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En el golfo de Carpentaria, al

norte de Australia, entre los


meses de septiembre y
noviembre, se produce un
fenómeno extraordinario, de
una belleza inigualable: la nube
de gloria matutina.
Si la situación meteorológica es
tranquila, cada mañana, cuando
sale el sol, una nube en forma de
ola, de uno a dos kilómetros de alto
y de 600 a 1.000 kilómetros de
longitud, es decir, que ocupa todo
el horizonte e incluso mucho más,
avanza a una velocidad de unos 40
kilómetros por hora.
A veces se producen varias
ondas y siempre se dirigen de
este a oeste. La causa es un
choque de masas de aire de
diferente temperatura.
A primeras horas de la mañana, una
masa de aire cálido y húmedo,
procedente del mar, se desliza sobre el
aire más frío que hay en las capas más
superficiales. A finales del 2006,
científicos de varios países se
desplazaron para estudiar el
fenómeno, que se produce en muchos
sitios del mundo. Lo hemos observado
en la costa catalana, pero la diferencia
es que no se hace visible.
Es decir, el choque de masas
de aire se produce, pero no se
traduce en la formación de esta
peculiar nube. Este fenómeno
sirve para efectuar una especie
de deporte muy particular.
Desde 1989, cada primavera,
cuando se produce el fenómeno, alas
delta y parapentes surfean las ondas
nubosas como olas gigantes en un
océano. Hay que ir con cuidado ya
que delante de las ondas se
producen fuertes turbulencias que
pueden ser peligrosas. Van volando
en zigzag y pueden recorrer hasta
300 kilómetros.
Por : J. Eduardo Juárez Herrera

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