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UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA

DE MÉXICO

COLEGIO DE CIENCIAS Y HUMANIDADES


PLANTEL AZCAPOTZALCO

[LOS CAZADORES DE
Castillo Monge Kanya Lizeth 8

MICROBIOS] Velázquez Romero José Alfredo 25

Paul de Kruif, como médico bacteriólogo que posee grandes conocimientos, no


se aparta de la verdad científica, y como escritor de pluma ágil y amena describe
en Los cazadores de microbios todos los tropiezos y vicisitudes con que
lucharon catorce sabios de distinta nacionalidad, de tendencias y caracteres
opuestos, pero todos héroes de la voluntad, hasta llegar a la meta propuesta.
Capítulo I- el primer cazador de microbios (LEEUWENHOEK)

Hace doscientos cincuenta años un hombre humilde llamado Leeuwenhoek,


descubrió un mundo poblado por millares de diferentes especies de seres
pequeños. Leeuwenhoek descubrió diminutos animales y plantas y fue el primer
cazador de microbios. Las aventuras de los cazadores de microbios están llenas
de intentos fallidos, de errores y falsas esperanzas. Algunos perecieron víctimas
de los mortíferos microorganismos. Hoy en día, los hombres de ciencia son
prestigiosos en la sociedad y cuentan con laboratorios en las grandes ciudades.
Ahora, un estudiante medianamente capacitado tiene las puertas abiertas para
especializarse en cualquiera de las ramas de la ciencia pero antes no era así. La
ciencia ensayaba sus primeros pasos con el intento de encontrar la verdad
mediante la observación cuidadosa y el razonamiento claro. Aquel mundo de la
ciencia mandó a la hoguera a Servet por el “abominable pecado” de disecar un
cuerpo humano y también la ciencia condenó a Galileo a cadena perpetua por
haber demostrado que la Tierra giraba alrededor del Sol. Antonio Van
Leeuwenhoek nació en 1632 en Delft, Holanda. Descendió de una familia de
fabricantes de cestos y de cerveza. El padre de Antonio murió joven; su madre lo
envió a la escuela para que estudiara su carrera de funcionario público; pero a los
16 años arrumbó los libros y entró de aprendiz en una tienda de telas de
Ámsterdam. Ésta fue su universidad durante seis años. S los 21 años,
Leeuwenhoek abandonó la tienda y regresó a Delft; se casó y abrió su propia
tienda de telas. Después se casó en segundas nupcias y tuvo varios hijos, que
murieron casi todos de temprana edad. En ese periodo lo nombraron conserje del
Ayuntamiento de Delft y le vino la afición de tallar lentes ya que él había oído que
con un trozo de cristal transparente las cosas se veían de mayor tamaño. A
Leeuwenhoek se le consideraba un hombre ignorante sólo sabía hablar holandés
(lengua despreciada por el mundo culto que la consideraba propia de tenderos,
pescadores y braceros). Las personas cultas se expresaban en latín, pero
Leeuwenhoek no sabía ni leerlo. La Biblia en holandés era su único libro.
¿Para qué comprar lentes si yo puedo fabricarlos? Eso fue siempre el
pensamiento de Leeuwenhoek. Él aprendió los rudimentos necesarios para tallar
lentes; frecuentó con alquimistas y boticarios, de los que observó sus métodos
secretos para obtener metales de los minerales y empezó a iniciarse en el arte de
los orfebres. Después montó sus lentes en marcos de oro, plata y cobre que el
mismo había extraído de los minerales. Leeuwenhoek buscaba la forma de
fabricar una minúscula lente de menos de 3 milímetros de diámetro tan perfecta
que le permitiera ver las cosas más pequeñas enormemente agrandadas y con
gran nitidez. Él era el único hombre en toda Holanda que sabía fabricar lentes.
Leeuwenhoek analizó las fibras musculares de una ballena y las escamas de su
propia piel, observó la estructura cristalina de los ojos de un buey, miró la lana de
las ovejas y los pelos del castor, y disecó la cabeza de una mosca. Examinó
cortes de madera de 12 especies de árboles y observó el interior de semillas de
plantas. Fabricó cientos de microscopios. Durante 20 años trabajó en completo
aislamiento. En la segunda mitad del siglo XVII en Francia, Inglaterra e Italia,
hombres singulares comenzaban a dudar y comenzaron a fiarse en sus propias
observaciones mil veces repetidas y de los pesos exactos de sus balanzas. Y en
Inglaterra unos cuantos de estos formaron una sociedad llamada The Invisible
College, la cual fue invisible porque si Cromwell se hubiera enterado los habría
ahorcado por conspiradores y herejes. Entre los miembros de aquella sociedad se
encontraban Robert Boyle e Isaac Newton. Al ascender Carlos II al trono, el
College salió de la clandestinidad, alcanzando la dignidad de Real Sociedad de
Inglaterra. Regnier no se burlaba de Leeuwenhoek, así que les escribió a la Real
Sociedad: “Hagan que Antonio Leeuwenhoek les escriba sobre sus
descubrimientos”. Leeuwenhoek contestó al ruego de la Real Sociedad. La Real
Sociedad quedó maravillada que Leeuwenhoek aseguraba haber visto a través de
sus lentes. Cuando Leeuwenhoek nació no existían microscopios sino simples
lupas o cristales de aumento. Leeuwenhoek perfeccionaba cada vez más sus
lentes. Un día María miraba a su padre Leeuwenhoek que observaba una gota de
agua, su padre había descubierto unos bichitos que daban vueltas y que eran mil
veces más pequeños que cualquiera de los bichos que podemos ver a simple
vista. Había descubierto un mundo invisible a simple vista. Los observaba mucho,
veía como quedaban inmóviles y luego giraban con una rapidez increíble.
Leeuwenhoek nunca se lanzó a teorizar, pero era un mago en mediciones. Su
inquietud era saber ¿De dónde eran los bichitos habitantes de la gota de agua?
Leeuwenhoek creía en Dios; siempre mencionaba a Dios como el creador del
Universo y lo admiraba, pero era materialista y sabía que la vida procede de la
vida. Lo cierto era que Dios no podía surgir a esos animalitos de la nada y la forma
de saber de dónde provenían era experimentando. Lavó un vaso, lo secó y lo
puso debajo del tejado, tomó una gotita en uno de sus tubos y corrió a examinarla
en el microscopio… y si ahí estaban los bichos. Tomó un plato de porcelana, lo
limpió y lo colocó en un cajón en la lluvia (evitando que salpicara lodo) y recogió
unas gotitas y las llevó a su laboratorio, esas gotas no tenían bichos. Al observar
el agua al 4to día vio que comenzaban a aparecer los bichos. Bajo sus lentes
pasaron aguas de todas clases (agua conservada en la atmósfera confinada de su
laboratorio, agua contenida en una vasija sobre el tejado, agua de los canales de
Delft y agua del pozo de su jardín). Al colocar un granito diminuto de pimienta a
una gota de agua notó que animalillos de varias clases se movían fácil y
desordenadamente de un lado a otro. Había llegado la hora de hablar y escribir
acerca de eso a los señores de Londres. La carta fue leída y dejó atónito al
auditorio. Varios de la Real Sociedad le tomaron enserio y le contestaron en una
carta rogándole que detallara la manera en la que había construido su microscopio
y les explicara su método de observación. Y él contestó en una extensa carta
explicando sus cálculos, incluyendo una serie de cómputos, sumas,
multiplicaciones y divisiones, pero que de ninguna manera les diría el modo en
que había fabricado sus microscopios. Así que la Real Sociedad encargó a Robert
Hooke y a Nehemiah Grew la construcción de los mejores microscopios y de la
preparación de agua de pimienta de la mejor calidad. Más tarde, la Real Sociedad
lo nombró miembro y Leeuwenhoek sirvió a la Real Sociedad por el resto de su
vida hasta su muerte a los 91 años. Aquellos animalillos se encontraban en todas
partes. Leeuwenhoek hizo saber a la Real Sociedad cómo hasta en su propia boca
habría encontrado una multitud de ellos. A pesar de los 50 años que tenía
entonces, tenía la dentadura bien conservada pero notó una sustancia blanca y
viscosa entre los dientes. Y se preguntó ¿De qué estaría compuesta aquella
sustancia? Tomó una partícula de ésta y la mezcló con agua de lluvia pura y
encontró diferentes animalillos… tenía un zoológico en la boca y demostró que
esos animalillos podrían estar hasta en los intestinos de las ranas. Leeuwenhoek
tenía mucho cuidado de no hacer atribuciones precipitadas. Él había hecho
muchos descubrimientos admirables. Fue el primero en observar los vasos
capilares por los que pasa la sangre de las arterias a las venas, completando así
la teoría de la circulación de la sangre del inglés Harvey. También descubrió los
espermatozoides del hombre. Su nombre llegó a ser conocido en toda Europa. Su
salud era sorprendente, a los 80 años aún estaba firme, pero le gustaba tomar por
las noches. Su única indisposición era el malestar que presentaba por las
mañanas después de las noches de copeo. Después de haber visto que la sangre
estaba llena de pequeños glóbulos y que tenían que pasar por los capilares para ir
de las arterias a las venas; dedujo, que la sangre se espesaba después de
aquellas noches, dificultando su paso por los capilares. Al tomar café caliente
hasta casi abrasar los labios, se dio cuenta que mataba a los animalillos. Antonio
Van Leeuwenhoek demostró que aquellos bichitos y animalillos eran capaces de
devorar y matar a seres mucho más grandes que ellos mismos. Leeuwenhoek a
los 85 años se consideraba en el otoño de su vida, pero no le gustaba enseñar le
dijo a Leibnitz porque enseñar lo impondría a él en una esclavitud y lo que él
quería seguir siendo era ser libre. Éste fue el primer cazador de microbios. En
1723, a la edad de 91 años llamó a su amigo Hoogvliet y le dijo que quería que
tradujera esas 2 cartas que le estaba dando y que se las enviara a la Real
Sociedad así cumpliendo la promesa de servirle siempre a la Real Sociedad de
Londres.
Capítulo II- Los microbios nacen de microbios (SPALLANZANI)

En Scandiano, pueblo al norte de Italia, nacía en 1729 otro cazador de microbios.


El continuador de la obra de Leeuwenhoek se llamaba Lazzaro Spallanzani, un
niño extraño que recitaba versos mientras hacía pasteles de barro y que hacía
experimentos crueles con los insectos. Examinaba con atención los seres vivos de
la Naturaleza: les arrancaba alas y patas. Al igual que Leeuwenhoek, tuvo
conflictos con su familia para llegar a ser un cazador de microbios. Su padre,
abogado, se empeñó en despertar el interés de Lazzaro por los autos de
procesamiento. Por la noche su padre lo obligaba a estudiar lecciones y lo único
que Lazzaro hacía era contemplar las estrellas. El joven Spallanzani estaba
decidido a descubrir los secretos de la Naturaleza. Su padre quería que Lazzaro
estudiara leyes, así que se aplicaba y en sus tardes libres se aplicaba a las
matemáticas, estudiando griego, francés y lógica. Observaba las fuentes y el
deslizarse de las piedras sobre el agua, soñando con llegar a comprender el fuego
de los volcanes. Lazzaro visitó a Vallisnieri. Vallisnieri visitó al padre de Lazzaro
para regañarlo por el desconocer el talento natural de su hijo ya que podía
parecerse a Galileo. La inquisición había comenzado a dulcificar sus
procedimientos y las sociedades científicas eran apoyadas por parlamentos y
reyes. Voltaire se retiró para dominar los grandes descubrimientos de Newton y
poderlos vulgarizar en su patria. La ciencia penetró hasta en grandes damas como
madame de Pompadour. Los contemporáneos de Spallanzani empezaron a
demostrar un abierto desprecio por la religión y sus dogmas. Spallanzani se lanzó
con ardor a reunir los conocimientos más diversos y a probar toda clase de
teorías. Spallanzani fue el polo opuesto de Leeuwenhoek quién fabricó sus lentes
y miró y remiró las cosas 20 años antes de dedicarse a comunicar algo al mundo
científico. Spallanzani a los 25 años, hizo una traducción de los poetas clásicos.
Estudió matemáticas bajo la dirección de su prima Laura Bassi. Escribió un trabajo
científico tratando de explicar la mecánica de las piedras que rebotan y no se
hunden. Se ordenó sacerdote y católico y se ganaba el sustento dando misas.
Antes de sus 30 años ya era profesor de la Universidad de Reggio. Fue allí donde
inició sus estudios sobre los animalillos, esos seres pequeñísimos descubiertos
por Leeuwenhoek. Los seres vivos ¿pueden nacer de modo espontáneo o deben
tener forzosamente padres? Era lo que se preguntaba Lazzaro. En los tiempos de
Lazzaro Spallanzani predominaba el criterio de la aparición espontánea de la vida.
Las personas razonables opinaban que no era necesario que todos los animales
tuvieran padres. Incluso animales como los ratones proliferan sin progenitores.
Spallanzani negaba la posibilidad de la generación espontánea de la vida, creía
absurdo que los bichitos pudieran provenir de cualquier inmundicia o cosa vieja.
Una ley y un orden debían regir su nacimiento. Un anoche encontró un libro en el
que encontró la manera de atacar la cuestión del origen de la vida y todo estaba
argumentado mediante experimentos (el autor era Redi). Redi mostraba que las
moscas tenían progenitores colocando dos tarros con carne, uno de ellos tapado
con una gasa. Al observar nota que las moscas acuden al tarro destapado y al
poco tiempo aparecen larvas y más moscas, por el contrario; el otro tarro no
presentaba muestra de ninguna larva. Spallanzani empezó a aprender a cultivar
bichejos microscópicos y a manejar el microscopio. En esa época un clérigo
llamado Needham adquiría celebridad en Inglaterra y en Irlanda. Needham reportó
sus experimentos a la Real Sociedad. Needham refería cómo después de retirar
del fuego cierta cantidad de caldo de carnero, lo había puesto en una botella,
tapándola perfectamente con un corcho para que no pudiera penetrar en ella ser ni
huevecillo alguno. Acto seguido calentó la botella en cenizas calientes para que
según murieran todos los animalillos que pudieran haber quedado en la botella.
Dejó en reposo la botella durante varios días, sacó el corcho y al examinar el caldo
al microscopio lo encontró plagado de animalillos. Este experimento prueba que la
vida puede surgir espontáneamente de la materia muerta según Needham. El
descubrimiento de Needham produjo gran sensación en la Real Sociedad.
Spallanzani sabía que ese experimento no estaba bien hecho y pensó: “¿Por qué
aparecieron animalillos en el caldo calentado y en las semillas? Indudablemente
porque Needham no calentó lo suficiente la botella y porque tampoco la tapó
herméticamente. Necesitaba un experimento contundente para mostrar su
objeción. Spallanzani eligió unas cuantas redomas grandes de cuello angosto, que
limpió, lavó y secó hasta dejarlas relucientes; puso diferentes clases de semillas y
frijoles en unas y almendras en otras y finalmente vertió agua pura en ellas. Y las
puso hervir durante una hora. Para tapar las redomas los corchos no eran
demasiado ajustados así que fundió los cuellos de las redomas, sellándolas con el
mismo vidrio y así ninguna cosa podría penetrar. Hirvió una serie de redomas
unos cuantos minutos y mantuvo bullendo otra serie durante una hora. Escribió
cartas al célebre naturalista suizo Bonnet, contándole de sus experimentos. Dejó
pasar los días y se dirigió a la serie de redomas selladas a fuego uno a uno fue
rompiendo los cuellos de las mismas y con un finísimo tubito sacó un poco de
líquido que contenían aquellas redomas calentadas durante tanto tiempo y
cerradas perfectamente. Gota tras gota fue poniendo el caldo bajo la lente del
microscopio. Esto demostró que en las redomas hervidas durante una hora no
había ser vivo alguno y de aquellas hervidas por minutos aparecían uno que otro
animalillo. Esto significaba que los animalillos del aire se habían colado en los
redomas mal tapados de Needham y que además había descubierto que existían
seres vivientes resistentes a la temperatura y que para matarlos debía hervirse el
agua una hora así mostrando errónea la teoría de Needham mostrando que la vida
procede de la vida, que todo ser vivo tienen forzosamente progenitores.
Capítulo VI- Masacre de conejillos de indias (EMILIO ROUX / EMILIO
BEHRING)

Poco después de 1888, Emilio Roux, el ayudante de Pasteur, descubrió que el


bacilo de la difteria destila un veneno extraño y que un gramo de esa sustancia
bastaba para producir la muerte de 2 500 perros.

Federico Loeffler se afanaba hirviendo espátulas, calentando al rojo vivo hilos de


platino para extraer la materia gris de las gargantas los cuerpos muertos por la
difteria y la ponía en delgados tubos de cristal tapados con algodón o en
observación al microscopio, descubriendo curiosos bacilos en forma de maza.
Loeffler examinó, uno tras otro, a los cuerpos, pero en ninguna parte que examinó,
encontró a los microbios: sólo aparecían en las gargantas.
Y así, inyectó los microbios procedentes de los cultivos puros, en la tráquea de
unos cuantos conejos y conejillos de Indias, todos murieron en dos o tres días;
pero los millones de microbios que había inyectado permanecieron en el mismo
punto de la inyección...
Roux tomó unos cuantos matraces de gran tamaño, en los que puso caldo
esterilizado, y sembró cultivos puros de bacilos diftéricos, colocándolos después
en la estufa de cultivo, pasados cuatro días, en un aparato extraño, filtró el caldo y
para que retuviera los bacilos.

Emilio Behring, trataba de observar los microbios de la difteria. Su objetivo era


encontrar la cura, para ello infectaba conejillos de Indias con difteria, todos
enfermaron y a medida que se agravaban, les iba a inyectando diversos productos
químicos (sales de oro, naftalina, alcohol etílico, etc.)
Inyectó a varios conejos una dosis de bacilos de difteria capaz de matarlos, a las
pocas horas los animales estaban enfermos; después, a las seis horas de la
inyección, les hizo otra de tricloruro de yodo. Ese día transcurrió sin
complicaciones y al día siguiente los animales estaban llenos de vida. Inquieto por
el descubrimiento, Behring se dedicó a curar con tricloruro de yodo a más
conejillos; unas veces los mataban los microbios, otras veces los curaba.
Behring preparó un cultivo conteniendo un veneno, pero totalmente exento de
microbios, del cual inyectó grandes dosis a los conejillos curados, pero volvieron a
resistir la prueba.
Behring tomó uno de los animales y le hizo una incisión en el cuello para extraer la
sangre de alguna arteria, pero no había arteria.
Registró el cuerpo del animal y obtuvo una gota de sangre donde se encontraba
la pata. Pero ya tenia unas cuantas gotas de suero procedente de un conejillo
durado, suero que mezcló en un tubo de vidrio con gran cantidad del caldo
venenoso donde había cultivado bacilos de la difteria; inyectó la mezcla a
conejillos no inmunizados y no murieron.
Behring obtuvo como conclusión que lo único que destruía el veneno de la difteria
es el suero de los animales inmunizados o de los que han tenido difteria.
Inyectaba bacilos de la difteria, toxina diftérica y tricloruro de yodo a conejos,
ovejas y perros, con el propósito de obtener el suero antitoxina que serviría como
preventivo de la difteria. Pero el efecto de la antitoxina no era duradero.
Entonces volvió a entrar Emilio Roux, que creía firmemente que la antitoxina
salvaría a los niños de las garras de la difteria. Este estudio fue comprobado en
100 niños, de los cuales, solo murieron 26.

Capítulo VII- Los solícitos fagocitos (ELÍAS METCHNIKOFF)

Le interesaba el estudio del protoplasma, pero se ocupo del estudio de la


evolución de los gusanos. Tenia una manía de demostrar la supervivencia de los
más aptos, de cómo la Humanidad resiste a los asaltos de gérmenes dañinos,
aseverando que, los supervivientes no son los mejores, sino los más hábiles. Un
día mientras observaba una estrella de mar notaba células errantes del cuerpo de
estas; esas células comen alimentos, devoran las partículas del carmín, pero
también deben de comerse a los microbios.

“Esas células errantes son la protección de la estrella de mar contra los microbios.
Nuestras células errantes, los glóbulos blancos, deben ser los que nos protegen
contra los microbios invasores, son seguramente la causa de nuestra inmunidad
contra las enfermedades, son las que impiden que contraigamos enfermedades.”
- De ser cierta mi teoría, una estrella introducida en una estrella de mar pronto se
verá rodeada de células errantes, y entonces recordé que, cuando las personas se
pinchan los dedos pronto quedan rodeados de pus, formando principalmente por
los glóbulos blancos, las células errantes de la sangre.
- “Arrancó algunas espinas de un rosal y las clavó en el cuerpo de una de aquellas
larvas transparentares de estrella de mar. Al amanecer las espinas del rosal
estaban rodeadas por mazas de células errantes.”
Necesitaba un nombre científico para aquellas células, por lo cual las denominó
“fagocitos”, que en griego significa célula que come.
Metchnikoff pudo observar como las células errantes de la pulga de agua, sus
fagocitos, se abalanzan sobre las peligrosas agujas, rodeándolas, comiéndolas,
haciéndolas desaparecer.
En 1891, Metchnikoff vacunó a unos cuantos conejillos de Indias con bacilos
parecidos a los del cólera y una semana después inyectó el vientre de los
animales vacunados una nueva dosis de los nuevos bacilos, vivos y virulentos.
Los fagocitos murieron al instante, pues son delicados y al abrirse dejaron escapar
a los “bacilos vivos”.
Metchnikoff tenía miedo a la muerte, por lo cual decidió estudiar el endurecimiento
de las arterias por medio de la sífilis, y junto con Roux se aventuró a estudiar esta
enfermedad.

Capítulo VIII- Las garrapatas y la fiebre de Texas (THEOBALD SMITH)

Hacia 1890 Theobald Smith dio la explicación de por qué el ganado vacuno del
norte, cuando es trasladado al sur enferma y muere de fiebre de Texas, y de por
que el ganado vacuno, aun estando sano, al ir al norte acarrea una muerte
misteriosa para sus congéneres de esta región.
Precisamente en aquellos días la fiebre de Texas, traía seriamente alarmados a
los ganaderos. Decían que la fiebre de Texas era producida por un insecto que
vivía sobre las vacas chupándoles la sangre, que denominaban garrapata.
El 27 de junio de 1889 llegaron para trabajar 7 vacas flacas perfectamente sanas,
procedentes de los ranchos de Carolina del Norte, estaban plagadas de
garrapatas de todos tamaños.
“Metieron cuatro de esas vacas del sur plagadas de garrapatas en el cercado
número 1 junto con seis vacas del norte, pensando que las garrapatas invadirán el
ganado del norte, pues no han estado puestos en contacto con la fiebre de Texas,
pero tienen cierta predisposición para la enfermedad.”
En el cercado número 2, no había garrapatas, permanecían completamente
sanas.
Smith reflexionaba sobre el notorio cambio de la sangre: el microbio desconocido
de la fiebre de Texas ataca a la sangre; parece que algo se introduce en los
glóbulos rojos, haciéndolas reventar.

Examinó el preparado de la sangre de la primera vaca fallecida, descubriendo


unos curiosos espacios piriformes, observó que los agujeros se convertían en
seres vivientes piriformes que, asimismo, encontró en la sangre de todas las vacas
enfermas.
Pero se necesitaba saber de que forma se transmitía la enfermedad de Texas.
Tomó garrapatas incubadas en el laboratorio, que nunca han vivido sobre el
ganado, las puso en una vaca norteña y dejo que se atraquen hasta saciarse.
Eligió una ternera gorda, la puso en un pesebre y día tras día hacia pequeñas
incisiones en la piel de la vaca para extraer unas gotas de sangre. Un día notó que
estaba muy caliente, la sangre no fluía y estaba oscura; examinó al microscopio y
vio que los glóbulos rojos estaban picoteados y destruidos.”

La conclusión de Smith fue que la enfermedad era transmitida por la garrapata


joven.
Exterminado los insectos, bañando el ganado en soluciones antisépticas contra
garrapatas y manteniéndolo en campos limpios de bichos, desaparecería la fiebre
de Texas. Se descubrieron hechos curiosos relacionados con la inmunidad; vieron
terneras norteñas con ataques benignos de fiebre de Texas, y al siguiente año
pastaban en campos que resultaban mortales para las vacas del norte no
inmunizadas. De este modo se explicaron el por que del ganso del sur no es
victima de la enfermedad de Texas.

CAPÍTULO IX- La pista de la mosca Tse-Tsé (DAVID BRUCE)

David Bruce tenía interés en estudiar los virus misteriosos que estaban en África,
donde además había centenares de moscas, garrapatas y mosquitos.
A partir de 1894, Bruce y su esposa se encontraban en Natal (Sudáfrica) para
estudiar aquellos virus, específicamente todo aquello relacionado con la nagana
(espíritu deprimido), enfermedad que se caracterizaba por infiltrarse en los
mejores caballos y enfermarlos, mostrando destrucción de la grasa y
sustituyéndola por bolsas acuosas en el vientre y causándoles una abundante
secreción nasal; los ojos se cubrían de una película lechosa y quedaban ciegos.
Existían diversas creencias acercas de la transmisión de la nagana, como que las
moscas tse-tsé pican a los animales domésticos y les inyectan alguna especie de
veneno o que a nagana procede de la caza mayor.
Bruce eligió unos cuantos caballos sanos, ató a la boca unos sacos de lona para
impedir que comieran o bebieran; mientras vigilaba que no se quitaran los sacos,
enjambres de moscas caían sobre los caballos. Pasaron unos quince días y uno
de los caballos empezó a presentar mal aspecto y a tener la cabeza colgante, en
la sangre de aquel caballo apareció el animalillo que atacaba.
“Pero, aunque los caballos no hayan comido ni bebido, pueden haber aspirado
aire lleno de tripanosomas. Hay una manera de comprobarlo: En lugar de hacer
bajar los caballos hizo subir las moscas.” Dando como resultado que todos esos
caballos murieron de nagana. Pero aun quedaba una duda, cuanto tiempo puede
llevar tripanosomas la trompa de una mosca tse-tsé.
Aún era necesario saber donde toman las moscas los tripanosomas, para eso
abrió en el canal los animales muertos, y con jeringuillas extrajo sangre de los
corazones aun calientes, apresurándose a examinarlos en el microscopio, pero no
encontró tripanosomas.
Para comprobar si existían, inyectó a perros sanos grandes cantidades de sangre
procedente de 10 animales diferentes, descubriendo de este modo que los
microbios de la nagana pueden estar latentes en la caza mayor, esperando ser
transmitidos por la moscas tse-tsé a animales domésticos.
Bruce llego al sitio de la enfermedad y hablo con Castellani acerca de los
tripanosomas y los estreptococos; fueron al laboratorio y montaron microscopios
para examinar la sangre de negros enfermos a los que pincharon en la medula,
donde descubrieron un sinnúmero de tripanosomas.
La teoría de Bruce acerca de esto era que: las moscas tse-tsé deberían de
infectarse de tripanosomas en alguna otra fuente que no era el hombre; tal vez
esta fuente era la sangre de ciertas bestias.

Capítulo X- El paludismo (RONALD ROSS / BATTISTA GRASSI)

A mediados de 1899, dos científicos habían demostrado que solamente una


especie de mosquito causaba el paludismo: Ronald Ross y Battista Grassi.
En 1888, Ross aumento su interés por el mosquito del paludismo, era un medico
del servicio indio. Su teoría era: los mosquitos chupan la sangre a los palúdicos; la
sangre contiene los parásitos, penetran en el estómago de los mosquitos y emiten
flagelos, los flagelos se desprenden y penetran en el cuerpo de los mosquitos
convirtiéndolos en una forma resistente parecida a las esporas del carbunco. Los
mosquitos mueren, caen al agua y las personas beben el caldo de los mosquitos
muertos.

El 28 de mayo de 1895 se embarcó para la India con la firme idea de que los
mosquitos transmitían el paludismo. “Cazó mosquitos de cualquier clase y los dejó
en libertad bajo los mosquiteros que cubrían las camas donde yacían unos
hindúes medio desnudos enfermos del paludismo.
Desnudó a un palúdico y lo metió debajo de un mosquitero, porque había
encontrado una nueva especie de mosquito, al que denominó “mosquito pardo”,
los soltó debajo del mosquitero para que chupasen la sangre del enfermo y
examinó los estómagos de los insectos; abrió uno de los últimos y encontró
células irregulares formando una cosa redonda.
Esos círculos deberían ser el parásito del paludismo en vías de reproducción.
Se dedicó a buscar mosquitos en las alcantarillas, los desagües y las cisternas de
Calcuta. Trajo tres gorriones, uno sin microbios del paludismo en la sangre, otro
con unos pocos y un tercero infestado de estos, los coloco en jaula aparte y tomó
una cría de mosquitos completamente libres de parásitos del paludismo: ninguno
de los mosquitos soltados en la jaula del primer gorrión presento círculos
moteados en la sangre del estomago, el del segundo unos pocos y los del tercero
tenían el estomago infestado de estos.
Grassi comenzó sus investigaciones, no sabia a donde iban los microbios del
paludismo cuando salen de los círculos de reproducción en el estomago de los
mosquitos, simplemente a las glándulas salivales.
Observando al microscopio una verruga en la pared del estomago de un mosquito
hembra, 7 días después de haber chupado sangre a un pájaro palúdico, esta se
abría y daba salida a un regimiento de curiosas hebras fusiformes que
desparramaban por todo el cuerpo del mosquito.

Ensayó con los nuevos mosquitos sobre un hombre de apellido Sola durante
noches seguidas, pero este era un hombre resistente y no mostró el menor
síntoma, días mas tarde este hombre enfermó gravemente mostrando los
síntomas de la enfermedad.
Ahora tenían la certeza de que los mosquitos esparcían la enfermedad del
paludismo a sitios ectópicos y a personas que jamás tuvieron contacto con la
enfermedad.
Incubó “zanzarones” y todas las tardes durante cuatro meses, Grassi junto con 6 o
7 amigos permanecían sentados junto a los mosquitos para que los picasen; pero
a pesar que esos mosquitos eran hijos de hembras de las regiones mas atestadas
de paludismo, ni el ni ninguno de sus acompañantes enfermaron.” Llegó a la
conclusión que no eran los hijos de los mosquitos, sino los mosquitos que han
picado a un palúdico los que transmitían la enfermedad.

Capítulo XI- En interés por la ciencia y la humanidad (WALTER REED /


JAMES CARROLL / JESSE LAZEAR)

La extinción de la fiebre amarilla fue una gran lucha, todo el mundo sabía la
manera de combatir la enfermedad, pero todos tenían una opinión diferente acerca
del modo de defenderse de ella: fumigar las sedas, telas y objetos de las gentes
infestada de fiebre amarilla, para que el virus no se extienda. Tal era el
desconocimiento hacia 1900, que Carlos Finlay, de la Habana tenía la teoría de
que los causantes eran los mosquitos.

San Cristóbal de la Habana era el sitio donde la fiebre había cobrado más
victimas, por lo que el comandante Walter Reed fue designado a la investigación
de cómo combatir la fiebre amarilla. Arribó a Quemados y se encontró con un
número excesivo de soldados norteamericanos muertos, la comisión investigadora
que iba con Reed eran James Carroll, Jesse Lazear y Arístides Agramonte.
La comisión comenzó extrayendo sangre a los contagiados, se hicieron cultivos;
se hicieron también, autopsias a los muertos y se hicieron cultivos otra vez, todo
con mucho esmero, pero no apareció ningún bacilo.

Tras su fracaso, Reed se dio tiempo para la voz del teórico chiflado, el doctor
Carlos Finlay, que decía que los mosquitos eran los culpables.
Finlay les mostró su archivo de experimentos malísimos y les entregó unos
huevecillos negros. Lazear los colocó en un lugar templado y se convirtieron en
larvas, dieron a lugar a mosquitos de alas plateadas.

Observo al mismo tiempo que las enfermeras, en contacto permanece con los
enfermos no contraían la fiebre amarilla, por lo cual dedujo que el causante no era
un bacilo o que un enfermo caía en cama y por dos o tres semanas, no sucedía
nada, pero después de ese tiempo, toda la familia estaba enferma.
Era necesario hacer experimentos encaminados a demostrar que la fiebre amarilla
es transmitida por los mosquitos, pero necesitaban experimentar en seres
humanos, por lo cual requirió que los miembros de su comisión se ofrecieran como
voluntarios; Lazear se ofreció si problemas. Se paseo entre los muertos de fiebre
amarilla, hizo que les picasen los mosquitos y después reintegró los insectos
llenos de sangre a sus jaulas con agua y terrones de azúcar. Consiguió 7
voluntarios e hizo que les picaran los mosquitos, pero ninguno de ellos contrajo
enfermedad.
James Carroll hizo que le trajeran el mosquito mas peligroso de la colección, que
había picado a 4 enfermos de fiebre amarilla para que le picase, 4 días más tarde
enfermó; día tras día permaneció enfermo, al grado que su corazón casi deja de
latir, sus ojos inyectados y temperaturas elevadas en todo su cuerpo, pero
afortunadamente no murió y se recuperó unos días después.
El 13 de Septiembre un mosquito picó a un enfermo y después picó a Lazear, el
mismo pensaba que no tenía importancia, a los 5 días el doctor se quejaba de
malestar y escalofríos, al 19 de septiembre presentaba une temperatura de 39.9ºC
y pulsaciones de 106, siguió su agonía para morir el 25 de septiembre.
Reed instaló un campamento con el nombre de Lazear, donde se dedico a buscar
voluntarios que se dejaran ser picados por los mosquitos, los hombres que habían
de ser picados deberían de permanecer encerrados días y semanas para evitar
todo peligro de contagio casual.
Introdujo a 3 hombres dentro de la barraca, Cooke, Folk y Jenegan; estos con
cajas conteniendo ropa de cama manchadas de vomito negro y deyecciones de
muertos por fiebre amarilla, permanecieron ahí 20 noches seguidas y pasaron a
cuarentena a una tienda ventilada, no presentaron síntomas. Después hicieron
que un mosquito picara a Folk e inyectaron sangre infectada a Jenegan,
afortunadamente ninguno murió, solo se presentaron síntomas.
Al mediodía del 21 de diciembre de 1900, un paciente recién bañado y solo con
una camisa de dormir, entró junto con 15 “Stegomyas” hembras, día tras día era
picado, la mañana de navidad presentó los primeros síntomas, la enfermedad se
fue agudizando, pero no murió.
Después de todos los experimentos y las muertes, Reed tenía la respuesta
definitiva: El factor esencial para que un edificio esté infectado de fiebre amarilla,
es necesaria la presencia de mosquitos que hayan picado previamente a
individuos atacados de esa enfermedad.

Capítulo XII- La bala mágica (PABLO EHRLINCH)


La idea de Ehrlich era matar los microbios, habría que hacerlo con una bala
mágica, por ello logró transformar una droga en un producto que logró salvar la
vida de los hombres. Empezó tiñendo animales vivos, empezó intentándolo con
azul de metileno. “Inyectó un poco de azul en la vena auricular de un conejo; vio
como el color se difundía por la sangre y el cuerpo del animal, tiñendo
misteriosamente las terminaciones nerviosas.” Tenía que existir una sustancia que
no se fije en ninguno de los tejidos del cuerpo humano, pero que tiña y mate todos
los microbios que atacan al hombre.
En 1901 leyó los trabajos de Laveran acerca del paludismo y los tripanosomas;
especialmente había observado que los tripanosomas del mal de caderas
mataban al 100% de los tripanosomas y entonces les inyectó arsénico, que los
alivió un poco y mato algunos tripanosomas, pero seguían muriendo al 100%; el
objetivo era encontrar un colorante que salvase a todos los ratones. “Se procuró
una buena dotación de ratones blancos, además de un ayudante japonés, llamado
Siga que se ocupase de cortarles un pedazo de la cola a los ratones y buscar
tripanosomas, inyectar sangre infectada a otros ratones.” Estaba Ehrlich
ensayando el efecto que producían en los ratones los colorantes derivados de la
benzopurpurina y los animales seguían muriendo, era necesario modificarlo
introduciendo grupos sulfúricos. Siguió inyectó este compuesto modificado a 2
ratones blancos y los tripanosomas desaparecieron de la sangre, a este colorante
lo denominaron rojo tripan, pero a los pocos días caían victimas de este mal.

Se topó con una droga llamada Atoxil en cuya constitución entraba un anillo de
Benzol, 4 átomos de hidrógeno y oxido arsénico, pero había que modificarlo un
poco. Consiguieron modificar el Atoxil, pero cuando habían conseguido exterminar
a los tripanosomas transformaban en agua la sangre de los ratones o les
provocaba una ictericia mortal. Ehrlich siguió ensayando hasta que dio con el
compuesto 606, cuya obtención significaba incendios y explosiones por los
vapores de éter y difícil de conservar, por que a la menor traza de aire lo
transformaba en veneno, era el 606 el p.p-dihidroxiarsenobenceno, que a pesar de
todo, era inofensivo; una sola inyección del 606 hacia desaparecer todos los
tripanosomas de un ratón atacado del mal de caderas.
El 31 de agosto de 1909 un conejo macho encerrado tenia en la delicada piel del
escroto 2 ulceras causadas por la roedura de espiroquetas.
Inyectaron en la vena auricular la solución del 606, al siguiente día estaba
totalmente curado.
Cazadores de microbios
Paul de Kruif

1. ¿Quién fue el primer cazador de microbios y qué fabricaba con lentes hechos
por él?
Antonio Van Leeuwenhoek y fabricaba microscopios.

2. ¿Lazzaro Spallanzani qué demostró y de quién demostró que su teoría era


errónea?
Demostró que la vida procede de la vida y que todo ser vivo tiene
forzosamente progenitores.

3. ¿Qué es la rabia, a quién ataca este virus y cómo se transmite al ser


humano?
Es una enfermedad infecciosa causada por un virus y ataca a los animales
domésticos y salvajes y puede ser contagiada al ser humano mediante el
contacto con la saliva infectada a través de mordeduras o arañazos.

4. ¿Quién concentró su atención a los animales muertos de carbunco y qué es


el carbunco?
Robert Koch. El carbunco es una enfermedad de origen telúrico, contagiosa,
aguda y grave, que puede afectar a todos los homeotermos y entre ellos al
hombre, y es contagiada por el contacto directo o a través de los productos
de origen animal.

5. ¿Quién inventó la vacuna y qué hacía para curar a los animales de rabia?
Louis Pasteur y para curar a los animales les inyectaba una dosis virulenta
de rabia y así quedaban inmunes contra ese virus.

6. ¿Cuál era el objetivo de Behring al inyectar a los conejillos, bacterias de


difteria en la garganta y qué sustancia le dio resultado para curar a estos?
(escribe la fórmula)
Confirmar que las bacteria solo se quedaban en la garganta y la cura se la
dio el tricloruro de yodo (ICl3).
7. ¿A qué denominó Elías Metchnikoff “fagocitos”, que significa la palabra y en
el humano cuales son?
A las células errantes que protegen contra microbios invasores. Fagocitos
en griego significa “célula que come”, y en los humanos son los glóbulos
blancos.

8. Theobald Smith descubrió la causa de la fiebre de Texas, ésta era:


La enfermedad era transmitida por la garrapata joven que picoteaba y
destruía los glóbulos rojos de los animales.

9. David Bruce descubrió que aún sin comer ni beber, los mejores caballos
enfermaban y morían, ¿Cómo supuso que se transmitía el virus de la
nagana y cómo lo comprobó?
Supuso que lo transmitían las moscas tse-tsé y lo comprobó inyectando a
perros sanos grandes cantidades de sangre procedente de 10 animales
enfermos.

10. ¿Cómo explicaron Ross y Grassi que no son los hijos de los mosquitos sino
los mosquitos que han picado a un enfermo los que transmitían la
enfermedad?
Observó al microscopio una verruga en el estomago de un mosquito
hembra y siete días después de haber chupado sangre palúdica, ésta se
abría y dejaba salir hebras fusiformes por todo su cuerpo (esto hacia que la
enfermedad pudiera contagiarse).

11. ¿Cuál es el factor primordial para el contagio de la fiebre amarilla?


Es necesaria la presencia de un mosquito que haya picado previamente a
individuos atacados de esa enfermedad.

12. Explica que es el compuesto 606 y cuál es su uso


Es p.p- dihidroxiarsenobenseno, su obtención significaba incendios y
explosiones por los vapores de éter, pero una sola inyección hacía
desaparecer todos los tripanosomas de un ratón.

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