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HABLANDO DE MUJERES (Cuento)

Por: Diego Luis Flores Hurtado

Una vez se encontraron Dios y el Diablo en los confines de la tierra. Estaban exhaustos de
tantas guerras y arbitrariedades de los humanos. Sentados, uno al lado del otro, ni se
miraban, solo se escuchaba las respiraciones, profundas y fuertes como el aire que se
desplazaba por los cañones.

El Diablo rompió el hielo y le dijo a Dios.: oye, hace tanto tiempo que quería hablar contigo,
Dios lo miró de reojo y respirando lentamente, le respondió: y eso a ¿qué se debe?

El Diablo sin inmutarse y con la mirada en lo profundo de la tierra, respondió: Mira, me he


dado cuenta de muchas cosas pero nunca he encontrado respuesta, quiero que hablemos de
las mujeres.

¡Ah!, y ¿por qué?, le contestó Dios.

Las mujeres siempre han dado lora, desde el mismo día en que las creaste, dijo el Diablo.

Dios, frunció el ceño y con tristeza en su voz, expresó: Sí, eso es cierto…siempre ha sido así,
pero bueno, esa forma de ser ha ayudado al hombre para que cada día sea mejor. ..Además
la mujer es un ser humano maravilloso…

El Diablo con una mueca de sonrisa guapachosa lanzó otro dardo. Oye, y a esa que llamaste
Lilith, ¿por qué la dejaste escapar?

Humm, Lilith fue la primera mujer…la hice de barro, pero no aguantó que Adán la sometiera
a sus caprichos…Por eso escapó y se fue a vivir con los primos suyos…los demonios.

Verdad, ya ni me acordaba de Lilith, comentó el Diablo.

El Diablo haciéndose el ingenuo, con cierta malicia vociferó… Oye, y a esa que le llamaste
Eva, ¿por qué la sacaste de una costilla de Adán? Habías podido utilizar otra parte de su
cuerpo…

Dios dijo, Adán fue creado a mi imagen y semejanza para que tuviera una vida feliz, pero ese
zoquete siempre se tocaba y se tocaba... Entonces reflexioné: a este le falta algo... y así fue
como inventé a Eva. No podía ser igual a él, tenía que ser diferente pero complementaria…
Lo miré detenidamente. Si utilizo esta parte tendrá esta forma, si utilizo la otra tendrá otra
forma… y noté un bulto, algo que le sobraba y dije no, si lo dejo sin eso algo raro puede
pasar más adelante… Subí la mirada y encontré lo que le sobraba. Eso fue, tenía una costilla
demás, la extraje y noté que era curva y pensé: bueno voy a crearle una compañía, alguien
que lo soporte, lo entienda y lo acaricie…Y así fue, salió una hermosa mujer con bellas curvas
y pechos grandes para que Adán tuviera cómo entretenerse y no estuviera tocándose todo el
tiempo.

Jajá, se reía el Diablo. Bueno y por qué esta mujer lo engañó, en menos de lo que canta un
gallo.
Dios, muy serio respondió. Mira, donde yo haga a esa mujer con todas la virtudes del
mundo, esto habría sido un paraíso eterno, pero monótono, por eso le di unas habilidades
para que se defendiera y no se aburriera tan fácil.

Ah, y ¿por qué se dejó engañar de la serpiente, tan rápido?

Hey, si yo la hubiera creado perfecta, no sé qué habría pasado con el hombre. Tal vez ya
habría desaparecido de la faz de la tierra.

Ah, entonces el hombre siempre ha dependido de la mujer.

Claro, no vez, que todavía siguen unidos y el hombre cada día está más cogido, parece que lo
hubieran embrujado.

Bueno y de ahí de esa unión salieron unos hijos, Caín y Abel. ¿Estos cómo se reprodujeron…?
Preguntó el Diablo.

Tú crees diablo, que yo soy bobo, pues claro que apareció otra mujer…Adán y Eva tuvieron
32 hijos y 23 hijas.

Ah, respondió el diablo, bueno…y ¿esa mujer con quien tuvo hijos…?

Dios contestó, pues con sus hermanos… No vez que todos mis hijos son hermanos…entre sí.

Ah, dijo el Diablo, pensé otra cosa…

Hubo un silencio sepulcral, cada quien meditaba…

Hasta que el Diablo, impertinente…soltó otra perla.

Hola Señor Dios, ¿por qué no hablamos de otras mujeres…?

Dios dijo, tantas que han pasado y desfilado por esta historia de la humanidad…

Sí, dime, ¿Por qué has hecho mujeres buenas, bonitas, inteligentes, sagaces, malas, pérfidas,
envidiosas, bondadosas, pícaras…?

Bueno, cálmate, Diablo, tú sabes que en la viña del señor hay de todo, las unas gordas, las
otras flacas y las otras colmadas de virtudes o defectos…En fin, ellas se fueron haciendo
poquito a poquito. Yo dejé un modelo pero el entorno las fue moldeando y de esa manera
ellas mismas se fueron formando.

Ajá, ¿cuéntame por qué esa mujer… la mujer de Lot, se convirtió en estatua de sal?

Mira, Diablo, esa es otra faceta de las mujeres, primero fue Eva, le dije de ese árbol no
comerás su fruto y fue lo primero que hizo. Ahora tú me preguntas por la mujer de Lot, cuyo
nombre no quiero acordarme…Le dije a Lot, cuando salgas de la ciudad de Sodoma no miren
hacia atrás, pero claro, su esposa no hizo caso, siempre con la bendita curiosidad. Por eso
dicen que la curiosidad mató al gato.
Jajá. ¡Benditas las mujeres, benditas las mujeres…! Oye, y por qué no me cuentas de esa que
le hizo cortar la cabeza a San Juan Bautista…

Hola Diablo, ¿la madre o la hija? Fueron dos las culpables. Herodes en su
cumpleaños dio un gran banquete y asistieron Herodías y su hija Salomé, esta
joven bailó y bailó y a Herodes, el Rey, le gustó la muchacha y la manera como
bailó, por eso le dijo a Salomé, pídeme lo que quieras. Ella corrió y le preguntó a su
madre Herodías: ¿Qué debía pedir? Ésta mujer odiaba a Juan Bautista, y le dijo a
su hija: Pide la cabeza de Juan.

El Diablo muerto de la risa, jajá. Oye Dios pero estas mujeres que tú creaste han
sido de película…Bueno hablemos de las buenas y virtuosas porque esas que han
tenido vida licenciosa y de malos ejemplos ya me están aburriendo… ¿Por qué no
me hablas de María, tu madre?

Mi madre… que bellas, piadosas y cariñosas, son nuestras madres…Todo lo dan por
sus hijos… María, mi madre en la tierra, sigue siendo un ejemplo por más de dos
mil años, un ejemplo que perdurará hasta los confines de la tierra… Dichosas las
mujeres que se parecen a mi madre, ellas obtendrán el cielo como un regalo…
María mi madre fue abnegada, voluntariosa, piadosa y sufrió hasta el último de sus
días. Claro que fue un sufrimiento agridulce porque en el fondo el saber que era
madre del redentor mitigaba ese desconsuelo. Bendita mi madre…

Dichoso tú que tuviste madre, pues yo no sé si la tuve, dijo el Diablo. Bueno,


dejemos ese sentimentalismo porque no tengo ganas de llorar… ¿Dime qué pasó
con la samaritana? , ¿Esa es una digna mujer…?

Bueno, Diablo, todos hoy en día dicen que si alguien hizo algo bueno por los
demás es un buen samaritano…pero tú me preguntas por la samaritana. Ocurrió
que un día en el pozo de Jacob ubicado en Sicar ciudad de Samaria, se acercó una
mujer y le pedí agua para beber, pero ella no me la dio sino que me replicó
sabiendo que yo era judío ¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides de beber a mí,
siendo yo una mujer samaritana? (Los judíos no se trataban con los samaritanos).

Entonces lo que te quiero decir, es que ella no era tan buena, había tenido cinco
maridos, porque tenía vacíos sentimentales. Y yo la encarrilé por el buen camino
con mi palabra y ella creyó en mí y divulgó entre sus paisanos la palabra de dios.

Ah, con que así fue el encuentro con esa mujer… Entonces me puede hablar de
una buena y espléndida mujer.

Ah, Diablo, tú si eres preguntón. Para que no me preguntes más sandeces te voy a
contar una breve historia de magníficas mujeres que dieron vida a la tribu del
pueblo de Israel, ahí hay muchas virtudes de todas ellas y de las que aún perduran
en esta tierra del señor.

La elección y preparación del pueblo elegido por mí, es tanto una historia de Sara,
Rebeca y Raquel como sobre Abraham, Isaac y Jacob. A partir de ellas se constituye
y prospera todo un pueblo.
Cuando el pueblo fue oprimido y esclavizado fueron las mujeres quienes
protegieron la vida del futuro líder de los hebreos, Moisés, a quien escogí para
guiar a su pueblo a la tierra prometida. Por eso elegí para la liberación y una vida
plena a un grupo de mujeres para que Israel se pudiera convertir en un reino de
sacerdotes y una nación santa. Entre ellas te nombro a las parteras Sifrá y Puá; la
hija del Faraón; Miriam y Jocabed, hermana y madre de Moisés; y, a su esposa
Séfora.

Que más querés Diablo, ellas son dignas representantes de las mujeres que hasta
hoy en día conoces, mujeres de armas tomar, sabias para decidir lo que conviene,
trabajadoras e impulsadoras de progreso y de amor por la humanidad. Esas son las
mujeres.

Ajá y qué. Pero se nos quedan muchas, pero muchas en el tintero, dijo el Diablo.

Diablo, otro día será. Acuérdate que así como nos encontramos hoy, podremos
hacerlo muchísimas veces más. Espero que lo hagamos cordialmente, sin
aspavientos ni aires de superioridad ni fantochería porque tú para eso si eres el
campeón.

Bueno Dios, no me regañe, usted sabe que conmigo las cosas se hacen por las
buenas, por lo tanto exijo que me respete. Si así lo quiere, otra vez será…

El Diablo se alejó riendo con sonora carcajada, desapareció como alma que lleva el
mismísimo Demonio. Y se sintió una paz y un aire fresco que inundó el lugar. Dios
con una sonrisa a flor de labios, tomó un soplo de aire y respiró como nunca lo
había hecho.

Dlf

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