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etiología bacteriana
DRA. LIZAY IP:
LUIS APARICIO
GONZALEZ FRANYELIS GUZMAN
BETANIA HERNANDEZ
Fiebre entérica (tifoidea y
paratifoidea).
Fiebre tifoidea. Es causada por Salmonella typhi. Sus manifestaciones clínicas dependen de la edad, así se
describen del modo siguiente:
Escolar y adolescente: el inicio de la enfermedad tifoidea por lo general es gradual, con fiebre, cefalea, malestar general y
pérdida de apetito. La fiebre asciende de manera escalonada entre 2 y 7 días, y llega como promedio a 40*C, temperatura
que permanece por 3 o 4 semanas cuando no se instaura una terapéutica antimicrobiana específica. Existe disociación
pulso-temperatura. Aunque puede haber diarrea en algunos pacientes, en general se presenta constipación.
Aparecen manifestaciones abdominales de distensión, dolor y defensa. Al inicio de la enfermedad pueden apreciarse
sobre el tronco y abdomen manchas rosadas diseminadas (roséola tífica) debidas a émbolos bacterianos en los capilares
cutáneos. Es común la esplenomegalia. Los pacientes graves pueden tener manifestaciones de estupor o delirio. Alrededor
de la tercera semana la temperatura comienza a descender por lisis. Algunos enfermos continúan por largo tiempo, incluso
años, excretando las salmonellas en las heces y se convierten en portadores crónicos.
Lactantes y menores de 5 años: la fiebre tifoidea es rara en este grupo de edades. En los lactantes
aparece fiebre ligera y malestar parecidos a los de una virosis.
Recién nacidos. La fiebre tifoidea comienza a los 3 y 4 días de edad. Es común un inicio
brusco, con fiebre alta, vómitos, convulsiones y diarreas.
Fiebre paratifoidea.
Otras salmonellas distintas a la S. typhi pueden dar lugar a una enfermedad con manifestaciones de fiebre tifoidea,
pero menos intensa y grave. Se reconocen 3 serotipos: S. paratyphi A;
S. paratyphi B y S. paratyphi C.
Diagnóstico.
En los pacientes con fiebre tifoidea y paratifoidea el microorganismo causal puede aislarse de la
sangre al comienzo de la enfermedad (primera semana) y después, de la orina (segunda semana) y
de las heces (a partir de la tercera semana). Por lo general se presenta leucopenia.
Diagnóstico diferencial. Se establece con otras infecciones y enfermedades asociadas con fiebre
persistente.
Complicaciones.
Las más temibles, que son las hemorragias y perforaciones intestinales, ocurren rara
vez en los niños con fiebre tifoidea.
Tratamiento. En la fiebre tifoidea y paratifoidea y en las septicemias con infección localizada o no, el
cloramfenicol es el agente antimicrobiano de elección. La dosis es 100 mg/kg/día, sin pasar de 2 g diarios,
divididos en 4 dosis. Después que la temperatura se ha normalizado la dosis puede reducirse a la mitad. En
los pacientes con fiebre tifoidea la respuesta es notable y ocurre, casi siempre, al tercer día con disminución
de la temperatura, remisión de los síntomas y mejoría general del enfermo.
En caso de resistencia del germen al cloramfenicol, debe administrarse amoxicilina o cotrimoxazol. La
duración del tratamiento con cualquiera de estos antimicrobianos es de 2 a 3 semanas. El empleo de los
esteroides debe reservarse para los pacientes con mayor gravedad, afectados por fiebre tifoidea.
Periodo de incubación:
Tratamiento.