En la Costa no se prende el bombillo, prendemos el foco, y mucho
menos abrimos la llave del agua, simplemente abrimos la pluma. Aquí en la Costa, nada lo acomodamos, en cambio todo lo embutimos, y si estamos acelerados, lo zampamos. Nosotros no nos cortamos el cabello, nos pegamos la motilada. Ahh... y no es cabello, es pelo. Para nosotros no hay protagonista de película, sino 'chacho'. Aquí no nos damos cuenta de las cosas, nos pillamos la jugada, y mucho menos lustramos los zapatos, los embetunamos. Nosotros los costeños no trabajamos, sino que camellamos. No comemos torta, comemos pudín, y el salpicón no es más que el tuti- fruti. No conocemos el maduro, conocemos el plátano amarillo. Aquí, no se forman problemas, se arma el bololó, y tampoco hay fiestas con desorden, sino despeluques. Aquí en la Costa, no hay señores, hay manes, no hay mujeres chuscas o lindas, hay bollitos, y mucho menos chinos o chicos, aquí hay pelaos. A una mujer no se le dice que está bonita, sino ta' buena. No nos dan cambio sino vuelto, y tampoco recibimos dinero suelto, sino menudo, y cuando no tenemos plata, es porque estamos mondaos. A los costeños no nos da hambre, nos da filo, y cuando tenemos calor, prendemos el abanico, no el ventilador. Nosotros pisamos sobre alfombras, no tapetes, y no orinamos en la taza, sino que meamos en el inodoro. Y nunca nos damos una caída, nos esmonderillamos.