CUENT4
SCUENITIONS
UNA COLECCION DE CUENTOS PARA MIRAR, LEER Y ESCUCHAR.1 n dia, Trompén, el elefante, jugaba al
escondite con unos amigos. A Trompén no le
gustaba jugar al escondite porque siempre le
descubrian antes que a los otros.
~Ya te vemos, Trompén —decian sus amigos.
=No hay derecho —decia Trompén—. Soy
demasiado grandote. No tengo dénde esconderme.
En esto aparecié volando un pdjaro y exclamé:
—iSe acercan los cazadores! iA ocultarse todo el
mundo!
Ay de mi —dijo Trompén-. No tengo dénde
esconderme.
=No te preocupes —dijo el tigre—. Tumbate entre
la hierba y los cazadores no te veran... iFijate
en mi!
El tigre se tumbé sobre la hierba, y como
sus rayas parecian sombras, apenas se le
distinguia. Pero cuando el elefante quiso hacer
lo mismo, result6 que los otros animales podian
distinguirle perfectamente.
—iA que parezco una sombra? —pregunté
Trompén.
—iQué va! —contestaron los otros—, Pareces
realmente un elefante tumbado en la hierba.
=i Qué voy a hacer? —se lamenté Trompén—.
iSoy demasiado grande para esconderme!
‘Un mono oyé lo que decia Trompén y acudié
en su ayuda.
—Subete en lo alto de un arbol —dijo—. A los
cazadores no se les ocurrira buscarte alli.
un:
det
un
qu
dis
Es
te:
TaELEFANTE
El mono trep6 hasta lo alto del arbol y qued6
oculto por las hojas. Pero cuando el elefante
hizo lo mismo, el arbol se incliné hasta el suelo
y las hojas no le tapaban.
—Eso no sirve —dijo Trompén-. Pero te lo
agradezco de todos modos.
Entonces intervino una tortuga.
—Si te quedas bien quietecito —dijo—, pareceriis
una piedra. iFijate en mil
La tortuga metié la cabeza, las patas y la cola
dentro de su caparazén y se quedo inmévil.
—iAsombroso! —dijo Trompén-. iPareces
una piedra!
—Claro —dijo la tortuga—. (Ahora inténtalo ta!
Trompén se encogié todo lo que pudo y se
qued6 inmovil. Pero por més que intentaba
disimularlo, seguia pareciendo un elefante.
—Ay de mi —se quejé—. Se acercan los cazadores
y no tengo donde esconderme.
—Esconderse es facil —dijo un avestruz—
Esconde la cabeza en la arena, como yo, y no
te vera nadie.
Trompén cavé un agujero profundo y metié
Ja cabeza en él. Al cabo de un minuto sacé la
cabeza y comenzé a toser.
Eso tampoco sirve —dijo tosiendo—. Tengo
la boca Ilena de arena y casi no puedo respirar.
—iEso no es ninguna soluci6n, estipida!
—dijeron los otros animales al avestruz—. iSe os
ve casi todo el cuerpo!