Está en la página 1de 131
AU SULT LEY CRITOS POLITICOS 2 XAVIER PEDROL mm WY Edicién ANTOLOGIA Coleccidn Clasicos del Pensamiento Critico Dirigida por Francisco Fernandez Buey y Jorge Riechmann Disevio grafico de Arturo Iturbe Los titulos que integran esta coleccién tienen una orientaci6n fundamentalmente pedagégica. Su objetivo es acercar al lector actual la obra y el pensamiento de aquellos autores y autoras que han destacado en la elaboracién de un pensamiento critico a lo largo de la histor ensefiar qué dimensién histérica tuvieron y qué dimensién politica, social y cultural tienen; ensefiar cémo se leyeron y cémo se leen hoy. © de Ia introduccién, Xavier Pedrol, 2005 © Los Libros de la Catarata, 2005 Fuencarral, 70. 28004 Madrid Teléfono: 91 532 05 04 Fax: 91 532 43 34 www.calarata.org ISBN: 84-8319-246-2 Depésito legal: M-51.858-2005 Estos materiales han sido editados para ser distribuidos. La intencién de los editores es que sean utilizados lo mas ampliamente posible, que sean adquiridos originales para permitir la edicién de otros nuevos y que, de reproducir partes, se hagan constar el titulo y la autoria INDICE jriitle Wav fen Ped Zz Concepciones y programa de «Socialisme » Autogestién y jerarquia (Fragmento) ..........-.-- 61 el a » y la «racionalidad» (Fragmento) ................- 73 Socialismo y sociedad auténoma (Fragmento) ....... 89 La polis griega y la creacién de la democracia (Fragmento) ................-- 103 Copyrighted Qué democracia? (Fragmento) .................. 129 Hecho y por hacer (Fragmento) Bibliogratla Seleccionade ss iad aes Wea aNa ss 151, Copyrighted material INTRODUCCION Xavier Pedrol Para Marta y Laia I Cornelius Castoriadis nacié en la antigua Constantinopla, hoy Estambul, el 11 de marzo de 1922. A los pocos meses de su nacimiento su familia se traslad6é a Atenas, de donde era origi- naria su madre. Hijo tnico, su infancia y adolescencia trans- currieron en esa ciudad en un ambiente familiar de clase media, culto y placido. Desde nifio, su madre, que tocaba el piano, le inculcé un gran amor por la musica que nunca le abandonaria. Su padre, comerciante y declarado francéfilo, «una suerte de volteriano demécrata, ferozmente anticlerical y antimondrquico» segun Castoriadis!, le introdujo en el cono- cimiento de la lengua francesa y de sus principales manifesta- ciones literarias y culturales desde sus primeros afos de 1. Vid. Entretien avee Cornelius Castoriadis au Colloque de Cerisy (1990), Agora Imernational |transcripcién realizada por Francois Loget y David Ames Curtis}. 8 XAVIER PEDROL aprendizaje. En este propicio clima familiar, Castoriadis forjé una aficién temprana a la lectura y al estudio. Muy pronto también, y en circunstancias nada favorables, el joven Castoriadis dio muestras patentes de su compromiso politico. Con apenas quince afios de edad, ingresé en las filas de las juventudes comunistas, organizacién ilegal que se habia erigi- do en la més firme oposicién a la dictadura de Metaxas y pos- teriormente en el grupo trotskista encabezado por Agis Stinas. La actitud critica de este dirigente revolucionario frente a la direcci6n comunista del movimiento de resistencia popular griego durante la guerra, su condena de la «defensa de la URSS» y el consecuente distanciamiento de la IV Internacional marcarian decisivamente la trayectoria politica posterior de Castoriadis. En 1945, tras licenciarse en Derecho, Economia y Filosofia, obtuvo una beca, convocada por el Instituto Francés, para proseguir y ampliar su formacién en Francia. En las navi- dades de ese mismo ajio parte del puerto de Atenas en una barco de transporte de tropas neozelandesas, de nombre Mataroa, con destino a Italia. Desde allf, continud en tren su viaje hasta Paris, donde residiria hasta el final de su vida. En la capital francesa asiste a diversos cursos de la Sorbona con la intencién de realizar una tesis doctoral. Pronto, sin embargo, la militancia politica absorbe el tiempo de sus tareas académicas. En 1946 ingresa en el Parti Communiste Internationaliste (PC1), partido trotskista francés que se hallaba a la saz6n en visperas de su Ill Congreso y discutiendo simul- tdaneamente su posicién para el Il Congreso mundial de la IV Internacional. En las reuniones preparatorias de estos congre- sos, Castoriadis va a posicionarse frente a la mayoria del par- tido por un doble desacuerdo: por un lado, la interpretacion de la naturaleza de la URSS y del estalinismo y, por otro, dimanante de la primera cuestién, la alianza con los partidos comunistas. Sus intervenciones criticas en las asambleas generales de la regi6n parisiense no tardaron en Ilamar la aten- cién de Claude Lefort y de su compafiera de entonces, Jeannine Rilke Walter, la cual, andando el tiempo, se casara con Cas- toriadis y sera madre de una de sus dos hijas. Con ellos dos INTRODUCCION 9 y otros pocos militantes, Castoriadis forma una tendencia cri- tica en el seno de este partido conocida como «tendencia Chaulieu-Montal», pseudénimos respectivos de sus dos prin- cipales impulsores, Castoriadis y Lefort. La posicién mayoritaria en el PCI reproducia la concepcién trotskista cldsica: la URSS era considerada un «estado obrero degenerado», cualitativamente distinto y progresista con relaci6n al capitalismo. Castoriadis y su grupo, en cambio, denunciaban el régimen soviético como una clara sociedad de explotacién sometida a una nueva clase dominante, for- jada con el crecimiento de la burocracia de Estado. De esta concepcién se desprendia para los militantes agrupados en la tendencia Chaulieu-Montal un rechazo a cualquier politica de alianza con los partidos comunistas, como era la que pre- conizaba en ese momento la tendencia mayoritaria en el par- tido. Los sucesivos intentos que Ilevaron a cabo Castoriadis y su grupo para cambiar la orientacién del partido y tratar de influir en el Congreso de la IV Internacional fueron bastante infructuosos. Con todo, en julio de 1948, tras el V Congreso del PCI, la tendencia impulsada por Castoriadis y Lefort deci- dié escindirse y formar un grupo auténomo. En el otofio de ese mismo aiio, la tendencia se transformé en el grupo Socialisme ou Barbarie. En enero del afio siguiente, en la reu- nién del Comité Central del PCI, el grupo Socialisme ou Barbarie hizo publico su propésito de emprender un trabajo politico por su cuenta y publicar una revista con el mismo nombre. En marzo de 1949, aparecié el primer némero de la revista. Su subtitulo, «Organo de critica y de orientacién tevolucionaria», indica claramente el tipo de trabajo tedrico que caracteriz6 su existencia hasta mediados de los afios sesenta, momento de su disolucién. Castoriadis desempené en la orientacién del grupo y de la revista una funcién primordial. La prohibici6n de ejercer acti- vidades politicas que recaia sobre él por su condicién de fun- cionario internacional de la Organizacién Europea de Cooperacién Econdmica (OECE) —més tarde, Organizacién de Cooperacién y Desarrollo Econémico (OCDE)— y el riesgo 10 Xavier PeDROL de expulsién del pafs que corria por ser extranjero?, no impi- dié que dedicara sus mayores y mejores esfuerzos, intelectua- les y materiales, a impulsar Socialisme ou Barbarie. Basta echar una ojeada a los indices de la revista para constatar el volumen que su produccién intelectual. ocupa en ella3. Las actas de sesiones del grupo manifiestan asimismo su presencia continuada en todas las reuniones y el peso que en el grupo tenja cada una de sus intervenciones. Diversos testimonios han dejado constancia también de sus contribuciones econdmicas de cardcter extraordinario (aparte de las habituales aportaciones como militante) para la financiaci6n de la revista y de las acti- vidades del grupo en los momentos més dificiles. En suma, no es exagerado afirmar que Castoriadis representé el «alma» de este grupo heterodoxo de la izquierda revolucionaria antiesta- linista*. Sus escritos durante esta etapa de militante organizado en Socialisme ou Barbarie, recopilados posteriormente en forma de libro bajo diferentes titulos5,.son claramente de naturaleza socio- politica y se caracterizan desde sus inicios por la gran indepen- dencia de criterio con la que abordaba el marxismo. Esta naturaleza anti-ideoldgica de su pensamiento le permitié hacer frente, con no poca anticipacién, a los principales problemas teGricos con los que se encontraba la tradicién marxista ante el nuevo escenario abierto tras la Segunda Guerra Mundial6, En esos afios, la democracia parlamentaria, basada en el su- fragio universal, se estabilizaba por vez primera en la historia 2. Por estas razones, durante su etapa militant, Castoriadis siempre escribié con varios pseu- d6nimos: Paul Cardan, Pierre Chaulieu, Jean Delvaux, Marc Noiraud, Jean-Marc Coudray. 3. Actualmente se pueden consultar en: www.agorainternational.org 4. Cf. Philppe Conran. Socloliome ou Barbarl. Un mapemes politique et inelecmel dans la France de laprés guerre, Lausanne, Payot, 1997, 5. Vid. Bibliografia, al final del libro. 6. Enel libro del historiador Eric Hobsbawm, Historia del siglo XX, Barcelona, Critica, 1995, se encuentra un acercamiento estupendo al nuevo clima hist6rico que se abre tras 1945. La lectora oe! lector interesados también harén bien enacudir al capitulo IV del libro de Juan- Ramén Capella, Fruta prohibida, Madrid, Trowa, 1997, que incide especialmente en las transformaciones del Estado y del derecho en ese perfodo, aunque sin eludir su relacién con el contesto histérico general. InTRODUCCION IT del capitalismo en todos los principales paises industriales avanzados. EI capitalismo iniciaba una fase de crecimiento econémico sin precedentes que se alargaria hasta los afios setenta. La intervenci6n estatal en la economia, al impulso de las politicas keynesianas, se normalizaba para gestionar el ciclo econémico y redistribuir las rentas. La ciencia comenza- ba a introducirse sistematicamente en la produccién, permi- tiendo la disminucién del tiempo de trabajo medio para la fabricacién de bienes. La URSS, por su parte, se hallaba forta- lecida en poder y prestigio por su victoria frente al fascismo y se consolidaba como duefa de la casi totalidad de la Europa oriental. La creencia en el alumbramiento de un orden social nuevo, al servicio de los trabajadores, se extendia y arraigaba en gran parte de la poblacién de todo el mundo, aunque la realidad era muy diferente: desde mediados de los afios trein- ta una burocracia industrializadora habia alcanzado el poder y explotaba y oprimia a las clases populares. El abismo entre el proyecto y la realidad quedaba sellado institucionalmente por la burocratizacién de la URSS bajo Stalin. La guerra fria condicionaba profundamente este perfodo de la historia. En este contexto, el primer obstaculo tedrico que afronta muy tempranamente Castoriadis es, como se ha visto, la carac- terizaci6n de la URSS, hecho que marca su distanciamiento del estalinismo y provoca su ruptura con el trotskismo clasi- co’. Coincidiendo con buena parte de la izquierda comunista europea de los afios veinte (con autores como Korsch, Pan- nekoek o Mattick, entre otros)® y mas alld de sus respectivas caracterizaciones parsticulares —llamese «capitalismo de Es- tado» o «burocracia de Estado» o «despotismo asidtico»r—, el diagnéstico de Castoriadis es claro: la realidad de la URSS nada tenia que ver con el proyecto socialista. El combate tedrico y practico por liberar al movimiento obrero de la degeneracién 7. Vid. «Sobre la cuestién de 1a URSS y del estalinismo mundial», publicado originalmente enel Boletin interior del PClen 1947 y luego recogido en La sociedad burocrdtica, vol. 1, Barcelona, Tusquets, 1976, pp. 315-327. 8. Cf. VV AA: La contre-Révolution bureaucratique, Paris, UGE, col.10/18, 1973. 12 Xavier PEDROL burocrdtica y desvelar el espejismo de la propaganda estali- nista se convertird en la principal sefia de identidad comun del grupo Socialisme ou Barbarie®. El segundo obstaculo tedrico, por el contrario, va a ocasio- nar ciertas controversias en el seno del grupo. Se trata de la caracterizacién de la nueva fase abierta por el capitalismo. Castoriadis aborda este problema en dos pasos: primero, sefia- lando tempranamente, a través del andlisis de las hondas trans- formaciones en curso, la insuficiencia y obsolescencia de algunas de las ideas econdmicas marxianas y la inadecuacién de sus prolongaciones marxistas. Asi, en su texto titulado Sur la dynamique du capitalisme'9, escrito entre 1953 y 1954, Castoriadis se dedica a desarmar tesis tales como la del cardc- ter inevitable de la crisis de sobreproduccién o la referente a la necesidad del sistema de aumentar constantemente la explotacién de los trabajadores. Posteriormente, en un plano mas general, examina criticamente el «economicismo» y «ob- jetivismo» imperantes en la tradici6n marxista hegeménica, considerando que constituyen las causas principales de la ceguera frente a los nuevos problemas emergentes en la reali- dad social, asf como del alejamiento de la pretensién revolu- cionaria original del pensamiento de Marx. En su anilisis del capitalismo de la fase intervencionista y asistencial, escrito poco después de la instauracién del gaullismo en Francia y titulado Le mouvement révolutionnaire sous le capitalisme moderne", Castoriadis pone de manifiesto fendmenos, enton- ces incipientes que el tiempo no haria mas que agravar, tales como las transformaciones en el mundo del trabajo, la pérdida de conciencia politica de la clase obrera 0 la creciente burocra- tizacion de las organizaciones e instituciones del movimiento obrero, y constata la emergencia de nuevas problematicas que 9. Vid. «Concepciones y programa de Socialisme ou Barbarie», recogido en esta antologia. 10. Originalmente publicado en dos partes: Socialisme ou Barborie, n° \2 (agosto-septiembre 1953), pp. 1-22 y Socialisme ou Barbarie, n* 13 (enero-matzo 1954), pp. 60-81 11, Publicado originalmente en Socialisme ou Barbarie, n® 31, 1° 32 y 1 33 y posteriormente recogido en Capitalisme moderne et révolusion, vol. 2, Paris, UGE, col. 10/18, 1979 [hay trad. cast: Copitalismo moderno y revolucién, Paris, Ruedo Ibérico, col. E Viejo Topol. INTRODUCCION = 13 exigian andlisis en términos no derivables exclusivamente de la economia politica (la educacién, la situacién de la mujer, los jévenes, etc.). Pero la estrategia politico-social, entonces mayoritaria en el seno de las instituciones de izquierda, ade- mis de estar fuertemente condicionada por el estalinismo, se caracterizaba por la centralidad otorgada a la produccién y al proletariado y por la confianza depositada en el progreso cien- tifico-técnico. La necesidad, pues, de ofrecer nuevos elemen- tos para la reorientacién del movimiento revolucionario en esta nueva fase canalizard buena parte de su empresa tedrica en los afios siguientes!2. Estos andlisis conducen a Castoriadis a plantear un tercer nucleo de problemas importantes, tampoco especialmente cultivados por el marxismo hegeménico, como consecuencia de los dos rasgos, «economicismo» y «objetivismo», recién aludidos. Se trata de la cuestidn del poder politico. El pensa- miento politico moderno circunscribia la problematica del poder al tema del Estado. Y respecto al Estado, como es sabi- do, Marx tenfa una concepcién muy propia de su época: lo concebfa sustancialmente como una organizaci6n coercitiva al servicio de la clase dominante. La nueva situacién exigia, para Castoriadis, repensar el asunto atendiendo a la nueva fun- cién intervencionista del Estado en la economia y a la revolu- cién organizativa e institucional que ésta comportaba, asf como a la funcién de integracién ideolégica, cuyos efectos en la poblacién trabajadora se evidenciaban. En este marco hay que entender el cambio de acentos de lo econémico a lo poli- tico que preconiza Castoriadis durante los afios en que trata de dotar de una nueva orientaci6n al grupo Socialisme ou Barbarie. En este sentido, dada la creciente integracién de partidos y sin- dicatos en la estructura del Estado, Castoriadis presta gran aten- ci6n a las experiencias de lucha de Jos trabajadores al margen 12. Vid. «Reemprender a revoluciéne, en La experiencia del movimiento obrero, vol. 2, Barcelona, Tusquets, 1979, pp. 227-269. Su tltimo epigrafe, «Elementos para una nueva orientacién», se halla recogido en esta antologia. 14 XAVIER PEDROL de las instituciones clasicas, reivindicando la centralidad de la autonomia obrera. Posteriormente, en los escritos publicados en los diltimos niémeros de la revista, Castoriadis, desde una perspectiva mas general, no se cansa de insistir en la necesi- dad de renovar la concepcién de la politica, poniendo més énfasis en la vida cotidiana y manifestando la necesidad de crear nuevos espacios de socializacién no colonizados por el poder estatal, el cual al impulso de las transformaciones en curso, se extendia a todas las esferas sociales, conformando, a sus ojos, un nuevo tipo de totalitarismo. Esta continua revision del pensamiento marxista elaborada por Castoriadis a lo largo de los ntimeros de Socialisme ou Barbarie, a partir del andlisis concreto de los cambios impul- sados por la modernizacién capitalista y de las luchas reales del movimiento obrero, halla una profundizacion posterior a mediados de los sesenta por influencia del psicoandlisis'3. En 1960, Castoriadis inicia un andlisis personal y, a partir de ese momento, su interés por la teoria y la practica psicoanalitica no hara mas que crecer con los afios. Inicialmente, asiste por esas fechas a los seminarios impartidos por Lacan, donde conocerd a la psicoanalista Piera Aulagnier, con quien poco después contraera su segundo matrimonio!4. Ambos, de hecho, se cuentan entre los asistentes de la Ecole Freudienne de Paris. Sin embargo, poco tiempo después Piera Aulagnier promovera una escisién de la escuela lacaniana y fundara con otros cole- gas la Organisation Psychanalytique de Langue Frangaise, cono- cida también como Quatriéme Groupe, en cuyas reuniones y publicaciones participard Castoriadis'. 13. El propio Castoriadis ha dejado constancia de esta relacin entre su cuestionamiento del marxismo y Ja profundizacién en el psicoanilisis. Vid. «Entrevista Cornelius Castoriadis - Jean-Luc Donnet», en La insignificancia y la imaginacién. Didtogos, Madrid, Trotta, 2002, 14, Una breve biografia de esta psicoanalista, asi como un repaso de sus aportaciones princi- pales y una pequefia antologia de sus textos, se halla en el libro de Héléne Troisier, Piera ‘Aulagnier, Paris, PUF, 1998. CF. lsateth Roudinesco, La bate de cent ans. Histoire de la psychanalyse en France 2 (1925-1985), Paris, 1986. Mas en concreto, para una historizacién del pensamiento psi- coanalitico de Castoriadis, puede consultarse el articulo de Fernando Urribarri: «Castoriadis, Lacan y el postlacanismo», en Archipiélago, 1? 54, pp. 31-39. 1 aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 16 XAVIER PEDROL entre los cuales algunos eran jévenes recién incorporados y todos muy dependientes de la produccién teGérica de Castoriadis!8, Este, consciente de la pérdida de la raz6n de ser del grupo y sumergido en un trabajo de mayor envergadura que le exigia otros ritmos, propone en el invierno de 1965- 1966 su disolucién, que se hard efectiva formalmente en mayo de 1967. Paraddjicamente, poco tiempo después, las ideas de Socialisme ou Barbarie hallarén una mayor resonancia social: durante los acontecimientos de mayo del 68, muchas de sus Propuestas seran reivindicadas, aunque ello ya no comporta- tia reagrupamiento alguno. Castoriadis participara en las movilizaciones a titulo individual!9, si bien coincidiendo con otros integrantes del grupo, dentro del movimiento conocido como 22 de Marzo?0. La exposicién mas sistematica del planteamiento de Castoriadis que resulta de lo que se puede llamar su «giro filo- s6fico» se publica en 1975 como segunda parte de su obra Uinstitution imaginaire de la société, la cual reproduce en su primera parte el balance critico del marxismo escrito diez afios antes. En el decenio que media entre las dos fechas de redac- cién de estos escritos, Castoriadis se adentra en un periodo de estudio a la busqueda de esta perspectiva mds amplia a través de la cual trata de restaurar el sentido originario del proyecto emancipatorio2!. Se trata de un periodo de cambios importan- tes en su vida: en 1970 obtiene finalmente la nacionalidad fran- cesa y, poco después, abandona su empleo en la Organizacién 18 Vid. Gottraux, op. cit, p. 339. 19. Su anilisis de estos acontecimientos seri publicado junto a los de Edgar Morin y Claude Lefon enel libro Mai 68: La Bréche, Paris, Fayard, 1968. Vid. Bibliografia al final. 20. No faitan testimonios de la influencia de las ideas de Socialisme ou Barbarie en ta forma- cin de los principales cuadros det movimiento 22 de Marzo. Vid. Alain Schnapp y Pierre Vidal-Naquet, Journal de la commune étudiante. Textes et documents (novembre 1967-juin +1968), Paris, Seuil, 1969, pp. 9-10. Un manifiesto de Socialisme ou Barbarie inaugura ta lista de documentos que figuran como anexos. op. cit. pp. 68-69. 21, En conereto, segiin se cuenta en el Prefacio a Linstitution imaginaire de la société, Castoriadis se dedico entre 1965 y 1968 a una = 87 correspondientes. Y esto explica sencillamente el hecho de que las instituciones que encarnan esas significaciones imagi- narias sufrieran una conmocién brutal en la realidad efectiva. (El término «institucién» se utiliza aqui en el sentido mas amplio posible: en el sentido, por ejemplo, de que el lengua- je es una institucién, al igual que lo son la aritmética, el con- junto de los instrumentos de toda la sociedad, la familia, la ley, los «valores».) Esta conmocién, a su vez, se debe esencial- mente a la lucha que los hombres que viven bajo el sistema sostienen contra éste, lo que quiere decir que las significacio- nes imaginarias de las que se ha hablado se aceptan social- mente cada vez menos. Este es el aspecto principal de la «crisis del desarrollo», que no puedo tratar aqui. [...] 5. Me permito remitir al lector a mis libros La société bureaucratique, vol. 1 y Wy Liexperiénce du mouvement ouvrier, vol. 1 y Il, Paris, UGE, col. 10/18, 1973 y 1974, res- pectivamente. (Hay trad. cast.) aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 96 © Cornetius CastoRiAnis: social y politica de Rusia quedaria por ello solucionada? sAcaso la cuestidn social y politica en Francia quedaria hoy dia resuelta por la eliminacién de los «deslices» policiales y judiciales? Viva la libertad. Pero, cuidado: la libertad ha de detenerse a las puertas de la empresa. Nada de ser libre en el trabajo. (Ni hablar de que quienes trabajan efectivamente lo sean; el inte- lectual que diserta sobre estas cuestiones es libre en su «traba- jo», en tanto su constitucién mental se lo permite.) Contindan las letanias psitacicas sobre Marx precursor del totalitarismo, etc. Pero se permanece esclavo del postulado (capitalista) funda- mental: el trabajo es el reino de la necesidad. O lo que es igual: de la esclavitud. Ademas de esto, se dice que la auto- gesti6n es una forma del totalitarismo. ;Cémo dudar, en efec- to, de que una cadena de montaje sea la forma mas acabada de la repdblica monoteista y el campo de eleccién de la ver- dadera libertad espiritual? No se puede hacer nada mds, men- talmente, que tratar de comunicarnos con una trascendencia inencontrable*. Hombres que son esclavos en su trabajo la mayor parte de su vida diurna y que se duermen por la noche, agotados, ante una televisién embrutecedora y manipuladora, no son ni pue- den ser libres. La supresién de la heteronomia es tanto la supresion del dominio de grupos sociales particulares sobre el conjunto de la sociedad, como la modificacién de la relacién entre la sociedad instituida y su institucién, la ruptura de la servidumbre de la sociedad respecto de su institucién. Ambos aspectos aparecen con una deslumbrante claridad en el caso de la produccién y del trabajo. El dominio de un grupo parti- cular sobre la sociedad no podra ser abolido sin la abolicién del dominio de grupos particulares sobre el proceso de pro- duccién y de trabajo —sin la abolicién de la jerarquia buro- cratica en la empresa, como en cualquier otro lugar—. Por lo * AlusiGn a Bernard-Henry Levi y su libro Ef restamento de Dios. CJ. «Socialismo y socie~ dad aut6noma», en La exigencia revolucionaria, Madrid, Acuarela libros, 2000, p. 32. (N. del E.) aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. SOCIALISMO Y SOCIEDAD AUTONOMA 101 no nos consideramos responsables, no ya de nuestras fanta- sias*, sino de nuestros actos y de nuestras palabras (que es lo mismo). [...] * «Phantasmes® en el original francés. En francés, este término ha sido utilizado por el psi- coanélisis como traduccién del término alemén Phantasie. Segiin el Diccionario de Psicoandiisis de J. Laplanche y J. B. Pontalis, la palabra alemana Phantasie designa la imaginacién. No tanto 1a facultad de imaginar en el sentido filoséfico del término (Einbildungskraft) como el mundo imaginario, sus contenidos, la actividad creadora que lo anima (das Phaniasieren). Freud recogié estos diferentes usos en la lengua alemana. Cf. vor. «Fantasia», en J. Laplanche y J. B. Pontalis: Diccionario de Psicoandlisis (1967), Barcelona, Paidés, 1996, pp. 138-143. (N. del E.) aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 108 ~— Cornetius CASTORIADIS pero escuchardn a cualquiera en materia de politica. (Las juris- dicciones populares encarnan la misma idea en el ambito de la justicia.) La guerra es, por supuesto, un dmbito especifico que supone una téchne propia: los jefes de guerra, los strate- goi, también son elegidos, por la misma raz6n que los técni- cos en otros ambitos son encargados por la pdlis de realizar una tarea particular. En definitiva, Atenas fue, pues, una poli- tefa, en el sentido aristotélico, puesto que ciertos magistrados (muy importantes) eran elegidos. La eleccidn de los expertos plantea un segundo principio, central en la concepcion griega, y claramente formulado y aceptado no sédlo por Aristételes, sino también, pese a sus enormes implicaciones democraticas, por Platén, el enemigo jurado de la democracia. El buen juez del especialista no es otro especialista, sino que es el usuario: el guerrero (y no el herrero) en el caso de la espada, el caballero (y no el talabar- tero) en el caso de la silla de montar. Y naturalmente, en el caso de los asuntos puiblicos (comunes), el usuario y, por lo tanto, el mejor juez no es otro que la pdlis. A la vista de los resultados —la Acrépolis o las tragedias coronadas—, se inclina uno a pensar que el juicio de ese usuario era mas bien sano. Nunca se insistira bastante en el contraste que hay entre esta concepcién griega y la visié6n moderna. La idea domi- nante segtn la cual los expertos sdlo pueden ser juzgados por otros expertos es una de las condiciones de la expansi6n y de la irresponsabilidad creciente de los modernos aparatos jerarquicos burocraticos. La idea dominante de que existen «expertos» en politica, es decir, especialistas en cuestiones universales y técnicos de la totalidad es una burla de la idea misma de democracia: el poder de los hombres politicos se justifica por el «saber técnico» que ellos serian los Gnicos en poseer; y el pueblo, por definicién inexperto, es llamado perié- dicamente a dar su opinién sobre esos «expertos». Teniendo en cuenta la vacuidad de la nocidn de una especializacién en cuestiones universales, esta idea contiene asimismo los gér- menes del creciente divorcio entre la aptitud para escalar a la aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. LA POUS GRIEGA Y LA CREACION DE LA DEMOCRACIA. 117 Los tiempos modernos pensaron —o lo pretendieron— que habian descubierto la respuesta a estas dos preguntas amalgamandolas en una sola. Esa respuesta seria la «constitu- cién», concebida como una carta fundamental que incorpora las normas de las normas y define clausulas especialmente estrictas en cuanto a su revisién. No es apenas necesario recordar que esta «respuesta» no se aguanta ni ldgicamente ni en los hechos, que la historia moderna desde hace dos siglos ha hecho ridicula de todas las maneras imaginables esta idea de una «constitucién» o que la «democracia» mas antigua del mundo liberal occidental, Gran Bretafia, no tiene «constitu- cién». A este respecto, basta con subrayar la falta de hondura y la duplicidad del pensamiento moderno -—tanto en la esfera de Jas relaciones internacionales como en el caso de los cam- bios de regimenes politicos—. En el plano internacional, a pesar de la retorica de los profesores de «derecho intemacio- nal ptblico», no hay en realidad derecho, sino la «ley del mas fuerte»; en otras palabras, existe una «ley» mientras las cosas no tengan realmente importancia —en tanto no se tenga nece- sidad de la ley—. Y la «ley del mas fuerte» vale igualmente para establecer un nuevo «orden legal» en un pais: «una revo- luci6n victoriosa crea derecho», ensefia casi la totalidad de los profesores de derecho internacional publico y todos los paises siguen esta maxima en la realidad de los hechos. (Esta «revolu- cién» no tiene por qué ser, y generalmente no es, una revolucion propiamente dicha: lo mas frecuente es que sea un putsch triunfante.) Y segtin la experiencia de la historia europea de los Gltimos sesenta ajios, la legislacién introducida por regimenes «ilegales», cuando no «monstruosos», se ha mantenido siem- pre, en lo esencial, tras su caida. La verdad, en este caso, es muy simple: frente a un movi- miento histérico que dispone de la fuerza, las disposiciones juridicas no tienen ningdn efecto —bien sea que movilice acti- vamente a una gran mayoria, bien sea que se apoye en una minoria fanatica y despiadada respecto de una poblacién pasi- va 0 indiferente, o bien que la fuerza bruta esté simplemente concentrada en las manos de un pufiado de coroneles—. Si aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. LA POLIS GRIEGA Y LA CREACION DE LA DEMOCRACIA. 123, pueden resultar vacilantes si son sdlo «politicas». En otras palabras, es precisamente a causa del caracter total del Ambi- to de lo politico (incluyendo, en este caso, las decisiones rela- tivas tanto a la inhumacién como a Ja vida y a la muerte) que una decisién politica correcta debe tener en cuenta todos los factores, mas alld de los factores estrictamente «politicos». Y aun cuando pensemos, por las razones mas racionales, que hemos tomado Ia decisidn correcta, esta decisién puede reve- larse mala y hasta catastrdfica. Nada puede garantizar a priori la justicia de un acto, ni siquiera la razén. Y, sobre todas las cosas, es una locura pretender a toda costa «ser el Gnico sabio», ménos phronein. Antigona aborda el problema de la accién politica en tér- minos que son del todo pertinentes dentro del marco demo- cratico més que en ningGn otro. La tragedia nos ensefia la incertidumbre presente por doquier en este dmbito, destaca a grandes rasgos la impureza de los moviles, revela el cardcter poco concluyente de los razonamientos sobre los que funda- mos nuestras decisiones. Antigona muestra que la hybris nada tiene que ver con la transgresién de normas bien definidas, que puede asumir fa forma de la voluntad inflexible de aplicar las normas y ampararse detras de motivaciones nobles y dig- nas —sean racionales o piadosas—. Por su denuncia del ménos phronein, esta tragedia formula la maxima fundamen- tal de la politica democratica®. 6. Al final de Las siete contra Tebas (wv. 1065-1975) de Esquilo, se puede encontrar un argu- ‘mento suplementario en favor de mi interpretacién. Se trata ciertamente de un afiadido al texto inicial que data probablemente de los afios 409-405 (Mazon, en la edicién Budé, . 103). Este afiadido fue insertado de manera que anunciaba la representaciGn de Antigona inmediatamente después. As{ Los siete contra Tebas termina con una divisién del coro, de suerte que el primer coro camta que sostendri a aquellos que son solidarios con su sangre (genea) porque lo que la pélis considera justoes diferente segtin los tiempos; en otras pala- bras, las leyes de la pélis cambian, en tanto que el derecho de la sangre es perenne; y el otro medio coro se coloca de parte de la pdlis y del dikaion, es decir, del derecho. El pri- mer medio coro no hace mencién alguna de una «ley divina»; en cambio el segundo men- ciona a los «bienaventurados», sin duda los héroes protectores de la ciudad y el propio Zeus. También todo esto perienece al texto manifiesto, pero constituye un testimonio no desdefiable de la manera en que a fines del siglo V los aienienses encaraban la cuestion y del sentido que daban a Anrigona. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. QUE DEMOCRACIA?* (Fragmento) [...] Buena parte de las discusiones contempordneas, al menos en Francia, procede como si existiera una esfera politica total- mente independiente del resto de la vida social, o determi- nante del resto (materialismo hist6rico invertido). Por lo dems, esta esfera politica se discute no en relacién con la rea- lidad de los procesos, los dispositivos y los mecanismos efec- tivos, ni siquiera de acuerdo con el verdadero espiritu de las leyes, sino de acuerdo con su letra. Asi, lo real es borrado en beneficio de lo formal, lo implicito en beneficio de lo explici- to, lo latente en beneficio de lo manifiesto. Las construcciones racionalizadoras que actualmente tienen lugar en «filosofia politica» se desarrollan olvidando u ocultando la realidad del tégimen social-histérico en el que vivimos. Especialmente * Conferencia pronunciada en el coloquio de Cerisy [dedicado a la obra de C. Castoriadis}, el 5 de julio de 1990 y reproducida con posterioridad en el libro titulado Figures du Pensable, Paris, Seuil, 1999, pp. 145-180. La taduccién castellana es de Vicente Gémez y fue publicada en Figuras de lo pensable, Madrid, Cétedra, pp. 142-176. (N. del E.) aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 134 Corneuius Castoriapis afios viene acumuldndose una extensa literatura sobre el «ocaso de las libertades britanicas» (jpobre Burke!). La situa- ci6én continua siendo muy distinta en Estados Unidos (donde, por otra parte, se asiste a una hipertrofia del «poder judicial» correlativa con el progresivo bloqueo de los mecanismos legis- lativos); pero con el parking (bloqueo) del Tribunal Supremo por parte de los tres ditimos presidentes americanos, este Tribunal vira politicamente, en funcién de las opciones politi- cas de los jueces nombrados por el presidente (y ratificados por el Senado). Asi pues, hablar hoy de «separacién de poderes» es, en buena medida, una engaflifa —y también lo es hablar de «representacién»—. Los «representantes» son parlamenta- rios, y la mayoria (como por lo demas la minoria) hace lo que el lider (o la direccién) de su partido le ha dicho que haga. Asi ocurre en los paises verdaderamente parlamenta- rios (por ejemplo, en Gran Bretafia, la «madre» de los parla- mentos). O bien, como sucede en Francia, la mayoria hace lo que el presidente le ha dicho al primer ministro que hay que hacerle hacer, excepto cuando aquél considera que se trata de asuntos de Administracién y entonces deja hacer. Este fendmeno fundamental, tanto desde el punto de vista de la realidad como desde el punto de vista del pensamiento politico (por ejemplo, squé seria de los partidos en una ver- dadera democracia?) sigue siendo ignorado, y Gnicamente se lo trae a colacion para recordar que todo eso ya lo dijo Robert Michels. Ciertamente, y Max Weber también, y algu- nos otros después. Afadamos solamente —algo, asimismo, conocido desde hace mucho tiempo— que los partidos no son simples grupos de opinion, ni siquiera meros grupos de intereses. Los partidos contempordneos son fundamental- mente aparatos burocrdticos, dominados por camarillas auto-cooptadas; recuérdese lo que sucedié en el Congreso socialista de Renlles, o en el RPR, etc. Ciertamente es posi- ble que mafiana, en Gran Bretafia, después de diez afios de thatcherismo, un impulso de auto-conservacién lleve a los conservadores a Cargarse a la sefiora Thatcher para no perder aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. HECHO Y POR HAGER* (Fragmento) HOY [...] F. Feher no ha de temer que yo quiera imponer «un mode- lo Gnico de socialismo». Un movimiento que intentara esta- blecer una sociedad auténoma no podria hacerse sin discutir y confrontar propuestas provenientes de diversos ciudadanos. Puesto que soy un ciudadano, formulo propuestas. Por qué formularlas de esta forma, que a unos les parece demasiado precisa y a otros demasiado vaga? Dejando a un * «Fait et faire» fue redactado por Castoriadis en 1989 como respuesta a un conjunto de eseritos de diversos autores convocados para analizar su obra. En este sentido, este texto permite conocer el balance que Castoriadis hace de su trayectoria. Estos escritos, junto ala respuesta de Castoriadis, se publicaron por primera vez en el n° 86 de la Revue europeén- ne des Sciences Sociales (diciembre de 1989), y en un volumen aparte, bajo el titulo Autonomie et auto-transformation de ta société. La phitosophie militante de Cornelius Castoriadis, Ginebra, Droz, 1989. Posteriormente, se recogid, juno a otros escritos de Castoriadis, en el libro del mismo titulo Fait et @ faire, Paris, Seuil, 1997, pp. 9-81. (Hay trad. cast.: Hecho y por hacer, Buenos Aires, Eudeba, 1998.) La traduccién de la seleccién que aqui se ofrece, correspondiente al tltimo punto del texto, es mia, (N. de! E.) aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 148 Cornetius Castoriapis cinismo, el conformismo y la loca carrera por el consumo. En suma, una sociedad auténoma presupone, entre otras cosas, que lo «econémico» deje de ser el valor dominante o exclusi- vo. Tal es, para responder a F. Feher, el «precio a pagar» por una transformacién de la sociedad. Digémoslo atin mas claro: el precio a pagar por la libertad es la destruccién de lo eco- némico como valor central y, de hecho, unico. 3Es un precio tan alto? Para mi, desde luego, no. Prefiero infinitamente tener un nuevo amigo que un nuevo coche. Preferencia subjetiva, sin duda. Pero jy «objetivamente»? Con gusto dejo en manos de los filésofos politicos la tarea de «fun- dar» el pseudo-consumo como valor supremo. Pero hay algo més importante. De seguir las cosas su curso actual, ese pre- cio tendré que pagarse como sea. ;Quién puede creer que la destruccién del planeta podra continuar un siglo mas al ritmo actual? ;Quién no ve que se aceleraria si los paises pobres se industrializaran? 3Y qué hard el régimen cuando ya no pueda controlar mds a las poblaciones ofreciéndoles constantemente nuevos chismes? Si el resto de la humanidad debe salir de su insostenible miseria y si la humanidad entera quiere sobrevivir en el pla- neta dentro de un steady and sustainable state, habra que aceptar una gestidn de los recursos planetarios de buen padre de familia, un control radical de la tecnologia y de la produccién, una vida frugal. No he vuelto dltimamente a hacer calculos que de todas maneras se verfan enturbiados por enormes margenes de incertidumbre. Pero, para enten- dernos, se puede decir: estaria bien si pudiéramos asegurar «indefinidamente» a todos los habitantes de la Tierra el «nivel de vida» de los paises ricos en 1929. Esto puede imponerlo un régimen neofascista, pero también puede ser hecho libremente por una colectividad humana organizada democraticamente que catectice otras significaciones abo- liendo el papel monstruoso de la economia como fin y devolviéndola a su justo lugar, como simple medio de la vida humana. Independientemente de muchas otras consi- deraciones, es desde esta perspectiva y como momento de aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. PR Cet Mee REL) es ORC ee ee BCL os Castoriadis, sino que esta consagrada a sus escritos mas propiamente Pen Meee neni (a ek ae) Cee On Meare se eae RUC RLM eile CTE MMe) eC re aC CS Re eMC oe) USS CORRS ee aed Pe em eu Sel ed eee ee Raa) CTE ea ere ecm d PRU CUMS eee ey PU eR ee ML Ces Co} COMER UNC irae eer) PS Ceca eRe LUM Leste oe REC Ee Cod acme) ey ee asa eee PNR S CON meee at) PU OR Se tratamiento por separado entre ca ace ASM ce CORNELIUS CASTORIADIS eeu Muu aac} Toe eee CN to eI cme e CR Meee en Cornelius Castoriadis (1922-1997) es Pe MCMC CRUE OME le Cone eee ren ae eee Curae Railcard desarrolla ligada a las principales Pree talent el CORT POM Pett ee M eT POOR ett ee Sie Lee ee sl sue ee ERC CCM ele Mac UiC EE ene ean ea trad ei eRe ee Ta Rose Re) eC MNT Tag Pan eaten ite Mae eee ne ann unc compartimentos estancos en los que se COR LSC UC Ug Plea eee eee ese Cte eR etre aa Dee eigen recut) EOE Ona ca EU Rau ese ech aCe) Pee Relat une MER ay ee ES emu tc Cad PCM emer kasi aee) Umea Rua ee Rt Cet e ee RS LU} eT ean eM ee Rd la sociedad (1975), Las encrucijadas del laberinto (en seis voliimenes) y toda CRC Ce SU) Pee cme Ce RV eg Tre La Le uM Coo) Ts a

También podría gustarte