Está en la página 1de 2

No te escondas Existe? Yo lo he visto fcilmente en los sitios a los que quiere ir.

Por las vidrieras de sus catedrales, bajando en irisaciones de sol. Repicando en campanas por los valles de tierras frtiles de paz divina. En su procesin de luz y sombras, sentado entre los cardenales recios; recordndonos a los mortales dnde est la puerta de la salvacin. Pero nunca he conseguido verlo en la intolerable injusticia de la muerte de un inocente; en el engao de la noche que envilece un recuerdo de sangre guerrera rebosante de galones dorados; en el reparto fraudulento del pan prometido que nunca llega a aquel nio que llora olvidado de todos, en una esquina del mundo Y cuantas esquinas...! Una por espina? Tal vez s. No puedo creerlo.

No puedo ignorarlo. Me habla desde mi pasado; desde la infancia. Pero ahora que me siento tan lleno de nada; aqu, solitario, en mi dormido albedro, hemos llegado a un acuerdo que me calma: yo le dejo estar, y as..., en la inconsciencia, l me deja estar a m.

También podría gustarte