Biografía
• Comienza a ser un asiduo de la literatura desde temprana edad leyendo a Julio Verne y Daniel Defoe.
• Una vez terminado el colegio, decide estudiar medicina en Navarra en 1887 aunque, diez años después, decide dedicarse a la
literatura luego de su relación con el grupo de jóvenes escritores de la generación del 98. Escribe crítica teatral, ensayos y obras
menores para diferentes revistas y diarios de la época.
• En 1899 viaja por Europa en donde comienza la influencia del filósofo alemán Friedrich Nietzsche por medio de su traductor al
español, Paul Schmitz. También frecuenta a Azorín y Valle-Inclán.
• En 1900 publica su primera novela, La casa de Aizgorri, así como también una colección de cuentos, Vidas sombrías.
• Vive la Guerra Civil Española entre Francia y España, con una tendencia en donde se apoyaba en parte el régimen franquista. Vuelve
a Madrid meses después de iniciada la Segunda Guerra Mundial.
1. La tierra vasca: Comprende las novelas La casa de Aizgorri, El Mayorazgo de Labraz y Zalacaín el
aventurero tratan sobre un aventurero y hombre de acción durante la guerra carlista.
2. La vida fantástica: Reúne las obras Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox, Camino
de perfección y Paradox, rey.
3. La lucha por la vida: La busca, Mala Hierba y Aurora roja. En estas obras se adentra en los barrios
bajos de Madrid y el mundo de miseria.
a) El arte es inmensamente inferior a la vida, y por lo tanto, debe basarse en la observación de ésta
c) La novela es un género informe y sencillo que ha de juzgarse por su capacidad de entretener al lector.
• En la obra de Baroja se intenta llegar a un público amplio con un estilo escueto. Ahora bien, más allá
de su estilo, es su visión del mundo que traspasa a las novelas es lo que más se aprecia. Esta visión es
honesta, displicente y pesimista, con un profundo sentido de compasión y de ansias de justicia moral.
Esta ideología se hace fácil de aprehender gracias al hablar llano de Baroja. Aquí no hay un sentido
simbólico o una lectura profunda.
Realismo radical
• Se presenta una narrativa lineal y episódica. Existe un conflicto entre la ambición de dar una estructura
coherente a una novela o de presentar a sus personajes llenos de vida que, en palabras de Baroja, es la
división entre escribir un libro con un aire desordenado o describir personajes con un aire falso. Baroja se
decanta por la primera opción.
• En su novela, entonces, los episodios se van conectando por el simple hecho de la presencia del
protagonista, como sucede con el Quijote y la novela picaresca.
• El elemento al cual debe prestarse atención, entonces, no es tanto a lo que “hacen” los personajes sino a lo
que “dicen”.
• Lo que más destaca de su obra es su capacidad de describir, no por medio de metáforas, sino por el esmero y
la habilidad de elegir los términos para ilustrar el escenario de una manera estética que impresiona al lector.
El árbol de la ciencia
• Publicada en 1911, narra la historia de Andrés Hurtado, un estudiante de medicina, quien vive en Madrid a finales del siglo
XIX. Como practicante, decide trasladarse al sector de Alcolea para luego volver a Madrid en donde trabaja como médico de
higiene y en donde se casa con Lulú.
• El tema central de la novela está explicado en la mitad de ésta cuando Andrés de Hurtado conversa con su tío, el doctor Iturrioz.
En este diálogo, el segundo le explica al primero que en el Edén existieron dos árboles: el de la vida y el de la ciencia. El fruto
del primero haría que el hombre fuese un ser instintivo, cruel, hipócrita e inmoral. El segundo, por el contrario, haría que el
hombre intentase mejorar su existencia por medio de la ética y la moral a través del uso de la razón. Así, desarrollaría una
libertad, justicia y verdad casi perfecta. Sin embargo, debido a que el intelectualismo es estéril, los intelectuales se destruirían a
sí mismos.
• Andrés puede observar, en su vida como médico, que todos sus pacientes y el mundo que lo rodea han comido del “árbol de la
vida”. Sin embargo, él intenta evitar a esas personas mediante un enclaustramiento social, en una especie de “higiene social”
como si él hubiese comido del “árbol de la ciencia”. Pero cuando Lulú muere con su hijo aún en gestación, Andrés se suicida.
Como lo predice Iturrioz, el intelectualismo lleva a la autodestrucción
El árbol de la ciencia
• Así como comparte con la Generación del 98, existe un pesimismo continuo en la novela, una cierta futilidad de la vida.
• Siguiendo la idea de Schopenhauer, la experiencia, la voluntad de la vida es dolorosa en la medida que las expectativas de
coincidencia con la realidad se ven quebradas o anuladas. Ese dolor es, no obstante, mayor en tanto el conocimiento entiende su
carácter inevitable y confirma el bíblico "quien añade ciencia, añade dolor." La vida sólo podrá tolerarse entonces aquietando la
volición, entregándose a la abstención y la contemplación indiferente de todo lo que, sin embargo, puede provocar un estado de
aburrimiento, de abulia que obligue a entregarse a la voluntad de nuevo. El círculo se cierra: de la vida al conocimiento y de
éste a la vida, sin tregua.
• Lulú también participa, como Andrés, de la inspiración filosófica de la obra pero no por contraponerse a éste último en
condición de mera naturaleza sino porque Baroja le otorga capacidad de entendimiento. En consecuencia, como el personaje
masculino, participa en el conflicto entre el entendimiento y la vida aunque con la particularidad que le confiere su condición
de mujer. También Lulú es conciencia lúcida de una España decadente en la que los hombres y las mujeres viven todavía
inmersos en la corriente de un conservadurismo ignorante, injusto e inmoral que les arrastra sin que nadie le oponga resistencia.
También Lulú es, al tomar conciencia de esa España, una precursora.