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“Hoy es el mejor día para vivir

muriendo”.. A través de sus escritos,


Pablo nos exhorta, nos enseña, nos guía al
descubrimiento que él mismo hiciera en
“Ya no vivo
ese camino a Damasco:
yo, más vive Cristo en mi”.
El problema está en que la vieja YO
debe estar absolutamente crucificada
y muerta con Cristo.

Porque, o estamos muertas o estamos vivas.


Nadie puede morir parcialmente. Es lo que
Pablo está explicando. Mientras la vieja YO
no se vaya completamente, la nueva YO
tampoco va a venir completamente.
Aun estando nosotros muertos en
pecados, nos dio vida juntamente
con Cristo (por gracia sois salvos)
EFESIOS 2:5
Cuando Cristo llegó a nuestra vida, nos hizo
estar vivas como nunca lo hemos estado antes.
Porque ahora no es nuestra vida, sino la vida
de nuestro bendito redentor que permea
(ingresar dentro de alguien) cada esencia de
nuestro ser.
¿estamos muertas o estamos vivas?
A.W. Tozer lo explica en su libro “La Vida
Crucificada”: “En el gran divino intercambio,
Dios ofrece cambiar nuestro viejo ser que nos
ha traído tantos problemas, por el nuevo ser,
que es Cristo.
El Apóstol Pablo dice: ‘Y la vida que ahora vivo en
la carne la vivo por la fe en el Hijo de Dios, quien
me amó y se dio a sí mismo por mi’.

través de la crucifixión del yo, la vida de Cristo


puede volverse práctica, trabajable y
disfrutable en este mundo, en la vida de los
cristianos”.
El Señor está hablando ahí de negarnos a nosotras mismas.
Es muy común que digamos frases como: “mi vida”, “mi
cuerpo”, “mi tiempo”, mi, mi, mi.

Jesús nos propone algo mejor, nos dice clava tus “mi” en la
cruz conmigo, hazlas morir y YO (Jesús) te doy “mi vida”,
“mis bendiciones”, “mis tiempos”. ¡Cualquiera diría es
ganancia total! ¿Te imaginas? ¡Vivir la vida de Jesús!
Si alguno quiere venir en pos
de mí, niéguese a sí mismo, y
tome su cruz, y sígame.
Mateo 16:24
MINISTERIO MUJER DE INPACTO

BLOQUE I: UNA NUEVA VIDA


TEMA IV:
HOY ES EL MEJOR DÍA
PARA VIVIR MURIENDO
Efesios 2:1-10; Gálatas 2:20
Debo morir
Para quien debo morir

¿Por Què?

Pero a la hora de la verdad,


no resulta tan fácil en la
práctica.
Saulo de Tarso, tuvo que considerar todas estas cosas
como “basura” a fin de ganar a Cristo (Filipenses 3:8).
Y murió a cada una de ellas siendo Pablo, (Filipenses
3:15; Gálatas 1:14; Filipenses 3:6).

En definitiva las cosas a las que debemos morir tienen que ver
con el orgullo y la falta de sometimiento de nuestro ser, que la
palabra condena como rebeldía. Razón por la cual le costó al
Ángel de Luz el ser separado de la gloriosa presencia de Dios.
La clave está en que cada día debemos morir a
nuestros deseos y pasiones, y someternos a la
autoridad de Dios. Jesús nació, vivió, murió y
resucitó bajo la autoridad de Dios.

Cada día Jesús se sometía a la voluntad y


autoridad del Padre. Todo lo que hacía, aún el
vencer en Getsemaní e ir a la cruz, fue poner
su vida bajo Su autoridad.
Vivir una vida bajo la autoridad de Dios
nos garantiza que los mismos milagros,
las mismas señales y el mismo poder que
lo resucitó de los muertos operan en
nuestras vidas.

Es más, la palabra dice que en esa cruz


Jesús despojó a todo demonio y
principado (Colosenses 2:15) y los
sometió bajo sus pies (Efesios 1:22).
y despojando a los principados y a las
potestades, los exhibió públicamente,
triunfando sobre ellos en la cruz.
Colosenses 2:15

y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio


por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia

Efesios 1:22
Lo que significa que las potestades demoníacas no
pueden tener victoria en nuestras vidas porque Cristo
los derrotó y si se meten con nosotras se encuentran
con Él.

La vida que Jesús nos ofrece es una vida gloriosa,


cubierta por su autoridad, resguardada por su Palabra
llena de promesas para cada uno de nuestros días y
situaciones.
La seguridad de que el enemigo no nos toca, y
como si todo esto fuera poco, una vida plena en
libertad y seguridad de pasar el resto de la
eternidad compartiendo Su gloria.

Porque Él nos asegura, que si


compartimos Su muerte compartimos Su
gloria.

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