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PRIMER CASO: SI EL PRIMER ELEMENTO DE LA PALABRA LLEVA TILDE, AL FORMAR EL COMPUESTO

LO PIERDE.

El primer caso es el de los compuestos que se fusionan en una sola palabra en la escritura, por ejemplo:
Esto sí tiene consecuencias en cuanto a las reglas de acentuación, que solo se aplican al elemento final. Si el elemento inicial tuviera tilde
como palabra independiente, la pierde al integrarse en un compuesto. Es como si dejara de existir a efectos de acentuación. Encontramos un
ejemplo en decimoprimero. El ordinal décimo lleva tilde cuando se escribe aislado, pero la pierde al convertirse en primer elemento
de decimoprimero, decimosegundo, decimotercero, etc. Esto, por otra parte, es lógico, pues de lo contrario nos podríamos topar con palabras
compuestas que acumularan dos tildes, lo cual rompe uno de los principios básicos de nuestro sistema de acentuación ortográfica, a saber:
una palabra puede llevar como máximo una tilde.
El elemento final, por su parte, mantiene la tilde que pudiera tener como palabra independiente, como vemos
en pasapurés, abrefácil y espantapájaros; pero también puede añadir una de la que carecía, ya que cambian sus circunstancias ortográficas.
Por ejemplo, uvas se escribe sin acento, pero al entrar a formar parte del compuesto pinchaúvas, su vocal inicial entra en contacto con la
final de pincha, y ya tiene que seguir las reglas de acentuación de los hiatos. Pie se escribe sin acento por ser un monosílabo,
pero puntapié es una palabra aguda trisílaba terminada en vocal, que no se puede quedar sin su correspondiente acento gráfico.
(2) Decimoprimero
(3) Pasapurés, abrefácil, espantapájaros
(4) Pinchaúvas, puntapié

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