RTH UNL X
Steve Woolgar
=m,
“oni
ome
CIENCIA:
ABRIENDO LA CAJA NEGRA
AlANTRROpOs
ITORIAL DEL HOMER
DE LA UNVERSITAT DE BARCELONAPROLOGO
El libro que tiene en sus manos es una de las primeras
obras de estudio social del conocimiento cientifico que se
Publica en nuestro pais, después de una década y media
en la que este tipo de estudios se ha desarrollado con gran
vitalidad en Europa y Estados Unidos revolucionando las
concepciones de la ciencia y de la tecnologia con sus nu-
merosos case studies. Este retraso no se debe seguramente
.un simple despiste editorial, aunque no es infrecuente en
materias académicas y de investigaci6n. La traduccién lis-
ta ya para ser publicada de un importante y conocido es-
tudio sobre la actividad cientifica duerme desde hace bas-
tante tiempo junto con sus derechos de edicién en ciertos
cajones editoriales. Es muy posible que se haya pensado
que se trata de un licor demasiado fuerte y se teman sus
efectos para la campafia de difusion cientista y tecnologis-
ta con la que aparentemente se quiere modernizar el pais
de una vez por todas. En todo caso, cuando algunos centi
nelas académicos y culturales se percaten (sin pararse de-
masiado a entenderlos) de los planteamientos y tesis cons-
tructivistas caracteristicos de los estudios sociales sobre
ciencia y tecnologia, no seré de extrafiar que se vuelva a
conjurar el fantasma del relativismo que, segiin sus crea-
7dores, deja la via libre al subjetivismo, al irracionalismo, a
la pura lucha ideolégica 0, incluso, a fascismos y totalita~
rismos. Més de un filésofo de la ciencia ha identificado la
defensa del método cientifico, presunta fuente de la racio-
nalidad cientffica y de la verdad objetiva, con la defensa de
la democracia y de la cultura occidental. Asf pues, no hay
que sorprenderse si se propugnan y toman las medidas
pertinentes para preservar a la sociedad del contagio con
virus relativistas.
Lo cierto es que los estudios sociologicos y etnograficos
de la ciencia, junto con los de la historia social de la cien-
cia, han hecho insostenibles las concepciones estandar de
Ta ciencia y de la tecnologia, legadas por la filosofia y la
historia de la ciencia al uso. La actividad cientifica estu-
diada de forma directa en los laboratorios y en el seno de
Jos grupos y las instituciones cientificas no tiene nada que
ver con la metodologia de la ciencia o la argumentacién
racional que han querido hacernos creer filésofos analiti-
cos y l6gicos. Ni la historia de la ciencia reconstruida en
su contexto corresponde en nada a la hagiografia propaga-
da por los historiadores de las ideas y de los genios cientf-
ficos. La ciencia desmitificada se nos presenta como una
empresa normal, es decir, con un caracter esencialmente
social que la hace accesible al estudio sociologico y a la
que no cabe asignar ningiin atributo epistemolégico espe~
cial ni privilegios éticos 0 politicos. Al igual que todas las
realizaciones culturales del hombre, ciencia y tecnologia
son construcciones sociales. Pero las més trascendentales
(y para algunos mas inquietantes) consecuencias de las po-
siciones constructivistas deben buscarse en el émbito de la
préctica, donde, en contra de la pretendida neutralidad e
inmunidad politica de la ciencia, obligan a un replantea-
miento radical de las formas de evaluacién de la ciencia y
la tecnologia, de la educacion y de la polftica cientifica y
tecnolégica.
Steve Woolgar es uno de los més importantes repre-
sentantes del estudio social del conocimiento cientffico y
autor, junto con Bruno Latour, de uno de los trabajos més
influyentes en dicho campo, publicado con el tftulo de La-
8