No hemos logrado despertar en nuestras Iglesias un
movimiento autenticamente evangelizador. Lo que si se percibe es
una reaccién al proceso secularizador y descristianizador, de tipo
restauracionista y formalista que, si en algunas cosas puede estar
justiicada, no coincide con lo que tiene que ser el niicleo ni la
inspiracién de una época evangelizadora, orientada a romper el
cerco cultural del cristianismo y a abrir nuevos espacios a la fe.
Restaurar los usos externos de los afios pasados no es lo
mismo que recuperar la fuerza espiritual y la eficacia
transformadora de las convicciones religiosas de los primeros
cristianos. Tengo la impresién de que no se quiere reconocer esta
situacién de descristianizacién generalizada.
Es preciso fortalecer la fe de los cristianos. Tenemos que
aprender a vivir todos como miembros de una lglesia
verdaderamente evangelizadora y misionera. No podemos aceptar
como normal la situacién actual en la que tantos oristianos
desertan de la Iglesia, en la que las generaciones jovenes crecen
en un mundo practicamente ateo, sin una relacién vital con la
persona de Jesucristo ni con el Dios de la salvacién.
Todos los demas problemas que podamos sefialar, por
importantes que nos parezcan, son secundarios en relacién con
esta tarea primordial de la evangelizacién. Tenemos que ver como
podemos llevar el Evangelio de Jestis a los ateos, a los
Indiferentes, a los agostitos, pero también a los protestantes, a los
musulmanes, a los budistas, a los animistas que viven con
nosotros.
La presentacién del Evangelio de Jesus tiene que producir
en los oyentes una verdadera crisis de conversién. Crisis que es
juicio sobre la vida anterior, esa vida normal que malgastamos
dejandonos absorber y dominar por las cosas y los afanes de este
mundo. Son pocas las actividades pastorales que buscan
realmente esta conversion.
Nos olvidamos de que la vida cristiana comienza con la
conversién personal, o bien damos por supuesto que esta
conversién qued6 hecha anteriormente. Tenemos que comenzar
de nuevo. leer, releer, orar y difundir
EQUE
TENEMOS
QUE HACER,
HERMANOS?
HOMBRES NUEVOS EN LA CIUDAD TERRENA
Benedicto XVI el 27 de abril
Queridos amigos: jSi, Cristo ha resucitado
verdaderamente! No podemos retener sélo
ara nosotros la vida y la alegria que él nos
fa donado en su Pascua, sino que debemos
donarla a cuantos estan cerca de nosotros. Es-
ta es nuestra tarea y nuestra misién: hacer
resucitar en el corazon del prdjimo la
esperanza donde hay desesperacion, | la
alegria donde hay tristeza, la vida donde hay
muerte. Testimoniar cada dia la alegria del
Sefior resucitado significa vivir siempre en
qdorma pascualy y. hacer resonar ell goz0s°
anuncio de que Cristo no es una idea o un
recuerdo del pasado, sino una Persona que
vive con nosotros, para nosotros y en
nosotros; y con él, para él y en él
jodemos hacer nuevas todas las cosas (cf. Ap
1, 5).
Reflexiones de actualidadEl arzobispo emérito de Zaragoza, presidente del Episcopado entre 1996 y
1999 (en la transicién entre Suquia y Rouco),probablemente quien mas
crey6 en la funcién de la Conferencia como instrumento de
colegialidad, hizo un llamamiento a sus hermanos a ejercer la autoridad
“por el ejemplo que da. No es orden, no es imposicion”. Al tiempo, hizo
fn verdad y caridad, en inteligencia y amor’.
una defensa del didlogo
“Excluye la condenacién aprioristica, la polémica ofensiva y habitual"
Por su interés, reproducimos integra la homilia de don Elias Yanes a los
obispos espafioles:
Queridos hermanos:
invocamos esta mafiana la especial asistencia, de! Espiritu Santo,
Espintu de! Padre y de su Hijos Jesucristo, para que nos ilumine, y
derrame en nuestro corazén el amor. Dios es amor (1 Jn4, 8.16). Dios
nos ama y este amor es realidad en nosotros por el don de su Espiritu
en el interior de nuestros corazones (Rom 5,5). Hemos de prestar
atencién especial a lo que el "Espiritu dice a las Iglesias" (Ap.2, 29; 3,6
ete.)
Tanto en las palabras y gestos de nuestro Pontifice Benedicto XVI como
en los anélisis que vamos haciendo de la presente situacién de la iglesia
y de la sociedad, cada dia aparece con més urgencia la necesidad de
intensificar la acoién evangelizadora. Hemos de de descubrir los
caminos mas adecuados para llevar el testimonio y el mensaje del
éTenemos que comezar de nuevo?
(ZENIT.org).- Publicamos un pasaje del _libro
“Evangelizar" de monsefior Fernando Sebastian, arzobispo
emérito de Pamplona y Tudela, publicado por Ediciones
Encuentro, sobre el desafio que atraviesa ol cristianismo en
Espafia.
Espafia esta a punto de romper la continuidad de su
tradicién espiritual cristiana y catélica, para instalarse en un
contexto cultural nuevo, ateo, materialista y nihilista. No es
cuestién de promover la guerra entre creyentes y no creyentes, ni
se trata de estimular la resistencia numantina.
EI Evangelio de Jestis es capaz de vivir en todas las
situaciones imaginables y puede sobrevivir a todas las agresiones
y de vencer convenciendo a sus mismos agresores. El Evangelio
de Jestis sigue siendo la Unica levadura capaz de transformer la
masa inerte de nuestro viejo mundo egoista y resignado a morir, la
Unica luz capaz de iluminar nuestras tinieblas y alumbraros
nuevos caminos de esperanza y de alegria
No podemos decir ya que la sociedad espafiola es una
sociedad catélica. Hay muchos bautizados que no piensan ni viven
de acuerdo con su Bautismo. Otros muchos han abandonado
explicitamente la fe bautismal. Otros rechazan elementos de la
doctrina catélica, ya sean dogmaticos o morales. En algunas
ciudades, es frecuente encontrar familias que no bautizan a sus
hijos... Est claro que no podremos cambiar las cosas de la noche
a la mafiana, pero, con la ayuda de Dios y nuestra colaboracion
entusiasta, si podemos cambiar la tendencia y comenzar una
Nueva era que llegue a su esplendor cuando Dios quiera.
La urgencia resulta mas apremiante si tenemos en cuenta
que Io que ahora ocurre en Occidente es muy probable que pase
€n pocos afios a otros continentes menos afectados hoy por el
secularismo. No nos engafiemos, nadie se libraré de pasar la crisis
de la confrontacién con la modernidad laicista.La prudencia pedagégica. Estos rasgos aparecen resumidos en el n.
13 del Decreto conciliar “Christus Dominus". 1.- Claridad: “supone y
exige capacidad de comprensién... lenguaje comprensible” 2. -
Mansedumbre segin la invitacién de Jestis: "Aprended de mi, que soy
manso y humilde de corazén" (Mt 11,29). “EI diélogo no es orgulloso, no
es hiriente, no es ofensivo. Su autoridad es intrinseca por la verdad
que expoe, por la caridad que difunde, por el ejemplo que da. No es
orden, no es imposicién. Es pacifico; evita los modos violentos; es
generoso”. Hablar a los demés, en la humildad, en la verdad de Dios y
en el amor. 3. - La confianza: *Promueve la confianza y la amistad.
excluye todo fin egoista". Es quizés la condicién mas dificil: tener
confianza y crear confianza. 4.- La prudencia pedagégica: ‘tiene muy
en cuenta las condiciones psicolégica y morales de! que escucha" “se
afana en conocer la sensibilidad del interlocutor".
En sintesis: "En el diélogo asf ejercitado se realiza la unién de la
verdad y de la caridad, de Ia inteligencia y del amor’. “Excluye la
condicién aprioristica, la polémica ofensiva y habitual’. En la misma
direccién esta la exhortacién del siervo de Dios Juan Pablo I, en su
Carta Apostdlica Novo mitlennio ineunte, de 6 de enero de 2001: "Hacer
de la Iglesia la casa y la escuela de la comunién es el gran desafio que
tenemos ante nosotros en el milenio que comienza". Para hacer frente
a ese desafio “hace falta promover una espiritualidad de la
comunién, proponiéndola como principio educativo en todos los
lugares donde se forma el hombre y el cristiano”.
1.- Espiritualidad de comunién significa ante todo una mirada del
lad que habita en
nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los
hermanos que estén a nuestro lado.
corazén, sobre todo hacia el misterio de la
2+ Espiritualidad de la comunién significa, ademés, capacidad de sentir
al hermano en la fe en la unidad del Cuerpo mistico y, por tanto, como
"uno que me pertenece", para saber compartir sus alegrias y sus
sufrimientos, para intuir sus deseos y atender a sus necesidades, para
ofrecerle una verdadera y profunda amistad.
3.= Espiritualidad de la comunién es también capacidad de ver ante
todo lo que hay de positivo en el otro, para acogerio y valorarlo corno
regalo de Dios: un "don para mi", ademés de ser un don para ef
hermano que Io ha recibido directamente.
4.- En fin, espintualidad de la comunién es saber “dar espacio" al
hermano, llevando mutuamente la carga de los otros (ct. Gal 6,2) y
rechazando las tentaciones egoistas que continuamente nos acechan y
‘engendran competitividad, ganas de hacer carrera, desconfianza y
envidias.
Juan Pablo | pensaba especialmente en los servicios especificos de la
comunién, como son el ministerio petrino y, en estrecha relacién con
la colegialidad episcopal. Pero advierte: "No nos basamos
iiusiones: sin este camino espiritual, de poco servirén los instrumentos
extemos de la comunién. Se convertirén en medios sin alma, méscaras
de comunién més que sus modos de expresién y crecimiento"
Juan Pablo 1, en la homilia de la Misa de canonizacién de Edit Stein:
"No aceptéis como verdad nada que carezca de amor. Y no
aceptéis como amor nada que carezca de verdad”. 11 de octubre de
1998
Benedicto XVI: "El amor es signo de la presencia del Espiritu Santo.
Las ideas o las palabras que carecen de amor, aunque parezcan
sofistificadas 0 sagaces, no proceden “del Espiritu" (19-Vi-2008,
Sydney).
En sus reflexiones sobre la relacién "Verdad-amor" en la Enciclica de!
29-VI-2009: "Caritas in veritate es el principio sobre el que gira la
doctrina social de la Iglesia" (n. 6) "Su origen es el amor que brota de!
Padre por el Hijo, en el Espiritu Santo" (n.5). ‘La caridad en la verdadpone al hombre ante la sorprendente experiencia del don... El ser
humano esta hecho para el don”. Para San Hilario, San Agustin y Santo
Tomés el Espiritu Santo es "amor" “don"y "gozo" del Padre y del
Hijo (STh I, 39,8). Pablo Vi dice en Gaudete in Domino (1975) (uno de
los documentos més bellos del Magisterio de! siglo XI): "En el mismo
Dios todo es alegria, porque todo es un Don’.
En este sentido se expresé Benedicto XV!, a la Curia vaticana (22-12-
2008): “Ei Espiritu nos da Ja alegria. El es la alegria, La. alegria es ef
don en el que todos Ios otros se resumen... irradiar, ser comunicada,
forma parte de la naturaleza de Ia alegria. El espiritu misionéro de la
iglesia no es mas que el impulso que lleva, a comunicar la alegria que
nos ha sido dada..."
En la Eucaristia encontramos a este Dios que en su amor trinitario
manifestado en Cristo es don para nosotros.
Acudamos a la Virgen Inmaculada: "No hay fruto de la gracia en la
historia de a salvacién que no tenga como instrument necesario la
‘mediacién de nuestra Seftora” (Benedicto XVI, 11-V-20Q7, Sao Paulo,
Brasil)
Elias Yones, arzobispo emérito de Zaragoza
23 Marzo 11 - - Antonio Cafiizares: La Iglesia no tiene ninguna
otra riqueza, ni otra palabra, ni fuerza alguna, ni nada mas
importante que decir y anunciar que Jesucristo. Ofrecerlo a los
hombres y dar testimonio de El ante todos y en cualquier lugar y
tiempo, con sumo respeto a otras convicciones, es su razén de
ser; no puede callarlo ni ocultarlo; lo contrario seria traicionar a
los hombres y negar la Verdad que le sostiene y anima. El
respeto que se debe a otras convicciones lo exigimos también
para las nuestras.
Evangelio a quienes forman parte de la multitud de hombres y mujeres
que se dejan conducir por una especie de “apostasia silenciosa’, 0 que
se someten a la "dictadura del relativismo", o que entregan su libertad
al hedonismo més vulgar. Son muchos los que padecen como un
"eclipse del sentido de Dios". Muchos los que ignoran casi todo acerca
de la fe cristiana, pero creen estar suficientemente informados sobre
ella. Estos y otros datos constituyen para nosotros una interpelacién,
una llamada de Dios. El nuevo organismo creado por el Santo Padre
‘para la nueva evangelizacién” y el préximo Sinodo universal de los
‘obispos merecen nuestro maximo apoyo. Necesitamos promover una
intensa renovacién espiritual y pastoral de sacerdotes, religiosos y
laicos, que desde una plena comunién eclesial estén dispuestos a
mostrar, con su vida y con su palabra, ef rostro de Cristo en los diversos
ambientes en los que transcurre su existencia. La vocacién
‘evangelizadora radica ya en nuestro bautismo. Somos conscientes de lo
que esta Conferencia escribis en noviembre de 2006: "La
evangelizacion y e! servicio cristiano a la sociedad serén obro de
cristianos convertidos y convencidos, maduros en la fe". Mas allé de los
métodos y estrategias, es decisiva la persona misma del evangelizador.
Sin los Iaicos no habré evangelizacién. Esta reciama un laicado
articulado, con sélida formacién espiritual, doctrinal y pedagégica, con
profundo sentido de comunién eclesial y misionera (Christifideles
i). Pidamos al Padre que todos "caminemos alegres en la
‘esperanza, firmes en la fe y comuniquemos al mundo el gozo del
Evangelio" (PE, Va). EI siervo de Dios Pablo VI al comenzar su
pontificado propuso a la Iglesia en su Enciclica "Eoclesiam Suam" (6 de
agosto de 1964). |. La conciencia que “debe tener de si misma" y de "su
vital relacién con Cristo", Il. La renovacién y Ill, El diélogo. En este
apartado indicé las cuatro condiciones esenciales de! diélogo
pastoral: 1) La claridad; 2) La mansedumbre; 3} La confianza; 4)