Hacia mediados y finales del siglo XVI, las monarquías europeas tuvieron que transformarse; al convertirse en imperios poderosos, los reyes tenían más vasallos qué gobernar y más recursos qué cuidar.
Las monarquías se fueron transformando en
absolutas; el poder se concentró en la figura del rey, único autorizado para impartir justicia y administrar la riqueza.
El rey tenía una alianza con la Iglesia, que le
otorgaba el “derecho divino” para gobernar, justificando así que su poder provenía directamente de Dios. Video: ¿Qué es el absolutismo? ¿Qué puso en crisis a las monarquías absolutistas? Tarea: Actividades de la página 55 del libro