programa electoral de candidatura a vocales de miembros de la Asociación de Jóvenes Arquitectos de Galicia (AXAGA)

PROGRAMA ELECTORAL DE MIEMBROS DE AXAGA

DECLARACIÓN DE INTENCIONES

Los miembros de la directiva de AXAGA (Asociación de Jóvenes Arquitectos de Galicia)

presentamos a las próximas elecciones del COAG del 11 de Mayo una candidatura a cuatro de los
cinco puestos de vocales de la Junta de Gobierno del COAG.

Pablo Noya Suárez Jorge Álvarez Rúa Miguel Carballido Pensado Fernando Martínez López

Colegiado nº 3.424 (Orense) Colegiado nº 3.503 Colegiado nº 3.521 Colegiado nº 3.201

Vocal Vocal Vocal Vocal delegación A Coruña

Este planeamiento es fruto de nuestra intención de contar con una importante

representación de nuestro colectivo dentro de los centros de decisión del COAG, no con el fin de
gobernar, sino con el de ser altavoz de las preocupaciones e inquietudes de los jóvenes
arquitectos de la Comunidad Gallega y participar activamente en el futuro proceso de cambios que
se avecina en la institución colegial. Así, nuestro fin último no es otro que el de que el COAG nos
tenga en cuenta como el futuro que somos, no solo del propio colegio, sino también de la
profesión y que a nosotros afectará especialmente el rumbo que tome el COAG a la hora de
afrontar los futuros retos del organismo y la profesión.

Los próximos 4 años serán los de la transformación del Colegio de Arquitectos,

seguramente hacia algo sustancialmente diferente de lo que actualmente es. Los cambios ya han
comenzado a notarse, fruto de la progresiva eliminación del visado obligatorio, del que el Real
Decreto 1000/2010, sólo ha sido la avanzadilla, o de la nueva Ley de Servicios Profesionales, que
se encuentra en tramitación y en la que el Estado se plantea la necesidad real de la colegiación
obligatoria de muchos de los colectivos profesionales, entre ellos, el de los arquitectos. Está por
ver aún qué sucede finalmente. Otra problemática que está afrontando la profesión y que deberían
ser temas cruciales, por lo tanto, de nuestro COAG, es la situación de los concursos públicos, y
del mal uso (perjudicial a nuestro entender para el colectivo profesional de los arquitectos) que
algunas administraciones hacen de la Ley 30/2007 de Contratos del Sector Público. En el artículo

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5º, apartado d), de los estatutos colegiales, se fija como una de las funciones del COAG
“Representar y defender los intereses generales de la profesión, en particular en sus
relaciones con los poderes públicos”. A nuestro entender, esta función dista mucho de estarse
realizando desde nuestro Colegio. La precariedad laboral, que se está cebando especialmente
con los jóvenes arquitectos, ante la inacción de la institución colegial, o la cada vez menor
participación de los colegiados en la actividad diaria del Colegio, son otros problemas que deben
formar parte de la hoja de ruta de nuestro Colegio.

La presentación de esta candidatura se encuentra enmarcada en una actuación más

global, de la que la Asociación de Jóvenes Arquitectos de Galicia (AXAGA), ha sido y está siendo
nuestra piedra angular. Tras un proceso inicial de elaboración de lo que serían las bases de la
asociación, esta por fin, ha sido creada, y creemos que sería un paso importante para la
consecución de nuestros objetivos, el que algunos de los miembros de la directiva pudiesen
convertirse en vocales de la Junta de Gobierno del COAG para defender los intereses de los
jóvenes arquitectos, desde el más profundo respeto a la institución y a sus colegiados, pero de
una manera directa y sin intermediarios, desde la responsabilidad, con un carácter reivindicativo,
vigilante, conciliador y sobre todo INDEPENDIENTE.

Pensamos que los momentos de crisis como el que vivimos actualmente son momentos de
profundos cambios, y es ahora cuando todos debemos de implicarnos de forma activa en la
consecución de un Colegio que se convierta en una herramienta útil para la profesión. Es por ello
que presentamos esta candidatura.

Sirva pues este programa electoral como un ideario de posicionamiento responsable y

crítico con los problemas que nos ha tocado sufrir y que como jóvenes arquitectos tendremos que
afrontar y tratar de solucionar.

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A.1_ RESPECTO DE LOS INTERESES GENERALES DE LA PROFESIÓN

Creemos necesaria la defensa de los intereses de la “profesión” en general y de los

jóvenes arquitectos en particular, ante los futuros cambios normativos y sus consecuencias,
especial referencia al Anteproyecto de Ley de los Servicios Profesionales que puede conllevar el
final de la colegiación obligatoria. Nuestra posición respecto a este punto es que debe prevalecer
el interés general de los arquitectos y del ejercicio de su profesión por encima de los intereses de
la institución colegial, sean cuales sean, que si bien debieran ser los mismos, muchas veces no
coinciden. Ver: http://www.cpiia.org/downloads/LSP.pdf.

Pensamos que la institución colegial debe hacer un esfuerzo por defender los
intereses de los arquitectos aun cuando no estén colegiados, pues consideramos que la
profesión de arquitecto no se circunscribe a la colegiación, y que su ámbito de trabajo y presencia
en el mercado laboral tiene cada vez una frontera más difusa y alejada del significado
convencional de la profesión. A veces parece que el COAG empieza y termina en los colegiados,
y a veces ni siquiera en ellos sino que se queda en su mera preocupación de subsistencia. No
creemos que deba ser así, es más, la supervivencia del Colegio de Arquitectos como institución
dependerá de que sepa convertirse en un referente de defensa del ejercicio de la PROFESIÓN en
sus diversas formas.

Creemos necesario que el COAG, dentro de sus posibilidades, se implique de forma

activa en la problemática de las situaciones a-legales de contratación que los jóvenes
arquitectos vienen sufriendo de forma generalizada. En especial en lo relativo a la figura del
falso autónomo (aunque también a algún tipo de contratación a través de Becas), que de ser una
situación puntual, se ha convertido en una situación corriente y habitual. Pensamos que, en este
punto, el COAG debe posicionarse claramente en la defensa de un mínimo de calidad laboral. Es
penoso ver cómo dentro de nuestra profesión de arquitectos, en cuestión laboral, somos nosotros
mismos los que más hacemos por desprestigiar nuestra profesión. Consideramos que esto
sucede cuando no reconocemos a un arquitecto titulado la situación de empleado legal, con
mayor o menor rendimiento económico, pero en cualquier caso, bajo el paraguas del estatuto del
trabajador -parece que de nuestra profesión se han esfumado derechos como las bajas, las
vacaciones, y lo más importante, en estos tiempos, el paro-. Cuando un camarero o una
dependienta tienen más derechos laborales que un arquitecto titulado, algo está fallando, y está
fallando estrepitosamente. No se trata de que el COAG se convierta en un organismo de
inspección laboral ni mucho menos, pero consideramos que mirando a otro lado es muy difícil
solucionar los problemas.

Creemos necesario fomentar el asociacionismo de los arquitectos, y no que el COAG

ponga trabas a la integración de las mismas dentro del COAG (como ha sucedido en el caso de
nuestra asociación), pues nuestra manera de llevar a cabo el ejercicio profesional dificulta el
mismo. Pensamos que el colegio debe capitanear esta aspiración integrando en sus estatutos la
posibilidad de establecerse asociaciones de arquitectos, que hagan que la masificación hacia la
que caminamos se vaya diluyendo, y se propicie la participación en los órganos colegiales.
Pensemos que el colegio de arquitectos tiene en torno a 3000 colegiados y a las juntas es difícil
que acudan más de 40 personas,…eso debe hacernos pensar: EL COLEGIO SE ESTÁ
ALEJANDO DEL ARQUITECTO. Consideramos que la manera de invertir esta tendencia es por

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un lado el fomento del asociacionismo interno, y por otro lado que el colegio y sus delegaciones,
en sus asambleas o juntas debe de estar con los problemas que interesan al colectivo, desde un
punto de vista amplio.

Apostamos por una posición más exigente y firme del COAG en su relación con las
distintas administraciones, en la defensa de nuestros intereses. Desde nuestra candidatura
pensamos que la relación del Colegio de Arquitectos con las distintas Administraciones Públicas
no lo ha sido. No hace falta decir que la relación con las Administraciones debe basarse en la
cordialidad más absoluta, pero al mismo tiempo ser firmes en nuestras reivindicaciones. Ésta es
una relación complicada en la que no siempre se le podrá dar la razón a la Administración, puesto
que para nuestra profesión, más que para otras, es de importancia capital el mal uso que esta
realice de la Ley de Contratos del Sector Público o la forma en que esta fije los honorarios de las
licitaciones relativas a nuestros servicios.

Respecto de este punto vemos poco defendida la situación de los arquitectos en ejercicio
libre frente a la administración: debemos implicarnos en la problemática de los pliegos de
condiciones de los concursos públicos, y la manera en que estos enfocan y entienden el
cumplimiento de la Ley de Contratos del Sector Público, una ley que trata por igual sectores de
actividad muy diferentes y que perjudicó notablemente a los licitadores de servicios, entre los que
nos encontramos los arquitectos.

En un escenario como el actual, en el que el poco movimiento económico que se genera

depende de las administraciones públicas, debemos exigirles que apliquen, en la contratación
administrativa, los principios de igualdad, concurrencia y publicidad. La Ley de Contratos no dice
en ningún sitio que todos los contratos inferiores a 60.000 €, deban licitarse por el sistema
negociado sin publicidad, simplemente se da la posibilidad a la administración de poder acogerse
a este sistema, en base a su rapidez de tramitación, ¿por qué se acude a él por sistema?, se está
produciendo un abuso sistemático de este procedimiento, que deja fuera de la posibilidad de
concursar a una gran parte de los arquitectos. Creemos que desde las instituciones colegiales se
debe instar a las distintas administraciones a que se fomente la concurrencia, la igualdad y la
publicidad. No sólo es la actitud más responsable que se puede tomar, sino que es la más sensata
para fomentar la calidad del trabajo arquitectónico de nuestros estudios lo que a la postre
redundará en la supervivencia de nuestro colectivo como bien útil y necesario para la sociedad.

El colegio debe ofrecerse e implicarse en el asesoramiento a la redacción de los

pliegos de clausulas administrativas de los concursos de la administración, pues es la mejor
forma de salvaguardar nuestros intereses. Existen casos en los que se obvia la realidad específica
de la arquitectura, equiparándola a cualquier otra prestación de servicios, como la limpieza de un
colegio, o el transporte escolar, o la realización de pruebas diagnósticas, etc, u otras realidades
más cercanas pero de una dimensión tan diferente como la licitación de las obras de construcción.
El colegio, como máximo órgano de representación de los arquitectos debe implicarse en esta
problemática desde ya, desde un punto de vista realista, pragmático y firme, pero no escudándose
(como comúnmente viene haciendo) en que nada se puede hacer.

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En los últimos tiempos cada vez se licitan menos Contratos de Servicios de Arquitectura a
través de Procedimientos Abiertos (por lo explicado anteriormente), y en los pocos casos que esto
ocurre, se presentan un número ingente de ofertas que a la administración le suponen un engorro
por lo pesado de la tramitación (pensemos en procedimientos como el Centro de Salud del Couto
con casi 50 licitadores). Esto está dando como resultado, entre otras cosas, que se está
procediendo a exigir a los licitadores unas solvencias técnicas desproporcionadas en muchos
casos, que intentan evitar la libre concurrencia a los citados Concursos Públicos. Creemos que
respecto a este punto el colegio de arquitectos debe estar especialmente vigilante, y ser firme en
la defensa del principio de concurrencia, llegando si es preciso a interponer recursos contra los
pliegos de esos posibles concursos.

Por otro lado vemos con preocupación que la puntuación económica de los pliegos de
los Concursos adopta formas legales que se resumen en el “barato-barato”. Se nos ha dicho
desde el colegio, y en repetidas ocasiones, que esto no se puede cambiar, que es una batalla
perdida. Pero esto no es cierto, lo consideramos del todo falso y erróneo. La Ley de Contratos no
entra a especificar cómo se debe valorar este aspecto (el económico), simplemente dice que debe
ser objetivo, no dice que se deba valorar siempre mejor al más barato, y no impide aplicar
fórmulas que limiten las bajas desproporcionadas. A modo de ejemplo, citar los pliegos de
condiciones de adjudicación de obras de la Universidad de Santiago de Compostela, que valora
con la puntuación máxima la oferta que menos se aleje de la media aritmética de las ofertas
presentadas, siendo el resto de ofertas valoradas proporcionalmente y de igual forma tanto las
que se sitúan por arriba de la media, como las que se sitúan por debajo (Sistema que claramente
controla que las empresas bajen exageradamente el precio de sus propuestas, sin dejar de ser
criterios objetivos). Otras instituciones u organismos como la Empresa Municipal de la Vivienda
de Alcobendas (EMVIALSA), o la Consejería de Educación del País Vasco, en los que la mejor
puntuación económica se fija como máximo para una baja del 20%, y el resto proporcionalmente.
Pues bien, estos dos pliegos, sirven de ejemplo, de que algo se puede hacer. No hace falta decir
que se refieren a pliegos que cumplen la Ley de Contratos, lo que pasa es que en ellos, se
entiende por parte del licitador que lo más ventajoso, no siempre es lo “barato-barato” y con más
razón para ser así cuando de lo que estamos hablando es de la redacción de los proyectos que
servirán para la construcción posterior de unos edificios u obras que supondrán una inversión
muchísimo mayor que la que supone el pago de los proyectos.

Colegios como el de Sevilla, el de Madrid, o el de Asturias, entre otros, han presentado y

ganado diversos recursos contencioso administrativos contra administraciones por los pliegos de
condiciones o adjudicaciones. No es el camino ideal para solucionar este problema, pero es un
camino que no debemos descartar, pues el futuro nos hace pensar en un desierto en el que se
avistan pocas sombras bajo las que cobijarnos.

http://www.lne.es/gijon/2010/08/10/colegio-arquitectos-impugna-licitacion-nuevos-enclaves-
tecnologicos-intra/953101.html

http://www.diariodesevilla.es/article/sevilla/671782/los/arquitectos/reclaman/se/cumpla/la/ley/
concursos/publicos.html

El tema de los pliegos de condiciones, al que tanta importancia damos, porque

consideramos que la tiene, se encamina hacia una nueva revolución. De nuevo, perjudicial para
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los intereses de nuestra profesión, que comenzará a ejemplificarse en nuestra comunidad de

manera más visible este año. No es otro que la proliferación del sistema de licitación pública a
través de los PPP (participación público-privada). Este sistema es de uso muy común para la
construcción de algunos hospitales (sobre todo en la Comunidad de Madrid). En este tipo de
licitaciones, se empezarán a licitar paquetes que incluyen: los proyectos arquitectónicos (a veces
únicamente a partir de un programa de necesidades), la construcción de obras, y su posterior
gestión, que se pagarán por la administración al adjudicatario durante un plazo de tiempo largo,
normalmente 25 o 30 años. El procedimiento, que tiene distintas formas de concretarse, puede
incluso hacer referencia a la construcción conjunta de diversas obras. Como ejemplo la más que
probable licitación conjunta de 18 o19 centros de salud en Galicia en un solo “paquete” con su
correspondiente gestión. El sistema en sí no tiene por qué ser malo, pero el uso o el abuso que se
haga de él puede ser dramático para nuestra profesión. En las licitaciones de este tipo es
especialmente importante que la arquitectura y el trabajo de los arquitectos, no desaparezca. Si
no nos preocupamos porque se hagan pliegos que rijan este tipo de contratos con criterios que
vayan más allá de lo estrictamente económico (desde un punto de vista cortoplacista), nuestro
trabajo se verá limitado a proyectar el camino más corto por el que deben pasar las “carretillas”,
por no hablar de que la valoración de la arquitectura propuesta y por tanto, la calidad de la misma,
desaparecerían totalmente de este tipo de licitaciones. He aquí otra vez la absoluta necesidad de
que el Colegio debe hacerse oír en los centros de decisión, o por lo menos intentar que se oiga
nuestro criterio como colectivo, haciendo ver a la administración que no puede “jugar a corto
plazo”, que el objeto construido debe de estar controlado de una manera independiente, no por la
constructora que vía gestora, será la que salga adjudicataria del concurso. http://
renzojimenez.blogspot.com/2010/06/el-abc-de-las-concesiones-de-obras.html

Creemos necesario que desde la institución colegial se preste apoyo a los

arquitectos, colegiados o no, sobre todo a aquellos que estén en puestos de responsabilidad en
las administraciones o empresas de relevancia, que en su día a día defienden los valores de
realización de una arquitectura de calidad, y de una contratación bajo criterios de transparencia e
igualdad. Deben sentir el apoyo de la profesión y sus instituciones, pues consideramos que
muchas veces están demasiado solos en la inmensidad de la administración, librando duras
batallas por la defensa totalmente desinteresada de la profesión y de su importancia.

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A.2_ RESPECTO DE LA INSTITUCIÓN COLEGIAL

Si bien no estamos en contra de las siete delegaciones colegiales, consideramos que se

debe poner en crisis el modelo de delegación, la superficie que se debe dedicar a este fin, los
recursos que se le asignan, incluso consideramos que tres puestos electos por delegación son
demasiados, y más teniendo en cuenta que la gestión económica se viene realizando desde la
sede central. Habría que redefinir el organigrama de funcionamiento, aprovechado las ventajas de
internet, y ante la nueva situación económica en la que nos ha tocado vivir, esta revisión, que sin
duda ya ha empezado, debe ir más allá.

Consideramos que debe de estudiarse la posibilidad de que el token se admita como

posibilidad de voto a distancia, desde el razonamiento de que si sirve para visar on-line los
proyectos (un gran avance del COAG) debería de admitirse como elemento de voto a distancia,
tanto para las juntas de delegación como para las centrales, mucho más importante y
transparente que el voto delegado, que si bien es perfectamente legal, debe de ser revisado, con
espíritu crítico, pues en plena era digital y de la ventanilla única, parece ridículo pensar en tener
que reunir papeles firmados para delegar el voto.

Consideramos que el colegio debe de aprovechar las nuevas sinergias de la era de

la información, para fomentar la participación de los colegiados y no colegiados en las decisiones
del COAG, bien mediante encuestas, bien mediante votaciones o sondeos, etc, creemos que en
los últimos tiempos se ha hecho un gran esfuerzo por el volcado de contenidos en internet, con la
web del COAG, y de sus delegaciones (que alabamos) e iniciativas como disponer de perfil de
facebook, de algunas delegaciones, pero no se está fomentando la participación, pensamos que
algo más se puede hacer en este sentido.

Consideramos que el colegio debe de ser un lugar de encuentro entre arquitectos,

colegiados o no, se deben de facilitar las reuniones entre arquitectos intergeneracionales. Los
que ya han pasado una vida ejerciendo nuestra profesión han visto y hecho mucho en el mundo
en el que nos movemos. Los que empiezan lo harán. Creemos por tanto que unos tienen mucho
que contarnos y otros mucho que escuchar, y se deben facilitar esos puntos de encuentro,
mediante la forma que sea más adecuada, bien mediante charlas, bien con jornadas.

Consideramos que deben existir mas vías para la comunicación y la participación en

las asambleas, tanto de cada delegación como de la Sede Central, para que los colegiados
podamos participar de las programaciones y estrategias a medio y corto plazo, de tal forma que la
toma de decisiones se vuelva más pública y participativa, que los colegiados no nos limitemos a
votar si o no, y a participar en “ruegos y preguntas”.

Creemos necesaria, sobre todo por la problemática intrínseca del ejercicio de nuestra
profesión, y especialmente en los inicios de la misma, proceder a la creación de la figura del
defensor del joven arquitecto, que deberá ser un cauce entre este colectivo y la institución
colegial, canalizando las quejas o problemáticas específicas del colectivo.

Las contrataciones, de cualquier tipo, que la propia institución colegial realice, deben
basarse en los principios de igualdad, concurrencia y publicidad, desde la convicción que
tenemos de que no sólo debemos ser honrados sino parecerlo, debemos predicar con el ejemplo,
nuestra posición ante las administraciones públicas pensamos que saldrá beneficiada.
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Respecto del visado colegial, si el nuevo Real Decreto 1000/2010, exige únicamente el
visado del proyecto de ejecución, ¿Por qué el colegio de arquitectos se empeña en cobrar el
básico, cuando se presenta el de ejecución? Este es un aspecto a revisar. El colegio no puede
seguir reinterpretando las normativas según le conviene, sabemos que la situación económica es
difícil, es más, muy difícil, pero la solución no pasa por exprimir el “limón” de los visados.

http://www.meh.es/Documentacion/Publico/SEEconomia/Pol%C3%ADtica%20Econ
%C3%B3mica/Nota%20informativa%20RD%20Visados.pdf

A.3_ RESPECTO DE LA PRESENCIA EN LA SOCIEDAD.

Creemos que desde la institución colegial se debe de hacer un gran esfuerzo por la
reivindicación de los arquitectos como técnicos importantes en una situación de crisis
como la actual, que realizan edificios eficientes, ajustados a las necesidades técnicas y
económicas. No decimos que esto no se esté haciendo, pero debemos hacer un esfuerzo mayor.
Debemos reivindicar la geometría y la tecnología racional, como principios a exportar a la
sociedad, que no sólo nos demanda edificios bonitos y/o espectaculares. Debemos defender el
rigor técnico de nuestra profesión, entendida globalmente. Pensamos que como colectivo, en los
foros públicos se nos asocia con la faceta puramente notarial o artística. No solo una cosa o la
otra. Cualquier restricción en uno de estos sentidos nos aleja de los problemas reales del
mercado, que en este período de crisis no busca documentos infinitos de legalización ni
soluciones hermosas, sino soluciones practicas y eficientes. Quien contrate a un arquitecto debe
saber que no lo hace porque se le impone sino porque tiene un valor añadido real.

Creemos que hay que hacer un esfuerzo por promocionar el trabajo de los jóvenes
arquitectos. Consideramos que no se presta especial atención a este colectivo, a sabiendas de la
desventaja con la que cuentan, la promoción de los jóvenes arquitectos no se puede limitar a un
premio del COAG cada 2 años.

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