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PARTE III LA HISTORIA Y EL DESAFÍO DEL POSMODERNISMO

Es importante tener en cuenta que el movimiento estudiantil de fines de la década de 1960 en Berkeley , Paris , Berlín y Praga ataco simultáneamente al capitalismo en Occidente y al
marxismo soviético . Esto es importante para el desarrollo de la historiografía cuando se buscar entender por qué ni el modelo científico - social ni el materialismo histórico tenían ya poder
alguno de persuasión. Ambos parten de conceptos macro históricos y macrosociales para los que el Estado el mercado, o en el raso del marxismo la clase, son conceptos centrales. En ambos,
la firme creencia en la posibilidad y conveniencia de un desarrollo dirigido científicamente se encuentra más allá de todo cuestionamiento. El enfoque en las estructuras y en los procesos
sociales, compartidos por la ciencia social y el marxismo ortodoxo, dejaban poco lugar para aquellos segmentos de la población que habían sido previamente olvidados y que ahora exigían
una identidad y una historia propias.
Además, tanto la ciencia social como la historiografía marxista mostraban poco interés en los aspectos existenciales de la vida cotidiana -su dimensión material, pero también emocional, con
sus esperanzas y temores.
DESDE LA MACRO A LA MICROHISTORIA:
LA HISTORIA DE LA VIDA COTIDIANA
 Cada vez más, en las décadas de 1970 y 1980, los historiadores tanto de Occidente como
en algunos casos también de los países de la Europa del del Este, cuestionaron los
supuestos de la historia científico-social.
 Además, se había instalado, por así decir, a espaldas de la gente, sobre todo de la "gente
pequeña", quienes habían sido olvidados por la historia científico-social y por la historia
política convencional, que se enfocaba en los poderosos y bien situados. La historia debía
enfocarse en las condiciones de la vida cotidiana tal como la experimentaba la gente
común. Sin embargo, para ellos el modelo de historia de la vida cotidiana que Braudel
había ofrecido en la década de 1960 y 1970 en el primer tomo de su Civilización material,
economía y capitalismo, erraba al preocuparse de las condiciones materiales sin examinar
cómo los seres humanos concretos experimentaban tales condiciones.
 No era coincidencia que en Italia varios historiadores, como sus colegas británicos, comenzaran como marxistas profesos y luego
.
emigraran a posturas que cuestionaban los conceptos macro históricos centrales del marxismo. La temática de los estudios históricos se
trasladó, para los historiadores de la vida cotidiana, desde lo que denominaban el "centro" del poder a los "márgenes", es decir, hacia las
mayorías, y para ellos las mayorías eran principalmente los destituidos y los explotados.
 La mayoría, empero, era entendida por estos historiadores no como parte de una masa sino como individuos que no debían perderse de
vista, ya sea dentro de procesos históricos mundiales o de masas anónimas. Edward Thompson ya había aclarado la motivación de su
historia cuando proclamó que d objetivo de su La formación de la clase obrera era "rescatar al pobre tejedor de medias [...] al operador
'obsoleto' de telares manuales [...] de la enorme condescendencia de la posteridad'. Pero para rescatar a los desconocidos de tal olvido
resultaba necesario desarrollar un nuevo enfoque conceptual y metodológico respecto de la historia, que ya no la concibiera como un
proceso unificado o una gran narrativa en la que los individuos quedaban sumergidos, sino como un curso multifacético con muchos
centros individuales. Lo que importaba ahora no era la historia, sino las historias, o más bien, los relatos. Y si la preocupación era sobre
la vida individual de las mayorías, se hacía necesaria una epistemología adecuada a las experiencias de estas mayorías que permitiera un
conocimiento concreto y no abstracto.
 Le Goff y Duby también habían tenido éxito al redactar una historia social y cultural en la que la narrativa y los individuos ocupaban
una posición central, como en la obra de Duby sobre la Batalla de Bouvines el domingo 27 de julio de 1214, evento histórico que se
transformó en un mito nacional (1973)18 y más recientemente en la biografía de San Luis de Le Goff en 1996.
.

 No hay razón para que una historia que se ocupe de las mandes transformaciones sociales no pueda
coexistir o complementarse con una que se centre en las existencias individuales. _a tarea del
historiador debería ser precisamente la de explorar las conexiones entre ambos niveles de la
experiencia histórica. Sin embargo, un fuerte debate tuvo lugar en Alemania en la década de 1980
entre los defensores de una historia científico-social, quienes exigían lineamientos conceptuales y
analíticos estrictos, y los partidarios de la historia de lo cotidiano, para ; nenes tales lineamientos
significaban el principio del fin de la experiencia vivida y para los cuales esta experiencia debía ser el
verdadero tema de la historia.
EL “GIRO LINGÜÍSTICO”: ¿EL LIN DE LA
HISTORIA COMO DISCIPLINA ACADÉMICA?
 En el siglo XIX, cuando la historia se transformaba en una disciplina profesional y exigía
ser vista como una ciencia rigurosa, los historiadores frecuentemente buscaron liberar la
escritura histórica de sus elementos retóricos.
 Hunt no niega el papel que jugaron las estructuras y procesos sociales en precipitar la
Revolución Francesa, pero en su opinión estas no son suficientes para explicar el
fenómeno. La política de la Revolución no era un mero reflejo de intereses económicos y
sociales subyacentes. Más bien, a través de su lenguaje, su imaginario y sus actividades
políticas cotidianas, los revolucionarios participaron en la transformación de la sociedad.
De este modo aportaron a la creación de nuevas condiciones sociales y políticas. El factor
decisivo en la formación de la cultura política de la Revolución Francesa era para Hunt la
combinación de gestos simbólicos, imágenes y retórica de los revolucionarios.
.
 Thomas Childers no niega la importancia de estos factores sociales y económicospero piensa que deben ser
vistos en el contexto del lenguaje político empleado. Este lenguaje refleja distinciones sociales reales, pero
también moldea la conciencia social y política de las clases que lo hablan y escuchan. Childers, por lo tanto,
examina el vocabulario utilizado por los partidos políticos, los grupos de interés, las autoridades
gubernamentales y los individuos para delinear la conciencia política de las fuerzas en pugna. Para esto
analiza el lenguaje utilizado en "los escritos y actividades partidistas cotidianas -anuncios, panfletos, afiches,
discursos y reuniones- durante cada campaña a nivel nacional, y algunas a nivel local, desde 1919 hasta el
ascenso al poder de Adolf Hitler en enero de 1933.
 El "giro lingüístico" en los estudios históricos de décadas recientes ha sido parte de un esfuerzo por romper
el determinismo inherente en los anteriores enfoques socioeconómicos y enfatizar el papel de los factores
culturales, entre los cuales el lenguaje ocupa un lugar clave. Pero, como indica Stedman Jones, no basta con
reemplazar una interpretación social con una lingüística, sino que importa examinar cómo ambas se
relacionan.
 La mayoría de los historiadores estarían de acuerdo con Carroll Smith-Rosenberg de que "si bien las
diferencias lingüísticas estructuran a la sociedad, las diferencias sociales estructuran al lenguaje”.
DESDE LA PERSPECTIVA DE LA DÉCADA DE
1990
 En el umbral de las décadas de 1980 y 1990 tuvieron lugar los revolucionarios cambios en la Unión Soviética y
Europa del Este. Es posible encontrar explicaciones mediante una lectura retrospectiva, pero en su momento estos
cambios eran impredecibles. En varios sentidos minaron la autoconfianza de las ciencias sociales, que creían en la
posibilidad de una explicación social coherente, y también de la historia cultural, que no daba importancia al contexto
político de la cultura cotidiana. El colapso del comunismo parecía confirmar las predicciones de los defensores
occidentales del capitalismo, quienes, como Francis Fukuyama, estaban convencidos de que las presiones de la
modernización económica conducirían a la economía de mercado y a la democracia representativa. Estados Unidos
sería, de acuerdo a esto, un modelo para el mundo, pero los eventos posteriores a 1989 terminaron refutando tales
profecías. A pesar de las predicciones, pocos analistas anticipaban el colapso del sistema soviético. Si bien se
esperaba que se introdujeran reformas en la Unión Soviética y en los Estados satélites de Europa del Este a raíz de la
Perestroika de Gorbachov, se pensaba en general que estas ocurrirían en el contexto del sistema socialista y que
dejarían intacto el orden internacional dominado por las dos superpotencias. Tampoco se esperaba que ocurriera la
unificación de Alemania, o la disolución de la Unión Soviética.

 Una mirada a las discusiones y publicaciones de la década de 1990 demuestra la existencia de continuidades y
rupturas. Los temas que dominaban en la década de 1980 continuaron recibiendo atención.

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