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Fieles Administradores de un Gran

Tesoro

El Reino de Dios
1 Corintios 4
1 Así, pues, téngannos los hombres por servidores de
Cristo, y administradores de los misterios de Dios.
2 Ahora bien, se requiere de los administradores, que
cada uno sea hallado fiel.
3 Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por
tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo.
4 Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por
eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.
5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo, hasta que
venga el Señor, el cual aclarará también lo oculto de las
tinieblas, y manifestará las intenciones de los corazones;
y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.
1 Pedro 4
10 Cada uno según el don que ha
recibido, minístrelo a los otros, como
buenos administradores de la multiforme
gracia de Dios.
11 Si alguno habla, hable conforme a las
palabras de Dios; si alguno ministra,
ministre conforme al poder que Dios da,
para que en todo sea Dios glorificado por
Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y
el imperio por los siglos de los siglos.
Amén.
Dos tipos de Dones
1)Dones de palabra:

2)Dones de acción:
Tres poblaciones
1) Los creyentes en Cristo necesitados de
crecimiento y santificación.

2) Los aun no convertidos a Cristo necesitados de


conocer el Evangelio de Jesucristo y del Reino
de Dios.

3) Los que sufren y están necesitados de dentro de


la iglesia y de afuera de la Iglesia.
Cinco Mayores Tareas
1) La Adoración:

2) La Formación:

3) La Comunión:

4) La Evangelización:

5) La Ayuda Social:
Hebreos 13
20 Y el Dios de paz que resucitó de los
muertos a nuestro Señor Jesucristo, el
gran pastor de las ovejas, por la sangre del
pacto eterno,
21 os haga aptos en toda obra buena para
que hagáis su voluntad, haciendo él en
vosotros lo que es agradable delante de él
por Jesucristo; al cual sea la gloria por los
siglos de los siglos. Amén
Gálatas 2
20 Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas
vive Cristo en mí; y lo que ahora
vivo en la carne, lo vivo en la fe
del Hijo de Dios, el cual me amó
y se entregó a sí mismo por mí.

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