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El bambú japonés tarda 7 años en desarrollar un complejo sistema de raíces antes de crecer más de 30 metros en solo 6 semanas, aunque para un cultivador inexperto parezca que no está creciendo. Este proceso demuestra que a veces se requiere de paciencia para que los frutos aparezcan, al igual que el reino de Dios crece en silencio.
El bambú japonés tarda 7 años en desarrollar un complejo sistema de raíces antes de crecer más de 30 metros en solo 6 semanas, aunque para un cultivador inexperto parezca que no está creciendo. Este proceso demuestra que a veces se requiere de paciencia para que los frutos aparezcan, al igual que el reino de Dios crece en silencio.
El bambú japonés tarda 7 años en desarrollar un complejo sistema de raíces antes de crecer más de 30 metros en solo 6 semanas, aunque para un cultivador inexperto parezca que no está creciendo. Este proceso demuestra que a veces se requiere de paciencia para que los frutos aparezcan, al igual que el reino de Dios crece en silencio.
requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. Hay algo muy curioso que sucede con el Bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: siembra la semilla, la abonas y te ocupas de regala constantemente. Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad no pasa nada con la semilla durante los primeros 7 años, a tal punto, que un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles. Sin embargo, durante el séptimo año, en un periodo de solo seis semanas la planta de bambú crece !más de 30 mts! ¿Tardó solo seis semanas en crecer? No. La verdad es que tomo 7 años y seis semanas en desarrollarse Durante los primeros 7 años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de 7 años. 26 Jesús continuó: «El reino de Dios se parece a quien esparce semilla en la tierra. 27 Sin que este sepa cómo, y ya sea que duerma o esté despierto, día y noche brota y crece la semilla. 28 La tierra da fruto por sí sola; primero el tallo, luego la espiga, y después el grano lleno en la espiga. 29 Tan pronto como el grano está maduro, se le mete la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha».