SLO CARBN Seores Reyes: Ya de entrada les digo que yo no he sido bueno. Es por abreviar.

Como para dirigirse a ustedes hay que haberse portado bien, pues yo ya de antemano les digo que no me he portado bien. Sigan leyendo si quieren y si no, directamente, adjudquenme el carbn. La gente de mi barrio puede informarles: seguro que les dicen que tengo una pinta insoportable, que no me lavo, que la ropa me huele a rayos; que no me da la gana contestar cuando los seoritos me desean los buenos das, ni doy las gracias cuando me dejen un bocata en el banco donde tomo el sol Todo eso es cierto y se lo digo as de claro, para que no haya malos entendidos. Tambin les dirn que el otro da rob en el supermercado. Y es verdad. Estaba hambriento y me llev un pan, unas bandejas de lomo y de jamn y algunas cosas ms. Tena derecho a celebrar la Noche Vieja, no? Pues aadan a la lista una botella de coac que tambin se vino conmigo. Si les digo la verdad, hubiera preferido whisky, pero con las prisas me equivoqu y agarr lo primero que encontr a mano. Yo s que alguna de esas seoras caritativas que van al comedor a hacer el rancho para los vagabundos, me hubiera dado con gusto parte de la cena. Pero, es que me tocan las narices como no se imaginan ustedes. Se ponen tan pesadas con eso de la caridad que ya aburren. Y yo no necesito caridad. As de claro se lo digo. Lo que yo necesito es justicia. S, justicia. Porque, miren ustedes, tengo 59 aos, la empresa cerr hace seis y nos fuimos todos a la calle. Sin liquidacin, sin paro y sin nada. Entre lo que deba pasar a mi ex y comer un da con otro, se me han acabado los pocos ahorros que tena. Y conseguir un trabajo qu quieren que les diga! As que vivo a salto de mata. Y robo, se lo digo con toda honradez: robo en donde pillo. Y lo que pillo. Y sin ningn remordimiento ya. Lo ven? Soy mala persona y lo que merezco es carbn. Pero djense de pamplinas de carbn dulce y esos rollos. Necesito carbn de verdad porque hace unos das pill en el contenedor una estufa y la tengo en la chabola de adorno. A lo mejor as consigo calentarme siquiera una noche. Con todo respeto, Manuel.
Magdalena Landa, Pastelillos de gloria