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Directorio

Consejo editorial

Bryan Klett CONTENIDO


Enrique Padilla
Reyes Isven
Marco Antonio Larios Quirino

Diseño

Bryan Klett
Carta Editorial 3
Gestión
Poema 4 José Chapa
Elenor Arrington

Semblanza: Ricardo 6 (y)letrados


Contacto y correspondencia Flores Ibarra
Honorio Rodriguez #17, int. 1
C.P. 91020, Col. Ferrer Guardia 2010 7 Luis Hernesto González
Xalapa, Veracruz, México.
yletrados@gmail.com
Periodismo literario 9 Gerardo Arana Villareal

Agradecimientos Poema 12 Afhit Hernández


José Manuel López Rocha
Entrevista con Eduardo 15 Bryan Klett García
"Todo el arte gráfico, incluída la
Antonio Parra
portada, pertenecen a Ricardo
Flores Ibarra. Las imágenes del es- El cazador 21 Eduardo Antonio Parra
critor Eduardo Antonio Parra fue-
ron conseguidas en internet y su (fragmento)
crédito está expresamente dado
en los casos en que fue posible; las Colón 26 Juan José Barrientos
portadas de sus libros son, en or-
den de aparición y de arriba hacia
abajo, Nadie los vio salir (Ediciones Poema 28 Verónica Mastachi
Era, 2001); Juárez, el rostro de piedra
(Grijalbo, 2008); Parábolas del silen-
cio (Ediciones Era, 2007); Los límites Perder las puertas, 29 Alonso León
de la noche (Ediciones Era, 1996) y buscar las llaves Erik Alejandro
Sombras detrás de la ventana (Edicio-
nes Era, 2009)."
Inventario 32
CARTA EDITORIAL

Después de haber logrado nuestra primer conquista, me provoca


alegría decir que seguimos aquí, que hemos vencido la prueba del
tiempo de entrega y que seguimos desgajándonos la cabeza con

y letrados
este compromiso. No puedo evitar mencionar el éxito de la pre-
sentación del primer número y la gran cantidad de personas que se
nos acerca desde aquel día. Y con esta emoción, todavía me acuerdo
de dónde y con quiénes estaba cuando se me metió en la cabeza
la impertinencia de hacer una revista. Me acuerdo del festejo con
que recibieron la idea, como si tuviera ahí mismo el primer número
con tan sólo imaginarlo. A ese día tuvieron que seguirlo muchos de
hablar, pensar y comenzar con una colección de revistas buscando 3
aciertos y palos de ciego; todo seguido por pequeñas convocatorias
y esfuerzos de marketing fallidos sobre los cuales conservo las fra-
ses de “Muerte al anonimato” y “A veces tus textos se distribuyen
solos, a veces”.
De lo que no logro acordarme, es del por qué decidí compro-
meterme con el esfuerzo que nos ha traído hasta aquí. Apenas con
meditaciones posteriores he logrado ir haciéndome una idea de la
razón por la cual nacen tantas revistas universitarias y por la que
algunos ponen las manos al fuego. Pienso que las revistas literarias
conservan gran parte de una visión romántica hacia la literatura y
la cultura. Es acomodar de la mejor manera el trabajo artístico de
muchos y luchar por difundirlos, quizá como una muestra de algo
más grande. Dicho de otra forma, creo que las revistas literarias
son el gran esfuerzo de los pequeños espacios, el esfuerzo que va
de abajo a arriba y que muere pronto. Lo bello es que, pese a lo
anterior, no tarda en regenerarse y en ser desplazado por un nuevo
arranque.
JOSÉ CHAPA

POEMA

ÉPICA PUNK
y letrados

Ayer entre incontables odiseas,



unos comprando guillotinas en ebay,
4 otros fabricando los papeles de las
[lentas oficinas,
mirábamos pasar nuestros instantes.

Mientras devoran a Madonna las arrugas


y Balboa sube el último escalón,
vemos pasar una película, cansados
de lo poco que sucede,
de lo malos que resultan los actores
y lo mucho que se habla.

Quisieras más disparos


antes y después del intermedio,
un helicóptero, un close up
a las nalgas de la chica policía
y la gota de sudor que la descubre.
y letrados
Te cansa la escena obligatoria,
la muerte del amor protagonista,
las palabras que te dice el enemigo: 5
soy tu padre,
luz caminante del cielo, soy tu padre.

Cuando despiertes, y yo que soy un sordo y grito todo


no descansaré si no despiertas,
serás un tipo silencioso, con lentes oscuros,
capaz de saltar sobre los faros, experto
en artes venusianas y marciales; nacido entre los grizzlies,
educado por Chen Zhen y por supuesto
Pai Mei; tomarás la bronca leche
de las vacas del sol,
sin siquiera parpadear ante la furia de los dioses.

Apaga entonces increíbles origamis


untados de color, rompe el monitor con una llave
y sal para que el aire se desnude:
es hora de llegar a conclusiones.
Ricardo
Flores Ibarra
y letrados

Ricardo Flores Ibarra nació en


la Ciudad de México en julio de
1966. Se licenció en artes visuales
en la academia de San Carlos de
la unam en 1991, y desde enton-
6 ces, se ha ido especializando en
gráfica y grabado en metal.
En orden de aparición, inclu-
yendo la portada, los títulos de
su trabajo son: "Abeja 2", "Limón
con sal", "Cantina", "Eine kleine
nacht musik", "Trenudi", "Sara-
bande", "Giga", "Botellófono",
"Psicología pura", "Bon voyage",
"Suite", "Arturo", "Jazz", "Reposo",
"Ciudad de noche" y "Escuela 4".
(y)letrados estará invitando a
un artista distinto para adornar
cada nuevo ejemplar que el tiem-
po nos permita publicar.
LUIS HERNESTO GONZÁLEZ

2010

y letrados
i.
Sigo sin creerlo. No esperemos ya de casi nadie el gran fruto 7
de una revolución. Sólo los muertos de hambre quieren que
cambie el mundo. Y les falta energía. Cuando decimos que
nuestros gobiernos han fallado, los bisnietos de nuestros go-
bernantes se mueren de la risa. ¿Cuál era el objetivo? ¿Me
repite la pregunta? Si entran al cargo más o menos pudientes
y salen de él hasta el hartazgo hinchadas sus cuentas ban-
carias… ¿no la hicieron? Misión más que cumplida, bola de
votantes. ¿Pos qué creían? Se hace lo que se puede.

ii.
Millones de pobres nuevos. ¿De veras? ¿No sería que,
como buenos admiradores de empresarios, casi todos lle-
van cuentas dobles y se les está hundiendo una y media? Yo
no veo en las calles a los desempleados que supuestamente
se caen en racimos estos días. ¿Dónde están? ¿Dónde está
su ira tan legítima? ¿Qué volumen se sube en este aparato
para oírlos?
y letrados

8
iii.
La clase media. El colchoncito. La apatía. La ignorancia. La desinformación.
El yo me salvo y a los míos tambor, pero a los tuyos tú y hazle como
puedas. Los delicados analistas que concluyen que los pobres son pobres
porque quieren. Cimiento empanizado de un país. Ay, y la shoppingterapia
tan querida. Nada como barrer de arriba abajo para sentir que uno vale la
pena. Qué bueno no ser naco. Los indigentes son de tan mal gusto que ni
van al gimnasio, chulita.

iv.
Por mi parte… ya tengo hambre y quisiera esperar con la historia en la mano
el 2010.

v.
Pero no creo que llegue un fruto revolucionario. Hasta el Peligro cree que
la vía es electoral. Gandhi, haré mi huelga de hambre… Bueno, creo que
es inevitable.
GERARDO ARANA VILLARREAL

PERIODISMO LITERARIO

y letrados
Hay que ser un artista para entender a otro.
Los críticos de arte no se parecen mucho a los
grandes pintores.
Norman Mailer

Era 1991, falto de ánimo y solamente con propósitos de


documentación, asistí con Tabita Caprice a la Filmoteca
9
Nacional de Santiago de Chile a ver Tough Guys Dont Dance
(Los hombres duros no bailan, 1984), adaptación homónima
de la siniestra comedia de enredos del escritor norteameri-
cano Norman Mailer (América, La Canción del Verdugo, Un
Sueño Americano, Los desnudos y Los muertos).
Tabita, a falta de ocupación alguna me acompañaba en
el oficio de mi ilustración óptica, esto, a propósito de una
revisión que realizaba entorno a la última novela de Mailer,
El Fantasma de Harlot, para una revista mexicana de urba-
nismo y literatura hispanoamericana.
El filme me pareció fascinante. Ella, una vez terminada la
función me hizo notar su desaprobación. Con motivo de
desviar su opinión a mis intereses le hablé acerca de Mailer.
Luego le mostré una fotografía del escritor que guardaba en
los interiores de mi portafolio.
A Tabita le impresionó mucho la fotografía, me dijo que
le recordaba mucho a alguien pero que le desesperaba no
saber a quién. Tabita Caprice en un acto ricano —según su informe— Norman
de magna actividad mental logró efectuar Mailer perseguía furioso a una de sus en-
una muy notable asociación. Norman fermeras a las afueras del Museo de
Mailer le recordaba a Norman Mailer. Ciencias Naturales en Rochester.
Impresionante para ser Tabita. La persecución era de alta velocidad, el
y letrados

Luego me habló de su último viaje a supuesto Mailer conducía un Mustang co-


Nueva York. lor mostaza sin capote. Mientras Tabita
Tabita Caprice, vacacionista moderna y contaba su historia pareciera que se iba
estudiante de sistemas en el Poli de Santiago, convenciendo de que aquel insolente per-
suponía haber visto en una reciente visita sonaje era Mailer. Según Tabita el artista
a New York al grandioso escritor norteame- le gritaba a la enfermera: ¡Anda, vamos
hacer el amor utilizando todas las prepo-
10 siciones, todas las conozco, se dice por ahí
que soy un gran escritor! Después, Mailer
detuvo el auto a las afueras del museo y
continuó su persecución en los escalones,
llevaba una bata de papel y bebía Whisky
del gollete. Según Tabita, el esplendoroso
escritor —cual primate regicida— le gritaba
a la enfermera: Anda déjame tocarte que-
rida, anda, acaso no te es notorio mi gran
talento, anda déjame tocarte esa tu colita
de hueso de conejo.
—Darling, let me touch your little rabbit
back bone. Repitió Tabita en varias ocasiones.
La enfermera, aplicando las artes de la es-
capatoria, había perdido al colérico escritor.
Tabita parecía emocionada. Cuando
terminó con su historia yo le dije que no
dudaba la aparición de tales actitudes en
la figura de Norman Mailer, aquel no sería
su primer crimen del orden pasional.
Norman Mailer —terrible escritor pugi-
lista, como lo solía nombrar en sus revi-
siones pasionales el humorista de la bbc,

y letrados
James Copper— se distinguía desde hacía
mucho tiempo por su aparición en tales
eventos.
Yo, en realidad no dudaba de tal en-
cuentro, tales actos eran típicos del escritor.
Mailer, figura del gran divo del oeste tar- noamericana no le había gustado mi revi-
dío, grandioso pensador moderno, centi- sión, me habían enviado una nota con un
nela normativo y asaltante político era tono de desaprobación absoluta. En la nota 11
famoso por haberle dado seguimiento a la me hacían notar entre otras cuestiones el
saga de escándalos que había comenzado hecho de que Mailer era un gran autor,
con su apoyo al homicida serial Jack Abbott ¿cómo había sido yo capaz de reducir su obra
en la búsqueda de su libertad condicional. a un mediano estudio sobre su sexualidad?
Peleas con grandes escritores (Capote, —Antón, no terminé la historia de la
Callaway, Burton Keys). Problemas de po- última vez, cuando la enfermera escapó yo
lítica internacional (Corea, Viet - Kong, tomé su lugar. Mira Antón, te voy a decir
Puerto Rico). la verdad, creo que me acosté con Norman
Tabita parecía interesada en los datos Mailer; no estoy segura de que fuera él.
menores del escritor. Antón, tú sabes que a mí no me gusta la
Ese día hablé muy mal de Norman literatura, pero anda, dime: ¿Me acosté
Mailer. Tabita me pidió la fotografía. Días con un buen escritor?
después Tabita, nerviosa me llamó a la
oficina.
Cuando recibí la llamada yo estaba de .
.
..
un pésimo humor. Al consejo editorial de
la revista de urbanismo y literatura hispa-
AFHIT HERNÁNDEZ

POEMA

LEÓN ALADO
y letrados

No tuve tiempo de retener a Antínoo


Margarita Yourcenarf

Fuimos a la caza del león,


agazapados, como si nosotros fuéramos la fiera.
12 Lo esperamos cerca de la charca arenosa cubierta de juncos.
Decíase que el león acudía a beberse allí la noche.
El aire era el otro león que respira dentro del pecho anhelante y frío
y vaticinaba el tiempo de la batalla
como si esa lucha ya se librara dentro de nuestro corazón ardiente.
Pero estaba allí el frío, antes que la bestia
y venía a estrellarse contra la coraza de hierro,
levantando un poco el envés de la capa, roja por debajo,
como para más enardecerlo.

Y apareció de súbito la bestia real,


tan hermosa como terrible.
Negra como la vida, la fuerza natural caía sobre sus hombros.
Bebía.
Como nosotros, esperaba.
Y yo, tratando de apresar antes de su cuerpo, su sombra,
no pude retener a Antínoo.
Dio rienda suelta a su caballo,
lo empujaba la juventud y la muerte, o el deseo de vencer la muerte,
y lanzó como un atleta de los templos, su pica y sus dos jabalinas.

Herido del cuello, el león se desplomó batiendo con la cola.


Tanta arena levantó su peso
que sólo veíamos su sustancia informe.
Era un rugido lo que se materializaba.

y letrados
13

Pero se levantó.
Miró con furia al joven bello y dispuso el sacrificio.
Él, desarmado, casi desnudo, predijo el ataque del león ahora de fuego,
ahora alado por suerte divina, ya grifo transformado, y no se movió, orgulloso.

Interpuse mi caballo, ofreciéndole el muslo descubierto, y respiré


[la sangre de la fiera disuelta por el céfiro.
No me resultó difícil rematar a la bestia herida.
Y absorto por ese instante donde la belleza se une con la muerte,
creí que la víctima había sido yo mismo.
Que era mi cuello el que yo mismo atravesaba.
Ante el ímpetu de una juventud que ya no es mía,
cayeron sobre mí todos los destinos:
arrastraré su amor hasta mi sangre,
veré cómo será obligado a ser dios a causa de su belleza,
cómo será retratado mil veces por mis escultores,
con los cabellos sujeto por bandas
y letrados

y desnudo del cuerpo, quizá un poco ofrecido a las bestias de los siglos,
como ahora, al otro león de Nemea.

Mientras yo,
me despierto en medio de la noche,
buscando atrapar esa presencia que todo lo contiene,
sólo para darme cuenta que yo he sido el que verdaderamente ha muerto.
14
BRYAN KLETT GARCÍA
www.fundaciónva.blogspot.com

y letrados
entrevista con
Eduardo Antonio 15
Parra
Nació en León Guanajuato en 1965. Fue becario de la Fun-
dación John Simon Guggenheim Memorial, 2001-2002
y ha sido traducido al inglés, francés y portugués. Entre
los premios literarios que ha ganado destaca el Premio de
Cuento Juan Rulfo 2000.
Es uno de los exponentes más reconocidos de la «Lite-
ratura de Frontera». Su obra cuenta con siete libros en
circulación, el último, Sombras detrás de la ventana, fue
publicado por Ediciones Era en 2009.
Seguro que las preguntas bajo mi brazo están nerviosas antes
del enfrentamiento, pero yo no. Con Parra ya he platicado en
varias ocasiones, alejadas por el largo plazo, desde que lo vi por
primera vez en la filu del 2009, platicando con Luis Humberto
Crosthwaite y Magaly Velasco en un rincón de la Feria. Recuerdo
que acercarme a él fue un momento de gran nerviosismo. La
gente ya había entrado a la galería donde se continuarían las
y letrados

mesas redondas sobre Literatura de Frontera y Parra había ocu-


pado un lugar al fondo. Me senté a su lado y me presenté con
apretón de mano sudada planteando mi interés por entrevistarme
con él. Éxito absoluto. Su buen humor y disposición frente a mis
miedos dejó en la última página de mi cuadernito negro su correo
electrónico en tinta azul y punto grueso. Tuvieron que pasar un
par de días para volver a encontrarlo en su propia charla y acabar
sentado del otro lado de una mesa larguísima con amigos del
16
escritor norteño y un montón de estudiantes. En ese segundo
encuentro sólo pude sacar un «hola, ¿cómo estás?»
Casi un año después, Parra está en la entrada del Instituto de
Investigaciones Literarias de vuelta en Xalapa platicando con la
última persona en salir de su curso de Migraciones y Fronteras en
la Literatura y yo espero impaciente a nuestra entrevista. Toda
idea de gigante magnánimo se ha extinguido después de nuestra
correspondencia electrónica y mi valiosísima adquisición de la an-
tología de Era Ediciones, Sombras detrás de la ventana, donde se
vienen a encontrar, como en una reunión de exalumnos, sus tres
libros de cuentos —Parábolas del Silencio, Tierra de Nadie y Los
límites de la noche, con el «bonus track» de Nadie los vio salir,
la cual muestra claramente a un escritor duro y con su visión
puesta en la estética de la realidad dualmente cruda y bella. Parra
salió contento de su clase preguntando qué día era para asegu-
rarse de no haber olvidado el cumpleaños de su padre. Caminamos
a un café con una charla simple sobre lo difícil que había sido
La narrativa de frontera tiene una
mezcla de campo y de ciudad, lo
finalmente encontrar el momento para la hemos estado recuperando desde
entrevista. Un paquete nuevo de «diabli-
tos» (como le dicen a los Malboro rojos en que los escritores del centro del
su tierra y en la mía) para hablar de Xalapa país comenzaron a desechar todo
y revistas en lo que llega la orden de tres
americanos y agua simple. Prueba de so- lo que huele a campo.
nido, ¡no toques el micrófono!, tiene cor-

y letrados
to. A ver, habla otra vez. Ya está. ¿Cómo
te convertiste en escritor? tores o que incluso ya escribían. Yo no me
atrevía todavía. Leía y leía y leía, seguí
Decidí estudiar Letras para escribir des- leyendo, terminé la carrera y todavía no
pués de leer Cien Años de Soledad. Un me atrevía. Terminé la carrera a los 21
lugarsote común, lo sé, pero ocurrió en mi pero no empecé hasta las 25. Sabía que lo
caso. Pensaba: ¿yo sería capaz de provocar que estaba haciendo era prepararme.
estas emociones en alguien más por medio Después de terminar la carrera empecé a 17
de la escritura?. Pero como el escritor na- leer de verdad, lo que me gustaba. Tomé
cido en León, comenta, Monterrey era una trabajos que me quitaban muy poco
ciudad difícil, yo no conocía a un escritor tiempo. Pasaba de siete a ocho horas dia-
ni a nadie que conociera a uno. rias leyendo. Copiaba mucho. Copiaba
párrafos, copiaba capítulos hasta que fi-
Fue una labor difícil tanto para Antonio nalmente dije: bueno ya copié mucho,
como para su padre entender el llamado ahora voy a sacar algo de mi ronco pecho.
que venía desde abajo. Parra pinta una
charla en la que ninguno de los dos tenía Otra ronda de americanos, los camiones
idea de lo que podía significar o en qué pasan bramando en la avenida principal
consistía una formación de letrado. Fue sobre la que se ubica nuestro café en me-
hasta el primer año de la carrera que emer- dio de un limbo. El click del encendedor
gió la realidad de las cosas Bic y una larga exhalación de tabaco.
Como gran defensor y exponente de la
Era una escuela de letras, no de escritores. Literatura de Frontera, la pregunta le re-
Como quiera me quedé… ahí conocí a sulta obligatoria a mi libreta de apuntes:
algunos estudiantes que querían ser escri- ¿qué la separa del resto?
Es una discusión que he tenido muchas mopolitas, por decir algo. No sé. La lejanía
veces. No debería separarla nada. Está del centro también te produce un efecto
dentro del corpus literario, en este caso especial. Hasta en la lectura. En Monterrey
nacional. Pero tiene sus características re- leíamos libros más clásicos porque no nos
gionales, la idiosincrasia, el paisaje, la llegaban las novedades y en el D.F. ellos
situación que yo creo que cada vez se vive vivieron lo que nosotros no: lo que se lla-
más a nivel nacional pero que durante dé- ma la generación Anagrama.
y letrados

cadas fue un privativo del norte: ¿qué se


hace al convivir con los gringos al otro ¿Crees que estos nuevos focos que es-
lado? La presión de los gringos. Sin embar- tán en la frontera cuentan con su propia
go, hay una tensión, es lo que más la dis- hegemonía cultural?
tinguiría. En los estadios del norte se vive
una tensión constante y es una tensión de En bloque podríamos decir que sí, aunque
diversas marcas: la cuestión lingüística, la también hay muchas diferencias. Si tú, por
cuestión cultural sobre todo, la tensión ejemplo piensas en la frontera de
18 histórica (ellos ganaron, nosotros perdi- Tamaulipas, es muy distinta a la de Sonora,
mos), ellos son la primera potencia y no- y no nada más por el paisaje, no se reduce
sotros no existimos, la tensión religiosa a un río y a un desierto, sino que por ejem-
(nosotros somos católicos y ellos son plo en el noreste, Tamaulipas, Coahuila y
protestantes), todo este tipo de cosas te Nuevo León, todo mundo tiene lazos fa-
provocan una temática, un estilo, un idio- miliares con Texas, la familia trascendió
sincrasia particular. Conocí a mucha gente la frontera. Pero la tensión fronteriza los
que no tenía nada que ver con la escritura afecta a todos e incluso los marca. Sí hay
ni ninguna de las artes pero que se sentía un especie de bloque que incluso llega un
defensora de la cultura de este país, por- poco más abajo, que sería hasta Sinaloa,
que estaban en la última trinchera. Esto Durango y extendiendo la manga hasta
creo que lo tiene en menor grado la fron- Zacatecas.
tera sur, pero lo tiene. Cosa que no suce-
de en el centro; en el centro como no En este sentido la Literatura de Frontera
tienen ese tipo de tensiones ocupan sus tiene un fundamento romántico, por ejem-
energías en otras cosas, en ser más cos- plo en esta búsqueda de la identidad.
Creo que sí. Cuando empezaron a hablar
de globalización, a mí me cayó la idea de
que iba a haber un neorromanticismo a
nivel mundial; que es una reacción con-

Ilustración por Waldo Matus


traria; si te dicen ahora todos vamos a
vivir las mismas experiencias, no, nosotros
vamos a rescatar nuestras tradiciones para
demostrar que tenemos experiencias dis-

y letrados
tintas, que sucedió en el romanticismo
original. Cuando se quiso unificar al
neoclásico en todo Europa, los países se
pusieron a rascarle a la historia para mar-
car las diferencias. Yo lo encontraba desde
la adolescencia en Nuevo Laredo. Podemos
encontrar muchos rasgos románticos en la cuperando desde que los escritores del cen-
narrativa del Norte. tro del país comenzaron a desechar todo lo 19
que huele a campo. Colegas del Centro
Ahora, ya comenzaste a responder esta hace más de 10 años decían que ya estaban
pregunta pero hace falta hacerla: ¿Puede hartos de Rulfo, que ya estaban hartos de
la Literatura de Frontera ser el Nuevo rancheritos; y bueno, si tú reduces a Rulfo
Paradigma, pensando que primero fue el a rancheritos es que estás muy equivocado.
campo y luego la urbanidad? Siento la literatura de Centro mucho más
cosmopolita. Pero la narrativa de Frontera
Uno muchas veces se define según la visión tiene peculiaridades físicas y paisajistas y
de los contrarios. Cómo se está viendo la anímicas que son propias de la región.
narrativa de frontera desde el Centro, des-
de el Sur; a lo mejor sí lo están viendo como ¿Cómo percibe el Centro a la Literatura
un paradigma, porque hay una problemá- de Frontera?
tica específica. Pero hay otra cosa, la na-
rrativa de frontera tiene un mezcla de Ahí empezó la fama o el prestigio. Nosotros
campo y de ciudad, lo hemos estado re- pensábamos en una narrativa regional de
Monterrey. Elmer Mendoza pensaba en nosotros, cuando nos juntábamos, era en
una narrativa regional de Sinaloa y los primer lugar, con toda desvergüenza te
sinaloenses también. Crosthwaite no lo digo, aprovecharlo, nos sumamos al barco.
pensaba pero lo hacía. Pero el Centro nos Luego lo empezamos a discutir y dijimos,
señaló. Primero empiezan los periodistas, «sí, es cierto». Aunque algunos, como
luego los editores, algo muy curioso, bus- Toscana, nunca estuvieron de acuerdo: yo
cando quiénes eran estos escritores de soy universal, no me encasillen. Pero eres
y letrados

frontera, quiénes son los que están escri- universal y no has escrito nada que salga
biendo ahora, y luego, finalmente la aca- de Nuevo León, maestro. El universalismo
demia, que es la que llega al final pero que no tiene nada que ver con la temática ni
es la más persistente. Ahorita a mí me sor- la geografía, tiene que ver con el trata-
prende cómo es que hay especialistas de miento que le estés dando.
la literatura fronteriza de México-Estados
Unidos en Australia, en Inglaterra, en Oye, y, finalmente, ¿crees que todas las
Francia y en Estados Unidos hay un mon- fronteras son iguales?
20
tón; de repente te llegan correos entrevis-
tándote de Croacia… Toda esta clasifica- Síiii… tienen rasgos en común. Lo que más
ción primero vino del centro, luego me ha servido para entender la frontera
de México-Estados Unidos son mis últimas
lecturas del centro de Europa: los yugos-
lavos, los albaneses como Kadare, que te
plantean cómo hay una tensión histórica
que en ellos tiene cinco siglos; la frontera
entre el mundo musulmán y el cristiano,
pero además era mucho más complejo
ahí porque estaban los cristianos orto-
www.edicionesera.com.mx

doxos, los católicos, los musulmanes; era


oriente y occidente, Europa y Asia… tú
lees esos libros y empiezas a reconocer la
tensión cultural que hay. En ese sentido
sí, todas las fronteras son iguales.

.
.
..
EDUARDO ANTONIO PARRA

y letrados
fragmento

El cazador
21

Sombras detrás de la ventana, fue publicado por Ediciones


Era en 2009, en él se encuentran sus cuentos reunidos así
como una clara estética que oscila entre lo más brutal y lo
más sublime del hombre.
Agradecemos a Eduardo Antonio Parra por permitirnos
compartir un fragmento del cuento "El cazador", que
aparece por primera vez en Los límites de la noche (Ediciones
Era, 1996). En él se pueden apreciar profundas reflexiones
sobre la muerte y la persecusión, así como el esbozo siem-
pre presente en su obra de una "frontera salvaje". Recalca-
mos su propiedad por Ediciones Era.
No se dejó confundir por la cumbia his- saboreaba el triunfo, la deducción: saber
térica que reventaba las bocinas, ni por cuánto tiempo había permanecido ahí el
la suciedad filtrada en las luces de colo- otro. Después de eso, comprobar que no
res; tampoco por los obreros en brama se había equivocado de antro, que no
que alzaban sus tecates hacia la pista, erraba el sitio en la barra, mediante el exa-
donde una mulata gigante blandía los men de los ceniceros repletos, ya no fue
y letrados

senos en abierto desafío a las miradas necesario. Ahí estarían, sepultados en ce-
de lujuria. El peso de la atmósfera se co- niza, los restos de esos cigarros de Maple,
laba en remolinos por su nariz. A cerve- iguales a los que él guardaba en el bol-
za era el aroma dominante, luego taba-
co, más allá humor de cuerpos sudados.
Sin embargo, bajo esa mezcla espesa
distinguió resabios del tufillo a adrena-
22 lina, a bestia acorralada, que despiden
los perseguidos y queda flotando horas
en los sitios por donde pasan: el rastro
que buscaba. Entonces no tuvo dudas.
Esperó a que la cumbia concluyera, y
cuando el chillar de trompetas y güiro
fue sustituido por un murmullo de voces
pidiendo cerveza, cerró los ojos para per-
cibir hasta los rumores más tenues atra-
pados en el salón. Levantó los párpados
mientras comenzaba a sonreír, satisfe-
cho, certidumbre en mano, y se dirigió
a la barra, a sentarse donde su instinto
aseguraba que el otro había vaciado tres
vasos de ron.
Los primeros acordes de la siguientes
pieza enmarcaron el retorno de la mula-
ta; pero él no se volvió hacia la pista,
sillo; los filtros aplastados, comprimidos
a la mitad de su longitud, evidencia de
un nerviosismo permanente.
Un hombre somnoliento retiró el ceni-
cero de su vista en tanto movía los labios
frente a él produciendo una mueca que se

y letrados
le antojó grotesca. El estruendo de la mú-
sica, reforzado ahora con una oleada de
gritos por la desnudez total de la mujer en
la pista, obligó al cantinero a repetir la
pregunta: «¿Qué le sirvo?» Vio el vaso
abandonado por el otro a unos centímetros
de su mano izquierda, y ya no necesitó
olerlo para responder con palabras mordi- 23
das, en un español rudimentario: «Añejo rato. Había encontrado el lugar: la mujer
y agua». El cantinero dio media vuelta y él cruzaría ante sus ojos en cualquier mo-
hizo lo mismo hasta quedar de frente al mento. Cuando el cantinero volvió con su
espectáculo. vaso, lo tomó y se dispuso a esperar pacien-
La mulata se arrastraba por la pista, le- temente.
vantando el trasero hacia la caricia tibia de
un haz rojo. En círculos, la luz siguió por ... nadie se atreve a negarme el paso: se-
unos segundos los movimientos de las nal- ría fácil entrar a su oficina cualquier tar-
gas ante la euforia de los hombres que de para evitar la presencia de ella y plan-
prácticamente caían sobre ellas, sobándolas, tármele enfrente, ya estando ahí no
apresando los tobillos, babeando la piel podría echarme, lo conozco: los senti-
más cercana. La mujer giró y abrió las pier- mientos siempre han mandado en él; le di-
nas: la vulva encarnada apuntó directo a la ría ayúdame, tengo miedo, estaba borracho,
barra, y él supo entonces que ella no podía los celos me llevaron; él conoce de mu-
ser. Recorrió el salón con la vista: las demás jeres y lo comprenderá; o mejor perdó-
mujeres se encontraban fichando. No le name, yo sé que puedes hacerlo, también
dio importancia; era sólo cuestión de un sufres porque soy tu único hijo; y prime-
lito, pero prométeme que desde ahora
vas a andar derecho, nada de putas ni
malas compañías; y en seguida el teléfono,
las llamadas al procurador, al comandante,
a los abogados: y sí, ya ven, fue una estu-
pidez, es todavía muy muchacho, sí, co-
y letrados

nozco la gravedad del asunto, pero al fin


y al cabo se trata de un gringo, yo me
hago responsable, ya saben, nada de mo-
lestarlo a él o a su madre, todo se arregla
conmigo, pasen a verme cuando quieran,
los estaré esperando; y salir de su oficina
más sereno, recoger mis cosas en el hotel
24 y regresar a casa donde mi madre qué
bueno que ya estás aquí, pero vienes muy
trasijado, anda, vamos a la cocina para
que comas algo; y volver a los amigos de
antes y fingir, sobre todo fingir como lo
he hecho las últimas semanas, intentando
ro sus gritos, indignado, qué haces aquí, creer yo mismo que la muerte de un hom-
delincuente, cómo te atreves a venir, cha- bre no hace mella en su asesino cuando
cal, malnacido; pero después del desahogo, éste no quiso matarlo; continuar la vida
las lágrimas en los ojos, la protección de como si nada hubiera pasado, soportar la
sus brazos que todo lo pueden: ven, hijo, falsa admiración de los demás, esa admi-
vamos a pensar cómo resolvemos juntos ración que se mezcla con un temor no tan
el problema, de qué tienes miedo, todo oculto, aceptar con sonrisas fingidas los
fue muy lejos, en otro país; y abrirme «habrás tenido tus razones», los «estoy
ante él como cuando niño: siento que me contigo, hiciste muy bien, lástima que te
siguen, esos gringos pasaron la denuncia hayas equivocado», los «yo hubiera he-
a este lado, a la judicial de seguro, dicen cho lo mismo», y todos esos saludos, esos
que hay recompensa, y él ya, ya, tranqui- abrazos fugaces que desaparecerán al
menor murmullo de persecución, de bús- bre, he venido muriendo con cada paso
queda policíaca, de venganza familiar; que de noche y en soledad escucho a mi
acaso podría soportar eso, pero qué hacer espalda, con el miedo que día a día me
con las amenazas veladas, con los «cuí- gana la voluntad y la existencia, resbala
date, te andan buscando», con los iróni- por mi piel y se filtra a los huesos con un
cos «¿ya tan tranquilo?», y con la famo- temblor igual a los estertores de la muerte;

y letrados
sa noticia que todo Ciudad Juárez me mata ese espectro que respira y pisa
conoce: «¿ya sabes que te pusieron un duro tras de mí, siguiéndome por algo
precio muy tentador?»; cómo soportarlo, que nunca quise hacer, siempre muy cer-
cómo volver a fingir que no estoy enfermo ca, lo siento, no desistirá, no dejará de
de miedo, cómo aparentar indiferencia, zapatear detrás mientras me escurra este
entereza, valentía, si ni siquiera puedo rastro; y aunque vaya con mi padre, me
dormir a causa de la respiración fantas- plante enfrente de él y le pida que mueva
mal que sopla tras mi nuca y me pone todos sus hilos e influencias, no detendrá 25
delante de los ojos la sangre del muerto a mi perseguidor: no podrá apartar de mí
salpicándome como chorros de ácido, este miedo, lo sé...
disolviendo mi cuerpo hasta convertirme
en esa sustancia viscosa que dejo tras de
mí, que excreto y embarro en lugares y
.
.
..
cuerpos, que se huele a distancia, se siente
en la cercanía, provoca el respeto de los
hombres y parece excitar a las mujeres:
existe, quizá no lo ha notado nadie, pero
existe: como si las balas con las que maté
al gringo de alguna manera me hubiesen
penetrado también, y por los agujeros
invisibles me brotara eso: el rastro que
me ha hecho entender la vida como un
ridículo juego de espejos donde se mata
y se muere en un mismo acto: desde el
momento en que disparé contra ese hom-
JUAN JOSÉ BARRIENTOS

COLÓN

Colón, Cristóbal.* Biogr. (1450-¿1492?) Herege



y petardista (o ginovés que es lo mesmo).
y letrados

Asigurábase que estuvo en la Tierra del Hielo,


donde los piratas del septentrión encontraron
manantiales de agua caliente, que llaman géiser, y luego
en un país donde no hay luz y reina la escuridad, y es patraña;
díjose también que viajó con los portugueses a la Guinea,
de donde trajeron negros a vender. Y no es probado sino
que vivió en Porto Santo y en otras islas, donde recogió relaciones
y noticias de marineros que le dijeron haber tenido
26 señales de tierra en el mar océano, y eran palos labrados y
árboles raros arrastrados algunas veces a la playa, o pájaros
de maneras diversas que divisaban y aún muertos con los
rostros muy anchos y diferentes a los cristianos, y asimesmo
mujeres con cola de pescado, que todo era delirio, y estas
cosas se cuentan en las Azores por burla o superstición; y esto
lo comunicó con otros, que lo tenía por prueba de que la
tierra era redonda, alegando que Marco Polo habla de regiones
donde no se ve la estrella polar o se ve muy abajo. Díjose
geógrafo y entendido en cosmografía porque dibujaba cartas
de marear, conocía la declinación de la brújula y la manera de
corregirla, y aún pronosticaba los eclipses como Regiomontano;
y asiguraba que navegando hacia el Oeste se podía
llegar a Cipango y a los reinos de China o a la India, y luego
al lugar de donde saliera, y esto sin dar vuelta, que es desatino
y de los mayores.
Determinóse Colón de venir a España y estuvo en Palos
en un convento, donde dejó un hijo; a muchos dábales
confianza con palabras persuasivas y sotileza, y ansí los
Reyes Católicos diéronle cuanto pidió para que descobriera
islas y tierra firme en la mar océano. Ayudóle en esto un
Santángel, que no era cristiano viejo y que pidió asiento,
prestándoles a los reyes por muy grande interés y dejando el
reyno empeñado con otros banqueros ginoveses, por lo que
sospéchase que estaba en el negocio, que tampoco se volvió
a ver.
Díjoles Colón a los reyes que iba a Cipango y antes a otra

y letrados
isla donde de oro puro cobijan los templos y casas reales, y
diéronle tres carabelas muy bien aparejadas y cargadas con
muchas cosas de gran valor, que diz que se repartió con los
marineros y pícaros que lo acompañaban, sino que otros
asiguran que es mentira y especie, porque todos llegaron a
las Canarias y siguieron hacia el Oeste hasta caer en el
abismo.
Sirva su muerte de aviso y escarmiento a locos e insensatos 27
y a los reyes que patrocinan empresas azarosas y contrarias
a nuestra Fe.
VERÓNICA MASTACHI

POEMA
y letrados

húmedo
dame agua de coco de lata
28 quiero una dotación de un año por lo menos
y si te hacemos paletas?
así los niños se van a acostumbrar desde chiquitos a comer estrella
o mejor te pulverizamos como miguelito
así demostramos que el polvo de estrellas es ideal para toda ocasión
y es que no es lo mismo verte y tenerte
que pensarte todo el día sin siquiera hacer esfuerzo
mi mente viaja más rápido de lo que quiero
y cuando vengo a darme cuenta
ya estoy en la cama, despertando junto a ti
me compro tres o cuatro playas seguidas
con tal de verte destruir castillos de arena uno tras otro sin parar
me lío con las nubes para que veas los relámpagos
que creamos juntas las furias y yo
que te llueva en la cara
que te mojes la boca
que estés húmedo siempre
como el día en que naciste
como el día en que vives hoy
Alonso León Erik Alejandro

PERDER LAS PUERTAS,


BUSCAR LAS LLAVES

Para Aniela

y letrados
He visto que las cosas
cuando buscan su curso encuentran su vacío
Federico García Lorca

Para abrir las puertas no basta con las llaves. Giorgio Colli 29
escribió que cada instante del tiempo es el recuerdo de un
comienzo, así las puertas que para ser abiertas necesitan
de la historia personal de cada cerradura; la inclinación ade-
cuada, la fuerza retenida o decantada, el leve empuje mien-
tras se gira. Como si las llaves antes que ser objeto fuesen
la simple continuación de una serie de gestos simples, los
cuales carecen de sentido si no hay una cerradura que re-
ciba. Al final de día cuando uno necesita llegar y ser acogido,
entonces las llaves. Las manos que entran en las bolsas del
saco o del morral, después los dedos que seleccionan y
confirman, para al final antes de abrir, realizar ese último
movimiento. Un giro, la apertura. Rene Magritte, escribió
que «los contornos visibles de los objetos, en la realidad se
tocan como si formaran un mosaico»; las llaves, cuando
embonan, adquieren el tamaño de lo que resguardan: un
diario, un candado, un coche.
y letrados

Primera imagen: los espacios —aun los si la sociedad se hubiese dado cuenta de
más grandes— se resguardan a partir que algo tan pequeño no podía determinar
de una ingeniería de lo mínimo. la vida. Y es que la velocidad de las llaves
30
es de temperamento lento, su tamaño las
Después de tanto ser perdidas y así olvi- hace vulnerables a cualquier descuido. Uno
dadas, las llaves entran cautelosas a un podrá tener toda la prisa del mundo pero
siglo donde la sociedad ya no las atiende requiere de un paréntesis para asegurar las
del todo, como si después de tanto abrir y llaves. Magritte —de nuevo— escribió que
cerrar se hubiera olvidado para que fue- hay objetos que pueden prescindir de su
ron requeridas. La vida en el siglo veinte nombre: las llaves como objeto, olvidarán
fue pautada por las llaves: que si se per- su nombre, no obstante su función será
dían, se atoraban, se cambiaban. Siglo cubierta por los artilugios tecnológicos:
además donde la privacidad se colocó claves privadas, huellas dactilares, recono-
como eje de la sociedad, todo espacio cimiento de pupila y otras cosas que ya no
se vuelve contenedor de algo: las casas, ameritarán cuidados. Como si las llaves,
los baúles, los diarios. Las personas tam- hechas de lentitud y parsimonia —piénse-
bién se vuelven contenedores que guar- se en el oficio de cerrajero— no pudieran
dan con recelo, con miedo a perder y así ser retenidas en un siglo donde ya nadie
ser perdidos; uno ya no es las cosas que tiene —según— tiempo ni para ver donde
quiere sino lo que guarda. Parece como las deja.
Segunda imagen: unas manos se detie-
nen buscando entre dedos la llave indi-
cada. En esa pausa, a veces cuando se
está con alguien más, se consolidan los
afectos. Con un beso por ejemplo.

Para adentrarse en las personas no basta


con las ganas, hacen falta tiempos lar-

y letrados
gos, descuidos inintencionados. Los sen-
timientos serán algo así como las llaves
humanas, donde cada gesto será una
de esas mínimas ranuras que permiten
la apertura. Cuando era niño disfrutaba
ir al cerrajero, tantas llaves me hacían
sentir que estaba ante la persona que po-
día abrir cualquier candado. Me gustaba 31
pensar que así como él limaba minuciosa-
mente las ranuras de las llaves, así lima-
mos todas las personales llaves que nos
dejan entrar en los demás. En ese enton-
ces yo quería ser el cerrajero que pudiera
crear las llaves que abrieran a cualquier
persona. Uno debería de preguntarse si
con la ausencia de las llaves no se pierde
también esa necesidad de construir afec-
tos. De a abrir y cerrar con el tiempo.

Última imagen: las noches en que des-


pués de maldecir y contrariar la vida por
olvidar las llaves, uno se queda varado
afuera de su puerta, enciende un cigarro.
Espera.

.
.
..
INVENTARIO
José Chapa (Mission, Texas, 1990) es autor del poemario Pájaros de Pólvora (La Fragua,
2009), ganador del Concurso Literario Interprepas del itesm en su novena y décima emi-
sión, y seleccionado del Curos de Creación Literaria para jóvenes 2010, a cargo de la f,l,m,.
Actualmente desarrolla el proyecto de escritura 69 como becario del Fondo Estatal para
la Cultura y las Artes de Coahuila. Luis Hernesto González (Ciudad de México, 1966)
estudió Periodismo y Comunicación Colectiva en la enep (hoy fes) Acatlán. Ha sido editor
y colaborador en diversas revistas y ha participado en programas de difusión de a Litera-
tura por radio y televisión en el estado de Morelos. Sus publicaciones se componen de los
poemarios Mar y bosque se buscan, De las formas del desierto (ambos en la colección Voces
del viento, uaem/Unicedes, 2001 y 2002, respectivamente) y Poemas de la bruja (Ediciones
y letrados

Eón, 2010); ha sido antologado en varias publicaciones. Actualmente realiza la maestría


de Letras Españolas en la unam. Gerardo Arana Villareal estudió la Licenciatura de
Lenguas Modernas con Especialidad en Español en la uaq. De 2006 a 2009 formó parte
del colectivo Neónidas. En 2009 fue becario del Programa de Estímulos a la Creación y De-
sarrollo Artísticos de Querétaro, pecda, del Instituto Queretano de la Cultura y las Artes
mediante la cual escribe su primera novela: El asesor poético. Ha ganado varios certáme-
nes literarios y sus reseñas y cuentos han sido publicadas en revistas y periódicos locales.
Es autor de los cuadernillos de cuentos: La Máquina de Hacer Pájaros (Herring Publishers
32 de México / Facultad de Lenguas y Letras uaq, 2008), Neónidas [2006 – 2008] (Facultad de
Lenguas y Letras de la uaq, 2009). Fue incluido en la antología Tinta y Whisky (Ediciones
Urano, 2009). Actualmente reside en la ciudad de Querétaro donde además de coordinar
un taller de cuento imparte clases de Historia y Español a jóvenes de secundaria. Afhit
Hernández (Morelia, 1980) estudió Letras en la uam y cuenta con dos libros publicados:
Los placeres y las ruinas y Cuerpo Interrumpido. Bryan Klett García (La Paz, B.C.S., 1989)
estudiante de Lengua y Literatura en la uv, ha colaborado con esta misma universidad
en varios de sus eventos y con las revistas Fatum y La Nave. Actualmetne es becario del
Instituto de Investigaciones Lingüístico y Literarias de la UV en el departamento de Mi-
graciones y Frontera, además de director y diseñador de la revista (y)letrados. Juan José
Barrientos (Xalapa, Ver.) es egresado de la Facultad de Letras Españolas de la uv y del Co-
legio de México; ha recopilado parte de sus artículos en Versiones (Conaculta, Sello berme-
jo, 2000), Ficción-historia (unam, 2001) y La gata revolcada (ivec, 2009). Verónica Mas-
tachi es es estudiante del área terminal de la Facultad de Sociología de la uv. Lleva más
de quince años escribiendo poesía de manera amateur. Alonso León Erik Alejandro
(Ciudad de México, 1988) es ensayista y estudiante de psicología en la unam. Fue selec-
cionado para participar en el curso de creación literaria organizado por la f,l,m, y la uv en
el área de ensayo. Escribe la columna semanal "Gravitación extendida" en el suplemento
cultural "aQROpolis" del periódico Plaza de Armas de Querétaro.
MUERTE AL ANONIMATO
MUERTE AL ANONIMATO
MUERTE AL ANONIMATO
MUERTE AL ANONIMATO

y letrados
La revista (y)letrados está buscando colaboradores para
sus siguientes números e invita a las personas interesa-
das en la creación literaria y las artes visuales a enviar
textos o arte gráfico a la dirección de correo electrónico
yletrados@gmail.com

LINEAMIENTOS 33

Para los textos: Poesía, cuento, ensayo o alguna otra forma


de expresión literaria; no sobrepasar las cinco cuartillas, a
doble espacio, en Times New Roman de 12 puntos.

Para el arte gráfico: Cualquier tipo de trabajo (fotografía,


pintura, collage, grabado, entre otros) con 300 dpi (calidad
de imagen máxima).

Todas las claboraciones deberán ser enviadas a la dirección


de correo electrónico yletrados@gmail.com. En caso de mandar
más de una colaboración, favor de enviar cada una en su propio
documento incluyendo en el título nombre o seudónimo del autor
y nombre de la obra.

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