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Hoy, nos planteamos el porqu negar la sexualidad de los sujetos sociales, por qu denominarlos de otra manera, por qu dejar

de lado nuestras races, nuestras costumbres; por qu buscar soluciones sin hurgar en nuestro pasado. Todo el texto me parece rescatable. Sin embargo, la conclusin y, en particular, el reclamo implcito de dejar de lado NUESTRAS races, nuestras costumbres [] NUESTRO pasado, me parecen peligrosos. Pensar que, de entrada, la prctica sexual no hegemnica tiene mucho ms en comn con las prcticas ancestrales que con la misma disidencia sexual occidental y que, el rechazo que actualmente se manifiesta en las comunidades indgenas a la diversidad sexual es EL RESULTADO de los aos de colonizacin, pretende una bsqueda ms esencialista que poltica de aliados. En realidad, la prctica y el reconocimiento de la diversidad sexual en la mayora de nosotros es mucho ms cercana a los ideales occidentales de tolerancia y libertad de eleccin de estilos de vida y prcticas sexuales que a las rituales y hedonsticas prcticas sexuales que trascendan la exclusividad de la sexualidad para la reproduccin humana. A su vez, plantea al indgena como un sujeto resultado nicamente de su historia colonizada y sus costumbres reprimidas por el colonialismo, pero y de eso pareciera tener esperanza este tipo de texto las costumbres se imaginan latentes. Esa esperanza, ese deseo de que el ancestro, que el pasado vivo, surja an frente al colonialismo, es otra forma de coloniali smo que se ejerce desde la misma lucha poltica. Aguas!

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