea en los funerales, cuando un decano es enterrado con una parte de sus tiquezas-, pero la mayor parte de las veces ddichas destrucciones son espordédicas ¢ incontroladas. A “Lor danes heehee a cirtascopassotales no emalgamadas vale dee ‘nattionalmente probibide) como Ie casts, represntan une tra Tiacion de tos banes dtales equivalent a su destracin. i Tas so3e- ws vy cOMUSAH peMeste falta de mediox precisas de idemtifieacidn de tas dotes ‘compuestar de cbjelos fangibles, a Falta de peder recono- cer inmediatamente a acreedor del deudor. sna parte de las dotes honradas euntinuan existiendo ¥ eixeulando, Lave comunidades que acumulan ka mayor eantid son aguellas

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