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Navidad:

tiempo de
Esperanza
Oremos
“Escúchame, Señor, y respóndeme, pues soy pobre y desamparado;
si soy tu fiel, vela por mi vida, salva a tu servidor que en ti confía.
Tú eres mi Dios; piedad de mí, Señor, que a ti clamo todo el día.
Regocija el alma de tu siervo, pues a ti, Señor, elevo mi alma.
Tú eres, Señor, bueno e indulgente, lleno de amor con los que te invocan.
Señor, escucha mi plegaria, pon atención a la voz de mis súplicas.
A ti clamo en el día de mi angustia, y tú me responderás”.
La virtud de la esperanza – quizás menos conocida que la
de la fe y la caridad– nunca debe confundirse con el optimismo
humano, que es una actitud más relacionada con el estado de
ánimo. Para un cristiano, la esperanza es Jesús en persona, es
su fuerza de liberar y volver a hacer nueva cada vida.

La esperanza es “un don”


de Jesús, la esperanza es Jesús
mismo, tiene su “nombre”.
Esperanza no es la de quien
consigue ver el “vaso medio
lleno”: eso es sencillamente
“optimismo”, y “el optimismo
es una actitud humana que
depende de muchas cosas”.
“Jesús, la esperanza, hace todo nuevo: lo que hace
en mi vida, en tu vida, en nuestra vida. Hacer nuevo. Y esto
que hace nuevo Él es precisamente el motivo de nuestra
esperanza.

Y esta esperanza

no defrauda,

porque Él es fiel.
No puede negarse a
sí mismo. Esta es la
virtud de la
esperanza”.
Es la que la Virgen, en Su corazón, tuvo
incluso en la oscuridad más grande: la tarde
del Viernes hasta la madrugada del Domingo.
Esa esperanza: Ella la tenía.

Y esa esperanza ha hecho nuevo todo.


Cuando esperamos en Dios, no es que deseemos que las cosas
buenas lleguen mágicamente a nosotros.

Esperanza significa que creemos en la eterna


salvación y que oramos y actuamos con confianza
para alcanzarla.
 Creer.
 Orar.
 Actuar.
Eso es Esperanza.
El vicio opuesto a la Esperanza es la presunción.
La presunción es el pecado por el cual esperamos que Dios haga todo
el trabajo, mientras nosotros vivimos en el carril de alta velocidad.
Surge cuando no actuamos de acuerdo a nuestra fe en Dios.
De la mano con la presunción llega la desesperanza.

En la desesperanza no
sólo perdemos la
voluntad de actuar por
nuestra salvación, sino
que también dejamos de
creer de que Dios puede
salvarnos.
Cómo evitar la presunción y la desesperanza
*Identifica el Pecado
 La presunción es el pecado de desatender nuestro trabajo por la salvación.
 Es cuando esperamos que Dios haga Su parte sin hacer la nuestra.
 Esta actitud puede llevarnos a pecar sólo porque Dios nos perdonará.
 La desesperanza es la pérdida de confianza en Dios y la desmotivación por nuestros errores.

*Examínate a ti mismo.
*Evita los pensamientos negativos
 Escúchate. Cuando las cosas se ponen difíciles, cuando estás frustrado, cansado o ansioso, cuida
los pensamientos en tu cabeza. ¿Cómo te hablas a ti mismo? Date cuenta. ¿Te estás edificando o te
estás desmotivando?

*Evita la plática negativa. “No puedo hacer esto... Nunca van a cambiar”. Si notas que
tus pensamientos son negativos y desmotivantes, FRÉNALOS. Di cosas como: "Puedo hacerlo... esto
no durará para siempre... Dios ayúdame a salir adelante". Anímate a ti mismo en los tiempos difíciles
y quita la vista de tus problemas para centrarte en Dios.
 Evita la presunción
No peques sólo porque podrás confesarte más adelante. ¿Crees que puedes salir de fiesta
el viernes y tomar alcohol de más, sólo porque puedes ir a confesarte el Sábado?
Piénsalo de nuevo. Eso añade otro pecado a la lista: la presunción.
Deja de tomar a Dios a la ligera: La Biblia es muy clara en que "la fe sin obras está
muerta" (Santiago 2:26).
Tenemos que hacer nuestra parte. Tenemos que trabajar por nuestra salvación como si
todo dependiera de nosotros. "Demostraré mi fe en ti a través de mis obras" (Santiago
2:18).
No esperes hasta mañana. Trata de ser mejor cada día. Puede que Dios no nos de un
mañana. No podemos dejar nuestra salvación para el futuro. Necesitamos
decidirnos a mejorar hoy. A tomar mejores decisiones hoy mismo. Haz las
pequeñas cosas: una oración rápida, un pequeño sacrificio, un simple acto de amor.
No presumas que Dios te dará más tiempo para corregir tu vida.
Evita la Desesperanza
No te desanimes.
Recuerda que Dios te ama sin importar nada. Su perdón no tiene límites. Él no espera
que seamos perfectos, sino que no dejemos de intentarlo.
  

Acepta tus pesares. Dios tiene un plan. Y Dios en Su omnipotencia, siempre


encontrará la forma de traer bien de esto -en esta vida o en la siguiente. Acepta tu
sufrimiento. Es muy difícil. Lo sé. Pero esto nos ayudará a encontrar paz y alegría en
medio del sufrimiento.  

Regresa a Dios con confianza. Cuando pecamos,


sabemos que tenemos que regresar a Dios con pesar
y arrepentimiento. Pero también necesitamos ir un
paso más allá. Necesitamos regresar a Dios con la
confianza de que Él nos dará la gracia para no
volver a caer.
Orar por esa gracia.
Actuar con esa confianza.
¿Cómo crecer en la Esperanza?
Aprende. sobre la Esperanza

Infórmate. ¿Entiendes el significado de la esperanza como una


virtud teologal y más que como sólo un deseo?

Profundiza. Tómate el tiempo de reflexionar, meditar y


escribir sobre la esperanza.
Busca más información en
el Catecismo y en libros
y artículos católicos sobre
esta virtud.
Haz Actos de Esperanza

*Exprésalo con palabras. La Esperanza es nuestra confianza


en Dios, dile a Dios cuán poderoso es, cuán bueno es Él. Dile:
"Sé que tienes planes para mi, Dios“, "Jesús, en Ti confío".
Aún si no lo sientes, ¡dilo! Tus palabras son un acto de
esperanza e incrementarán tu confianza en Dios.  
*Ora con confianza.
Cuando ores, sé consciente
de que tu oración será
escuchada, a veces Sus
planes son diferentes a los
nuestros. Ya sea que Dios
diga que sí o que no, Él te
escucha y quiere lo mejor
para ti.
Tus oraciones traen gracia
consigo, sin importar cuál
sea la respuesta de Dios.
*Mira con amor.

Mira amorosamente al
Crucifijo en tu casa, la
imagen de la Divina
Misericordia, o a Jesús
oculto en la Eucaristía.
Aún sin palabras, tu
mirada amorosa es un
acto de esperanza.
Ríndete al Plan de Dios

Ve la voluntad de Dios. Es
difícil. Especialmente en medio del
dolor, el sufrimiento y aún la
persecución.
Algunas veces el dolor en nuestra
vida no tiene sentido para nosotros.
Da un paso atrás y trata de ver tu
vida como Dios la ve.
Su plan, cualquiera que sea,
terminará contigo en el Cielo. No
pierdas eso de vista.  
 Deja que Dios te conduzca.

A veces creo saber la


voluntad de Dios para
otras personas.
Me encanta dar consejos.
"Reza el Rosario. La gente es libre de tomar o
Ve a Adoración". no mis consejos. Y aunque eso
sea para mí difícil de entender,
Pero yo no soy Dios.
debo recordar que Dios tiene
un plan para mi amiga, y que
Él le dará la gracia y la
inspiración que necesita.

Si juzgas la vida espiritual de alguien basado en lo que piensas que ella debería o
no estar haciendo, déjalo ir. Deja que Dios lleve a cabo Su Plan en ella.
Trabaja para acercarte al Cielo

Haz que el Cielo sea tu meta.


Tu salvación es tu más alta prioridad.
Haz que tu vida y tu agenda reflejen eso.
¿Cuál es tu motivación en cada decisión que tomas?
¿Placer? ¿Éxito? o ¿El Cielo?
Elije lo que te haga una mejor persona.
Lo que te acercará a Dios.
Lo que te llevará al Cielo.
Recuerda las últimas cuatro cosas.
Muerte. Juicio. Cielo. Infierno.
Nuestra vida entera se reduce a estas cosas.
Todos moriremos, nos encontraremos con Dios y
daremos cuenta de cómo vivimos nuestra vida.
Y todas nuestras decisiones apuntarán
hacia el amor a Dios: Cielo
o el rechazo de Dios: Infierno.
No quiero escandalizarte, pero esto no es cualquier
cosa. Tómate el tiempo de reflexionar en esta
realidad.
¿Cómo estamos viviendo este tiempo
de prueba, este tránsito?

¿Puedo experimentar la esperanza en


Dios?

¿Cómo podemos vivir como


matrimonio católico y familia cristiana
la virtud de la esperanza?
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Sean mensajeros de
esperanza para el
personal de salud.

Agradecemos a todos los que se encuentran en primera línea, médicos,


enfermeras, personal médico y hospitalario, cuidadores, familiares, amigos y
desconocidos, oramos por su seguridad, salud y fortaleza.
Sean mensajeros
de esperanza para
los que están
presos.

Señor, imploramos tu presencia en todos los lugares donde haya personas privadas de la
libertad. Mitiga las penas, el desamparo, la desesperanza y la ausencia de los seres
queridos. Infunde en su espíritu valor, consuelo y esperanza para que su dolor se cambie
en gozo. Ilumínalos y fortalécelos con tu palabra, convencidos de que la verdad nos hace
libres.
Sean mensajeros
de esperanza para
las familias.

Oh Padre misericordioso, en nombre de tu Hijo Jesucristo, derrama los


dones de tu Espíritu Santo sobre nuestras familias para que crezcan en la
unidad y la paz. ¡Sagrada Familia de Nazareth, ruega por nosotros! Amén.
Sean mensajeros
de esperanza para
los consagrados.

Para que con la sobriedad y la humildad


de sus vidas, se comprometan en una
solidaridad activa, sobre todo, hacia los
más pobres, para que sean siempre
Pastores según el corazón de Dios. 
Sean mensajeros
de esperanza para
los que buscan
una cura para el
COVIT.

Oramos por la comunidad científica, para que puedan


encontrar la manera de contener este coronavirus y
debilitarlo.
Sean mensajeros
de esperanza para
los que sufren
injusticia.
Te pedimos Señor que derrames
bendiciones infinitas y que
ilumines el corazón y la mente de
quienes administramos justicia
para que la rectitud, la honradez y
el amor a la verdad guíen nuestras
actuaciones, para que logremos
paz social, enfrentemos la
violencia y venzamos la
impunidad, la corrupción, el
crimen organizado y el
narcotráfico.
Sean mensajeros
de esperanza para
los que sufren
violencia.

Dios de Amor y Creador del universo, existen familias para quienes el hogar no es un lugar
seguro, sino un lugar de peligro y dolor.

Dales la fuerza y la sabiduría que necesitan para vencer la arrogancia, el temor y la división.
Dales la gracia para resolver los conflictos sin violencia y para establecer relaciones basadas en el
espíritu de amor y paz de Nuestro Señor Jesucristo.
Sean mensajeros
de esperanza para
los enfermos y los
que sufren.

Fortalece, ¡oh, Dios!, a los que sufren la cruz de la enfermedad, que encuentren
consuelo en tu misericordia y les sea restaurada la salud. Oramos también por
aquellos que serán llamados a tu presencia, por manos de María tu madre ábreles
las puertas de tu reino y da pronto consuelo a sus familiares afligidos. Amén.
Sean mensajeros
de esperanza para los que
perdieron su empleo.

Hoy clamamos por todos aquellos que han


perdido sus trabajos y no saben lo que va a
pasar con sus vidas, con sus familias, con sus
hijos.
Por aquellos que apenas comenzaban con un
negocio, habían invertido todo lo que tenían,
por los que ven como sus
negocios de años comienzan a tener
perdidas y sienten como sus sueños se
desmoronan.

Llévales la paz Señor, dales esperanza,


anímales, que sientan que no todo está
perdido, que sigan confiando en ti.
Sean mensajeros
de esperanza para
los sin techo,
migrantes y
abandonados.
Te rogamos humildemente por los hombres y mujeres que sufren
discriminación por su color de piel, país de procedencia, que viven
en el abandono, sin acceso al sistema de salud. Que tu Espíritu
Santo inspire el gesto y la palabra oportuna frente al hermano solo
y desamparado. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor. Amén
Sean mensajeros
de esperanza para
los que sufren
depresión o
ansiedad.
Por los que están tristes,
deprimidos o sufren de
ansiedad para que
descubran que son “valiosos
a los ojos del Señor”, que el
Espíritu Santo restaure sus
almas cansadas y
encuentren el Cristo un
puerto de refugio.
Sean mensajeros de esperanza.

Oh Virgen Santísima, madre de Cristo y madre de la Iglesia...


Tú, que junto a los apóstoles has estado en oración en el cenáculo esperando la venida del
Espíritu de pentecostés, invoca su renovada efusión sobre todos los fieles laicos, hombres y
mujeres, para que correspondan plenamente a su vocación y misión, como sarmientos de la
verdadera vid, llamados a dar mucho fruto para la vida del mundo.
Virgen madre, guíanos y sostennos para que vivamos siempre como auténticos hijos e hijas de la
Iglesia de tu Hijo y podamos contribuir a establecer sobre la tierra la civilización de la verdad y
del amor, según el deseo de Dios y para su gloria. Amén.

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