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v=HxTK5IwfWto&t=1537s
Victimización carcelaria y post-penitenciaria

Incluso donde a primera vista no esperamos encontrar ningún tipo, puede haber
diversas formas de la misma. La victimización carcelaria o penitenciaria no es más
que un proceso normal de victimización, idéntico al ocasionado en cualquier otra
esfera, como por ejemplo el que se produce cuando alguien es víctima de un delito.
Pero en este caso concreto, paradójicamente, son los reclusos los que llegan a sufrir
victimización, y esta debe ser estudiada igual que cualquier otra.
• En primer lugar, podemos hablar de una victimización explícita, que es
una victimización primaria como tal e implicaría la comisión de
hechos delictivos desarrollados dentro del Centro Penitenciario. Esto
es, la producción de delitos en los que el sujeto pasivo es una persona
reclusa en el establecimiento penitenciario, con la particularidad de
que antes de ser víctima ha sido victimario. En conclusión, aquí nos
topamos con la forma más clara de victimización.
• Asimismo, dentro de la prisión, hallamos también la victimización
institucional, que es una victimización secundaria. Para explicar
concretamente la misma, tenemos que hablar de dos tipos de
normas. Por un lado, las normas aplicadas por Instituciones
Penitenciarias, que persiguen los objetivos de mantener el orden, la
aplicación de programas de rehabilitación y la incentivación de
actitudes y conductas pro-sociales en los internos. Y, por otro, las
normas de la subcultura carcelaria que, por el contrario, favorecen la
conducta antisocial y delictiva. La repercusión de la subcultura
carcelaria y la vida institucional en el reo es un proceso gradual y más
o menos inconsciente de la cultura que se encuentra inmerso en el
sujeto.
• Esta dicotomía tan marcada entre las normas institucionales y la
subcultura carcelaria se corresponde con dos procesos opuestos de
influencia del medio social: la socialización (proceso de adaptación a
las normas de comportamiento social y a las conductas adecuadas
para la convivencia que facilitan una participación eficaz en la
sociedad) y la prisionización (proceso de asimilación de las normas,
costumbres, tradiciones y cultura de la prisión, que no es
precisamente positivo). Pero, con el paso del tiempo, y cuanto más
tiempo más posibilidad, lo que subsiste en el interno es la
prisionización.
• Por su parte, Donald Clemmer (1940) distingue una serie de factores que
modulan dicha prisionización, como la personalidad del interno, sus
relaciones con el exterior, el grado de integración en grupos de la prisión,
la causalidad, la aceptación de la subcultura carcelaria, el compañero de
celda, la duración de la condena u otras variables como la edad, el
historial delictivo, la nacionalidad, etc. De alguna forma, esto llega en
muchas ocasiones a alterar su personalidad y a establecer patrones
rígidos de conducta y pensamiento que dificultan la eficacia de las
herramientas de socialización, es decir, entorpece una posible reinserción,
apareciendo así la victimización institucional de la que hablamos. En
tanto, incluiría también todos aquellos casos en los que no se observen
las garantías o derechos reconocidos legalmente a los internos.
• Del mismo modo, en cuanto a la victimización secundaria, pero esta vez m
bien fuera de la prisión, podemos encontrarla en los medios de
comunicación, sobre todo y en este caso concreto, en lo que a
acontecimientos muy mediáticos se refiere. Los medios difunden noticias
cierto toque de morbosidad, como, por ejemplo, dando a conocer datos
forman parte del secreto de sumario (por lo que no pueden ser de caráct
público) o directamente las fotos de los autores (o supuestos autores si a
no ha salido sentencia firme). Hay que tener en cuenta que esto supone
menoscabo de los derechos personales que promueve la Constitución
Española (derecho al honor, a la intimidad o a la propia imagen). Así, esto
contribuye a agravar la situación de estas personas, creando un escenari
idóneo para que se produzca una victimización terciaria.
• Y, por último, haciendo referencia a esta victimización terciaria mencionada que
se produce, se da una victimización referida a los hechos que el delito produce
en el propio autor del mismo o incluso en terceros allegados (familiares o
amigos). Y aquí entran en juego conceptos como el de la estigmatización, como
cuando el autor de un delito ha cumplido ya su condena y está reinsertado,
pero tanto él como su familia siguen soportando las consecuencias de ser
catalogado como “delincuente”. Lo que nos lleva al concepto de victimización
post-penitenciaria, siendo la que sufre la persona cuando sale en libertad, ya
sea en libertad definitiva, libertad condicional o en tercer grado. Por ejemplo,
siendo víctima, esta vez, de la sociedad por su condición de persona reclusa o
ex reclusa, entre otros, etiquetándole, negándole un puesto de trabajo o la
imposición de condiciones laborales muy decadentes.
• En definitiva, aunque el interno ingresa en prisión como victimario,
como podemos ver, es probable que acabe convirtiéndose en víctim
también, pudiendo sufrir todas y cada una de las diversas formas de
victimización existentes (victimización primaria, secundaria y
terciaria), y padeciendo las consecuencias de la misma.
• Clemmer, P. (1940). The prison community. Boston: Cristopher
Publishing Co.
• Morillas Fernández, D. L. (2016). Victimización Penitenciaria. Murcia:
Universidad de Murcia.
• Pereda Beltrán, N. Fundamentos conceptuales de la Victimología.
Barcelona: Universitat Oberta de Catalunya.

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