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CARLOS VAZ FERREIRA LOGICA VIVA ef i Ea: a ion: co Te | PROLOGO “Lo que tuue siempre, adentds de nti honestided intelectual > de sn zen. tido equilibrado de la verdad y ta justeza, jue amor y fervor, sinceri y constancia. Por esta iltinea, sobre todo, hice lo gue hice: una Lama Gébil pero continua, aunque sea sin julgores —ni fuegos de artificio— a la targa acaba por calentar. ‘Serd esa mi justificacién para continuar. Pero, todavia, me be encom trado con gue ni siguiera Podrta eviterlo. Yo antes sentia como expe- rune le idea de que, cuando me fuera dado descansar de une labor no por cierto muy bumana, podria dedicarme a ijar en whos cuantos libros lo principal de mis ideas; porque yo tenia en mi juventud ilusio- nes de originalidad; y debo confesar que todavia conserve la ilusién de gue #0 evan ilusiones. Pera cualesquicra que bubieran podido ser las posibilidades de ri obra intelectnal introversa, no tengo, ni quisiera tener, cierta clase de alma, tan comin en lox medios de cultura, que puede hacerse toda inte- licence a efectos de glortas ni me. tenta dar & persamiento '0-qte es de los afeces 9 de fa acion. todavia, be desublerto que mi Cétedra me ka hecho contraer un tic projesional que no deja de ser interesante: reducir autométicamente a conferencias lo que leo 9 pienso; leer y pen sar para los denids... Sea, pues, vamos a seguir basta el fin. Mi obra de pensamiento no se hard divectamente ni completa. De ella solo podré recoger, en mi Ci- tedra, algunas condensaciones mal 4 cpuradamente precipitadas que sal- tirdn ‘conta las que salicron hasta ahora, impuras: sucias de accién y de vide (y si se pudiera hablar de semejonte manera, dirta también, su- ciat de amor). Pero no mo importa ere empequeecimiento que estoy tentado de reivindwcar corto mi tnica grandeza: voy a sor feliz asi, stse me deja le creencia de que puedo hacer alga Bien.” Canios VAZ FERREIRA (Fragmento del Discurso pronunciado con motivo gel hamenaje que Te fue tributedo al reasumir Ja Citedra de Conferencias, en junio de 1932.) [En Obras Completas, tomo XVIII, pags. 39-40.) I. UBICACION HISTORICO-SOCIAL CaRLos Vaz Ferrerra integra conjuntamente con Varona, Deustua, Caso, Korn, Ingenieros, Vasconcelos y Molina el grupo de los fundadores de la filo- soffa hispanoamericana, segiin Ja acertada expresidn de Francisco Romero. Estos hombres inician una etapa del pensamiento en nuestros paises y es a Ix partir de ellos que la actividad filosdfica se hace, en mayor o menor medida, creadora. Ademds de su contemporaneided, estos pensadores se caracterizan por “Ja veracidad y el fervor de la vocacién, la altura de la inteligencia, el saber que Jograron allegar con sus propios recursos, la continuidad de Ja accién y la dig- nidad de la conducta.! Trabajaron solitariamente en sus respectivos paises y a su vez aislados entre sf, pero parecen obedecer a un imperativo comin en canto se convirtieron en maestros orientadores de las nuevas generaciones. A diferencia de Rodd, de Ingenieros o de Vasconcelos que fueron los escrito- res de ideas de mayor irradiacién y prestigio continental, la obra de Vaz Fe- treira apenas ha twaspuesto las fronteras del Uruguay {con excepeién de una reducida repercusién en le Argentina), Su nombre simboliza la filosoffa uru- guaya, pero su obra se conoce muy poco. Esta edicién de sus dos obras mayores constituye en realidad su segunda selida continental, més de medio siglo des- pués de que fueran escritas. Y ello ocurre en circunstancias histéricas muy dis- tintas de las que las vicron nacer. Es dificil dac, fuera del Uruguay, una idea acabada de su pensamiento, de su obra y de Ja influencia que ambos ejercieron. Solamente la atipicidad del pais con respecto a los testantes paises americanos y el momento histérico en que fue concebida pueden explicar sus peculiaridades. El perfode creador de su obra coincide con 1a primera etapa de lo que se ha Hamado el Uruguay batllis- ta, que se extiende desde 1903 hasta 1933 y luego se prolonga en una segunda etapa hasta [a década del cincuenta, cuando se produce su muezte.? El pensamiento de Vaz Ferreira corresponde a un periodo de gran movilidad horizontal y vertical en la sociedad uruguaya que produce —segiin sostiene Mannheim— una crisis y una vacilacién en la eterna y general validez de las propias formas de pensar. La movilidad vertical se convierte ast en “factor de- cisivo para que las personas se vuelvan escépticas y experimenten incertidum- bre respecto a su propia idea del mundo”. Estos procesos son concomitantes de una mayor citculacién social y una comunicacidén entre estravos. El proceso IFrancisco Romero, Sobre ta Filosofia en América. Raigal. Buenos Aires, 1952, p. 64. 2Bn ef dmbito espafiol trex son sus coeuineos més importantes: Miguel de Unamuno (18641936), José Ostega y Gasser (1883-1955) y Antonio Machado ( 1879-1939}. Para tener una idea cabal del valor del pensainienta de Var Ferreira debe tenerse presente que durante el petfodo creador de nuestro autor (1903-1910) ninguno de los espatioles citados habia publeado gus bras tnis signifieativas, Unamuno se tallaba'cy lr primera epace de los Ensayos, faltaban algunos afios pata Del sentimiento Trégico; Ortega no kabia publicado Las meditactones del Quijote (1914) y en cuanto a Machado faltarfan atin muchos affos para que sevelara su preocupscién filoséfica tal como aparece en Juan de Mairena, Por eso puede compartirse sin reservis el juicio de Arturo Ardao, quien sestiene que en csc petfodo Vaz Feitcita es la primera mentalidad filosGtica del’ persamiento de lengua espafola. Con respecto a las afinidades con Antonio Machado en Juan de Mairena sozprende advertir, ademés de Ya forma fragmencaria, Ia comunidad de los temas y 1a coincidencia en muchas de sus opiniones. Asi, pot ejemplo, los frapmentos sobre la incomprensién (p. 683), la incertidumbre (p. 187}, la no comcidencla de! pensar con el ser (p. 707), e! descontento como base de {a ética (p. 773), el escepticismo (p, 7/9), la muerte {p. 786), estar a ta altura de las citcunstancias (p. B13), la creencia, Cristo (cito segin la edicitn’ de Stneca, México, 1940). 2Karl Mannheim, Ideologia y utopia, FCE, México, 1941, pies. 67. x de democratizacién de la sociedad permite que el pensamiento de las capas medias y bajas “cobre una ssgnificacién general”. Se pone de manifiesto la disctepancia de las distintas mancras de pensar y de las concepciones de] mundo. La tarea filosdfica consiste precisamente en buscar un nuevo consenso. En estos petfodos aparecen como éntelligentsia libre y forman parte de ella hombres provenienies de diversos estratas sociales. Se advierten los diferentes modos de pensar, La iglesia pierde el monopolio intelectual y aparece el librepensa- miento. Tal es la situacién en que se halla y expresa Vaz Ferreira. Se hace notar “el habito de pensar, més analitico, de una capa mas humilde de arcesanos ur- banos” que se hallan en proceso social ascendente. La duda fundamental res- pecto al valor del pensamiento es generada por diversas y nuevas fuentes productoras de distintos sentidos. El intelectual representa la intelligentsia so- cialmente desligada (para usar la expresién de Weber). Dejando por ahora de lado las implicaciones de este concepto, podemos tomarlo descriptivamente, te- niendo presente que los vinculos de clase y de posicién de clase no desaparecen totalmente (como lo advierte el mismo Mannheim). El intelectual, al estar desvinculado del proceso de produccién, no participa directamente en él, recibe todos los puntos de vista contradictotios. De ab{ surge la energfa potencial que les permite desarrollar una sensibilidad social para poner en atmonia a las fuerzas dindémica-contendientes. Esa visién de la totalidad, comprensién lo més perfecta posible, los lleva a realizar una sintesis dindmica, Los intelectuales adoptan dos actitudes: o se afilian a una de las clases antagénicas o tratan de ser los abogados predestinados de los intereses intelectuales del todo, cum- pliendo una amplia mediacién dindmica de Jos puntos de vista opuestos. I. FORMACION E INFLUENCIAS Los afios de formacién de Vaz Ferreira coinciden con un largo petfodo de crisis y de inestabilidad econémica y politica que impresionarda fuertemente su ¢s- piritu.* Se refugia en el estudio, tratando de mantenerse alcjado de las cruentas juchas que conmueven al pafs, del “remolino de la politica que devora las inte- ligencias”. La intolerancia, el fanatismo, la ausencia de ideales o la oposicién intransigente de los mismos llega al ambiente de la universidad y aparece orga- nizado en escuelas rivales, separando a hombres que merecian estimarse. 4Bn 1886 renuncia 2 la Presidencia el Gral. Maximo Santos poniendo fin a once afios de dictacura milizer, en su lugar es designade el Gral. M. Tajes que interludia el retorno al poder de la oligarquia civitista patricia; en 1897 el Pattido Blanco de oposicidn se levanta en armas acaudillado por su lider rural Apaticio Saravia y 1a paz slo se logta Juego del. ase- sinato del Presidente Idiare Borda y de la feudalizacion del pais en zonas de influencia: del caudillo blanco y lz del presidente colorado, Todo ello en el matco de la insetcién de nitiva del pais al mezcado internacional cuyas ctisis cfelicas conmueven a la joven Republica en 1868, 1875 y 1890. xI Creemos que estas ptimeras experiencias de su vida han influido de una manera decisiva en el pensamiento de Vaz Ferreira dando lugar a su affn de concilia- ci6n, de evitar el conflicto innecesario, de buscar lo complementario en lo que aparece como cantradictorio, sin ceder, por supuesto, en las cuestiones de prin- cipic. Pensé siempre que habla una zona de acuerdo posible que evitara “la discordia dentro del bien”, como [a Ilamaba, ¢ hiciera posible 1a instituciona- lizacién democrdtica del pais. Por ello adhirié al Partido Constitucional, de effmera existencia (1880-1893) y luego de disuelto éste no se afflié a ninguno de los partidos tradicionales. Al igual que José Pedro Varela. el otro gran pedagogo uruguayo, optd por ef camino de la educacién come via para coadyuvar a la solucién de los pro- blemas de! pais. Bien encaminada la parte correspondiente a Ja ensefianza pri- maria en cuanto a su institucionalizacién, v con las rectificaciones de métodos que realiza alli, sv dedicacidn central serd la ensefianza secundaria, dada la im- portancia creciente de Ja clase media y su ubicacién en los cuadros dirigentes de los diversos niveles de la actividad nacional. En especial veia en esta ense- Aanza la formacién pata la vida en general como preparatoria para el acceso a las carreras profesionales que tenfan “una muy caracterizada significactén de- mocratica” y etan un medio de répido ascenso social, impidiendo Ia formacién de aristocracias. En la vida de Vaz Ferreira podemos distinguir varias etapas: la primera que va desde su nacimiento en 1872 hasta su ingreso en la Universidad en 1888; la segunda. de 1888 a 1897, corresponde a su formacién intelectual; la tercera abarca de 1897 a 1910, en que accede a la vida publica, comienza la revisién de los valores vigentes, eshoza sus ideas fundamentales, toma posicién frente a Jos problemas y formula su proyecto de vida; Ia cuarta etapa va desde 1910 hasta 1929; corresponde a su acceso al pader, expone sus ideas y comienza su largo magisterio, y finaliza con su primera enfermedad. La quinta y Ultima corres- ponde con su reintegro a Ja actividad y. con el intervalo de su segunda enfer- medad entre Jos afios 1940 a 1943, se prolongard hasta 1958. En ella revisa y reitera sus ideas fundamentales, logra la creacién de la Facultad de Humanida- des y Ciencis y se sobtevive dignamente, sin abandonar nunca su puesto de lucha, donde {o sorprenderd la muerte. La cétedra de conferencias fue el étgano de creacidn y expresién del pensa- miento de Vaz Ferreira. Sus origenes se ubican en la clase de Moral que le fuera encargada en el afio 1908, donde comenzé a tratar, ademds de los temas del programa, problemas de Ia realidad, de la accién, de la enseiianza y de la moral. A partir de alli se fue formando un nucleo més amplio de asistentes y fuego fue creciendo el prestigio de su docencia, hasta que en el afio 1913 un grupo de alumnos y ex alumnos inician un movimiento que adquiritd caréeter nacional y al que adhieren los hombres més representativos del pais; cl Poder Ejecutivo decide enviar un proyecto de ley —que fue aprabado répidamente— creando la Cétedra de Conferencias. El 10 de agosto de 1913 se inaugure en el Salén 10 del Instituto Alfredo Vasquez Acevedo. Afios después pasaré a dic- xIt tarse en el Salén de Actos de la Universidad, dado lo numeroso del publico asistente, y continuarén durante casi cuarenta afios (con algunas interrupciones debido a problemas de salud del conferenciante). Et ptiblico estaba compuesto por alumnos, ex alumnos, maestros primarios, profesionales, estudiantes de Fa- cultad, funcionarios, algunos politicos y gente culta en general. Dada la situacién de la cultura nacional y de nuestra universidad, Vaz Ferrei- za encaré sus conferencias no a la manera europea, sino en un sentido mds amplio; quiso que fueran una “Cétedra de vida” puesta al servicio de los demés, suscitando, enseiiando a pensar y a sentir y cumplir una funcidn que la Universidad no cumplia. En realidad, como ha dicho, queria ‘“‘suplir defiente- mente y deficientemente 2 sabiendas, a todas las instituciones oficiales de cultura superior desinteresada”. Peto como el catedrtico era el hombre, no fue sdlo Lo puramente intelectual, lo cientffico, lo artfstico, lo social, lo politico. Daba una 0 des conferencias ori- ginales pot semana sobre los temas més diversas: “No era que yo descubriera recénditas verdades ni construyera sistemas de aspecto original, pero interesaba, suscitaba cuestiones, [lenaba una misién’”. En ellas dio lo principal de su vida: “Realicé el esfuerzo que hasta a mi mismo me parece imposible, de dar durante diez y siete afios, una y hasta dos conferenciss originales cada semana [en rea- lidad fue durante casi cuarenta afios]. En ellas he presentado doctrinas que, verdaderas o no, eran propias y nuevas”. A su cdtedra sacrified el ejercicio de su profesién y la posibilidad de una obra intelectual de la que habia derecho a esperar. ‘A. propésito de Nietzsche, de Bergson, de Rendn, de Maeterlink, de Whit- man, de Pasteur, de H. George, de Fabre, de Spencer y de otros autores {0 bien directamente y en si mismas) se trataron casi todas [as mds grandes cuestiones la muerte y el problema de la sobrevivencia; la religidn, la moral, las relaciones de ambas; Ia ciencia, las artes, el estilo, muchos problemas sobre ensefianza, la propiedad de Ja tierra, el socialismo, el patriotismo, la democracia, la guerra, todo esto frecuentemente motivado y calentado por lecturas. Desde Ia cdtedra da a conocer autores, Jos comenta, aborda cuestiones de actualidad, Sus conferencias son una respuesta a los problemas que tenian actualidad en el momento, no son nunca meramente académicas. Y esa linea directriz la mantendré siempre. Asi, por ejemplo, la dedicacién a los problemas de la ensefianza en sus tres niveles, la defensa y recimentacién de la democracia, la advertencia frente a los totalitarismos amenazantes, las teorfas de la fisica moderna (Einstein, Planck, De Broglie, Heisenberg), !as consecuencias ldgicas y filosGfices de las mismas, los problemas de la libertad y del determinismo, la ctisis det mundo, al signo moral de la inquietud humana. Por [a naturaleza de su auditorio, las conferencias se daban a dos niveles: uno de exposicién general, que era el predominante, y otro de profundizacién e investigacién segiin los momentos y los temas. Habia también conferencias solamente de especializacién. Luego de la década del 30, comienza una tarea XL donde repite conferencias anteriores, corrige, amplia, resume su ideario, precisa sus verdades, repesa sus proyectos y sus ideas. Podemos dividirlas en tres periodos: 1) de 1913 a 1929, 2) de 1932 a 1939 y de 1944 « 1957. Una primera etapa, la més creadora, que va de 1913 a 1929 (diez y seis afios) interrumpida por su enfermedad que dura tres afios; una se- gunda, que va desde su reintegro a Ja cétedra hasta la segunda enfermedad (1932-1939), ocho afios; y la tercera y ultima, que va de 1944 a 1957 (ca totce afios). De las conferencias saldrén la mayorfa de sus libros, que son como ha dicho “subproductos”, versiones taquigraticas de conferencias de afios anteriores, ex- cepto Problemas de ia libertad y Fermentario Desde alli, irradiaha. Carlos Real de Azia describié con fidelidad el ambiente espiritual de fa so- ciedad uruguaya del 900, sefialando [os elementos que lo configuraban, Estos eran lo tradicional, lo romédntico y lo burgués, ubicdndose el positivismo en un ptimer plano (sin recortat y sus perfiles con nitidez) y en primera linea Jas in- fluencias renovadoras.> Peto ya Rodé habia descrito en una pagina que no podemos dejar de citar, cudl era la situacidn ideoldgica de la época: “La ini. ciacién positivista dejé en nosotros, para lo especulative como para Jo de la practica y la accidn, su potente sentido de relatividad; Ia justa consideraciéa de Jas realidades tetrenas; la vigilancia e insistencia del espfritu crftico; la des- confianza para las afirmaciones absolutas; el respeto de las condiciones de tiempo y de lugar; la cuidadosa adaptacién de los medios a los fines; el xeco- nocimiento del valor del hecho minimo y del esfucrzo lento y paciente en cual- quier género de obra; el desdén de Ja intencidn ilusa, del arrebato estéril, de la vana anticipacién.” Pero si bien “el positivismo es la piedra angular de nuestra formacién intelectual, no es ya la cipula que la remata y corona”. Las inflaen- cias renovadoras ya se hacfan sentir y eran: ‘Ja lontananza idealista y religiosa del positivismo de Renan; Ia sugestién inefable de desinterés y simpatia de la palabra de Guyau; el sentimiento heroico de Carlyle; €l poderoso aliento de re- construccién metafisica de Renouvier, Bergson y Boutoux; los gérmenes flotan- tes en las opuestas réfagas de Tolstoi y de Nietzsche...” ® A éstas debemos agregar la presencia de Anatole France, Maeterlinck, James, y Henry George, que influyeron activamente en Vaz Ferreira, Dentro de esa constelacién vigente en la época, Vaz Ferreira sentiré especial- mente la influencia de algunos autores en funcién de su afinidad mental, Son ellos Jos que hemos Tamado las influencias determinantes y lo ayudaron a estructurar su concepeién del mundo y su actitud ante Ja vida. Estas influencias pueden clasificarse en varios tipos: a) las totales, que gravitan sobre su concepcién del toutido y de la vida, b) las parciales, que se ejercieron sobre aspectos particula- res, y c) las genetales o difusas. Entre las primeras figuran Spencer, Mill y SEL ambiente expiritual del novecientos, en Nimero, aio 2, N's 6-7-8, Montevideo, junio de 1950. SEL mnirador de Préspero, Ed, Cervantes, Barcelona, 1928, pigs. 46-47. xIV Guyau, entre las segundas: James, Bergson, Hoffding, que influyen en su con- cepcién de la vida psiquica. En Jas ideas morales: cl ya nombrado Spencer, Gu- yau, Cristo y Telstoi. Con respecto a la légica, la infiuencia de Mill tiene deci- siva gravitacién. En el problema religioso, las claras y permanentes son las de Guyau y Mill. En cuanto a las ideas politicas y sociales, dentro del contexto del liberalismo democrdtico humanitario se destaca la de Mill y la de Henry George. En cuanto a las influencias gencrales o difusas deben mencionarse a France, Nietzsche, Tolstoi, Renén, James y Maeterlinck.? Como es légico, la primera influencia que recibe Vaz Fetreita es la de Spen- cer, ya que su predominio en el pensamiente nacional y especialmente el uni- versitario era casi total. La actitud de Vaz frente a Spencer variard a lo largo de su vida y conocer4 diversas etapas que van desde la inicial admiracién exaltada del discipulo, pasando por la reaccidn critica (1908) hasta llegar a un juicio equilibrado (1915) en el que, sin dejar de sefialar los defectos, reco- noce los aportes que ha realizado al conocimiento humano. En efecto, el evolu- cionismo spenceriano permaneceré como un trasfondo filoséfico en el pensa- miento de Vaz Ferreira. Si bien lo alejaba de Spencer el espiritu sistematico de éste, no puede dejar de reconacer sus aportes: ‘son numerosos los puntos en que Spencer ha establecido la verdad o se ha anticipado por una visin genial a la comprobacién ulterior de fos cientificos especialistas”. Y en 1924 escribird: “4 aquel pensador debemos mucho agradecimiento por algunas verdades o posiciones muy importantes. Algunas ajenas a le materia que trato y de las cua- les no hablaré, Pero en jo moral y social, especialmente dos: una, haber sa- cado €l hedonismo de su estado empirico, y otra, el tan losble esfuerzo por fundar la libertad y los derechos individuales en fundamentos no puramente metafisicos, verbales o ilusorios, sino mds positivos”. Compartio siempre la idea central de evolucién —afinada y gradvada por los nuevos aportes— y Ia actitud “naturalista”, dirfamos, para enfrentar los asuntos humanos, Compartié tam- bién algunos puntos de vista en educacién, en estética y en otras disciplinas, siempre modificados ea cuanto al grado de las posiciones spencerianas. Recu: dese la idea de la “humanidad como especie en marcha”, del arte como varia- ciones de la espiritualidad sobre el instinro, por ejemplo, Sin ninguna duda, en Ja cosmovisiéa vazferreiriana, Spencer tiene su parte. Tempranamente tomé contacto con la obta de Guyau. Fue en la clase de Li- terarura de Samuel Blixen, quien le recomienda [a lectura de L’art du point de ne sociologigne y de Problémes de’estétique. Pero no serfan esas [as obras que iban a influir precisemente en Vaz Ferreira sino otras, en especial La irre- ligiba del porvenir y La moral sin obligacion ni sancién y a través de ellas 1a personalidad que expresaban. Creemos que fue Guyau el filésofo que més con- tribuyd a que adoptara una actitud nueva frente a la vida —coincidente con sus tendencias— y a fiberarlo de los dogmatismos vigentes. El contacto con Para confitmex Jo dicho puede consultarse 1a lista de obras que recomienda a los esta diantes en Moral pura Intelectuales ¥ en Lecciones sobre Pedagogis y cuestiones de Ense- Fartza, Tomo XIV de las Obras Completas. xv Guyau, a la vez que lo influfa, lo corroboraba en sus propias vivencias. La aten- cién dispensada a los hechos, la amplitud de espfritu, la equilibrada considera- cién del sentimiento y la razén, la mirada siempre centrada en la vida son los aspectos mds importantes de esta relacién. Dentro de esa influencia total se de: tacan especialmente dos aspectos: el problema religioso y el moral, En el pi mero, en tanto se sostiene la disolucién de la religin como dogma, la nece- sidad de la purificaci6n, la legitimidad del sentimiento religioso y el creer que la dude es una actitud mds religiosa que la fe. En cuanto al segundo aspecto, su coincidencia en la necesidad de fundar la moral en bases positivas —sin cerrar las posibilidades ideales— y en dejar librada 1a solucién de los problemas mora- les al individuo, manteniendo como valor supremo la sinceridad. La influencia de Stwart Mill también fue muy grande. Las obras que més gra- vitaron fueron el Sistema de Logica y los Ensavos sobre la religién, El primero en la parte correspondiente al estudio de los sofismas, en especial los sofismas de confusién, y el segundo en la sctitud a adoptar frente al problema religioso. Mill sostenia que la actitud radical de un pensador frente a Ja religién, ya sea na. tural o revelada, es el escepticismo, es decir, una actitud que no es ni fa creencia en Dios ni el ateismo. ¥ conclufa: “Todo lo concerniente a lo sobrenatural, queda pues apattado del problema de la creencia y relegado al de la pura esperanza” Es muy significativa también su posicién frente a Cristo, ya que ambos coinci- den en reconacer la originalidad personal det mismo, Discrepaba, en cambio, Vaz Ferreira en la concepcién de la psicologia, ya que Mill compartia un asociacionismo mecanicista totalmente distinto de la concep- cién a que adheria nuestro autor. La personalidad de Mill dejé su huella pro- funda en el pensador montevideano. Hay un pensamiento de Mill que segura- mente inspird a Vaz Ferreira: “El hacer algo durante la vida, aun en la mas humilde escala, si nada més est al alcance de uno, para cooperar por poco que sea a ese triunfo final (del bien), es el pensamiento mds estimulante y fortifi- cante que pueda inspirar a un hombre.” La influencia de James tiene un cardcter distinto. Cuando toma contacto con su pensamiento, Vaz ya estaba formado. Comparte, sin ninguna duda, la con- cepcién de la vida pstquica, pero la influencia de James no se limita sélo a eso. Su poderosa personalidad lo impacta, lo motiva y lo estimula. Coinciden en vna actitud antiacadémica de la Filosofia, en la tendencia antiverbalista, en la preocu- pacién por lo concreto y por los problemas de la religidn y de fa muerte. Algu- has expresiones de Vaz Ferreira provendrén de James, aunque discrepe tanto con sn posicién fundamental como con el pragmatismo en general. Il. CARACTERIZACION FORMAL Y MATERIAL La obra de Vaz Ferreira se ubica perfectamente dentro de lo que Dilthey ha denominado “formas intermedias entre le filosofia, la religiosidad, la literatura XVI y la poesia”. En estas formas se manifiesta el espirity filoséfico “cuantas ve- ces se consume una época de pensamicnto sistemdtico, cuantas veces los va- ores vitales que rigieron en ella ne corresponden a la nueva situacién de los hombres y el conocimiento conceptual del mundo, tan fina y sutilmente elabo- rado, no satisface ya a nuevos hechos experimentados”’, se presentan estos pen- sadores que “anuncian un mevo dia en Ja vida de fa filosofia”. Precisamente en una situacida de ese tipo es que se encuentra nuestro autor. En ellas “cobra expresién un nuevo desatrollo animico... el método que consigue una inter- pretecidn de la vida partiendo de la experiencia de Ja vida va cobtando en esa gtadacién formas cada vez més libres... [Ellos utilizan] Ja persuasidn més que Ja demostracién metédica. .. su arte suasoria va unida a una terrible seriedad y auna gran veracidad. Su mirada est centrada en el enigma de Ja vida, pero desesperan de descifrarlo por medio de una metafisica universal...” Y cita como ejemplo de este tipo de pensadores a los estoicos, a Marco Aurelio, a Mon- taigne, Carlyle, Emetson, Nictzsche, Toltoi, Macterlinck. Como se advierte, Ja mayoria son autores predilectos de Vaz Ferreira? En cuanto a Ja caracterizacién material y formal de este pensamiento, recu- rriremos a as notas que el maestro José Gaos ha utilizado pata hacerlo con el pensamiento hispanoamericano. Como se sabe, estas notas son tres: estética, pedagégica y politica, entendidas todas ellas en sentido amplio. La caracterfs- tica estética tiene relacién con las formas de comunicacién y expresién, con las formas verbales, con la adopcién de determinado género literario y con el es- tilo."° Los pensadores hispanoamericanos, ha escrito Gaos, prefieren “el ensayo, el articulo de revista o el libro de género, estructura, calidades y valores redu- cibles al ensayo. {...) El modo de dar los cursos con una espontaneidad ver- bal y una irregularidad metédica, los acerca a la conversacién. El pensador se producirfa mediante Ja palabra oral, mejor y més fécilmente y sobre todo més a su satisfaccién”. Esta caracterizacion se ajusta tan fielmente al pensamiento de nuestro autor, que asombra que en el momento de escribirla no conociera a Vaz Ferreira, ya que no lo cita ni una vez, haciéndolo en cambio con Rodé. Las conferencias serian ‘“ensayos orales’’. En cvanto a las formas mentales, tienen su correlacién con las formas ver- bales. El pensamiento hispanoamericano es ametédico y asistematico, “procede més que por discurso ldgico insistente y metddicamente, por emativa espon- taneidad ideativo-imaginativa”, més que “por conceptuacién pura y tigurosa y adopcidn de tesminologia técnica, por discursos mediante imagenes, por términos del habla cotriente”. Hesta la coincidencia es total. Pero Gaos agrega que nues- tros pensadotes no tratan de evitar Ja contradiccién y justamente ésta es una de las preocupciones fundamentales de Vaz Ferreira. ¥ aqui radica la diferencia de S8Dilthey: La esencia de la Hlosojia, en Teoria de tas concepciones del mundo, Fonda de Cultura Econémica, México, 1945, pag, 199. *Ibidem, pags, 202-203. W9José Geos: Coracterizacion material y formal del pensamiento hispanoamericano, Cuie- dertios Americanos, N? 6, 1942. XV Vaz Ferreira con los otros fundadores, pues sin perjuicio de tener elementos estéticos, predomina en él lo légico. Con respecto a las otras dos notas, la poli- tica y pedagdgica se aplican perfectamente al pensamiento de nuestro autor. Toda Ia obra de Vaz Ferreira tiene un cardcter eminentemente autobiogré- fico; como lo ha sefialade Grompong, sus ideas “aun impersonalmente expre- sadas tienen el sentido de una autobiografia’. Pero si bien es predominante- mente una autobiografia inzelectual, no es sdlo intelectual. La experiencia de la vida y la reflexién sobre ella es lo que constituye el hilo conductor de su obra ‘Todas sus imotivaciones, los problemas que aborda, los ejemplos que utiliza, el ideal de hombre que propone, las actitudes que preconiza no son més que manifestaciones de su personalidad. A veces es la referencia dietcta, otras Ia elegante impersonalizacién, pero debajo de todas ellas ex fécil reconocer al hombre Vaz Ferreira. El modo coloquial, la maneta de exponer y desarrollar sus ideas —si bien unidas por un hilo temético— que acompaiian Ja cortiente de su conciencia, hace que a veces las digresiones, las matizaciones sucesivas, la multiplicidad de ejemplos conspiren contra la cabal comprensién de su pensamiento. Por més que sus libros sean en su mayorfa versiones de sus clases, es imposible restituir el énfasis de la palabra hablada, dejar en segundo plano Jas digresiones inci- dentales, asimilar los ejemplos, Por ello, como verernos més adelante, la com- prension y fa jerarquizacién de ia importancia de sus posiciones se hace dificil en wna primera fectura. Hay, ademés, su empefo en trasmitir ua modo de pensar (y de sentir): “Ante todo, tenemos algo que vale més que una teoria: tenemos un modo de pensar (y hasta de sentit) que debe ser el de todos los espftitus sincetos y com- prensivos, si se plantcan bien el problema.” La insistencia en el estado de espi- ritu, sobre todo en sus primeras obras, hace gue los contenidos ideolégicos que- den relegedos a un segundo plano. Pero esto no quiere decir que no le impor- tasen las ideas. Al considerar Ja obra editada Hama la atencién cn primer lugar, la extensién, que estd relacionada dizectamonte con cl carécter y el origen de la misma, es decir, con su larga actuacién docente y el hecho de ser la mayor parte de sus libros versiones taquigréficas de sus conferencias. El mismo !o ha reconocido ast, diciendo que sus libros son subproductos de su cbra y que si hubieran sido taquigrafiadas todas las conferencias y se las hubiera publicado, “seria autor de varios centenares de libros, Jo que cvidentemente no serfa serio”. En efecto, ta segunda edicién de Homenaje de Ia Cdmara de Representantes del Uruguay consta de 25 voliimeens. Si bien es cierto que hay muchos textos reiterados, apenas con vatiantes 0 aclaraciones, y muchos documentos de su actividad, el conjunto es grande, Tambiéa debe seftalarse la diversided de asuntos tratados, que abarcan mile tiples campos del conocimiento: temas pedagdgicos, filosdficos, légicos, psico- logicos, morales, gnosealégicos, estéticos, econémicos, politicos, politico-sociales, de filosoffa del derecho, etc., y dentro de cada uno divetsos aspectos de los XVIIE mismos, de modo que su obra ofrece un amplio cuadro de las preocupaciones, de los temas y de la ideclogia de la sociedad uruguaya de su €poca, como fa de ningdn otro autor. Hay en ella una riqueza de actitudes, significaciones, va- lores, ya que toda su obra estd estrechamente referida a su citcunstancia, a su situacién, y es una respuesta en diversos planos a le misma y a los problemas que se plantearon, aunque por momentos el tono impersonal o La ubicacién en un nivel de generalizacién, lo disimule. En este sentido no hay ninguna figura mds representativa de Ja inteligencia uruguaya de ese periodo que Vaz Ferreira. EL modo predilecto de expresién de Vaz Ferreira es el oral. Casi la totalidad de sus libros son versiones de sus conferencias, incluso de algunas que “ni si- quiera se dieron para ser estenografiadas, sino en psicologia de ensefiar y han quedado tal como salieron” de la comunicacién espontinea y simpdtica, y en ef plano en que ella automiticemente las puso”. Solamente ha hecho alguna co- rreccién gramatical, “dejando al estilo la debilidad y Ia difusidn propias de Ja improvisacién verbal”. Las conferencias son “ensayos orales”, Por csa decia: “ql menos a mi me es completamente imposible por mi temperamento expre- ser mi opinidn simpatica sobre algo de otra manera que hablando”. Sus libros —sus conferencias— estan hechos en dos planos: uno més pro- fundo y tedtico, de investigacién y demostracién; otro més superficial y préic- tico, de explicacién, ensefianza y prédica. Los temas tienen un desarrollo en espiral, podriamos decir, en cl que, a pattir de una observacién o una idea, apa- rentemente simple, seguida inmediatamente de uno o varios ejemplos tomados de la vida cotidiana o de libros de ciencia o filosoffa, profundiza y generaliza hasta Hegar a lo que serdn les ideas directrices de su pensamiento. Las repeti- ciones mismas, debidas en parte @ razones de orden pedagégicn, hacen que en cada vuelta de tuerca adquiera mas amplitud y profundidad. A partir de esa geometria inicial establece les relaciones, las transiciones y las penumbras. Por eso la primera lectura de Vaz Ferreira es engafiosa, no da la idea cabal de su valor. $2 pensamiento aparece como un conjunto de cbservaciones e ideas sensatas, hechas por un hombre inteligente, pero no mucho més. Es recién en Ja segunda o tercera lectura cuando se advierte cabalmente la significacién y el alcance de su pensamiento. En parte, pues, se ha ido formando en el lector el estaco de espirite que él ha guerido crear. Aparccen significaciones no adver- tidas y proyecciones no sospechadas. E incluso, debido a su gran fuerza de su- gestion, nos proyecta més alld de donde él habfa Iegado. Otra caracteristice de Ia obra vazferteiriana es el fragmentatismo, que si bien despista en una primera aproximacién, cstd intimamente unido a la libertad propia del ensayo y “es Ja virtud necesaria para que la idgica viva tenga efecti- vamente un sentido” como ha dicho Ferrater Mora.!! No afecta tampoco la continuidad profunda del pessamicnto, como puede advertirse con una fre- cuentacién minima y Jo han destacado, entre otros, Raimundo Lida y Fran- cisco Romero. UFerrarer Mota. Diccionario de Filosofia, art. Vaz Ferreits, Ed, Sudamericana, Buenos Aires, 1958. xIX, Este cardcter fragmentario obliga a tener presente en roda momento —en un grado mayor que en otros pensadores— la totalidad de la obra para lograt su comprensién cabal. Sus textos no agoten su sentido con respects a sus contex- tos inmediatos, sino que tienen una referencia més amplia. No es el caso del eseritor que trata de delimitar las posibilidades de significacién de cada frase (como es el caso de Redé, por ejemplo). Ef sentido de los textos vazferreirianos es a la vez més circunstancial y més lato. Su contexto global muy amplio, vi- viente, social y personal a la vez. Este mismo cardcter hace que muchos de los pasajes donde asume posicién, frente a problemas fundamentales estén escritos como al pasar, ya sea en ora- ciones incidentales o mas atin en novas a pie de pagina o en apéndices. Unamuno, quien fue el primero en darse cuenta del valor del entonces des- conocido profesor montevideano, decia con su habitual agudeza y exageracin: “Lo més interesante que hay en él es lo que se olvida ceando se le juzga: el estilo. Es un estilo telegrdfico, protoplasmatico... Hay una manera de escribir que ¢s anterior a la prosa y al verso.” Este modo de expresién tan personal. tan fluido y tan fiel reflejo de su pen- samiento lo ha logrado por obra de dos virtudes —con Jas gue él mismo re- comendaba que deben escribirse Jos libros: la naturalidad y la simpatia. De este modo resolvié el problema de la comunicacién. El instrumento de que se valid fue un lenguaje sin afectacign, sin tecnicismos, simple. Su lenguaje es, para usar la advertencia de Stuart Mill, “como la aumésfera de la filosoffa, hay que _ponerlo transparente, si se quiere ver las cosas en su forma y posiciones verdaderas”. El idioma de Vaz Ferreira es transparente, didfano. No se nota la palabra como sucede en Rodd; sc accede inmediaiamente a ta significacién. El estilo al principio académico se anima en fas obras de su periodo creador, se suelta y se hace coloquial. Su vecabulatio y su sintaxis adquieren fuerte originalidad y personalidad. De €l ha dicho C. Real de Ania que “En la comunicacién abs- tracta de ideas no hay ejemplo en nuestro idioma de un estilo cologuial, en mos trar el pensar en el status nacens”? Y Pedro Henriquez Uefa afirma gue junto con Korn son “maestros de La prosa filoséfica’,? Su vocebulario es amplio y variad. Llama la atencidn Ia presencia de neolo- gismos que emplea. Todos cllos tienen un valor significative y expresivo, El mecanismo de creacién consiste en verbalizar sustantivos 0 adjetivarlos, en hacer genéricos nombres comunes o propios. Sin énimo exhaustivo anotamos los siguientes: psiquear y psiquco, prablemizar, sofismar, fosilificar, individuis- mo, libertista, intolerantismo, etatista, verbismo, pedagogizar, anindividualista, iermentario, literatear, juliovernismo, borgetizantes, voivovibrionesca, ilogismo, vampirizar, popularizacién, riquista, pobrista, amesamiento, conflictual, confu. 2Ureguay: el ensayo y las ideas en 1957, en Ficckin, N’ 5, enero-ebrero de 1957, Buenos Aires, pag. 76. Las corrientes literarias en la América Hispdnica, Fondo de Culeara Econémica, México, 1949, pag. 185. sivo, inertista, A cllos pueden agregarse algunos arcafsmos como sentidor y fraudeado.'4 En general los neologisinos estan bien formados, lo que muestra su sentido del idioma. Muchos de ellos son Ja traduccién al espafiol de palabras francesas. En cuanto a las formas verbales, hay que sefialar el uso y el abuso del condi- cional y del subjuntivo que se adectan a sti forma mental y le sirven para ex- presar la posibilidad y la gradacidn de la afirmacién y el carécter hipotético de muchas de sus conclusiones. Se advierte también el uso reiterado de infini- tivos que expresan el proceso psiquico con mayor fidelidad. Lo mismo que ver- bos que indican fluidez para dar metaféricamente la imagen de Ja corriente de la conciencia: impregnar, saturar, penctrar, disolver, empapat, fundir en sus diversas flexiones Merece atencién especial la abundancia de adverbios imprescindibles pare expresar su pensamiento que enfatiza siempre el modo, [a manera, el matiz y cuya importancia subraya él mismo, muchas veces recurriendo a Ja bastardilla; asi como el uso de preposiciones y conjunciones. Utiliza frecuentemente adjetivos que responden a la necesidad de acentuar la cualidad para conservar esta nota caracteristica de la realidad concreta. Por ello aplica inusualmente asociados a palabras que expresan conceptos abstrac- tos: Idgica viva, moral viva, Idgicamente horrible, Recurre a la comparacién y ala imagen cuando quiere trasmitir su pensamiento de modo de acercat al lector a su intuicién, es decir para hacer comprender, pero nunca para probar o demosirar, ya que este uso le parece ilegitimo. IV. LA LOGICA VIVA La Légica vive ocupa un lugar central en la obra de Vaz Ferreira puesto que nos proporciona las claves para comprender Ja totalidad de su pensamiento. Nace de la sintesis original que realiza nuestco autor entre Ja nueva concepeién de la vida psiquica de James y de Bergson y ef pensamiento légico de Stuart MIIL, especialmente en Jo referente a los sofismas. Con respecto a la primera dice que sus ‘admirables andlisis han transformado Ja ciencia psicolégica” y cuya concepcién profunda por sf sola bastatia para justificar todo el esfuerzo de la psicologia contempordnea. Debe advertirse que esta concepcién de Ia vida psiquica es la unica, entre todas las teorias contem- pordneas, ala que Vaz Ferreira adherira sin eeservas a Jo largo de su vida. De ella destacard tres aspectos fundamentales: 1) el cardcter dindmico de los fendmenos psiquicos, 2) el carécter de totalidad y 3) la especial relacion entre HVéase Ratil Montero Bustamante: Vaz Ferreira: el filésofo, ef eseritor, el bombre, en El Plata, 14/X/1952, pag. 9. XXxE el lenguaje y el pensamiento. Esta nueva psicologla va a “buscar la realidad viva (psiquica) en la intuicién indiferenciada, antes de la légica y atin antes del lenguaje, que es ya esquematico... en las realidades concretas de la in- tuicidn”’. Si, como habia escrito, la antigua psicologia asociacionista era ya “una semi- [égica”, podemos efirmar que la nueva tambicn lo es, pero muy distinta. Hay “un psiquismo no discursive —escribfa— que es la realidad mental fluida, de Ja que no es expresi6n adecuada el pensamiento légico, esquema, ni el lengua- je, esquema de ese esquema”. A esta realidad sc Iega solamente por !a intui- cién, que él preferira Hamar el psiqueo, et prigueo vivo o el psiqueo efectivo, “puesto que lo que expresamos es una minima parte de lo que pensamos y lo que pensamos es una minime parte de Jo que psiqneamos”. Los esquemas Ié- gicos y verbales no son superponibles a los procesos psicoldgicos. Hey una 1é- gica subdiscursiva que no contempla Ia légica tradicional, Relacionando estas ideas con las de Stuart Mill respecto a los sofismas de confusién —corrigiendo y amplidndolas— surgird la Légéea viva. Pero si bien del encuentro de estes dos lincas de pensamiento proviene la sugestién inicial y alguna de las ideas de Ja Légica viva, no son todas, ni las més originales de nuestro autor. Ta expresién Légica viva tiene varios significedos: 1) Ia propuesta de una nueva légica basada en el estudio del Ienguaje y de la significacién, 2) un con- junto de precauciones negativas y positivas para evitar el error y hallar la ver- dad y 3) una Idgica aplicada a Ja vida cotidiana que muesite, por medio de ejemplos, los sofismas. En el estado actual de In ciencia —dice Vaz Ferreira— la légica formal no debe tener un lugar predominante. Este le corresponde a la Iégica aplicada (me- todolégica) entendida en un sentido amplio. Pero la Légica viva no debe veniz en lugar de Ja Wégica formal ni de la metodolégica sino que debe complementar- las: “‘serfa la segunda parte de cualquier tratado de Légica de los comunes". En el primer sentido ta Légica viva se diferencia de la légica formal en va- tios aspectos. La Idgica cldsica fue “fundada inconscientemente, implicitamente, sobre el principio de que todos los términos tienen una significacidn permanente y de limite claro” “sobre el principio de que se es o no se es”; de este todo se olvidan dos hechos capitales: “el cardcter vago y apenumbrado de las connotaciones de los términos y la no adecuacién de! lenguaje para expresar la realidad”. Tuvo conciencia de que “‘quird se est4 efectuando actualmente (y no Jo sentimos porque estamos en ella) Ja revolucién o evolucién més grande de Ja historia intelectual humana: més trascendental que cualquier transformacién cientifica 0 artistica, porque se trata de algo atin més nuevo y mas general que todo eso: del cambio en el modo de pensar de la humanidad, por independizarse ésta de las palabras. Se habrfa confundido mucho el lenguaje con el pensa- miento: se habrian aplicado a éste propiedades y relaciones de aquél”. Esta nueva Idgica tendrd en cuenta Ia psicologia, y apuntaré sobre todo al estudio de Ia significacién. Esta revolucién transformard la Iégica y dependerd “del descubtimiento de xr Ja verdadera funcién de los términos, dei descubrimiento de las verdaderas re- laciones ideo-verbales: qué es el lenguaje, para qué sirve, qué es lo que pode- mos expresar y qué es Jo que no podemos expresar”. La atencién prestada al modo de pensar, al método —para usar una pala- bra que no era muy del agrado de Vaz Ferreita— es una de sus caracteristicas esenciales, Pero le primera instancia de la aproximacién a la verdad consiste en saber cémo evitar el error. La Légica viva cs, pues, on primer término una “filosoffa del error”, ya que siendo Ia verdad dificit de encontrar, siguiendo ciertas reglas por lo menos no se tomatfe el error por ella. Se adquiere asi io que Mill Ilamé “perfeccién negativa”’ y que es el primer paso en ei camino del conocimiento, Este acercamiento a la verdad por el lado del error y del so- fisma es, como hemos dicho, una de las caracterfsticas del pensamiento de Vaz Ferreira y est4 esencialmente relacionada con su mentalidad y su concepcién def conocimiento. Siempre comienza poniendo de manifiesto el error y luego, en un giro muy propio, convierte esa negacién en afirmaciéa. Ya en 1907 habia escrito: “Hacer nuevos argumentos, descubrir aspectos nuevos, es necesidad secundaria al lado de le esencial de deshacer confusiones...”” ¥ en otra parte: “Para que llegue a aparecer, a formarse y establecerse cada verdad, cuando puede Hegar, es necesario que antes hayan sido analizadas, dudadas y combati- das diferentes falsas verdades. .. Asi el que llega a fundar una verdad (adonde pueden fundarse) ha hecho menos todavia, no sdlo por la verdad, sino por esa verdad, que los muchos que antes, trebajosa y penosamente, destruyeron tantas verdades falsas”” La Logica viva no es meramente una légica sino una psico-ldgica que estu- dia Ia manera como los hombres piensan, discuten, aciertan o se equivocan: s0- bre todo cémo se equivocan, pero de hecho, no como los estudia la légica for- mal donde Ios procesos psicolégicos son superponidles a los procesos Idgicos, no cémo deberian eqquivocarse sino cémo se producen tos ettores y los sofismas en la realidad psico-légica. Por eso aclara: “En Ja realidad psicolégica (la que yo quiero estudiar) un paralogismo no es una cosa fija y permanente, es un es- tado cambiante”... “mi interés es estudiar ef proceso psicolégico por el cual el espiritu va cayendo en ciertos estados”. Estos estados de espiritu “‘flotan, vagos, imprecisos y se forman a cada momento como nebulosidades mentales, e impiden ver y pensar con justeza”. Esta nebulosidad es la confusién, pero “Ja confusion real, la confusién psicolégica, que no es igual a la que obtene- mos por el andlisis reflexivo del significado de las frases”. Se trata de una fisio- logia, de una dindmica de los sofismas que corresponde a la dindmica de la vida psiquica. La confusién es un concepto ldgico y psicolégico a la vez, que sirve perfec. tamente para expresar el momento del procese psico-ldgico que le interesard de manera especial a Vaz Ferreira. No le interesa lo Idgico en sf, ni lo psicolégico en si, sino su interrelacién —aunque acenttla quizd de un modo excesivo el aspecto psicolégico— y a su vez la referencia a Ja realidad. “Cuando se llega 2 esie punto se alcanza —como ha dicho muy acertadamente A. Ardao— qui- XXIIT z4 lo que constituye el nécleo ditigente de! pensamiento filoséfico de Vaz Fe- treira. Un nticleo integtado por elementos psicoldgicos, Idgicos y gnoscoldgicas, intimamente fundidos en una unidad”!> No le interesaba lo [dgico puro, sino lo Idgico en acto, referido siempre a una situacién concreta, Poseia uan excepcional capacidad para caprar las im- plicaciones miltiples de un juicio (psicaldgicas, gnoseolégicas, Iigicas y prdc- ticas}. Advertia de inmediato el sofisma latente en la formulacién verbal. Sus objeciones son, en su mayor parte, [énicas en primer término. El darse cuenta de las contradicciones implicitas, del desajuste entre el juicio y Ia realidad y de Jas consecuencias practicas son las caracteristicas mds evidentes de su pensa- miento. Por eso recurria con tanta frecuencia al ejemplo —‘mejor que una definicién, un ejemplo”, escribié— pues como ha dicho Goblot “el ejemplo es Util porque zctualiza los juicios virtuales implicados en el concepto y permite asf la relacidn del pensamiento abstracto con lo concrete, de lo sensible con lo inteligible... Evita que la especulacién pierda pie”. La primera falacia que estudia Ia Légica vive es la que denomina error de falsa oposicin y consiste en tomar come opuestas “gran parte de las teorfas, opiniones u observaciones que en realidad no lo son”, es decir, “tomar por contradictorio lo que no es contradictorio”, y dentro de esta falacia se en- cuentra otra —que en verdad es la que més le interesaré— que es le de “tomar lo complementario por contradictorio”. El desarrollo del tema nos muestra, a través de los ejemplos utilizados, la importancia que le concede y que la con- vertird en una de las nociones claves, “Esta tendencia de la humanidad a pensar por alternativas producen —dice— una pérdida enorme de trabajo intelectual”; es “uma de las causas tal vez la més importante que hacen de Ja historia de la humanidad una especie de ritmo de exageraciones”. De esta falacia se originan errores en ef plano tedrico que derivan [uego al nivel de fa practica. ‘Tal es la importancia que le asigna: afirma que el hecho de darse cuenta de él es come si saliéramos de una alucinacidn. Pero si bien hay que advertir las falsas oposiciones, ello no significa que vea- mos “espectros de falsa oposicién por todas partes”: hay que reconocer las oposiciones verdaderas, legttimas que existen tanto en el plano de las ideas como en el de Ia accidn. Admite también que la falsa oposicidn tiene efectos estimmlantes en Ia vida, en la accién y en el arte pero piensa que, pese a ello, predominan los efectos nocivos. Como ha observado muy bien J. Paladino,¢ todos 0 casi todos los sofismas presentados en Légica viva son de origen verbal 0 confluyen en Jo verbal”, A estos sofismas los Hlamaremos sofismas primarios, y se originan en la palabra o en la proposicién. La oscuridad de la referencia onto-légica da lugar a las cues- tiones de hecho, y la confusién en la significacién, en la connotacién da lugar a las cuestiones de palabras, El sofisme consiste precisamente en confundirlas, \Introduccién 2 Vax Ferreiva, Barreito y Ramos, Montevideo, 1961, p. 90. lsLas idews morales de Vaz Ferreira, Matcha, 1962, XXIV Por eso el primer cuidado critic consiste en determiner lo més claramente el sentido de las palabras que se van a emplear: “Del mismo modo gue los ci- rujanos no emprenden una operacién sin desinfectar previamente todos los wti- les que se proponen usar, nadie deberfa empezar un reciocinio sin haber de- jado de antemano las palabras asépticas de equivocos”, ha escrito. Una defi- nicién previa de los términos evita lo que [lamarfamos, para continuar su com- paracién, las infecciones I6gicas. Guando cl error provienc no sélo del confuso sentido de las palabras sino que se origina en el juicio, nos encontramos frente a las falacies verbo-ideoldg?- cas. El sofisma se origina al admitir come validas formulaciones verbales —ver- bo-ideoldgicas— que no tienen sentido, que no tienen sentido claro o en la que el predicado no se adectia totalmente af sujeto. En todas estas formas de sofisma ha incurtido la metaffsica tradicional. Peto también fo han hecho las ciencias: es lo que denomina como “trascendentalizaciones ilegitimas”’ o “trascendentali- zaciones matemétices ilegitimas” y consisten en hipostasia: conceptos © fér- miulas verbales. Gon respecto a la relactén del Ienguaje con el pensamienio y de ambos con la realidad, Vaz Ferreira no Mega a definir una posicién clara. Por momentos parece distinguir el lenguaje del pensamiento, por momentos identificarlos. O distinguir un pensamiento no conceptual de un pensamiento expresable verbal- mente, Asi se pregunta respecto de una contradiccién: “si es un hecho verbal, o si es también un hecho conceptual, y si tiene sentido, y cudl, esta distincién que hago entre lo verbal y lo conceptual”. Y en otsa parte escribe: “Una teoria (mejor: de una formulacién verbal)”. Esta indefinicién con respecto a ua problema capital tiene su origen, a nues- tro juicio, en que parte siempre de la significacién que es la zona comin al len- guaje y al pensamiento. Por eso denomina a una clase de falacias “verbo-ideold- gicas”, “nombre de intento bastante vago”, pata poner de manifiesto la dificul- tad y las oscilaciones de sentido que de abi se cerivan Los patalogismos de origen verbal son: 1) la confusidn de las cuestiones pa- labras con las de hechos, 2) las falacias verbo-ideolégicas, 3) las originadas en la falsa precisién y en la clasificacién. Pero a su vex hay “una cierta compene- tracidn de los sofismas: la falsa oposicién no puede scpararse del todo de la falsa sistematizacién, la falsa precisién estd intimamente telacionada con_la falsa sistematizacién, los problemas normativs con las dos primeras” (J. Pa- ladino }. Bajo el nombre de cuestiones explicativas y cuestiones normativas estudia la naturaleza distinia de estos tipos de problemas y el sofisma que se origina en su confusién. Los problemas explicativos son problemas de ser o de existen- cia y admiten una solucién Gnica, mienttas que los problemas normativos son problemas de hacer (0 de el modo de hacer algo), ya sca meramente material, © relacionados con Jos problemas de ideal, es decir, los problemas morales o sociales, El sofisma se origina, como dijimos, en querer resolver los segundos xxv del mismo modo que los primeros. Estes son los problemas de las ciencias fisi- co-naturales y mateméticas. Aqui es legitimo hablar de solucién en un sentido inico. En los segundos, no. Por ello lo primero que debe hacerse es determinar Ja naturaleza del problema y, a partir de esa determinacién, proceder a resol- verlo. Fueron los problemas normativos los que mas le interesaron a Vaz Ferrei- 4a, por lo que nos demoraremos en ellos. En primer lugar es preciso tener bien presente que no hay una separacién, una independencia absoluta entre los problemas explicativos y los normativos. En efecta dice: “hay problemas de hechos, también, que son légicamente pre- vios, pues su solucién, o la creencia al respecto, ha de tenerse en cuenta para tratar los normativos. Lo que se crea sobre lo que es, ha de tenerse en cuenta para resolver lo que se debe 0 se puede hacer 0 desear”. Pero también se deben tener bien definidos fos problemas de ideal para abotdat correctamente las pro- blemas de hacer relacionados con ideales. Formuladas (lo mds claramente po- sible) estas etapas, pasamos a las siguientes: especificar todas fas soluciones po- sibles, evaluarlas y, por tiltima, elegir. Es deci, que segiin se trate de un problema de hacer del primer tipo, serén cuatro etapas y, si es del segundo, cinco. Si bien en cada una de estas instancias se pueden cometer sofismas, es en las dos tiltimas donde dstos aparecen con mayor frecuencia, Otra falacta muy comin es Ia salsa sistematizacién o sistematizacion ilegitima, que ya habia sido estudiada por Mill bajo el nombre de falecia de genetalizacién, pero que en Vaz Ferreira tiene otro alcance. La falsa sistematizacién aparece cuando se sistematiza sin “saber taco lo de hecho y todo lo de principio” o cuando, sabienda ambas cosas, no se pueden integrar en un sistema, El sistema es posible en las ciencies més perfectas como la matemdtica y la fisica; pero en cambio, en las ciencias mds imperfectas o complejas como Ia psicologfa, la mo- ral, o 1a filosoffa no es tan facil hacer sistemas. ¥ riucho mds dificil adn es juzgae y obrar segiin sistemas en la préctica, en Ia solucién de los problemas de la vida humana. Los casos no se repiten idénticos y @ su vez las situaciones cambian, cuando nos encontramos frente a lo individual o a lo concreto, Entonces, para juzgar y obrar cotrectamente debemos, aun teniendo los principios y las normas, graduar ajustadamente el juicio y la accidn, Para cvitar los errores que se derivan de pensar por sistemas, Vaz Ferteira preconiza el pensar por ideas para tencr en cuenta. Y entonces se llega a lo que llama cuestiones de grado. Esto es vilido tanta para los problemas tedricos como para los practicos. Y es en este ultimo aspecto sobre el que Vaz Fetteira pondrd mayor énfasis, La vetdad (de un juicio) es una cuestién de grado y estas cuestiones de grado constituyen ef corazén de la Légica viva. De Ja mnisma concepeién de Ja vida psiquica que patticipaba, llegard, a par- tir del cardcter de totalidad de Ia misma, a la nocién de estado de espititu, Como Ja vida psfquica es una tovalidad fluyente, la diferenciacién de los estados ex- presa sdlo la predominancia de elementos diferentes pero no una separacién ra- dical. Los estados se interpenetran, predominando a veces los afectivos, a veces Jos intelectuales, pero unificados en una totalidad concreta, Esta nocién de XXVI estado de espiritu es otta de las nociones claves del pensamiento de Vaz Fe- rreira. Puede decitse que parte de ella y en ella se centra. A su formacién, al anélisis de los elementos que Ia integran, a su uso como factor explicativo y a le creacién de un nuevo estado de espiritu estardn destinados Jo principal de sus esfuerzos, Rastrear las ocasiones en que Ja ha empleado es tarea casi im- posible. Veemos ahora todos los aspectos que involucra. Es, como hemos dicho, una nocién compleja, integrada por las tendencias, los sentimientos, la tazén, las ideas, la voluntad y la imaginacién. Equivaldria a Ia nocién de alma en Descartes, pero el pensamiento no tiene aquf el papel fun- damental que tenfa en el pensedor francés. Como elemento descriptive y explicativo !a usaré précticamente en todos los dominios: psicolégico (en primer término), moral, metaffsico, social, histérico, pedagégico, religioso, etc. En realidad, se trata de wna actitud, concepto que como ha dicho J. Maisonnenve, es “intermediaria entre ef plano psicolégico y el pla- no social, traduce la posicién del individuo frente al grupo, frente a un pro- blema colective” y tiene, ademds, varias ventajas: “en primer lugar libera a los investigadores de la controversia de las escuelas... en segundo lugar gana en significacién concteta... y presenta un contenido cuslitativo y significativo”. Perite realizar una psicolog'a social desde el individua y establecer sus rela- ciones con las ideas, con los otros y con Je sociedad. Es una nocidn que sirve a la ver para describir y explicar, centrada en el individuo y que a Jo sumo permite establecer tipos © ceracteres, pero siempre en base a los hechos psi- coldgicos. Creemos que definicién mds ajustada a la actitud de Vaz Perreita es dificil de formular.7 Esta nocién es un leitmotiv de su pensamiento y aparece como factor expli- cativo, muchas veces ilegitimo. Puede entenderse en un sentido meramente psicoldgico, lo que por momentos parece ser el sentido que le da el autor, o en un sentido mas amplio, como veremos. Tal es la importancia que le concede que llega a decir gue el progreso de la humanidad consiste en los cambios de estados de espfritu. “Los progresos y los etandes cambios sociales no se hacen principalmente a consecuencia de raciocinios, sino que lo que cambia es el es tado de espititu, algo mucho més hondo que el plano psicoldgico puramente intelectwal”.. .“y, sobre todo, f¢ verdad no se va haciendo por raciocinios to- talmente, sino que se va haciendo principalmente por cambios de estados de espiritu’”...“Hay cuestiones que se fosilifican (sic), que caen en desuso, por no corresponder al estado mental de la humanidad”. “La mayoria de los problemas y soluciones que se discutfan en otras épocas, no es que hayan sido refutadas —dice— sino que se han desvanecido, han sido disseltas por el espi- rita moderno.” ¥ cita, por ejemplo, la Teologia escolistica. Creemos que por estos pasajes puede entenderse Ia nocién de estado de espiritu, ademas de coma un actitud —lo que indudablemente es— come ef equivalente de la nocién de ideologfa. De este modo se muestra mejor su cardcter de factor explicativo. \7Jean Maisonneuve, Pricologia social, Paidés, Buenos Aires, 1960, p. 13. xXVIL (Es claro que desde sus coordenadas no podia legar conscientemente a ella.) La idea de la graduacién de Ia cteencia, del ajuste lo més perfecto posible entre la formulacién verbal y Ja realidad ha de convertirse en una de las nocio- nes claves del pensamiento de nuestro autor, y tendrf, por lo tanto, alcances muy vastos. Pero para poder determinar el grado justo en que una proposicién es verdadera, a menudo no alcanzan ni la experiencia ni la razén y es entonces cuando debe recurrirse al buen sentide, le que él lama, en un afén de precision a nuestro juicio innecesaria, el buen sentido hiperldgico.® Esta nocién no debe confundirse de ninguna manera con el sentido comin, Este buen sentido “viene después del razonamiento, o mejor, junto con él. Cuando hemos visio y pesado por el raciocinio las vazones en pro y las razones en contra. . .cuando hemos hecho toda Ia Iégica (la buena légica) posible, cuan- do las cuestiones se vuelven de grados, llega un momento en que una especie de instinto —lo que yo [lamo ef buen sentido hiperlégico— es el que nos re- suelve las cuestiones en los casos concretos, Y serfa bueno que la idgica no privara a los hombres de esta forma superior de buen sentido”. Ya en sus pri- meros trabajos habia hablado de un “instinto Iégico”, de un “instinto empir co”, de “intuicién de experiencia” o de “instinte experimental” que acuta cuando no hay experiencia anterior sobre un caso similar, o no puede haberla: es “una especie de instinto que sale de la experiencia general, que es como un resumen y concentracién de la experiencia [anterior] y que nos indica mds 0 me- nos, que nos bace sentir aproximadamente cudl debe ser aquel grado mds justo”. Controla y complera a la vez el razonamiento pero no es supetior a la razén. E] razonamiento por si solo es impotente para acabar de pensar en estos casos, aunque debamos empezar por él, es incapaz de concluir no slo en ef sentido logico sino en el gnoseolégico y en el decisotio y préctico. Al Icer estas Iineas, no pucde menos que recordarse algunos pasajes de] dis- curso de Bergson sobre Le bon sens et les études classiques, de 1895, que se- guramente Vaz Ferreira no conocié pero cuyas coineidencias son sorprenden- \Reiteradamente se !e ha reprochado a Vaz Ferreira ser un ecléctico, De ese repro. che se defendid en vatias opottunidades, Ast ha csctito: “es interesante (cbservar) que ls manera de pensar peor que existe se confunda tan fécilmente con la manera de pensar sncjori que la manera de pensar indirecta, que parte de lo ya pensado, sc confunca con la manera de pensat directa (...} pero es cosa diferente y en verdad opuesta” y en otros pasajes: “El eclecticismo es un modo de pensat mezquino, pobre, en realidad ininteligente {...) en més @ menos casos puede Iovar a aciertos, pero es condenarse de antemano a queder dentro cle lo ya pensado.” Tampoco debe confundirse su método con el justo medio cue “es un eficaz procedimiento empitico de tantcar Ia verdad, Pero nada mds que eso”. La verdad debe buscarse cirectamente, y con independencia de las teorias. “En cuanto a su relacion con éstas, pueden ocurrir tres casos: A veces queda entze dos tesis ya sostenidas; otras veces (cuando no coincide con alguna de ellas) puede ocurrit que extreme alguna; otras veces todavia, y este es et caso mais interesante, y el que quedaba afucta, otras veces tesulta que no habia sido formulads.” A titulo de curiosidad podemos mencionar un sentido nada co. rriente de eclecticismo segtin lo menciona Samuel Ramos: “a fines del siglo {XVITI] aparece tuna direcci6n filoséfica que se llama a si misma eclecticismo que pretends conciliar la clencia experimental con Aristételes. Ser ecléctico equivalia a no tener sistema previo, a no accptar autoridad alguna, Verney dice quc cl sistema moderao consiste en no tener sistema”, (Histo- ria de la Filosoffa en México, Imprenta Universitaria, México, 1943, pég. 37.) XXVILL tes. En efecto, dice alli Bergson: el buen sentido es “una disposicién activa de Ia inteligencia cya funcién es prever Jas consecuencias, 0 mejor, presentitlas; distinguir, en materia de conducta, lo esencial de lo accesorio. . .elegir entre los diversos partidos posibles aquel que daria la mayor suma de bien no imagina- ble sino realizable. . .que da a 1a accién su cardcter razanable y al pensamiento su cardcter préctico.” Hemos dicho que lo principal de sus esfuerzos estuvo destinado a creat un nuevo estado de espiritu en los hombres y especialmence en Ia juventud. ¢Cd- mo es esta actitud? Se trata de crear una actitud del alma, un modo de pensat y sentir mejor: “més comprensivo, completo y amplio”. Toda su prédica renderé a eso: “Se trataba de transmitir a los jévenes més bien que alguna doctrina, un estado de espitita”. . “Estados de espiritu sumamente complejos en que hay mucho de psicologfa no formulable y de sentimiento, que pueden reducirse a tesis simples”. Este estado de espiritu debe ser la expresién més fiel de la situacién del hombre en el mundo y tiene como finalidad pensar y sentir mejor, pata cono- cer y actuer mejor. Presupone en primer lugar una libertad de pensamiento {y de sentimiento)} pero no como se la ha entendido tradicionalmente sdio con respecto a las ideas, sino al modo de pensar y sentir. Vaz Ferreira eta consciente del efecto que esta prédica producfa cn sus oyentes en el primer momento: “Cuando se les ensefia s pensar asi, a primera vista sienten la impresidn de que se los deja privados de algo que antes posefan; se sentian tan seguros y tranquilos en sus sistemas { consciente o inconscientemente } que. . .creen que se les ha quitado algo y piden continuamente la formula, ja regla, el sistema que les aharraria examinar los casos.” Y la importancia que le concede es tal que hace radicar all{ nuestro progreso sobre las épocas anteriores: “pensamos més cosas y pensamos mejor; y esta segunda adquisicidn es tan valiosa que si fuera fotzoso desprenderse de una de ellas dos, yo conservarfa la segunda.” La libertad, pues y Ia sinceridad son las dos condiciones esenciales del estado de espiritn que preconiza Vaz Ferreira, La sinceridad es la forma de autocon- ciencia del hombre, de su estado de espiritu. Connota un valor psicolégico de conocimiente de sf mismo, cs decir, de conocimicnto de la relacién entre las ideas, las tendencias y los sentimientos por una parte, y, por otra, con la reali- dad objetiva y los demas: “Es un estado oscilante, es cierto: que no se puede reducir a f6rmulas, justamente como todo lo vivo, Es el tinico estado que ad- mite el progreso en lo psicolégico y en lo social; y por lo demas es el tinico estado que representa una sinceridad absoluta: sinceridad para con los demds y para con nosotros mismos; pata con nuestra intcligencia y para con nuestros sentimientos; para con toda nuestra alma; pata con nucstras cteencias y para con nuestra ignorancia y nuestras dudas; hasta con nuestras esperanzas.”” Podrfamos decir que el dnice absolute que puede aleanzar el hombre es la sinceridad. Si bien se mantiene el ideal de ser un espfritu verdadero, en Ia imposibilidad de alcanzat siempre la yerdad —en muchos casos, al menos— la XxIX sinceridad viene @ sustituirla. No la verdad, sino las que cteemos verdades, Tanto es asi que llega a proponer un pragmatismo de la sinceridad, como Ia mejor actitud del alma, la més verdadera y la mas buena “no séJo en verdad subjetiva: en sinceridad interior y no s6lo lo més limpio y puto, sino que es pragméticamente lo mejor.” V. FILOSOFIA Y CIENCIA Lo fundamental en el pensemiento de Vaz Ferteira radica en una actitud, tanto tedrica come préctica frente a la realidad y a los problemas. Esta actitud esté condicionada ante todo por la situacién del hombre. Desde ella debe partitse para determinar cual puede y debe ser su actitud: “Vivimos sobre un planeta cuyo otigen y destino no conocemos, en un trozo limitado de universo que conocemos mal y mds allé def cual no conocemos nada. Algunos hechos estén a nuestro alcance...”” A partir de esta situacida emprendemos la tarea del cono- cimiento y de la accidn, Por ello es que le preocupard fundamentalmente el problema del conocimiento, sobre todo en sa aspecto de posibilidad. Desde la ignorancia inicial hasta los diversos tipos de saber que podemos alcanzar. Y le interesaré sobre todo esa zona limite entre lo que se sabe y lo que se ignora y su dindmica permanente que es el motor del conocimicnto humano. La igno- tancia podemos decir, es el lado humane de Io desconocido. Y es a partir de esta situacién que Vaz Ferreira tendrd siempre presente, desde la que aborda todos los problemas. Por eso ha esctito; ‘Asi come hay modos de conocer, hay modos de ignorar y son los que ponen de manifiesto la verdadera profundidad alanzada por el pensamiento. ,. Cuando un hombre ha lefdo y pensado mucho, sus maneras de no entender son infinitamente mds profundas e inteligentes que sus maneras de entender. En realided, son {as tinicas que miden la profun- didad de su pensamiento, Pero no pueden expresarse con palabras”. Y en otra parte: “Ensefiar a ignorar, si sc toma sin paradoja, es tan importante como en- sefiar a saber”, Cuando Ilegamos a este limite estamos recién en fos umbrales del posible conocimiento verdadero, ya sea en la ciencia como en Ia filosofia. Su posicidn en este punto cs muy semejante a la de Nicolai Hartmann, Hay diversas zonas del conocimiento con respecto al sujeco. Estd Ja zona del conc- cimiento actual y luego lo desconocido. Dentro de la segunda caben a su vex dos zonas: la de lo desconocido que puede ser conocido (lo transobjetivo in- teligible) y la de lo desconocido permanente (Jo transobjetivo y transinteligible}. Debe sefialarse sin embargo una diferencia: Vaz Pereira deja abierta siempre la posibilidad de conccimiento de lo trascendente posible, aunque aparezcan como muy remotas, por eso deja “abicttas las cuestiones”’. Entre la ciencia y Ja filosofia (o la metafisica) hay una zona intermedia que le atraeré singularmente: “‘No hay nada tan digno de atencién —ha escrito— XXX como el aspecto que ha tomado hoy esa regidn intermedia entre el conocimiento positivo y Ia especulacién francamente filosdtica, Cada vez que los sabios pro- fundizan y generalizan mds, y su ciencia al disolverse en metefisica, pasa por una especie de punto critico, es que el conecimiento toma un aspecto excep- cionalmente turbio y ambiguo”. Esta relacién entre ciencia y filosofia es dis- tinta segdin las distintas ciencias y ef desarrollo que han adquiride. En algunas la capa solidificada es més espesa, en otras est4 a flor y se la encuentra en se- guida, Pero gen qué consiste este punto critico? En el abandono de la expe- tiencia ya que “mientras estas especulaciones {aunque se trate de las grandes cosmogonfas) se mantienen en el punto de vista de la experiencia para el cual el conocimiento se presenta como externo, no parecen sino una extensién del conccimiento cientifico.” Pero cuando se avanza més “se Ilega casi insensible- mente por la sola impulsign del pensamiento en su esfuerzo por precisar ciertas ideas... sin solucién de continuidad a le especulacién ampliamente filoséfica, si basta para merecer este nombre un gran carécter de generalidad”. Esta zona es la zona de la filosofia o més especificamente Ja de la filosofia de Ia ciencia © epistemologia. Las diferencias entre ambas, ciencia y filosofla, son de dignidad en Ia jerar- quia de !os conocimientos y de grado. La primera tiende a ensancharles, en ese is més alla que la caracteriza. Las diferencias de grado son tres: a) de gene. ralidad, b) de profundidad, c) de precisién y certidumbre, Vaz Ferreira usa casi indistintamente los términos filosoffa y metaffsica en muchos pasajes. La primera designa el corpus de las disciplinas filosdficas y aspectos especiales de la tarea de Ja razén en tanto anilisis y ciertas generali- zaciones. La segunda, la metafisica, es mas que nada una posibilidad que nos proporciona sugestiones 0 hipétesis con respecto a lo desconocido pero cuya realizacién parece muy dificil. La filosofia esta llamada a ocupatse de lo que B. Russell ha Iamado esa tierra de nadie entre Ia ciencia y la religion (0 Ia metafisica, agregamos siguiendo el pensamicnto de Vaz Ferreira), ya que el nticleo fundamental de los enigmas es comtin a ambas. La filosoffa ha sido hasta nuestros dias fundamentalmente metafisica y ha incurrido en casi todas las falactas que estudia en Légica viva, especialmente en las falacias verboideolégicas de las cuales es una inmensa ilustracién. Ha co- metido falsa precisién, ha confundido las palabras con las ideas, ha sistemati- zado falsamente y ha hecho trascendentalizaciones ilegitimas. La zona del conocimiento posible donde més se ignora ha tomade la forma del conocimiento mas preciso. Tanto es asi que llama a las falacias verboideold- gicas el paralogismo de los metaffsicos. Este error, dice siguiendo a Mill, que “la humanidad desde los tiempos de Aristételes, habia estado confundiendo durante més de veinte siglos cl lenguaje con el pensamiento” y agrega: “jCosa cariosa! la rama de Los conccimientos que mds jgnora es la que ha ptocurado ptesentarnos el conocimiento con un mayor aspecto de claridad y precisién; y ha sido siempre Ja més preocupada por disimular y disimularse su igno- rancia’”. XXXT Pero pese a todo estas cxiticas, que se refieren como hemos visto al modo como ha sido realizada, no le impiden afirmar la legitimidad de la metafisica y su posibilidad: “Ya Metafisica es legitima, mas que legitima: constitaye y constituird siempre la mas elevada forma del pensamiento humano” pero ha de ser distinta de como se Ia ha realizado hasta el presente. No podrd tener nunca ia claridad y Ia precisién de la ciencia. Su valor no sera de verdad sino de su- gestién. Pero pese a esas afirmaciones parece muy diffcil cealizarla (y él se ha abstenido cuidadosamente de intentarlo). Algo parecido sucede con Ia filosofia en tanto teoria, aunque aqui si puede inferirse que su realizacién encuadra dentro de lo posible. En un fragmento ti- tulado “Un libto futuro”, rraté de sugerir esqueméticamente eémo concibe la filosofia del futuro y reune algunas indicaciones que habia realizado en divetsos pasajes de su obra. El texto aunque expresa bien su posicién no parece muy convincente y consiituye un programa muy dificil de realizar. En realidad se en- contraba en una posicidn similer a la de Dilthey, quien en cambio veia impo- sible la realizacién de una metafisica valida, ya que “si quiere imponerse, tendrd que trabar las categorfas en conexidn interna valiéndose de sofismas o habré de mutilar lo contenido en auestra actitud viva”. Aunque Vaz no se resigna a con- denar la metafisica como imposible como hemos visto, de hecho, en su misma préctica pensante la excluyd, Esta posicidn sefiala una situacién mite del pensamiento, ya que todas las formas posibles no encuadran dentro de sus condiciones establecidas, Caracte- riza muy bien su posicién intermedia, a mitad de camino entre la negacién camo realidad y la afirmacién como posibilidad, Por otra parte, su pensamiento munca tiene en cuenta este tipo de conacimiento sino como hemos dicho en cuanto posibilidad y no funda ningin tipo de saber en ella. Los modos como entendié que podia realizarse la filosoffa son cuatro: a) co- mo andlisis de los conceptos fundamentales de las ciencias, donde habtia pro- gtcso en el conocimiento, b) otre zona que tendrfa que ver con los problemas limites: Ja muerte, el destino del hombre, la inmortalidad, Dios, donde no ha- bria progreso, c) la critica de les ideologias en lo concerniente a la organizacién social y la determinacién de las actitudes adccuadas frente a ellas, y d) Ja fun- cién de orientar a Ja humanidad, determinando el “signo moral” de la aventura humana. El pensamiento de Vaz Ferreira es un pensamiento de la cualidad, de la gra- dacidn, de lo complementario, de una gran “fidelidad a Ja realidad”, sobre todo a la realidad ps{quica, liberado en un grado m4ximo de lo verbal, Su discurso fluye ondulante, rico de ideas y sugestiones como por obra de una razén siem- pre renaciente. Por eso se resiste a las formulaciones féciles, a los simplismos. Animado por un esprit de finesse sin ceder jamés al sprit de géométrie, muy sensible a los sentimientos y vigilado constantemente por una conciencia hicida. Se advierte una delectacién morosa por las ideas v sus matices. Adopta una acti- tud ante ellas de naturalista o de artifice, siguiendo todas sus implicaciones. Cree en la relacién profunda entre la ceoria y la préctica, entre Ia razdn y la XXXII

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