Está en la página 1de 1

El espritu renacentista

Mientras el espritu renacentista impulsa a los hombres de los siglos XV y XVI a intentar y realizar la gran aventura del descubrimiento, de la conquista y de la colonizacin, el nuevo mundo, con el asombro que provoca, estimula a aquel espritu y lo acompaa y penetra. El espritu renacentista se expres tempranamente a travs del humanismo, movimiento intelectual que se inici y alcanz su apogeo primeramente en Italia, protagonizado por Gianozzo Manetti, Marsilio Ficino y Lorenzo Vallaentre. Los humanistas quisieron dar respuesta a los interrogantes del momento y para ello recurrieron tanto al cristianismo como a la filosofa grecolatina, creando as un sistema intelectual caracterizado por la supremaca del hombre sobre la naturaleza y el rechazo de las estructuras mentales impuestas por la religin medieval. La intencin del humanismo era desarrollar en el hombre el espritu crtico y la plena confianza en sus propias posibilidades, rasgos que le haban sido vetados durante la poca medieval. De Italia, el humanismo se difundi hacia el norte extendindose por casi toda Europa gracias a la invencin de la imprenta, que facilit la divulgacin de los textos clsicos y las nuevas ideas con gran rapidez. El ms destacado humanista del norte de Europa fue Erasmo de Rotterdam, autor de Encomium moriae (1509; El elogio de la locura), alegato en defensa de la tolerancia y la libertad de pensamiento que resuma la esencia moral del humanismo. Entre los humanistas espaoles sobresali Juan Luis Vives. La cultura medieval puede calificarse como escatologista: La certeza de una vida mejor tras la muerte supone la transitoriedad de la vida terrena, en la que no merece la pena detenerse. Toda su belleza es prestada y smbolo de la verdadera felicidad. Cuando el artista trata lo terreno, lo suele tratar como alegora de lo sobrenatural, del otro mundo celestial y eterno. El Renacimiento supone un entusiasta descubrimiento de la naturaleza terrena como tema de arte. Como algo hermoso y digno de ser amado, en s mismo. No supone un rechazo de lo trascendente, sino la consistencia metafsica y esttica de lo terrenal.

También podría gustarte