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El futuro de la 

Ciudad de México está en peligro. Problemas como la falta de agua, la contaminación y el


ordenamiento urbano forman parte de las amenazas para la capital del país. Aunque los riesgos son
evidentes, no existe una propuesta seria de los candidatos a las 16 jefaturas delegacionales para hacer
frente a las amenazas ambientales y sociales que ponen contra la pared al Distrito Federal (DF).
Hoy queda menos de 1% de los depósitos lacustres del Valle de México. En las últimas décadas, el Centro de
Estudios Jurídicos y Ambientales, AC, estima que la disponibilidad per cápita del agua de la Cuenca del Valle
de México decreció 46%.  Una solución de fondo para este problema parece ausente en las discusiones
electorales.
 
Falta de agua
La promesa que parece más recurrente en las campañas políticas del DF es el abasto de agua. Pero ésta no
es sencilla de cumplir.
“El 70% del abastecimiento del agua se hace de un acuífero que se encuentra frente a un riesgo de
agotamiento. Sin embargo, no hay una agenda del tema del agua”, explica Luege Tamargo.
Asimismo, las pérdidas del vital líquido en la ciudad alcanzan un 40%, lo que pone de manifiesto la
necesidad de modernizar la red de distribución.
El ex encargado de Conagua explica que resolver el problema de abastecimiento de agua en el DF puede
requerir hasta 10 años, por lo que iniciar las acciones por parte del gobierno local y del federal es prioritaria.
“Estamos hablando de traer fuentes externas (Cutzamala y Lerma) para lograr el abastecimiento en la
ciudad, además de modernizar la red de distribución para disminuir fugas y establecer políticas de cuidado
del líquido”, dice el encargado de Ciudad Posible.
La creación del Sistema Metropolitano de Aguas es una de las soluciones que Luege Tamargo pone sobre la
mesa, proyecto que permitiría que delegaciones y municipios coordinen esfuerzos para abastecer de agua la
zona centro del país.
 
Movilidad
Caos vehicular, filas interminables para ingresar a los vagones del Sistema Colectivo Metro y el Metrobús
son síntomas de un sistema de movilidad urbanainsuficiente para atender a los 8.8 millones de habitantes
del DF.
En 2009, la velocidad promedio era de 38.5 kilómetros por hora, y en 2010 ya era de 12 kilómetros por
hora, establecen datos de Ciudad Posible. De continuar con esa dinámica, los resultados podrían ser
desastrosos.
Implementar un sistema metropolitano de transporte es una solución que permitiría coordinar las acciones
para que la población tenga opciones de movilidad de largo plazo.
Por ahora, la situación es distinta. “El plan maestro de crecimiento del Metro se encuentra abandonado. No
hay un solo proyecto en el escritorio del jefe de Gobierno que garantice la expansión de este sistema ni una
línea nueva”, dice José Luis Luege.
En la actualidad, 130 trenes del Metro se encuentran fuera de operación por falta de mantenimiento, afirma
Ciudad Posible.
 Contaminación
 
Ordenamiento urbano
La Ciudad de México crece de forma desorganizada. La construcción de más inmuebles y zonas
habitacionales de forma desordenada es un problema sin solución para los 8.5 millones de habitantes del
DF.
“La consecuencia de lo que vivimos actualmente es el desorden en el desarrollo de esta ciudad, la
conurbación sin límites que genera una situación grave en cuanto a los servicios públicos.”
José Luis Luege cree que el momento de concientizar al DF ha llegado, y espera que el objetivo se cumpla
por el bien de la ciudadanía: “Hay que tomar conciencia de que la Ciudad de México no puede estar a
expensas de medidas pensadas para el corto plazo, o coyunturas de 3 años. Los grandes temas que ponen
en riesgo el futuro de la ciudad no se están atendiendo. Ahí está el gran pendiente de estas elecciones.”
El término urbanismo es aquel que se utiliza para hacer referencia a la práctica mediante la cual
se planea, planifica y organiza una ciudad. El urbanismo o la urbanidad sirven tanto desde el
principio o desde el momento en que una ciudad es fundada como así también a lo largo de su
historia, cuando cambios, mejoras o innovaciones en su espacio deben ser llevadas a cabo.

La lista de preguntas en torno al tema es larguísima… ya a mediados del siglo pasado los
arquitectos trataron de hacerse cargo del tema “Ciudad”, con conocidas propuestas racionalistas
como Brasilia o Chandigarh y conceptos como “tabula rasa” o la zonificación de actividades se
empezaron a imponer, causando los desastrosos efectos conocidos por todos en nuestras
ciudades.  Demás está decir que dicha incursión el Arquitecto-que-todo-lo-sabe y que además
era capaz de entender las necesidades futuras de los humanos, dejó a los Arquitectos muy mal
parados, y desacreditados frente a una sociedad que requiere complejas soluciones a sus
crecientes problemáticas.
La reciente XVI Bienal de Arquitectura creo que es un buen indicador de la relación actual de los 
Arquitectos con la Planificación, Gestión y Diseño de Ciudades, al menos en Chile: Cero.
Simplemente el tema brilló por su ausencia, no se discutió, no se conversó, no se expuso sobre
temas ni problemáticas de ciudad, y tampoco se premió ningún proyecto del tipo. Quizás lo
único fue la exposición de Alejandro Gutiérrez sobre Dongtan, quien figuraba entre los invitados
internacionales, pero no creo que la razón de su invitación haya sido que es un experto en
“Ciudad”, si no más bien en “Sustentabilidad”, el tema principal de esta bienal.

La pregunta que queda entonces, es ¿Qué rol debieran de jugar los arquitectos en la
Planificación, Diseño y Gestión de nuestras ciudades? ¿Cómo nos enfrentamos ante nuevas
necesidades y nuevos problemas, cómo nos relacionamos con otros profesionales para
resolverlos, cómo nos preparamos y ampliamos nuestros conocimientos para volver a influir
de alguna manera el el mejoramiento de la calidad de vida de millones de ciudadanos? ¿Cómo
podemos ser últiles para la sociedad en su conjunto, que requiere bastante más a que
simplemente le diseñemos sus casas y edificios?

Para Rossi, la arquitectura es la clave de la interpretación correcta de la ciudad. La 'ciencia


urbana', que es como Rossi llama a la urbanística, será el estudio de la ciudad como arquitectura.
La actitud polémica de Rossi se plantea en dos aspectos. Primero, entender la arquitectura como
un valor autónomo, al menos en una determinada dimensión y revalorizar la obra singular y el
monumento como elementos fundamentales de la historia de la ciudad y de la memoria
colectiva. Para Rossi, la arquitectura sigue teniendo una dimensión cualitativa que no puede
hipotecarse y que es esencial para comprender el hecho humano colectivo que es la ciudad.
En segundo lugar, Rossi aborda en este libro el problema de la formulación de una teoría de la
arquitectura. En la línea de otros autores, desde el iluminismo hasta la actualidad, pretende el
establecimiento de un cuerpo científico autónomo que funde la actividad de la arquitectura, que
permita la acumulación de las experiencias, el estudio ordenado de los problemas y una
enseñanza sistemática.
De hecho, muchas arquitecturas han tratado de imponer  cómo se han de utilizar los edificios,
en vez de haberse parado a  entender las verdaderas necesidades de quien los usará y
“adaptarse a la manera de vivir de la gente, tratando de servirla, de mejorarla”, como ya
remarcaba hace ya unos años José Antonio Coderch, “el arquitecto no debe ensañar a nadie cómo
debe de vivir”.
A partir de aquí, la idea que puede tener la sociedad de los arquitectos es de lo más variada, pero,
no sin parte de razón, por un gran porcentaje de la misma se lesidentificará como la mano
ejecutora de la alianza político-inmobiliaria. En este punto, poco se puede decir, salvo admitir
que la “ciudad trumanizada” de la que hemos venido hablando en los últimos post para la
CIUDAD VIVA, en general, ha crecido postrada al sector inmobiliario, y los arquitectos han sido un
actor  más de esta triste función.
Pero no todos los arquitectos han ido dejando su huella de manera tan poco afortunada.Muchos
otros han construido de manera digna y han trabajado apostando por una arquitectura
silenciosa, seria y honrada. Numerosas viviendas de particulares han sido diseñadas con buen
criterio y se ha producido una buena comunicación entre usuarios y proyectistas. El único
problema que vemos es que estas arquitecturas no han tenido la difusión que se merecían. Por
ello, su influencia ha quedado limitada y por tanto, no se han convertido en el  referente que
hubiera sido deseable a la hora de estrechar lazos entre arquitectura y sociedad.

De todo ello y mucho más, nos gustaría seguir hablando de ello en artículos venideros. Creemos
que para tener ciudades amables, sanas, vivas y sostenibles, los arquitectos tenemos que bajar la
guardia, olvidarnos de nuestro “selecto” lenguaje, buscar vías de verdadera participación
ciudadana y aprovechar las nuevas tecnologías para acercar la arquitectura a  la sociedad y la
sociedad a la arquitectura.

“architectus”, que a su vez lo tomó del griego, la palabra está conformada por “archos” cuyo
significado es jefe o principal y “tecton” que se traduce como obra, pudiendo entonces definir al
arquitecto como aquel que posee el conocimiento suficiente en materia de construcción que le
permite dirigir una obra de este tipo. Es a la vez un arte y una ciencia, y una actividadteórica-
práctica.
Desde que el hombre en la Prehistoria se dedicó a construir edificios con fines de abrigo, defensa,
y como lugar de culto, podemos hablar de la existencia de arquitectos, profesión que fue
adaptándose a los cambios de gustos, tendencias y evolución de los materiales y técnicas a
emplear, adaptándose a los distintos estilos según la época

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