Contribuir a la construcción de una sociedad sustantivamente
democrática en la que la capacidad y la posibilidad de intervenir y participar en la orientación de los cambios sociales y en la toma de decisiones no sea, como señala Paulo Freire, algo adjetivo, formal, sino un elemento sustantivo; en la que todos los hombres y mujeres, todos los pueblos, puedan alcanzar el máximo grado posible de desarrollo humano y puedan contribuir, en condiciones de igualdad, a la construcción de un mundo mejor, más solidario, más cooperativo, en una mejor y mayor armonía con la Naturaleza
(Fernando de la Riva) Este objetivo tiene tres etapas:
• Facilitar, en los grupos y colectivos sociales, el conocimiento o
reconocimiento de su realidad social y de sus formas de actuar y desenvolverse en ella.
• Favorecer el desarrollo, personal y colectivo, de la capacidad
de analizar, comprender y transformar esa realidad concreta.
• Impulsar la organización de grupos y colectivos, la
vertebración de un tejido social capaz de actuar con autonomía en la mejora de su realidad. La Educación Popular es la apuesta a la educación como una herramienta fundamental de la transformación cultural y social. la Educación Popular, tiene un contexto histórico y aportes de d diversas fuentes y también la reconstrucción y sistematización de los procesos vividos, con la gran diversidad de experiencias que constituyen los ladrillos con los cuales se ha venido construyendo el sistema metodológico de la Educación Popular. El origen está asociado al desarrollo de los movimientos obreros en el amplio y complejo proceso de organización del proletariado industrial en los países del Norte de Europa donde, con la Revolución Industrial a partir de los años 1780: Inglaterra primero, luego Bélgica y Alemania, entre otros. Desde la conformación de la Ia Internacional (Asociación Internacional de los Trabajadores) en Londres, en el año 1864, bajo la dirección de Karl Marx, el proceso de organización política del movimiento obrero se manifestó mediante diferentes iniciativas de formación de líderes obreros que darían lugar a los primeros sindicatos.
Ahí surgen las escuelas sindicales que apuntaban al desarrollo de
capacidades tales como la lecto-escritura o la oratoria, de habilidades prácticas como el manejo de imprentas y la elaboración de materiales de divulgación, así como de actitudes solidarias y reivindicativas. A finales del siglo XIX, ante el fortalecimiento del movimiento obrero dominado, a nivel ideológico, por la filosofía socialista y la influencia de la Internacional de los Trabajadores, dentro de la Iglesia Católica se empieza a manifestar preocupación por el peligro que se pierda a las clases populares. En respuesta a ello, sacerdotes católicos de los barrios obreros se apropian de la metodología educativa y organizativa del movimiento obrero, promoviendo organizaciones de masa como alternativas a las estructuras socialistas.
Es así como empiezan a estructurarse, particularmente en
Bélgica y en los Países Bajos, los llamados pilares: una serie de instituciones - socialistas por una parte, católicas por otra, y liberal en menor medida - que acompañan al ciudadano desde el nacimiento hasta la muerte: maternidades, clínicas, escuelas, organizaciones de jóvenes, sindicatos, asociaciones culturales, mutualidades, medios de comunicación, partidos políticos, etc. El trabajo con adolescentes y jóvenes obreros da lugar a la creación en 1925 de la Juventud Obrera Cristiana (JOC) que se desarrolló rápidamente en los suburbios obreros de las principales ciudades industriales de Bélgica y en París.
La JOC se conformó como federación internacional, adquiriendo
una fuerte presencia en algunos países latinoamericanos y jugó un rol muy importante para la formación de militantes y líderes de los sindicatos ligados a la Iglesia Católica. Los esfuerzos de la Iglesia Católica para recuperar su influencia entre las clases populares se fundamentaron en la formulación explícita de una estrategia de pastoral social que llegaría a constituir una verdadera metodología de evangelización y Educación Popular. En Latinoamérica, el pensamiento pedagógico de Augusto César Sandino que sustentaba todo el trabajo de educación política de las tropas del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional (EDSN), influyó en la Educación Popular en el continente. A partir de 1962, la Iglesia Católica inicia un profundo proceso de reformas en el contexto del Concilio Vaticano II, el cual concluye en 1965, fuertemente marcado por la personalidad del nuevo Papa Juan XXIII. Los documentos del Concilio ratifican la perspectiva de la nueva pastoral social, los cuales se manifiestan en cambios que permiten uja mayor inserción de los laicos y las comunidades de base- En América Latina, estas pautas fueron recibidas con muchas esperanzas y la II Conferencia Episcopal Latinoamericana, reunida en Medellín en 1968, se esforzó por llevar a la práctica las promesas de Vaticano II. Ante todo, la Iglesia latinoamericana afirma su “opción preferencial por los pobres” y, como estrategia evangelizadora, ante la insuficiencia del clero en la mayoría de los países, decide impulsar las Comunidades Eclesiales de Base (CEB’s). Esto significaba apoyar la formación de laicos como Delegados de la Palabra, brindándoles una herramienta metodológica innovadora estructurada en tres momentos: VER - JUZGAR - ACTUAR. Mientras la afirmación por los obispos latinoamericanos de la “opción preferencial por los pobres” enrumbaba los sectores más progresistas de la Iglesia Católica, el pedagogo brasileño Paulo Freire publicaba sucesivamente sus dos libros más famosos: La educación como práctica de la libertad y la Pedagogía del Oprimido. “Nadie lo sabe todo, nadie lo ignora todo, todos aprendemos juntos”.
“Nadie enseña a nadie, todos nos enseñamos juntos”.
Educador(a) y educando están involucrados en una relación
mutua de construcción colectiva de nuevos conocimientos, que no puede deslindarse de la construcción de un nuevo modelo de sociedad situado históricamente a partir del sujeto educativo. La Educación Popular es un proceso de aprendizaje durante el cual el pueblo o algún sector del mismo, construye su conciencia de una situación social de opresión y fortalece sus habilidades, particularmente a nivel organizativo, para superarla. Es una respuesta pedagógica a la explotación económica, la discriminación social, la dependencia cultural y la dominación política, identificando y analizando críticamente las causas y consecuencias estructurales e históricas de los fenómenos sociales a partir de sus manifestaciones concretas.
Mientras persistan desigualdades, la Educación Popular seguirá
siendo necesaria. La finalidad esencial de la Educación Popular es contribuir a la construcción de una sociedad nueva, más humana y justa.
Esto significa, como lo señalaba Paulo Freire, que el proceso de
Educación Popular no termina con la liberación de los sectores oprimidos sino que debe alcanzar también la liberación de los sectores opresores, apuntando más generalmente a la superación de toda estructura injusta de sumisión-dominación, en sus manifestaciones sociales, económicas, culturales y políticas. Otro principio fundamental es que la Educación Popular se basa en procesos participativos, promoviendo el desarrollo de sectores populares como sujetos sociales, es decir potenciando su protagonismo como actores de cambios sociales, identificando sus problemas más sentidos, investigando sus manifestaciones, analizando sus causas y consecuencias, formulando alternativas, organizándose para llevarlas a cabo, gestionando recursos, planificando acciones, evaluando su quehacer, etc... La participación que se promueve es libre, activa, eficaz, consciente, crítica. De acuerdo a los contenidos tratados, trabaje las siguientes preguntas:
¿ Conoce, ha leído o escuchado de alguna experiencia de
Educación Popular en la comuna o región donde vive?
¿En qué ámbitos se puede aplicar la Educación Popular en la