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EL FANTASMA DEL
FINAL DEL CUENTO
… y 10 conjuros
didácticos para
expulsarlo
El conjuro del
pensamiento
lateral
Primer conjuro
“Cualquier modo de valorar una situación es solo uno
de los muchos modos posibles de valorarla”
Edward de Bono,
“El pensamiento
lateral: Manual de
creatividad”
Pensamiento vertical
y pensamiento lateral
John Adair,
“El arte del
pensamiento
creativo”
Ejemplos
Un precursor: Gianni
Rodari,
“Cuentos para jugar”
A contracorriente del lugar
común
Inversiones irónicas
Cuentos de lógicas
hipertextuales
Finales naturales, abiertos,
ambiguos, contundentes,
sorpresivos, flotantes,
detonantes (Guillermo
Samperio)
La magia de
saberlo
decir
Segundo conjuro
El reino endemoniado
(Enrique Anderson Imbert)
“Tramontana”,
Gabriel García
Márquez
“Templanza
Lasprilla”,
Gustavo Álvarez
Gardeazábal
Templanza Lasprilla
(Gustavo Álvarez Gardeazábal)
(…)
Pero los flamencos no murieron. Corrieron a echarse al agua,
sintiendo un grandísimo dolor. Gritaban de dolor, y sus patas,
que eran blancas, estaban entonces coloradas por el veneno de
las víboras. Pasaron días y días, y siempre sentían terrible
ardor en las patas, y las tenían siempre de color de sangre,
porque estaban envenenadas.
Hace de esto muchísimo tiempo. Y ahora todavía están los
flamencos casi todo el día con sus patas coloradas metidas en
el agua, tratando de calmar el ardor que sienten en ellas. A
veces se apartan de la orilla, y dan unos pasos por tierra, para
ver cómo se hallan. Pero los dolores del veneno vuelven
enseguida, y corren a meterse en el agua. A veces el ardor que
sienten es tan grande, que encogen una pata y quedan así
horas enteras, porque no pueden estirarla.
Esta es la historia de los flamencos, que
antes tenían las patas blancas y ahora
las tienen coloradas. Todos los
pescados saben por qué es, y se burlan
de ellos. Pero los flamencos, mientras
se curan en el agua, no pierden ocasión
de vengarse, comiéndose a cuanto
pescadito se acerca demasiado a
burlarse de ellos.
- Los animales
domésticos y
electrodomésticos
- Las cosas de la
casa
Celso Román
La licuadora
(Celso Román)
(…)
“Y lo que es peor, a veces el
zumo de las frutas se mezcla
con el jugo de los cuerpos, son
iguales la sangre de las moras y
la sangre de las venas”.
- Cuento chino y
otros cuentos no
tan chinos
Ema Wolf
El rey que no quería bañarse
(Ema Wolf)
(…)
“La esponja me contó que después no había
forma de sacarlo del agua. Y también que
esa costumbre quedó para siempre. Es por
eso que todavía hoy, cuando los chicos se
van a bañar, llevan sus soldados, sus fuertes,
sus barcos, sus perros, sus osos, sus
tambores sus cascos, sus armas, sus
caballos, sus patos y sus patas de rana. Y si
no hacen eso, cuéntenme lo aburrido que es
bañarse”.
El toquecito
del alivio
Octavo conjuro
“Tolkien afirma que los
aspectos imprescindibles en un
cuento de hadas son fantasía,
superación, huida y alivio;
superación de un profundo
desespero, huida de un enorme
peligro y, sobre todo, alivio”
(Bettelheim, 1978: 204).
El embrujo
del humor
Noveno conjuro
El sortilegio
de explorar
las
vecindades
Décimo conjuro textuales
No necesariamente todo tiene que terminar en cuento:
Puede ser crónica, canción, poema, historieta, obra teatral…
El final en una canción:
El príncipe y la rana
Joan Manuel Serrat
Él era un auténtico príncipe azul
más estirado y puesto que un maniquí,
que habitaba un palacio como el de Sissí
y salía en las revistas del corazón,