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FECHA: 01/04/2009
AUTOR: Alberto Llanos
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Para memorizar nuestro histórico pasado (jalonado por las buenas y las
malas), debíamos hacerlo aquí mismo donde lo vivimos y de donde miles
de miles también se fueron. Si el Presidente García cambió su primigenia
idea al influirle su inteligencia Don Mario Vargas Llosa, no hay nada mejor.
La Reconciliación tenía que pasar por la Verdad. (Ver:
www.cronicasajenas.com) "Creación del Museo de la Memoria contribuirá a
la reconciliación del país", dijo Monseñor Luis Bambarén.
No, mis Tetas y las tuyas. Las Tetas de mi mamá están en su Pecho y las de
tu mamá, igualmente también. (Simbolizándolas porque ya estamos bien
grandecitos.) En principio, hablemos de dos Tetas como dos son tus ojos o
dos también tus orejas. Las Tetas. La leche materna es el líquido más
alimenticio y exquisito que nos puso el Gran Dios al recién nacido. La vida
se recibe por esas Tetas pero, por esas iskay ñuñu se puede también enviar
o dar la muerte. Ante todo, lo escrito nada tiene que ver por los negocios
del cine, con osos ni menos con una ‘huantinada’ en Berlín. (Huantina, no
eres fea, pero: ¡estudia!)
En todos los Andes de nuestra Patria y al resbalarnos por la Costa o por nuestra
tierna Amazonia, toda mujer y varón saben que hay que dar de mamar al o a la
lactante con mucha limpieza, orden y a la hora prevista. Pero, eso sí: OJO. Nada
de ofrecer el pecho si antes la madre tuvo un colerón, una pelea con la vecina
envidiosa o un susto con la cara de la suegra. Demás sería el remezón de un
terremoto o, que la cuñada venga con el chisme de haber visto al marido con la
‘bamba’.
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