Está en la página 1de 23

CAPÍTULO 24

SITUACION ACTUAL DE LA FAMILIA EN EL


SALVADOR Y CENTROAMERICA
En Centroamérica, uno de los problemas principales que
ha enfrentado la familia en las últimas décadas, es la
migración, que ha obligado a las familias a separarse por
razones económicas o de seguridad.
Los países centroamericanos donde la migración ha
afectado más a la familia, son Guatemala, El Salvador,
Honduras y Nicaragua; Costa Rica y Panamá, por la
estabilidad económica de sus países, no tienen tanta
migración.
La falta de oportunidades reales para conformar o mantener una
familia en las parejas jóvenes, los obliga a migrar. Muchas familias
son separadas ante el embate de la pobreza y la desigualdad, otras
se desintegran, y otras no llegan siquiera a ser constituidas. La falta
de políticas públicas activas en favor de la familia y enfatizadas en
la protección de la unidad familiar, es otro problema que afecta a
las familias centroamericanas.
Problemas como la pobreza y la violencia afectan la visión de una
sociedad pluralista, y diversa. El derecho elemental a la
conformación y desarrollo de una familia debería ser uno de los
pilares de todas las sociedades centroamericanas y una prioridad
para los gobiernos, independientemente la posición ideológica de
estos.
IMPORTANCIA DE LA FAMILIA
En la segunda y tercera década del siglo XXI , existe
una creciente revalorización del rol de la familia en la
sociedad. Desde la perspectiva religiosa, La familia
apareció siempre como la unidad básica del género
humano. Las grandes cosmovisiones religiosas
destacaron que su peso en lo moral y afectivo era
decisivo para la vida de los individuos. En los últimos
años han agregado a esa perspectiva fundamental,
conclusiones de investigación de las ciencias sociales
que indican que la unidad familiar realiza, además,
aportaciones de gran valor en campos muy concretos
de la vida social.
Las características de la familia tienen influencia sobre
otro tipo de educación, la emocional. Hay un significativo
interés actualmente en el tema de la denominada
“inteligencia emocional”. El buen desempeño y el éxito de
las personas, en su vida productiva, no se halla ligado sólo
a su cociente intelectual, tiene estrecha relación con sus
calidades emocionales. Entre los componente de este
orden particular de inteligencia, se hallan el autodominio,
la persistencia, la capacidad de automotivación, la
facilidad para establecer relaciones interpersonales sanas
y para interactuar en grupos, y otras semejantes.
Otro aspecto en que la familia con su dinámica va
moldeando perfiles de comportamiento en los
niños, es el que se produce en el campo de “las
formas de pensar”. Los estudios especializados
señalan que el niño se vincula con sus padres y
hermanos a través de tres modalidades básicas: de
aceptación pasiva, de imposición autoritaria, y de
diálogo democrático. En los hogares tiende a
predominar alguno de estos modelos de interacción.
Si el predominante es el de aceptación pasiva, se
genera una forma de pensar “sometida” que acepta
argumentos y posiciones, sin inquirir mayormente
sobre sus fundamentos.
Si la interacción usual es la autoritaria, se
desarrolla una forma de pensar orientada a
imponer el propio pensamiento al otro, y sólo
centrada en las coerciones necesarias para lograr
ese objetivo. Si en cambio el modelo de
interacción es “diagonal democrático”, la forma
de pensar que se desenvuelve es crítica, se sabe
escuchar al otro, se trata de entenderlo, y de
explicarse.
CONTEXTO SOCIOECONÓMICO DE
CENTROAMÉRICA Y SU IMPACTO EN LA
SITUACIÓN DE LA FAMILIA.
Frente a esta revalorización internacional del rol de la
familia, y la verificación de sus enormes potencialidades
de aporte a la sociedad, ¿qué sucede en los hechos en
América Latina y Centroamérica? ¿Cuál es el contexto
socioeconómico actual y cómo afecta a las familias
concretas de la región?
Los estimados nacionales indican que la pobreza
tiene una fuerte presencia en toda la región con
muy pocas excepciones. En Centroamérica son
pobres el 75% de los guatemaltecos, el 73% de los
hondureños, el 68% de los nicaragüenses y el 58%
de los salvadoreños.
La región presenta elevados niveles de
desocupación e informalidad que son una causa
central de la evolución de la pobreza. La tasa de
desempleo promedio subió en los últimos años.
A estas altas tasas se suma el ascenso del
porcentaje de la mano de obra activa que trabaja
en la economía informal, constituidas en tramos
importantes por ocupación inestables, sin base
económica sólida, de reducida productividad, bajos
ingresos, y por la ausencia de toda protección
social.
Uno de los puntos de preocupación central, con
múltiples consecuencias, es que las serias
dificultades ocupacionales son aún de mayor
envergadura en los grupos jóvenes.
Junto a la pobreza, la situación social de
América Latina se singulariza por
acentuadas inequidades. La región se ha
convertido, según indican las cifras del
de los organismos internacionales, en el
continente de mayor polarización social
del mundo. Y Centroamérica como parte
de América Latina, no es excepción de
este fenómeno.
EL IMPACTO DE LA SITUACIÓN SOCIOECONÓMICA
EN LAS FAMILIAS CENTROAMERICANAS.
El deterioro de la situación socioeconómica básica
de la vida cotidiana de amplios sectores de la
población de la región, está incidiendo
significativamente en un proceso de
reestructuración de numerosas familias. Este
contexto desfavorable impacta en las familias
centroamericanas -en unos países más que en
otros-, afectándola en su labor de socialización
primaria.
A continuación, se exponen algunos casos que
revelan la situación actual de las familias
centroamericanas.
MUJERES SOLAS JEFAS DE HOGAR.
El machismo heredado desde la época de la
Colonia, y la irresponsabilidad de muchos hombres,
han generado un número creciente de unidades
familiares donde sólo uno de los progenitores está
al frente, en la inmensa mayoría de los casos, la
madre. Su relación con la falta de oportunidades es
muy estrecha. Un gran porcentaje de las mujeres
jefas de hogar pertenecen a estratos humildes de
la población. Sin embargo, cabe resaltar su
tenacidad en el trabajo y la entrega para llevar el
sustento a sus familias.
Las consecuencias de pertenecer a una familia en
donde el progenitor masculino se halla ausente,
son muy negativas. Además de lo que significa
afectivamente, los padres aportan a los hijos
activos fundamentales para la vida.
La ausencia del padre va a significar la inexistencia de
estos activos. Las consecuencias pueden ser muy
concretas. En Centroamérica, este rol es sustituido por
el abuelo o la abuela; sin embargo, en muchos jóvenes
la ausencia de un padre pude afectar el rendimiento
educacional y contribuir al empobrecimiento del clima
socioafectivo del hogar.
Es admirable observar cómo las mujeres jefas de hogar
forman a sus hijos aún a costa de su propia salud, por
el esfuerzo y el exceso de trabajo. En Centroamérica,
se necesitan más programas de apoyo a mujeres solas,
especialmente en el área de la salud y la educación.
En El Salvador, gran parte de la fuerza laboral, es
aportado por mujeres. Si bien es importante una
familia bien constituida, una madre con el apoyo de
asociaciones o iglesias, puede criar a sus hijos en un
ambiente que les permita un desarrollo muy parecido
a todos aquellos jóvenes que se desarrollan en
familias con la presencia de madre y padre.
La falta de un progenitor no tiene que ser una
limitante para poder lograr mejores condiciones de
educación y vida, pero, sin embargo, necesitará un
mayor esfuerzo y sacrificio, tanto de la madre como de
los hijos.
LA RENUNCIA A FORMAR Y MANTENER
FAMILIAS
El materialismo consumista, y el deseo desmedido
de tener todos los bienes para constituir un hogar,
como son casa, muebles, carro, etc., han generado
una proporción creciente de hombres jóvenes que
se resisten a construir hogares estables. Ello va
aumentar las tasas de familias irregulares e
inestables (concubinatos). Esta tendencia parece
fuertemente influida por el crecimiento de la
pobreza, la desocupación y el trabajo informal en la
región.
En muchos de estos casos, el joven no ve la posibilidad de
encontrar un empleo estable que le permita cumplir el rol
de proveedor principal de los ingresos del hogar, que se
espera de él. Por otra parte, un porcentaje significativo de
la población con ocupación, gana salarios mínimos que se
hallan por debajo de los ingresos que se necesitarían para
solventar la canasta básica de una familia.
La situación general, como lo indican las encuestas,
muestra además un gran temor por la inestabilidad que
caracteriza al mercado de trabajo. A todo ello se suman
dificultades objetivas como las severas restricciones para
acceder a una vivienda. En estas condiciones, el joven no
se ve a sí mismo en rol de esposo y padre de una familia
estable. Percibe que le será casi imposible afrontar las
Un conflicto similar es uno de los precipitantes del
abandono del hogar de jóvenes de las zonas pobres
urbanas. La aparente “irresponsabilidad” con que actúan,
estaría influida por la sensación de que están perdiendo
legitimidad en su rol de esposos y padres, al no poder
cumplir con la obligación de aportar buena parte de los
ingresos del hogar. Sienten dañada su autoestima en el
ámbito externo, por la dificultad de encontrar inserción
laboral estable, y en el familiar, porque no están
actuando según lo que se espera de su rol.
A ello se suma un creciente nivel de
expectativas de consumo en los hijos de
hogares humildes, incidido por el
mensaje de los medios masivos de
comunicación. El joven cónyuge se siente
así muy exigido, impotente para poder
enfrentar las demandas.
MADRES PRECOCES
En las últimas estadísticas se refleja un
incremento en la maternidad de la
adolescencia, jóvenes que, finalmente,
no forman familias integradas,
quedándose, en la mayoría de casos,
como madres solteras.
Este hecho se halla estrechamente asociado
a la falta de educación sexual y reproductiva.
La fuerte correlación entre falta de educación
y maternidad adolescente permite deducir
que aumentos en la marginación social,
como los que se están produciendo en la
región, actúan de estímulos en el incremento
de este tipo de maternidad y, por tanto, en la
generación de familias muy débiles o
desintegradas.
A su vez, la maternidad en la adolescencia va a
conducir a que estas jóvenes dejen sus estudios.
Los datos revelan que las madres adolescentes en
situación de pobreza, tienen un 25 a un 30 por
ciento menos de capital educativo que las madres
pobres, que no han tenido embarazo en su
adolescencia. Al tener menor nivel educativo, e
hijos, las madres adolescentes verán reducidas sus
posibilidades de obtener trabajos e ingresos,
consolidándose la situación de pobreza.

También podría gustarte