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“JCVD”, el héroe de acción se mira en el espejo, por Lorenzo Ayuso

“JCVD”, el héroe de acción se mira en el espejo, por Lorenzo Ayuso

“JCVD”, el héroe de acción se mira en el espejo


por Lorenzo Ayuso

Acorralado por sus problemas de liquidez, por participar en films de nula calidad que le
exasperan y por la batalla por la custodia legal de una hija que se avergüenza de él, la
estrella Jean Claude Van Damme se encuentra en un bajo momento personal y profesional.
Van Damme decide regresar a su Bélgica natal, buscando la tranquilidad. Pero en lugar de
eso, acaba inmerso en un caótico secuestro en una sucursal de correos. Ahora, la vida real
da el golpe más duro al héroe de acción.

“¿Qué culpa tengo yo si conseguí ser una estrella?”, espeta un derrumbado Jean-Claude
Van Damme directamente a la cámara. Esta es una de las frases que podrían resumir no
sólo la película que nos ocupa, sino la carrera del conocido como “Los Músculos de
Bruselas”: un joven karateka transformado primero en celebridad gracias a la mano
amiga del rey de la acción cazurra Menahem Golam; de ahí, a convertirse en la tercera
estrella de acción en Hollywood, por detrás de Arnold Schwarzenneger y Silvester
Stallone. Y, finalmente, devenido a causa de los excesos y los fracasos profesionales en
un personaje errático, que vagaba en productos directos a vídeo mientras acudía a
programas de televisión a dejar que se mofaran del personaje que había creado y que
poco a poco iba destruyendo. Mientras Schwarzenneger se ha alzado en ‘gobernator’, y
Stallone se esmera en su carrera como director, el forzudo belga se encuentra perdido, a
años luz de lo que prometía. Así se puede resumir a grandes rasgos al Van Damme
previo a su encuentro con un joven y emprendedor Mabrouk El-Mechri.
“JCVD” es la historia del “doble Impacto” (permítase el chascarrillo) que sufre Van
Damme: por un lado, al encontrarse cautivo en un desorganizado atraco a una sucursal
de correos en Bélgica; y por otro lado, y el más importante, al enfrentarse el Van Damme
invencible estrella de cine al Van Damme persona, con sus miedos y inseguridades. Esta
sorprendente cinta se encarga de sacar a la luz todo lo que se ocultaba tras las franjas
negras del Cinemascope: los temores de la estrella, su vida real, en la que las definitivas
patadas voladoras no son más que un truco de feria.

Van Damme demuestra un inusitado y encomiable sentido del riesgo, habida


cuenta de lo que puede suponer alejarse de las convenciones del cine de acción de baja
estofa en el que había caído. En esta (falsa) biografía, la estrella se mira en el espejo, y ve
“JCVD”, el héroe de acción se mira en el espejo, por Lorenzo Ayuso

a un hombre solitario, fracasado personal y profesionalmente, ojeroso y cansado, en un


plano que recuerda al Buster Keaton de los cincuenta y sesenta, una vez su reinado
durante el cine mudo quedó en un recuerdo. Ese plano es la consecución del trauma del
protagonista de “Kickboxer”, un hombre en busca de tiempos mejores, de una redención
profesional que no surgirá hasta que no alcance la personal.
Estamos ante un film totalmente posmoderno en cuanto a su contenido implícito:
la autoficción en grado elevado, con diversas facetas que se solapan o se contraponen: la
estrella de cine, el padre de familia, el personaje público,... Formalmente esto queda
expresado a través de una narración fracturada y alineal, que nace de la hibridación de
géneros –de la comedia al drama, pasando por el policíaco- y que culmina con la ya
famosa escena en la que JCVD sale literalmente de la diégesis para reflexionar, en un
largo monólogo interior exteriorizado que hasta ahora podría considerarse reservado a los
grandes actores acunados en la tradición más puramente shakespeariana y no en
películas como “Contacto Sangriento” (“Bloodsport”, Newt Arnold, 1988). Van Damme llora
como nunca se le había visto, exponiéndose como nunca lo había hecho.

Lo que hace Mabrouk El-Mechri es digno de elogio. Consigue que su actor


principal no sólo salga airoso del envite, sino que le reporta sus primeros
reconocimientos como intérprete, en un momento de su carrera en el que se la juega a
todo o nada. Por otro lado, construye un film curioso, técnicamente complejo, en el que
apuesta por el manierismo, con largos planos secuencia y movimientos de cámara
enrevesados e imposibles (mención aparte el ya comentado monólogo de Van Damme, en
el que se eleva por encima de los escenarios para alejarse por completo de la acción
narrativa, que queda en punto muerto). Aquí, la influencia del cine de los setenta es
notoria -“Tarde de perros” (“Dog Day Afternoon”, Sydney Lumet, 1975) es el ejemplo más
evidente por su parentesco diegético-, aunque tampoco evita las bromas internas con
respecto a las propias películas de Van Damme (punzantes menciones a John Woo y
Steven Seagal que salpican la trama) y al cine de acción en general, reflexión sobre la
naturaleza de los villanos del cine de Hollywood incluida.
“Tú has ganado. Yo he perdido” señala al público Van Damme. Con esta frase,
liquida la mitología del héroe de acción sobre la que ha labrado su filmografía durante
dos decenios. Y a la vez, reconoce en el espectador al “culpable” de su situación. “JCVD”
es la respuesta de un hombre herido, que se encuentra suficientemente cómodo como
para reírse de sí mismo y de fantasear sobre su vida. Una obra sorprendente e ingeniosa,
una inspirada genialidad posmodernista con la que Van Damme lanza su último golpe.
“JCVD”, el héroe de acción se mira en el espejo, por Lorenzo Ayuso

FICHA TÉCNICA
Título original: “JCVD”;
Director: Mabrouk El-Mechri;
Producción: Gaumont, Samsa Films, Artemis Productions, RTBF (Television
Belge), en asociación con Bankable Films y La Sofica Cofinova 4, y con la
participación de Canal +, CineCinema y Film Fund Luxembourg;
Productor: Sidonie Dumas;
Productor ejecutivo: Jean-Claude Van Damme, Marc Fiszman;
Co-productores: Jani Thiltges, Patrick Quinet, Arlette Zylberberg;
Guión:, basado en un argumento de Mabrouk El-Mechri en colaboración con
Frederick Benudis;
Director de arte: Andre Fonsny;
Montaje: Kako Kelber;
Director de fotografía: Pierre-Yves Bastard;
Música: Gast Waltzing.

FICHA ARTÍSTICA
J.C.V.D.: Jean-Claude Van Damme
Bruges: Francois Damiens
El hombre del gorro: Zinedine Soualem
Arthur, el vigilante: Karim Belkhadra
El treinteañero: Jean-Francois Wolff
La cajera: Anne Paulicevich

DATOS TÉCNICOS
Color: Color;
Año de producción: 2008;
Nacionalidad: Bélgica, Francia, Luxemburgo;
Duración: 97 minutos;
Formato de proyección: 2.35:1;
Sonido: Dolby Digital;
Fecha de estreno en España: 7 de noviembre de 2008.

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