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Conocemos como Restauración el período histórico que va desde 1875 hasta 1931
(aunque algunos historiadores consideran que terminó en 1923, con la dictadura de Primo de
Rivera) y que se caracteriza por el regreso de los Borbones al trono español tras la ruptura
(dinástica y política) que supuso el Sexenio Democrático (1868-1874). Podemos dividir esta
etapa en tres fases, aunque aquí nos centraremos en las dos primeras:
- Reinado de Alfonso XII (1875-1885)
- Regencia de María Cristina (1885-1902)
- Reinado de Alfonso XIII (1902-1931)
ORIGEN:
PRINCIPIOS POLÍTICOS
CONSTITUCIÓN DE 1876
ALTERNANCIA DE PARTIDOS
Cánovas propuso un sistema en el que existían dos grandes partidos (el conservador y
el liberal) que se turnaban en el poder, de manera que existía un turno pacífico que aseguraba
la estabilidad institucional. A pesar de esta alternancia, los partidos se centraban en alcanzar el
poder, más que en elaborar programas políticos. Este sistema evitaba por fin la intromisión
militar a base de pronunciamientos (a cambio se otorgó al ejército una mayor autonomía,
además de un gran presupuesto).
El partido Alfonsino (liderado por Cánovas del Castillo) evolucionó a Partido Liberal-
Conservador tras el regreso de Alfonso XII. Agrupaba a los sectores políticos con una ideología
más conservadora, por lo que terminó llamándose Partido Conservador.
Por otro lado, se formó un partido progresista mediante la unión de unionistas,
progresistas y algunos republicanos moderados. Este partido se denominó Partido Liberal
fusionista (más tarde solo Liberal) y su primer líder fue Sagasta.
La manera de actuar de ambos partidos era bastante similar, no podían aprobar leyes
muy radicales puesto cuando el otro partido llegara al poder derogaría todas estas leyes. Sus
ideas eran bastante similares (Monarquía, Constitución de 1876, centralismo, propiedad
privada...) pero diferían en el sufragio (los conservadores defendían el sufragio censitario y los
liberales el universal masculino) o en el papel de la Iglesia (los conservadores defendían la
Iglesia y el orden social y los liberales buscaban un estado laico y más progresista). Tanto
conservadores como liberales eran partidos muy minoritarios, de notables, que se apoyaban en
la clase media acomodada y la alta nobleza.
En 1885, tras la muerte de Alfonso XII, Cánovas y Sagasta firmaron el Pacto del Pardo,
para garantizar la estabilidad de la Monarquía y del sistema de la restauración en la Regencia
de María Cristina (el gobierno pasa a manos liberales, pero a cambio de respetar el turnismo
pacífico).
FALSEAMIENTO ELECTORAL
Para garantizar el triunfo del turno pacífico, fue necesario manipular el proceso
electoral. Cuando un partido en el poder se desgastaba y perdía la confianza del rey y de las
Cortes, era destituido por el monarca que nombraba jefe de gobierno al líder de la oposición,
quien se encargaba de convocar nuevas elecciones a Cortes. Aquí jugaron un papel importante
los caciques, que eran personas importantes, (generalmente en el medio rural) que se
encargaban de dirigir los votos hacia el partido que les interesara (muchas veces a cambio de
beneficios para las zonas receptoras de votos).. Se falsificaban los censos (se incluía a
personas muertas o se impedía votar a algunas vivas) o se manipulaban los resultados. El
conjunto de trampas electorales es conocido como pucherazo. El caciquismo se desarrolló en
toda España, pero destacan las zonas de Andalucía, Galicia y Castilla. También hay que
destacar el encasillado, por el que ya se decidía antes de las elecciones quién iba a ganar cada
escaño.
OPOSICIONES AL SISTEMA
○ Carlistas: Tras la derrota militar carlista en 1876, esta ideología se reorganizó como
partido político y comenzó a tomar parte en las elecciones. Juan Vázquez de Mella
elaboró el Acta de Loredan donde se aceptaba el régimen liberal, pero se defendía la
unidad católica, el autoritarismo, el fuerismo y la oposición a un sistema democrático.
Los carlistas intentaron varias insurreciones en 1899 y 1900 pero todas fracasaron.
Fundaron una milicia conocida como Requeté, que cobró importancia a partir de 1930.
Sufren la competencia de los católicos integristas y de los nacionalistas vascos.
VALORACIÓN HISTÓRICA
La restauración borbónica se implanta en España con el claro objetivo de lograr por fin
un período pacífico, en el que se eliminara por fin la participación militar en política: la
Constitución de 1876, la Monarquía y los partidos dinásticos eran la clave del nuevo sistema.
Sin embargo, la paz y estabilidad conseguida conllevaron una gran pérdida de libertades y
derechos, dado que se sustentaba mediante un sistema antidemocrático, en el que a pesar de
que existen elecciones con un sufragio censitario (o universal a partir de 1890), estas carecían
de sentido pues el sistema electoral era claramente fraudulento. Se trataba, realmente, de crear
un régimen político oligárquico compartido por todos los sectores burgueses y asegurarse la
exclusión de las clases bajas de la vida política.
Con el paso del tiempo, los dos partidos hegemónicos se fueron descomponiendo y no fueron
capaces (o no quisieron) dar entrada a las nuevas fuerzas emergentes, como el obrerismo o el
nacionalismo, que pudieran ensanchar las bases del sistema. Por otro lado en 1898 los
militares españoles fueron derrotados en la Guerra con Estados Unidos y esto supuso la
pérdida de las pocas colonias que se conservaban y una fuerte crisis moral. La incapacidad del
Régimen para renovarse y modernizarse (a pesar de las reclamaciones del regeneracionismo y
de las fuerzas políticas excluidas) y nuevas crisis (1909, 1917) acabaron propiciando la
solución militar (Golpe de Estado de Primo de Rivera, 1923). El compromiso de la propia
monarquía con la Restauración provocó su caida en abril de 1931.