Querer perdonar “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu Nombre; venga tu Reino; hágase tu Voluntad así en la tierra como en el cielo. Nuestro pan cotidiano dánosle hoy; y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores; y no nos dejes caer en tentación, mas líbranos del mal.
Porque si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas,
vuestro Padre celestial también os perdonará a vosotros; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas” (Mateo 6, 9-15). Querer perdonar • Si hemos reconocido ciertos rencores y resentimientos, ¿queremos resolverlos eficaz y definitivamente?
• ¿Quiero perdonar?, o, por lo menos, ¿estoy
dispuesto a dar los pasos que pueden llevarme al perdón de mis ofensores, o de quien considero que me ha herido? Querer perdonar • No hay peor ciego que quien no quiere ver, • ni hay peor sordo que el que no está dispuesto a oír; • tampoco hay peor esclavo que el que quiere vivir encadenado a su rabia, masticando su furor. Querer perdonar • ¿Puede cambiar una voluntad que ha vivido muchos años en el resentimiento? ¡Puede!
• ¿Se pueden perdonar heridas tan graves como
la muerte injusta de los seres amados? ¡Se puede!
• Es cierto que no se puede perdonar sin pagar el
precio del sufrimiento; pero se puede. Reflexiones personales • ¿Cuál es mi voluntad actual respecto de las ofensas recibidas y de las heridas del pasado?
• ¿Me considero capaz de perdonar? ¿Creo que es
posible? ¿Lo considero impracticable en mi caso? ¿Pienso que es posible pero muy difícil?
• Si veo en mi corazón demasiada dificultad para
perdonar, ¿al menos estoy dispuesto a hacer lo posible?
• ¿Estoy dispuesto a intentarlo?
Querer perdonar II. El perdón es una gracia: hay que pedirla El perdón es una gracia “Cúrame, Dios, y sea yo curado; sálvame, y sea yo salvo, pues mi honor eres tú. No me causes temor, ¡oh tú, que eres mi amparo en el día desgraciado! (Jeremías 17, 14-17). El perdón es una gracia • Jesucristo quiere curarnos de nuestras heridas. Para esto vino y esto es lo que ofreció en la Cruz.
• Pedir la gracia del perdón seriamente implica
estar dispuestos a pagar el precio que Dios exija.
• Entre otras cosas exige de nosotros, empezar a
practicar la misericordia y perdonar inmediatamente y de corazón las ofensas. Reflexiones personales • ¿Pido la gracia de curarme de mi rencor?